La educación es un asunto de defensa nacional.

El poder mas eficiente es el mas silencioso, el mas sutil.
Gandhi.

En un mundo ideal, la humanidad no estaría dividida por fronteras políticas y económicas. La realidad es otra: aún en estos tiempos de comunicación global, las relaciones entre las naciones tienen más de competencia que de colaboración. En el mundo en que vivimos, un país tiene que ofrecer a su gente no sólo bienestar material, sino también, el poder necesario para garantizar la seguridad y dignidad de la existencia colectiva. La defensa es necesaria.

La historia nos enseña la interdependencia entre defensa, economía, educación e identidad. A continuación presento dos casos específicos que ilustran ésta interdependencia y son evidencia del papel central de la educación. El primer caso, la modernización de Japón, es de especial interés para nosotros, porque pone en evidencia que la subordinación a los patrones culturales de Europa no es una condición necesaria para el progreso.

En abril de 1869, el emperador Meiji, un adolescente de dieciseis años, firmó una constitución de cinco artículos --y marcó así el comienzo de la modernización de Japón. En su articulo cinco, la constitución dictaba que: "el conocimiento se buscará en todo el mundo, con la finalidad de fortalecer las bases del estado imperial". El conocimiento adquirido sería adaptado a los valores culturales japoneses y difundido en toda la sociedad; un slogan de la época reflejaba esta intención: wakon yosai (espíritu japonés y tecnología occidental). La modernización de Japón fue fruto de un esfuerzo consciente para fortalecer el país frente a la competencia militar y económica de occidente. Un eje central de este esfuerzo fue el Ministerio de Educación, creado en 1871 con el mandato de adaptar el conocimiento tecnológico a la cultura japonesa --y difundirlo a todos los niveles de la sociedad. A pesar de la rígida estructura de clases que caracterizaba al Japón de entonces, la constitución exigía, y garantizaba, la participación de todos en el esfuerzo de modernización: "todas las clases, altas y bajas, se unirán en la tarea de llevar a cabo, vigorosamente, la administración de los asuntos del estado".

El segundo caso que nos concierne es el de la India, un país cuyas dificultades políticas y sociales hacen parecer insignificantes las nuestras.

En una imagen muy difundida, el líder del movimiento de independencia hindú, Mahatma Gandhi, aparece con un libro en la mano, vestido con la más pobre de las vestimentas y sentado al lado de una rueca para hilar algodón. El simbolismo de la imagen es claro: Gandhi, un hombre educado como abogado en Inglaterra, cambió su traje profesional y se puso al nivel del habitante más humilde de la India; vistió lo que los hindúes podían vestir; trabajó con las herramientas que el pueblo hindú podía utilizar; estudió, como quería que su gente estudiara.

gandhi

El progreso de la India no ha sido tan espectacular como el de Japón, pero no ha estado exento de éxitos incuestionables. La llamada "revolución verde", por ejemplo, llevó al país a la autosuficiencia agroalimentaria. El avance científico y tecnológico de la India también ha sido significativo; muestra de este avance es la industria del software, que contribuye millardos de dólares a la economía hindú. (Y sin que esto signifique olvidar los horrores asociados con las armas de destrucción masiva, es un hecho a notar que la India ha sido capaz de desarrollar armas nucleares.)

La India y Japón son ejemplos de que la defensa trasciende lo puramente militar. La educación es esencial para el progreso y defensa de un país. En las palabras del economista norteamericano John Kenneth Galbraith:

"El primer requisito para el desarrollo económico de cualquier país es una población educada y, como consecuencia, motivada social y económicamente. La importancia de esto fue claramente reconocida en los primeros años de los países que ahora son industrialmente avanzados. La educación gratuita y obligatoria era vista, entonces, como un requisito primordial del progreso económico."

La educación es vital. Y por lo tanto no puede estar subordinada a intereses particulares, de ninguna especie.

Gustavo J. Mata.

Octubre de 1999


 

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