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UNCTAD Communicado de Prensa 22 Octubre 1998 - APD/1

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EL COMERCIO ELECTRÓNICO ESTÁ TRANSFORMANDO LA SITUACION GEOECONÓMICA MUNDIAL

 

 

En 1997, el comercio electrónico suponía apenas 300 millones de dólares. Actualmente asciende a 2.000 millones de dólares y en cuatro años podría dispararse hasta los 300.000 millones de dólares. Constituirá entonces cerca del 10% del comercio mundial.

 

Este tipo de comercio, que consiste en comprar y vender bienes y servicios por conducto de una red telemática, y que engloba la venta a distancia así como el intercambio de mensajes comerciales mediante instrumentos introducidos ya hace tiempo - telecompra, Minitel, suministro de datos informatizados - forma por su propia naturaleza un mercado mundial. En este sentido, constituye uno de los epicentros del fenómeno de la mundialización de la economía.

 

El "gran auge" primero (1995-97) se produjo por la expansión de Internet: en los Estados Unidos, la gran empresa al igual que la muy pequeña, han logrado, gracias a sus páginas Web, comunicarse con los consumidores en "tiempo real" y ofrecerles catálogos completos y la manera de que hagan sus pedidos y paguen, pero también precios atractivos (gracias sobre todo a las economías realizadas en existencias e intermediarios).

 

La próxima explosión del comercio electrónico promete revestir bastante más importancia que la primera. Será internacional en lugar de centrarse en los mercados nacionales y afectará en lo principal a las actividades interempresariales, es decir, a los intercambios entre empresas, más bien que a aquéllos entre empresas y consumidores.

 

El período actual (iniciado en 1994 con las primeras propuestas estadounidenses de una infraestructura globalizada de la información, y que se extenderá hasta la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que se celebrará en los Estados Unidos en 1999) es una etapa clave porque está a punto de alumbrar las reglas del juego del comercio y la inversión de los próximos decenios. Las economías industrializadas han comprendido que en este período de gestación redundará en su beneficio tener presentes todos los puntos de vista (gran empresa, pequeña y mediana empresa (PME), gobiernos de los países desarrollados y en desarrollo y sociedad civil) con miras a que tales reglas sean suficientemente equilibradas y duraderas.

 

La Cumbre de Lyon "Asociados para el desarrollo" viene muy a punto - entre la reunión ministerial de la OCDE y la de la OMC - para que se escuchen los argumentos de los países en desarrollo y se sienten en la misma mesa a los agentes privados y públicos que preparan hoy el comercio del mañana. Los temas de estudio son muchos y complejos: fiscalidad, titularización, pagos, codificación, contenido, protección del consumidor, ordenamiento legal y reglamentario, normalización de mensajes y equipos, disposiciones en materia de competencia, formación de recursos humanos, etc.

 

"Asociados para el desarrollo" brindará una primera ocasión de considerar en su conjunto todos los temas que suscita el hecho del comercio electrónico y con todos los interesados. De esa presencia y del aprovechamiento de la experiencia ya obtenida en la esfera del comercio electrónico globalizado, tal como la red mundial de Puntos de Comercio iniciada por la UNCTAD en 1992, debería emerger toda una serie de propuestas concretas y de acciones prioritarias organizadas en torno a asociaciones para el desarrollo; empresas privadas, gobiernos y organizaciones internacionales, todos aportarían su grano de arena.

 

Han sido las PME estadounidenses las primeras en beneficiarse realmente del comercio electrónico "mundializado", en particular en la esfera de las altas tecnologías tales como los soportes lógicos, o comercializando productos que requieren mucha información, como libros o grabaciones musicales (la biblioteca electrónica amazon.com constituye el ejemplo más conocido). Rápidamente, sin embargo, han hecho acto de presencia grupos más importantes.

 

El comercio electrónico es un sistema gigantesco de venta por correspondencia: hoy en día, Del Computer vende más de seis millones de dólares diarios de equipo informático por Internet; para Cisco System, una sociedad de computadoras, la cifra correspondiente es de 20 millones de dólares.

 

Además, Internet ha revolucionado el mundo de las licitaciones, sobre todo entre las grandes empresas y los subcontratistas que trabajan para ellas: desde 1996, General Electric se dirige casi siempre a aquéllos por Internet para que hagan sus ofertas, reduciendo así los plazos de entrega y ejecución en la mitad y los costos en un 30%. En el caso de esas peticiones en general, los comienzos han sido a veces más lentos de lo que se preveía, al tropezar muchas empresas con dificultades para deshacerse de su mentalidad anterior y admitir que Internet podía ser un instrumento serio y fiable al servicio de la empresa. Un fenómeno similar existe en Francia, donde en ocasiones cuesta curarse del "complejo de superioridad" que provocó la introducción de Minitel.

 

Las empresas ven en el comercio electrónico la posibilidad de llegar a los mercados globalizados, lo que resulta especialmente decisivo en el caso de las PME dinámicas que no pueden apoyarse en una densa red de ventas implantada en un gran número de países. Este modo de comerciar permite también reducir los costos y adaptarse bien a las condiciones del mercado y la demanda: un catálogo electrónico puede actualizarse constantemente.

 

 

Las transformaciones que vienen

 

En los meses y años venideros, el comercio electrónico influirá de manera notable en la economía mundial en al menos tres esferas:

 

El funcionamiento de los mercados: con el comercio electrónico, el consumidor se encuentra con la novedad de poder acceder en tiempo real a información sobre productos, precios, proveedores y condiciones de compra, plazos de entrega y garantías; por primera vez en la historia de la humanidad están a punto de cumplirse las bases teóricas del modelo ricardiano de libre intercambio; debería, por tanto, producirse un efecto en el plano mundial de disminución de los márgenes de beneficio y de desintermediación, con la consiguiente baja de los precios de los bienes y servicios comercializados electrónicamente.

Los mecanismos de la competencia: los grandes grupos deben saber que les espera una "guerrilla permanente" por parte de agentes más pequeños, con mayor movilidad y más agresivos. Algunos de los servicios de los intermediarios vinculados a la distribución o a la titularización de las transacciones (pagos, contratos, validez de la firma electrónica) van a ser objeto de luchas estratégicas (algo parecido a lo que ocurrió con los servicios de reserva informatizados que revolucionaron la competencia entre compañías aéreas en los años ochenta).

La desigualdad va aumentar brutalmente entre las empresas conectadas y las que no lo estén: el acceso a las infraestructuras será condición necesaria, aunque no suficiente, para competir en los mercados globalizados. Las ventajas adquiridas (de la gran empresa, de los países desarrollados) se verán constantemente en entredicho.

 

Los efectos del comercio electrónico sobre el comercio y la inversión serán, a decir verdad, gigantescos, por los motivos que se acaban de señalar. Sin embargo, resultarán en realidad mínimos en comparación con las transformaciones socioeconómicas que habrá a plazo mediano. Frente al comercio electrónico, en 1998 nos encontramos como se encontraban nuestros abuelos en 1898 ante la electricidad. Muchos eran entonces los que preveían una nueva revolución industrial, que quitaría al aluminio su condición de metal precioso y permitiría, por ejemplo, unos transportes más rápidos, económicos y confortables. Algunos hablaban incluso de que la posibilidad de refrigerar buques transoceánicos permitiría comercializar ciertos productos (carne, fruta) en cantidades sin precedentes. Pero mucho más raros eran los que atisbaban la revolución social que iba a engendrar la posibilidad de construir inmuebles con varias docenas de pisos, y modificar así radicalmente la ecuación ciudad-campo de nuestras sociedades. Hoy, nadie puede decir cómo los intercambios electrónicos van a afectar a nuestra vida económica (redistribución de las actividades de ocio, consumo y trabajo), social (modificación del tiempo dedicado al trabajo, a la formación y a la convivencia), política (funcionamiento de las instituciones democráticas), pero lo que sí está ya claro es que sus consecuencias serán fundamentales.

 

La primera esfera afectada será sin duda la de la organización de la empresa, donde la jerarquía tradicional ha empezado a dejar paso a estructuras más "virtuales", más internacionalizadas y más centradas en las competencias que en los productos.

Contact: Mr. Bruno Lanvin, UNCTAD;
Tel: (4122) 9074895; Fax: 9070052; e-mail: bruno.lanvin@unctad.org

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