Por Mariana Hernández Martes 8 de octubre de 2002 Ver Índice de artículos Frank A. Salcedo, Ramírez Pérez, Otto Neustald y el documental y Javier Ignacio Mayorca vs. Otto Neustald miércoles 18 de septiembre de 2002 Luis González, Ya no marcho más ¿Y si no fue Hugo Chávez quien ordenó la masacre del 11 de Abril? ¿Y si fueron los mismos golpistas quienes apostaron los francotiradores ahí para provocar un caos que justificara el golpe, como dijo el periodista Otto Neustald, que no es chavista? ¿Por qué el 11 de abril de 2002 los dirigentes opositores se esfumaron en la Av. Bolívar, antes de llegar al Centro de Caracas? ¿Y si fueron unos psicópatas que están en la conspiración? Hay varios. Arpad Bango, por ejemplo. Carlos Molina Tamayo, por ejemplo. Sé de reuniones de conspiración en las que se sacan cuentas macabras sobre tal o cual decena de miles de muertos que costaría el rescate de la democracia. Cien mil muertos, ponle. Está bien, amigo opositor, está bien, paciencia. Ya va. Espera porque es cosa de vida o muerte. Literalmente. Paciencia porque lo que te voy a preguntar es crucial, decisivo: ¿Tú estás dispuesto a poner tu vida como garantía de la hipótesis del Chávez asesino? ¿Estás dispuesto a arriesgar tu vida por la confianza que te infunden Luis Miquilena, Alfredo Peña (en quienes no creías hasta hace poco), Rafael Marín, Leopoldo López? ¿Confías en ellos hasta el punto de estar dispuesto a arriesgar tu vida y tal vez la de tu pareja y tus hijos por Antonio Ledezma, los Poleo, los Cisneros? ¿No te dio escalofrío ver a Henry Vivas en Europa probando y comprando armas largas con mirilla telescópica y ametralladoras con silenciador? ¿Qué uso tiene un fusil con mirilla telescópica en las típicas situaciones de combate de una policía urbana? ¿Para qué son útiles las ametralladoras con silenciador? ¿Para no despertar al vecindario? En su defensa Vivas sostiene que esas armas se compraron en 2001, justamente antes de los sucesos del 11-A. O sea, como Abrahán, ¿estás dispuesto a sacrificar a tu hijo? Vaya y pase que lo sacrifiques por Jehová, que ya es discutible aunque es Jehová, al menos, ¿no? Pero ¿tú los vas a sacrificar por Carlos Ortega? ¿Por Guaicaipuro Lameda, por el loco Enrique Tejera París y la loca Cecilia Sosa? Que Dios me perdone por llamarlos así y a ellos por ser así. ¿Vas a poner tu vida por delante así tan desprevenidamente? ¿Tanta confianza te inspira Alfredo Peña? ¿De verdad? ¿Pero en serio? Dime. Piensa antes de respondértelo tú mismo. ¿Peña? O sea, el propio Peña. Nada menos. Me refiero a Peña, Alfredo, alcalde metropolitano de Caracas. El que aprovechó el portaaviones de Chávez para salir elegido, contra quien seguramente votaste porque era un forajido y energúmeno chavista y tal. O sea. Peñita, pues, el empleado de los Otero. El que fue comunista en su juventud. Ése mismo es. ¿Confías en él? ¿Por qué confías en él tan ciegamente ahora si antes no confiaste también ciegamente? Fíjate que su propia policía, que usaba como carne de choque, la Metropolitana, la PM, ya no confía en él. ¿Cómo va a confiar si hasta la semana pasada los promovía como héroes y ahora los trata de delincuentes? En serio, sé racional. Piensa un ratico en el peligro que estás corriendo. Es tu vida, nada menos.
Bueno, no sé. El odio a Chávez no debiera enceguecer hasta ese punto. Yo lo pensaría.
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