Parados
en una esquina, esperando el cambio de luz del semáforo para cruzar.
Nuestra
mente divaga durante segundos. Nuestro cuerpo con sus músculo flojos.
Súbitamente,
un camión pasa con luz amarilla dando un estridente bocinazo a 10 cm de
nuestros pies.
Lo
que nuestro cuerpo y mente padecen en ese lapso, todos nosotros lo sabemos de
una forma u otra.
Es
una situación fisiológica en donde la adrenalina
y sus congéneres comandan la situación.
Necesitamos
de las catecolaminas en esas y otras situaciones parecidas, pero no en muchas
otras!!
Desgraciadamente,
el entorno por un lado y nuestro propio potencial genotípico por el otro,
hacen que estas hormonas nos vivan bombardeando día y noche.....hasta que
finalmente nos lastiman!
Ese
impacto tendrá diferentes puntos de choque, pero el resultado final siempre
será nocivo para nuestra salud.
Y
bien, si no podemos modificar las situaciones causales, deberemos tener un
“fuerte y amplio paraguas” que nos sirva de escudo para esa marea
adrenérgica, léase: beta/bloqueantes.
