Los pilares para hacer la dirección estratégica de su organización una realidad
Todo proceso de dirección estratégica que se implementa en una organización ya sea lucrativa o no lucrativa cuenta de tres fases, la planeación, la implantación y el control. Las tres fases enunciadas necesitan una base que las mantenga cohesionadas e integradas; esta base la constituyen tres elementos: el pensamiento estratégico, la actitud estratégica y la intención estratégica.
El pensamiento estratégico.
El pensamiento se
manifiesta en el hombre de manera embrionaria desde los primeros meses de vida. El
perfeccionamiento y desarrollo de esta capacidad transcurre en relación con la
experiencia vital adquirida en el transcurso de la vida del hombre. Ya los niños entre
los 11 y 12 años poseen la capacidad de pensamiento abstracto lógico.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expresado se puede entender claramente que un
dirigente de cualquier organización tiene desarrollada la capacidad de pensamiento desde
su niñez, pero ¿quiere esto decir que tiene desarrollado el pensamiento estratégico?
Muchos son los autores que en los últimos años han abordado este tema; no obstante, sus
conclusiones se quedan en el nivel teórico pues no brindan una referencia de cómo llegar
a éste.
El pensamiento según S. L. Rubinstein es el proceso de reflejo en la conciencia del
hombre de la esencia de las cosas, de los vínculos y relaciones regulares entre los
objetos o fenómenos de la realidad. Los autores que abordan el pensamiento estratégico
tienden a enunciarlo como un continuo de los pasos o procedimientos de la dirección
estratégica lo cual lo aleja de la formación psicológica del mismo.
El pensamiento, desde el punto de vista psicológico, tiene particularidades que tienden a
dificultar el desarrollo del pensamiento estratégico, por ejemplo: el carácter mediado,
lo cual quiere decir que al establecer los vínculos entre las cosas, el hombre, tiende a
emplear de manera obligatoria los datos de la experiencia pasada, esto implica que desde
el punto de vista psicológico los dirigentes ante la necesidad de la solución de los
problemas estratégicos de la organización tiendan a seguir actuando como lo hacían
rutinariamente al acudir a sus experiencias pasadas de dirección.
Se basa en el conocimiento que tiene el hombre acerca de las leyes generales de la
naturaleza y la sociedad. El hombre siempre utiliza conocimientos ya formados sobre la
práctica precedente. Los dirigentes para la toma de decisiones siempre tienden a
generalizar experiencias pasadas lo cual puede traer consigo que no se tenga en cuenta los
factores tradicionales que entorpezcan el seguimiento lógico de las estrategias
implementadas.
La vinculación con la actividad práctica: esto refleja la tendencia de muchos dirigentes
a mantener las decisiones operativas lo cual impide el desarrollo de la proyección
estratégica.
V. Petrovsky plantea que pensamiento es el proceso psíquico socialmente condicionado e
indisolublemente relacionado con el lenguaje, dirigido a la búsqueda y descubrimiento de
algo sustancialmente nuevo, o sea, es el proceso de reflejo indirecto (mediatizado) y
generalizado de la realidad objetiva a través de las operaciones de análisis y
síntesis. El pensamiento surge basado en la actividad práctica del conocimiento sensible
y rebasa considerablemente sus límites.
Si se acude a un diccionario filosófico se encontrará que se define pensamiento como el
proceso activo del reflejo del mundo objetivo en los juicios, conceptos, teorías, etc.
vinculado con la solución de unos u otros problemas; producto superior de la materia
especialmente organizada (el cerebro). Y plantea que las principales características del
pensamiento son:
Surge en el proceso de la actividad productiva de los hombres.
Existe sólo en relación con la actividad laboral y el habla típicos únicamente de la sociedad humana.
La capacidad del pensamiento de reflejar en forma sintetizada la realidad se expresa en la capacidad del hombre de formar juicios y conceptos.
El pensamiento estratégico
individual incluye la aplicación del juicio basado en la experiencia para determinar las
direcciones futuras. El pensamiento estratégico de la organización es la coordinación
de mentes creativas dentro de una perspectiva común que le permita a un negocio avanzar
hacia el futuro de una manera satisfactoria para todos. El propósito del pensamiento
estratégico es ayudarle a explotar los muchos desafíos futuros, tanto previsibles como
imprevisibles.
El pensamiento estratégico incorpora valores, misión, visión y estrategia que tienden a
ser elementos intuitivos (basados en los sentimientos) más que analíticos (basados en la
información). Llegar a un acuerdo sobre estos elementos entre los miembros de su equipo
administrativo es un prerrequisito esencial para la planeación efectiva.
El pensamiento estratégico trata los valores, las convicciones filosóficas de los
ejecutivos encargados de guiar a su empresa en un viaje exitoso; misión, el concepto
general de su empresa; visión, cómo debe ser su empresa en el futuro, y estrategia, la
dirección en que debe avanzar su empresa.
Se ha vuelto cada vez más evidente en años recientes que para tener éxito toda empresa
necesita el compromiso activo de todos sus tomadores de decisiones. En tanto que el
proceso formal del pensamiento estratégico empieza por lo común con el director general
y el equipo de alta administración y, para que sea efectivo, debe trascender de inmediato
al resto de la empresa.
Para lograr el pensamiento estratégico es necesario que los dirigentes sean adecuadamente
formados y preparados para liderar todo el proceso de implementación de la dirección
estratégica.
La actitud estratégica.
Este, a nuestro juicio es
el segundo pilar. La autora Marina Menguzatto (1984) señala la necesidad de un cambio de
actitud de la dirección para posibilitar la rápida adaptación de la empresa a un
entorno cada vez más turbulento y enfatiza que el centro de atención de la dirección
debe desplazarse desde el ámbito interno de la empresa y la eficiencia, hasta las
relaciones empresa entorno y la eficacia. En los criterios de la autora plantea que el
centro de la dirección estratégica es la eficacia; sin embargo, si una empresa descuida
el aspecto interno puede quedar a merced de las amenazas si no se percata de un incremento
de las debilidades o si no explota al máximo las fortalezas para aprovechar las
oportunidades, es por ello, que se considera que la dirección estratégica debe centrarse
en la efectividad, o lo que es lo mismo, centrar la atención en lograr el cumplimiento de
los objetivos estratégicos con eficiencia y eficacia ya que ambas variables no deben
verse como excluyentes sino complementarias desde el punto de vista estratégico.
El reto que enfrentan actualmente las organizaciones es ser cada día más eficientes y
eficaces en la satisfacción de las necesidades del público objetivo a quien está
dirigida la actividad de la misma, entonces la actitud estratégica debe estar en
correspondencia con ello.
Los elementos esenciales de la actitud estratégica son:
" Adaptabilidad a la circunstancia que se deriva de la interacción de las fuerzas en el entorno. Ello implica que las empresas asumen una actitud específica ante cada fenómeno que enfrenta, en dependencia de ello posibilita, retrasa o impide el cumplimiento de las metas.
" Actitud voluntarista para lograr el convencimiento de todos los miembros de la organización que la efectividad del desempeño futuro de la empresa depende del empleo adecuado de la dirección estratégica, rechazar la pasividad y la neutralidad, lograr que los cambios sean endógenos.
" El carácter preactivó, lo cual implica adelantarse a los fenómenos que pueden impactar la organización, tal como planteara José Martí, ver después no vale, lo que vale es ver primero y estar preparados. Ello implica no dejarse sorprender por los cambios o las circunstancias
" La actitud crítica, supone evitar la inercia y buscar nuevas soluciones, evitar la rutina, lo cual implica no aplicar la dirección estratégica como fórmula.
" La flexibilidad que permita introducir cambios que fortalezcan la implementación de las estrategias y adaptar las mismas según se mueven los competidores para lograr sostenibilidad de las ventajas competitivas de la empresa.
" Integración de las variables soft (socio psico culturales) y hard (técnico económicas), además tener en cuenta todas las variables tanto endógenas como exógenas que pueden influir tanto positiva como negativamente en el proceso.
La intención estratégica.
El tercer y último pilar es la intención estratégica. La intención puede definirse como el deseo deliberado de hacer algo, sinónimo de voluntad e instinto, entonces la intención estratégica se refiere a la voluntad e impulso de la alta gerencia de una organización para comprometer a todos los niveles para liderar cada paso para desarrollar un sistema de dirección con características nuevas, contribuye a mantener y fortalecer el pensamiento estratégico la actitud estratégica. Sin estos tres elementos, aunque su esencia puede parecer extremadamente subjetiva, ningún sistema de dirección estratégica será suficientemente efectivo.
Conclusiones.
La implantación efectiva
de la dirección estratégica en las organizaciones para lograr mantener las ventajas
competitivas y adaptarse a los constantes y sorpresivos cambios en el entorno requiere
necesariamente de líderes, tanto del ápice estratégico como de línea media, con
pensamiento, actitud e intención estratégica o lo que es lo mismo, lograr la
integración de los niveles estratégico (pensamiento), táctico (actitud) y operativo
(intención).