ðHwww.oocities.org/espanol/pmalife/042003C.htmlwww.oocities.org/espanol/pmalife/042003C.htmllayedx UÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ°llÓ4OKtext/html(¾ÍWÓ4ÿÿÿÿb‰.HMon, 19 May 2003 18:05:10 GMT Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *ŸUÕJÓ4 Del caos urbanístico II
DEL CAOS URBANÍSTICO II
 
Los distritos de Arraiján y La Chorrera están sufriendo las consecuencias del no hacer nada.  La experiencia de los sucedido en las ciudades de Panamá y Colón debió servir de base para tomar las decisiones que resultasen prudentes, a fin de evitar situaciones similares.  En fin, nada se hizo y el crecimiento desordenado ahora se ha apoderado del sector oeste de la Provincia de Panamá.  Los tranques son prácticamente insoportables en las horas pico, tal y como ocurría en la capital hace una par de décadas -ahora se dan a toda hora-.  ¿Será que vamos a esperar que se den a toda hora para pensar en hacer algo?
 
En las ciudades que están empezando a sentir este problema, todavía hay oportunidad de hacer algo.  Simplemente hay que decidirse a tomar las medidas sensatas que se requieran.  Es necesario que se establezca un plan de desarrollo urbano en estas ciudades lo más pronto posible, plan que sea capaz de presentar alternativas preventivas al engorroso problema del tráfico, la depredación del ambiente y la construcción descontrolada; es decir, proyectos que den cabida a un aprovechamiento eficiente del espacio.
 
En el sector oeste somos testigo de esta inaceptable carencia de planificación urbana.  Hemos visto aparecer cientos de urbanizaciones que de "urbanización" no tienen nada, ya que no son más que un pegadillo de pequeñas o medianas, pero costosas viviendas, que no le otorgan a sus habitantes una realmente placentera calidad de vida.  Al final, se convierten en un problema, ya que no cuentan con suficientes espacios verdes, las casas están tan pegadas una de la otra, que la privacidad es imposibles, sin contar con el tamaño de los lotes, los cuales, en base al precio en que son vendidos, no dan suficiente espacio para la ampliación de las viviendas.  De igual forma, estas mismas barridas, en su 90%, solo dan una vía de entrada y salida, poseen calles de dos carriles sin posibilidad de futura ampliación y no consideran espacios para paradas de buses.  Al final, las rutas internas que se autorizan para estas mal llamadas urbanizaciones, tienen que hacer parada en medio de la calle y los usuarios tienen que esperar los buses en la puerta de su casa o pegados a la puerta de algún vecino, por el poco espacio que se deja entre la fachada de la casa y la orilla de la calle.
 
Y todo esto solo en el caso de las barriadas, pero hay mucho más, por ejemplo, la incoherencia con la que se ha manejado el asunto de las construcciones de en general -casas, centros comerciales, edificios, etc-.  Algunas propiedades violan el espacio de servidumbre, algunas lo hacen ilegalmente, otras legalmente.  Estos últimos corresponden a los casos de malos trabajos de agrimensura realizados en el pasado, que le otorgaron sin querer y otras veces queriendo, espacio de servidumbre a propiedades que luego se pusieron en venta, o bien, que ya tenían comprador.  Pongamos un ejemplo sencillo, la Avenida de las Américas -carretera interamericana- en La Chorrera.  Esta importante vía presentaría, en caso de decidirse una ampliación, serios problemas en varios tramos, justo en el centro de la ciudad, debido a la cercanía de la línea de propiedad con la orilla de la vía.  No obstante, a pesar de esta dificultad, no existe un proyecto que habilite vías alternas, o bien, que establezca medidas de control de tránsito, a fin de evitar los engorrosos tranques que se apoderan de diversos puntos de la vía en horas pico.
 
Igualmente se podrían presentar ejemplos que se viven diariamente en otras ciudades, por ejemplo, Santiago; en donde a toda hora, las principales intersecciones de este centro urbano son presa del congestionamiento vehicular, pero nada se hace al respecto.  La ciudad crece, nuevas barriadas se suman cada año, pero las calles siguen siendo las mismas.  Al menos, para ellos, Panamá Oeste es su consuelo, pero eso no será por mucho tiempo.
Necesitamos planes de desarrollo urbano integrales, que involucren todos los aspectos relativos a las necesidades de las ciudades, a fin de convertirlas en lugares más adecuados para la coexistencia en sociedad.  Hay que frenar el caos que agobia nuestras principales ciudades y es realmente necesario que se haga pronto, ya que si el problema se sale de nuestras manos, las soluciones deberán ser más drásticas y, al final, todos pagaremos un precio demasiado alto.
 
(continúa en tercera y última  entrega)
 
Miércoles 23 de abril de 2003