CUANDO LA JUSTICIA Y LA DEMOCRACIA NO IMPORTAN
 
(Este artículo lo redacté a finales del mes de enero de 2002, con motivo de la ratificación de Winston Spadafora y Alberto Cigarruista, como Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, por parte de la Asamblea Legislativa; el mismo, bajo ciertas modificaciones -reducción de su extensión-, fue publicado en la sección de opinión del diario La Prensa el miércoles 6 de febrero de 2002.  Hoy lo traigo a colación, en su versión original, con motivo de la reciente y rápida ratificación de Anibal Salas como Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, hecho ocurrido el miércoles 18 de septiembre de 2002; buscando así recordar lo acontecido hace solo unos meses y confirmar como este escrito no ha perdido su vigencia).
 
Lo acontecido el pasado 9 de enero en nuestro Parlamento dejó claro dos aspectos, mismos que pueden establecerse independientemente del buen o mal trabajo que vayan a desempeñar los nuevos Magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).  Estos aspectos son:  el primero, el gobierno central logró colocar por 10 años a dos influyentes figuras de su líneas políticas en dos cargos importantes del Estado panameño, y el segundo, el PRD demostró a nivel nacional que nuestros mecanismos de “democracia partidista” y de “respeto a la institucionalidad de la nación” están más pisoteados que nunca en la historia.
 
Trataré de explicar estos aspectos de una manera sencilla.  Durante la administración del ex-presidente Pérez Balladares se dieron situaciones que hartamente fueron criticadas y rechazadas por los que hoy ostentan el poder.  En estos momentos no vale la pena empezar a enumerarlas todas, así que me centraré en una en particular:  la creación de la Sala V de la CSJ y el nombramiento de 3 nuevos magistrados (si no me equivoco), mismos que resultaban ser muy afinados al hoy ex-presidente y al colectivo que gobernaba en ese entonces.
 
Ciertamente, en más de una ocasión, se dijo que lo que necesitaba la CSJ no era una nueva sala, y mucho menos que en ella se nombraran personajes que llegarían a estos cargos por sus afinidades políticas; al final el nuevo gobierno abolió la problemática sala y prometió luchar por un mejor sistema de justicia y por el respeto a la independencia que debe tener este Órgano del Estado del resto del proselitismo que envuelve muchas actividades de la maquinaria gubernamental.
 
Lo infame del nombramiento de las figuras de Winston Spadafora y Alberto Cigarruista como magistrados de la CSJ, radica en el hecho de ver como el gobierno de “El Cambio” lleva adelante actos que reprochó sin reparo en años anteriores.  Politizar la CSJ era malo cuando estaba el PRD en el poder, pero ahora está bien.
 
Todos sabemos que la CSJ nunca debe ser politizada, por lo que el nombramiento de estas dos figuras, “más políticos que juristas” pone en tela de duda el normal desenvolvimiento de las operaciones de la Corporación de Justicia.  El actual gobierno debió curarse en salud, ya que, independientemente de que estos nuevos Magistrados realicen el buen trabajo que prometen o el mal trabajo que sus compromisos políticos les puedan llevar a realizar, se debieron proponer dos personas un tanto menos comprometidas que la vida proselitista y un tanto más experimentadas en materia de Justicia. Al final, la sra. Mireya Moscoso hizo lo mismo que el gobernante anterior:  colocó figuras políticas en la CSJ, solo que ella contó con tres votos de la “oposición”.
 
Por otra parte, está el aspecto que tiene que ver con la vida partidista en nuestra Nación y con el irrespeto que se tiene para con la ciudadanía decente.  Soy del pensar que dentro de un parlamento no se deben manejar nunca los aspectos partidista de una manera tan cínica y poco importa.  El sentido de la Democracia incluye la libertad de ideas y de pensamientos, y no la represión.  El comportamiento del CEN del PRD, demostró que dentro de la Asamblea se vota de acuerdo a lo que las directivas de los partidos deciden y no en base a lo correcto y a lo que realmente debe ser.
 
Los partidos políticos tienen el deber moral de tomar una postura de acuerdo a las situaciones que se presentan en el diario vivir de nuestra Nación, pero jamás deben obligar a los legisladores a votar de acuerdo a lo que decide una directiva.  El partido y su directiva tienen el deber de aconsejar a sus legisladores de como votar, de acuerdo a las prioridades y necesidades del país, y no en base a preceptos meramente políticos.  Al final, el legislador vota de acuerdo a su conciencia, sabiendo que él no representa solo a su colectivo, sino a los miles de votantes del circuito que lo eligió y los millones de habitantes que esperan que en la Asamblea se legisle siempre para construir un país mejor.
 
La verdadera democracia en los partidos políticos existirá el día en que nuestra Constitución deje de aplaudir aspectos como la revocatoria de mandato y establezca mecanismos que permitan que la labor dentro de la Asamblea, sea acorde con el verdadero significado de la palabra Democracia.
 
Ahora, volviendo al asunto de los Magistrados, no creo que el apoyo de los legisladores perredistas tenga algo que ver con la libertad de pensamiento, no creo que esa capacidad se les haya despertado después de 5 años de gobierno apoyando cualquier cosa que les mandara el Toro y luego de 2 años de mediocre oposición.  Tal vez otros aspectos se vieron inmiscuidos, aspectos que estuvieron siempre por encima dela institucionalidad de nuestra nación; claro que no soy quien para emitir conceptos sobre situaciones que ahora se investigan.
 
Sencillamente, es increíble ver como nuestra Democracia se escandaliza cada vez más por situaciones como estas, incluyendo los acontecimientos más recientes sobre acusaciones de soborno, que son una vergüenza para el país.  La corrupción se está tragando nuestro engranaje gubernamental, y con él, nuestra integridad de Nación.
 
Aún faltan dos años y medio de gobierno, y la trilogía PA, PRD, PA habrá terminado. Algunos dicen que el liderazgo de Martín Torrijos se desploma, otros dicen que tomará fuerza; algunos señalan que ahora el PA está más fuerte que nunca, otros dicen que fue solo una buena jugada que no asegura nada en el futuro; lo cierto es que lo acaecido, sumado al escándalo de soborno que rodea tanto al gobierno como a la oposición, demuestra que para nuestros gobernantes los intereses políticos y económicos personales, están por encima de las necesidades de nuestra Nación.
 
Esperemos que en el 2004 sepamos escoger personas realmente capaces y honestas y no olvidemos los nombre de quienes hoy mancillan nuestra nacionalidad con sus infames actos y que saldrán a las calles a pedir nuestro voto con frases de encanto, plagadas de cinismo e inmoralidad.
 
Link recomendado:
Cuando la Justicia y la Democracia no Importan
La Prensa     06/02/2002
http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2002/02/06/hoy/opinion/437362.html
 
Viernes 20 de septiembre de 2002