ðHwww.oocities.org/espanol/pmalife/pma4www.oocities.org/espanol/pmalife/pma4.htmllayedx¹UÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈÅl dOKtext/htmlq¾ÍW dÿÿÿÿb‰.HMon, 19 May 2003 18:20:40 GMT&Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *¹UÕJ d La Libertad que quieren algunos medios
LA LIBERTAD QUE QUIEREN ALGUNOS MEDIOS
 
A diestra y siniestra estamos escuchando las voces de aquellos que quieren controlar el periodismo en todas sus facetas, y las de los que anhelan que “la libertad de expresión” alcance los niveles que tiene en otras naciones del orbe.
 
La propuesta ley de periodismo de la que tanto se habla y que tanto a sido criticada por los gremios periodistas y de comunicación social, busca entorpecer la libertad que tenemos todos, de expresarnos, en base a nuestras ideas, opiniones y criterios.  No se puede negar, que tratar de controlar a través de exigencias de idoneidad (títulos universitarios registrados en el Ministerio de Educación), es una estrategia que busca callar a aquellos que, con capacidad y responsabilidad, emiten sus opiniones en diversos medios, sin necesidad de ser periodistas.
 
Sinceramente, lo que esta ley trata de buscar, no es lo que realmente espera nuestro país.  Crear un Consejo Superior, dominado por “amiguito” de gobierno, no es lo que va a darle verdadera credibilidad y responsabilidad al periodismo nacional.  Es cierto que se deben buscar mecanismos para que nuestros amigos periodistas -una gran parte de ellos-, sepan desempeñar su labor con respeto y compromiso para con la verdad y la información veraz, y no para con el bochinche, los rumores o el dime que te diré.
 
La Asamblea Legislativa no debe, siquiera, discutir este proyecto de ley.  El mismo debe ser rechazado categóricamente, rechazo que debe ir acompañado de una solicitud para que el Ejecutivo analice y presente una propuesta que, de verás, contribuya a un mejor desempeño del periodismo nacional, acabando con las famosas “leyes mordazas” aún vigentes (las que de verdad lo son) y creando un ambiente de respeto hacia los derechos a información y a privacidad que tiene todo ciudadano.
 
Sin embargo, no sesguemos la realidad.  No se trata de apoyar al gremio periodista en todas sus demanda y objeciones.  Reconocemos que la ley propuesta no es lo que el país necesita; pero rechazamos rotundamente la postura de los medio, en base a la supuesta libertad que buscan. Nuestro periodistas reclaman la eliminación de una serie de normas que son catalogadas como “leyes mordazas”, entre ellas:  la calumnia e injuria, el desacato, el poder que tiene un corregidor para arrestar a un periodista y enviarlo a prisión; entre otras.
 
Somos del pensar que no se trata de eliminar estas leyes y ya, terminó todo el problema.  Sabemos que para los periodistas si sería así, pero para el resto de los ciudadanos no; ¿la razón?, la libertad que buscan algunos medios hoy, es aquella que se traduce en el irrespeto a la dignidad, a la intimidad, a la familia, a la privacidad, a las costumbres y a la idiosincrasia de todo ser humano.  Es aquella libertad que permite, en otras naciones “más avanzadas”, que lo periodistas puedan fisgonear a personalidades políticas, sociales, artísticas, etc.; y tomarles fotografías en cualquier condición, indagarles su vida, pensar y concluir lo que sea -sea cierto o falso; sea realidad o invención-; y publicarlo en un medio, sin que nadie les pueda decir o hacer nada.
 
Esa libertad que no es más que “libertinaje”, no la queremos en Panamá.  La libertad de expresión que añoramos los panameños es la libertad de pensamiento e ideas responsables; libre de todo morbo, insulto, acusación infundada, rumor o chisme.  La libertad de que aquel que se levanta a hacer una acusación, la haga con responsabilidad y presentando las debidas pruebas que demuestren y expliquen su posición.  Queremos la libertad y el respeto que muchos medios hoy ignoran, solo por abrirle paso a las opiniones de aquellos que hablan a favor de la línea del medio, o de aquellos que tienen un posición privilegiada en la sociedad; o bien, aquel sistemático ocultamiento de información, que nos impide saber la realidad de muchos hechos, que algunos medios no desean publicar porque no les conviene, no va con la línea del medio o de sus dueños; o simplemente, porque no es prudente, y ya.
 
En Panamá, al hablar de periodismo y de libertad de expresión, se requiere de mecanismos legales que le permitan al periodista y a cualquier ciudadano “expresarse responsablemente” sin temor y sin ataduras; y que sancione las actitudes incongruentes de quienes utilizan su profesión o sus ideas, para desacreditar a otra persona por el simple hecho de hacerlo, y no presentando pruebas o claras posiciones que demuestren que lo que se dice es conciso y veraz.
 
Al expresarnos, debemos ser categóricamente responsables; independientemente del tema que se trate.  Podemos criticar, pero siempre de manera constructiva, planteando soluciones a los hechos, o aportando ideas que mejoren una situación en particular; no obstante, este aspecto muchos no lo toman en consideración, dejándose llevar por emociones o vagas ideas; consiguiendo, al final, insultar y criticar sin razón; situación que puede conllevar el descrédito social, tanto del criticado como del crítico.
 
En este caso en particular, de manera responsable, recomendamos presentar proyectos de legislaciones que permitan tomar medidas en contra de aquellos que irrumpen la privacidad, afectan la dignidad y violan la intimidad, en todos los aspectos; que establezcan lineamientos específicos en la tipificación de la calumnia e injuria, que no debe desaparecer, pero que debe ser modificada en su metodología de aplicación y en su alcance.  Además, se debe lograr el respeto a la opinión e idea responsable, tanto personal como grupal; y se deben dar las facilidades en los medios para que tanto los periodistas, como el ciudadano común, también puedan expresar sus pensamientos...  Ah, y sobre  el asunto de los corregidores, el desacato a la autoridad es aplicable a cualquier ciudadano, y los periodistas no escapan ni deben escapar de eso; pero se deben establecer lineamientos claros a la hora del ejercicio de este deber, a fin de que no se afecte los derechos ciudadanos del periodista ni de ninguna otra persona.  Con esto quiero decir, que una autoridad competente superior al corregidor, es la que debe atender inmediatamente estos casos de arrestos por desacato, trátese de quien se trate.
 
Los que nos expresamos, somos conocedores de una realidad:  existe información que, debido a su condición, no puede ni debe ser divulgada hasta llegado su debido momento.  Sin embargo, esta función recae en aquellos emisores de la información y en sus conciencias y no en los diversos medios.  Resulta terrible que existan medios que, de una u otra forman, adquieran información fidedigna y decidan no publicarla por “equis o ye” razón; sin embargo, si prefieren dar a conocer bochinches, rumores, inventos o falsas acusaciones.
 
¿Cuál es la libertad que buscamos?
 
 
 
Miércoles 22 demayo de 2002