ðHwww.oocities.org/espanol/pmalife/pma47www.oocities.org/espanol/pmalife/pma47.htmllayedxÀUÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈÅlvGOKtext/html(¾ÍWvGÿÿÿÿb‰.HMon, 19 May 2003 18:21:35 GMT-Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *¾UÕJvG Terán, entre propuestas y unciones
TERÁN, ENTRE PROPUESTAS Y UNCIONES
 
El panorama hacia las elecciones de 2004 empieza a caldearse a lo interno del Partido Arnulfista.  Ya, ha escasos 18 meses de la contienda, el primer precandidato se dio a conocer, el ex ministro de salud de la actual administración, el doctor José Terán.  No obstante, el sorpresivo aspirante ha tenido su primer revés político partidista, ya que la máxima autoridad del colectivo, y también de la Nación, la presidenta Mireya Moscoso, ha dado a conocer a la luz pública su total rechazo a la postulación de su antiguo “compañero de inauguraciones”.
 
Ante esta realidad no preguntamos, ¿quién será el candidato de Mireya Moscoso?.  Realmente, en lo personal, no es de mi interés, pero la pregunta no está de más a la hora de tratar de analizar el comportamiento de la primera autoridad de la Nación.  En la vida política, tanto nacional como partidista, existe un principio muy importante que no se debe violar: “la libertad de participación”; ante este precedente, el doctor Terán tiene todo el derecho de aspirar a la presidencia de la República y la mandataria, como “buena política” -que así la califican los que conocen a medias la política como tal- debió guardar silencio y no emitir ninguna opinión o comentario al respecto, ya sea que apoyara o no al precandidato.
 
En el argot arnulfista se baraja el posible nombre del “ungido” de Mireya Moscoso, aquel que, al momento de ser declarado como “el candidato de la presidenta de la República”, deberá contar con el apoyo de toda la cúpula del partido; entre los posible nombres están los de José Miguel Alemán, Víctor Juliao y Arnulfo Escalona.  No obstante, nada está escrito aún, y aunque la realidad se nota un poco confusa, nadie puede negar que lo que diga Mireya Moscoso tendrá gran relevancia a la hora de impulsar al precandidato del fracasado “gobierno del cambio”.
 
Desconocemos, -y si el doctor Terán fuera una persona con valor y segura de si misma, lo haría público de una vez por todas- los verdaderos motivos que impulsaron la renuncia de éste a la cartera de salud de la administración Moscoso; sin embargo, no se pude negar que el mismo ha iniciado su campaña con propuestas directas hacia sectores específicos, como los son el transporte, el turismo y las telecomunicaciones, plan que a nombrado como las “tres tes”; pero que no ha explicado a profundidad, y eso no está bien.
 
José Terán tiene derecho a aspirar a la presidencia, pero al mismo tiempo adquiere el deber de comportarse ante la ciudadanía de manera justa, responsable y tenaz.  No se puede dar cabida a inseguridades, como la demostrada el domingo 27 de octubre en el programa Otro Enfoque en RPC TV, cuando le preguntaron -dos veces- si consideraba correcta o no la actitud de la mandataria al señalar que él no era su candidato; Terán no tuvo el valor de decir lo que ciertamente sentía, que lo consideraba incorrecto, en cambio, prefirió dar vueltas al asunto y no responder.  De igual forma no se pude buscar la confianza de la ciudadanía con expresiones vagas, como las señaladas contra Martín Torrijos el mismo día en que anunció su postulación, al indicar que el PRD contaba con un candidato que había llevado una gestión imperceptible como viceministro de gobierno y justicia durante la administración de Pérez-Balladares; craso error, ya que cabe la pregunta ¿qué fue lo tanto que hizo Terán como Ministro de Salud?.
 
Los panameños debemos estar al tanto de lo que ocurra o deje de ocurrir durante la primera mitad del 2003, ¿la razón?, es el periodo en donde el gobierno empezará a mover la piezas sin importar el precio, todo por concretar la permanencia en el poder más allá del 2004; y no hablo de fraudes electorales, hablo de las sucias jugarretas políticas que han caracterizado la administración Moscoso.  Si en verdad Terán quiere ser presidente -por ahí se dice que lo que busca es convertirse en una catapulta para Alberto Vallarino- deberá ser honesto y defender sus propuestas y posturas a capa y espada, conversando con el ciudadano común y con las bases de su partido y no aspirando a la unción de alguien que no tiene autoridad moral para hablar de política y mucho menos de soluciones a los problemas de la Nación.
 
 
Jueves 31 de octubre de 2002