"Aunque entre gustos no hay disgustos", reza el adagio popular, desde que descendieron las candidatas del vuelo real que las trajó a Manizales, la señorita Alemania siempre estuvo entre las favoritas, impactó por su altura, cabello rubio, ojos verdes, facciones finas, mirada cálida y sonrisa amable.
No fue la única favorita, por supuesto, desde ese momento empezaron las conjeturas y muchos hicieron los pronósticos, que nunca faltan.
Con el paso de los días y las actividades, el público manizaleño fue acogiendo a la representante de uno de los países que poca cercanía tiene con Colombia, como su favorita. Lo que definitivamente ubicó a la reina de Alemania como una de las serias aspirantes al título fue el desfile en traje de baño donde lució un cuerpo sano, como dicen los entendidos. No tenía estrías ni celulitis y era un cuerpo tonificado.
En el diálogo que sostuvo luego de su coronación como soberana internacional del Café, esta joven alemana mostró su amabilidad y sencillez, pero también fue evidente la barrera del idioma, pues aunque Daniela Scholz demostró entusiasmo la traducción fue simple y falta de carisma.
La nueva soberana de la belleza habló de la importancia del Reinado, de lo que representa para su vida y lo que le gustaría hacer como embajadora del café colombiano.
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