A propósito del artículo “Chicago Boys de paseo por el Ecuador” de Edgar Ponce
“la verdad (. . .) en política como en guerra es de un valor inestimable”
Simón Bolívar
Guillermo Navarro Jiménez
En el Ecuador es una constante la falta de un debate serio, fenómeno mucho más acentuado en el campo de la política. Este comportamiento anómalo posibilita que sin reparo alguno, con absoluto desconocimiento de la materia tratada e incluso con alevosía, por las tergiversaciones y distorsiones interesadas que se exponen, se difundan artículos, análisis o estudios que no son objeto de la crítica que se merecen, lo que incluso conduce a la aceptación de sus contenidos, a pesar de lo erróneo de los mismos.
Edgar Ponce, dirigente de los trabajadores eléctricos, ha difundido su artículo “Chicago boys de paseo por el Ecuador”, el que presenta su visión del decurso seguido por el modelo “neoliberal” en el Ecuador, comentando las características que, a su criterio, asumieron los distintos gobiernos que se sucedieron a partir de 1984, artículo que inevitablemente debe ser objeto de una crítica objetiva para situarlo en el lugar que se merece.
La reseña planteada por Ponce, podría ser calificada como adecuada si no hubiese caído en un grave desafuero: tratar de eximir de culpa a la socialdemocracia ecuatoriana en el proceso de desarrollo y fortalecimiento del modelo neoliberal, seguramente influido por su cercanía pública que mantiene con esa tendencia ideológica y su partido Izquierda Democrática, como lo evidencian el activo apoyo prestado, personal y gremialmente, durante la campaña electoral del General Paco Moncayo, actual alcalde del Distrito Metropolitano de la ciudad de Quito y militante de esa tienda política, y, a Rodrigo Borja, principal directivo de la Izquierda Democrática, durante la última campaña electoral. Baste recordar la presencia de Ponce en las reuniones de la Izquierda Democrática durante la campaña electoral, como fue reseñado por la televisión ecuatoriana, la publicidad que se acompañó a los avisos de pago de la Empresa Eléctrica Quito o los boletines de prensa del sindicato en apoyo a esas candidaturas, para eliminar cualquier duda respecto a lo antes afirmado.
Para la defensa de la social democracia que Ponce propone, igualmente acude a afirmar que: “Si deseamos señalar un error del régimen social demócrata, fue precisamente el que demostró la incapacidad de desmontar el proyecto neoliberal”, aseveración que, a más de no tener asidero histórico alguno, sólo constituye un recurso adicional para el encubrimiento de las acciones políticas que la Izquierda Democrática adoptó en apoyo al desarrollo y consolidación del neoliberalismo en el Ecuador, muchas de las cuales incluso han sido puestas nuevamente sobre el tapete de la decisión política en los actuales momentos por el gobierno de Lucio Gutiérrez. Veamos las razones de nuestra afirmación.
Uno de los mecanismos caros al neoliberalismo es la flexibilización laboral, toda vez que, como lo afirma Santiago Guerrón “La flexibilidad laboral tiene por objeto disminuir o eliminar el principio de la continuidad de la relación laboral también denominado <<estabilidad laboral>>[1]”[2], cambio que consideran: “imprescindible para posibilitar el proceso económico a través de la competencia perfecta, principio que debería basarse en la libre contratación, libertad que no debe alcanzar niveles que limiten o eliminen la propia libertad de contratación”. En procura de lograr la “flexibilización laboral” en el sector público, los neoliberales avanzan en un proceso de debilitamiento de los sindicatos de los empleados públicos, como condición previa e indispensable para el despido de empleados bajo el argumento de reducir la denominada, por ellos, “obesidad” del Estado.
Si se concuerda en que tanto la “flexibilización laboral” como el “debilitamiento de los sindicatos del sector público” son elementos importantes del accionar neoliberal, basten las declaraciones de César Verduga, Ministro de Trabajo y de Gobierno del Presidente Rodrigo Borja, para desmentir totalmente la afirmación de Edgar Ponce en defensa de la social democracia ecuatoriana y del gobierno de Rodrigo Borja. Efectivamente al referirse a estos aspectos, Verduga afirma, en forma inequívoca y taxativa en el libro: “El arte de diferenciar: Diálogos con César Verduga”, de la autoría de Ninfa León, que los objetivos perseguidos por el gobierno de Rodrigo Borja fueron, entre otros, precisamente: el debilitamiento de la sindicalización pública y la flexibilización de las leyes laborales, para lo cual se avanzaron una serie de reformas estructurales, citando, específicamente entre éstas: la reforma laboral, la contratación temporal a tiempo parcial y la Ley de la Maquila[3].
En consecuencia el gobierno de Rodrigo Borja no “significó un paréntesis en el proceso de implantación del modelo neoliberal”, como plantea Ponce. Por el contrario impulsó y aprobó reformas legales que iniciaron el proceso de flexibilización laboral e impuso la libre contratación, si se recuerda, por ejemplo, que la contratación por horas y la maquila, por definición, privilegian la libre contratación, en franco desprecio de la contratación colectiva, único mecanismo que defiende la estabilidad laboral.
Insistiendo en la complicidad de la Izquierda Democrática y de sus militantes con la política neoliberal, la afirmación de Ponce en el sentido de que “Gustavo Noboa impulsa el proyecto apuntando a la venta de las empresas eléctricas” ganaría en contenido y veracidad si no ocultase que entre los funcionarios públicos que se pronunciaron a favor de las privatizaciones de las empresas eléctricas, específicamente de la Empresa Eléctrica Quito S.A., de cuyo sindicato Edgar Ponce es el Secretario General, fue precisamente el General Paco Moncayo, posición pública que solamente se modificó una vez que se demostró la inquebrantable voluntad de los trabajadores eléctricos y de todas sus organizaciones para oponerse al proceso privatizador, con el apoyo de otras organizaciones sociales, entre ellas el movimiento indio, como bien afirma Ponce.
En conclusión, la defensa que realiza Edgar Ponce de sus coidearios socialdemócratas no tiene soporte histórico alguno, no soporta un análisis objetivo por elemental que este sea, y, lo que es más grave, en procura de ocultar los esfuerzos desarrollados por la Izquierda Democrática para avanzar y consolidar el modelo neoliberal en el Ecuador, no tiene reparos en desconocer u ocultar verdades evidentes, actitud repudiable en cualquier militante, no se diga en quien ostenta una dirección gremial.
Quito, 7 de Septiembre del 2003.
[1] Se entiende por estabilidad laboral “el derecho que tiene el trabajador para conservar su puesto hasta que cuando adquiera el derecho a la jubilación o a la pensión de invalidez, sin que antes sea lícito declararle cesante a menos que concurran las causas taxativamente determinadas en la Ley”
[2] Paredes R., Efrén: “Principios Constitucionales del Trabajo y Liberación Laboral”, Edición Universidad de Cuenca 2001, Cuenca, Ecuador, página 51.
[3] León, Ninfa: “El arte de diferenciar: Diálogos con César Verduga”, ediciones Fundación Esquel, Quito, Ecuador, 1991, páginas 68, 110, 118, 119 y 120.