Cumbre en Bolivia: un eslabón más en la redefinición de fuerzas en el continente latinoamericano
Alexis Ponce APDH del Ecuador
Los encuentros paralelos en Bolivia confirman la tendencia mundial y latinoamericana por igual:
De un lado el establishment, los presidentes y su cohorte de asesores y ministros de economía, comercio exterior o relaciones exteriores, los mass media interesados en asumirse como "espejos" de la dicotomía, y finalmente las poderosas empresas transnacionales que tejen la agenda oculta, esa que en Miami prevé un "Alca modesto".
De otro lado, los pueblos, los actores sociales, las oposiciones desde la base al modelo de economía, política, cultura, información y poder.
Las agendas bilaterales de Gutiérrez reafirman su escasa visión de futuro y su poca probabilidad de convertirse, un día, en estadista (no se reúne con los presidentes de los países que hoy por hoy representan el mayor contrapeso estratégico en la correlación de fuerzas continental, Brasil, Argentina y Venezuela). Cada vez más "centroamericanizado", Gutiérrez prefiere otorgarle el poder de mediación y negociación a su ministra de Comercio Exterior en los temas esenciales: ALCA y TLC an(o)dino, y a su ministro de Relaciones Exteriores el manejo geopolítico (la militarización que acompaña intrínsecamente al Area de Libre Comercio para las Américas).
Está claro que los mass media locales se ven forzados a "salir de la parroquia" y juntar sus cámaras en los sitios donde hoy gravitan los temas regionales como esta nueva cumbre en Bolivia. Lo evidente de ese manejo es que aún es inmaduro, por decir lo menos, para entender, contextuar y visibilizar el encuentro paralelo de los pueblos y los ejes contestatarios que ellos denominan, sin asidero alguno, como "globalifóbicos".
Es menester conocer la "metedura de pata" del sr. Khofi Annan en Bolivia, y evaluar bien su triste agenda en Sudamérica. Por el Ecuador, todo se redujo a dar espaldarazos altamente sospechosos a la alcaldía de Guayaquil, al ALCA, y a evitar el tema de los impactos evidentes del Plan Colombia y la política de Seguridad del alicaído Presidente Uribe en nuestro territorio.
Es acertado el comentario aparecido en Diario El Comercio: "todo el mundo" (aún la difusa sociedad civil) estaba interesado en un espacio de su agenda, para colocar sus mínimas agendas parciales; todo el mundo estuvo otorgándole poderes que no los ha probado tener, cuando menos en la zona de mayor conflictividad mundial, Irak y el Medio Oriente. Añadimos que la Sra. Annan le pudo poner "la nota de encanto" como dicen las revistas del corazón, al reunirse con mujeres del país. Que él fue a reunirse con los hombres -con el poder- es otra lección, y que las mujeres fueron asumidas como decoración diplomática de la realidad, es otra. En resumen, fue una visita sin expectativas que hoy, en el caso de la cumbre en Bolivia, se evidencia con toda su debilidad: ya en Chile se negaron a discutir su propuesta, poco diplomática y nada gratuita (al preferir este tema y no Bagdad), de "mediar" para la salida al mar a Bolivia.
¿Qué pasa tras la cumbre?, poco y mucho. Poco en el lado del mar pacífico del continente, donde el bloque pro-Alca se mantendrá en la horma de las negociaciones bilaterales (vía demolición de la CAN), horma en la que puede verse a Chile, Colombia y Ecuador (Perú en menor grado, dependiendo de la suerte diplomática de Brasil y el MERCOSUR con Toledo), más los pequeños presidentuelos de una Centroamérica bajo la abierta égida estadounidense.
Y, de otro lado, en el mar atlántico, avanza, más que menos, el bloque pro-Mercosur y, quizá, Pro-ALBA, que lo encabezan Brasil, Argentina, Venezuela, con la probable inclusión de Cuba, Bolivia y Paraguay.
Ese es el panorama post-cumbre en Bolivia desde el lado oficial. Sus siguientes horizontes geoestratégicos apuntan a Miami.
El panorama desde el campo popular es lo mucho. Los movimientos sociales lo tejen en la reunión paralela de Santa Cruz y en la preparación de las luchas callejeras contra la imposición inconsulta del ALCA en Miami (ciudad del Nuevo Herald, de Carlos Alberto Montaner y otras ilustrísimas señorías de los mass media de América Latina).
Pero, ante todo, el panorama se tejerá en la potencial reunión de presidentes progresistas propuesta por Evo Morales a Brasil, Argentina, Cuba y Venezuela, y, más que nada, en Caracas, en el Congreso Bolivariano de los Pueblos (25 a 27 de noviembre), donde se intentará definir con mayor precisión: la constitución programática del ALBA (Area Libre Bolivariana para las Américas) y la construcción del nuevo tejido geoestratégico que requiere el continente para este nuevo período: la coordinación táctico-estratégica de los movimientos sociales-gobiernos progresistas y partidos políticos de propuesta integradora o latinoamericanista.
Mientras tanto, los suntuosos gastos de la cumbre oficial de Santa Cruz ($50.000 dólares, se dice) ponen en evidencia lo que Chávez alertaba en la anterior cumbrecita: "América Latina ya está cansada de que los gobiernos sigan de cumbre en cumbre y los pueblos de tumbo en tumbo".
Posdata no casual:
Las "pataletas" de Mario Vargas Llosa, un excelente escritor y pésimo analista político, contra el movimiento indígena de América, hay que verlas como un símbolo pre-cumbre en Bolivia y post-"guerra del gas": ahora, añadan su ataque feroz a Néstor Krishner, presidente de la Argentina, a quien acusa de "demagogo populista", y sus 'piropos' al "pragmatismo" de Lula. Cuando el Brasil en la cita OMC de Cancún logró lo imposible -abrir el escenario mundial a los sin voz- e intentó la más inteligente propuesta de unidad tercermundista (fallida por obra y gracia de los Lucios, Uribes y Toledos del continente), Vargas Llosa no escatimó críticas contra el "pragmático Lula".
Si no se ven en un contexto más amplio sus declaraciones, no dejan de ser anecdóticas. No es casual que Vargas Llosa hable de los indios de Bolivia y Ecuador hoy, y que lo haga en el marco de un evento promocionado por lo más recalcitrante de la Derecha americana en Bogotá. Mañana tienen el turno, en dicho "magno evento académico", Carlos Alberto Montaner y Plinio Apuleyo Mendoza, "queridos editorialistas" de la mayoría de diarios de América.
Se intenta, pues, redefinir un "programa", una "línea", una "ideología" en la cada vez estéril escuela del pensamiento neoliberal del continente, para formatear un espacio "alternativo" de "la Derecha mamerta" (como se dice en Colombia de las izquierdas) al Foro Social Mundial (ellos no cuentan con una fuerza similar en el mundo) y, en la hora presente, para advertir, contrarrestar e impugnar desde sus inicios, la NUEVA correlación de fuerzas en América Latina, ésa que ellos denominan -tan inteligentemente- como "las nuevas amenazas a la democracia: neopopulismo, terrorismo y militarismo trasnochado" (por Hugo Chávez, por supuesto; no por Lucio. Que quede clarita la "amenaza").
Si a ello sumamos los "resultados conceptuales" de la cumbre de Seguridad Hemisférica en México, semanas atrás, donde se añadió a la larga lista de "enemigos de la democracia" al ya sempiterno enemigo comunista, el terrorismo, los migrantes, el sida, las ongs y otros; el panorama luce perfecto: Bolivia aparece, entonces, como un eslabón más de la redefinición de fuerzas en el continente.
Los movimientos sociales, Caracoles de América (para parafrasear la lúcida propuesta de los indios zapatistas) tienens mucho horizonte por delante.
Alexis Ponce