Saludo y Propuestas de vida a la Marcha de Mujeres hacia el Putumayo

Desde Ecuador, en nombre de las mujeres y hombres de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos APDH, y del Grupo Civil de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia, las mujeres que suscribimos esta carta enviamos nuestros mejores y más cálidos abrazos, nuestros sueños y nuestras energías de vida a la hermosa iniciativa de  ustedes, las tres mil mujeres que emprenderán caminata de vida hacia el Putumayo este 25 de noviembre, y que marcharán desde el mundo entero y los mundos de Colombia para abrazar la vida y compartir sueños y vivencias con las mujeres, familias y comunidades putumayenses, afectadas por las fumigaciones de glifosato, es decir para visibilizar y hacer suyas los dramas y las esperanzas de todas las víctimas de la estrategia militar hegemónica en el sur de Colombia, más conocida como "Guerra contra las Drogas" .

 
Hermanas y amigas: No podremos estar presentes físicamente en esta su marcha, que ya es nuestra, debido a  carencias inevitables de recurso material, pero nuestros cuerpos y almas están con ustedes, nuestros corazones las acompañan y latirán en su latido a pesar de la distancia geográfica, nuestras piernas caminarán en sus piernas, nuestra alegría será la suya y su bendita indignación la haremos nuestra.
 
Que esta su campaña "por la desmilitarización y la recuperación de la vida civil" sea parte de nuestras luchas y nuestros horizontes.
 
Que esta lucha de todas y todos sea amplia en horizontes y podamos mirar juntas, con nuestros ojos, y podamos decir juntas, con nuestras voces diversas, que la esperanza y el drama de las mujeres y comunidades del Putumayo, son similares a la esperanza y el drama que viven y sufren las mujeres y comunidades ecuatorianas de nuestra frontera en las afectadas provincias de Sucumbíos y Carchi, impactadas por la lluvia de muerte, por el Glifosato y el Roundup Ultra, por la errática política de fumigaciones, por las ofensivas militares en Colombia, por la sinrazón de todos los actores armados.
 
Que no olvidemos que nuestras mujeres, comunidades y familias del Sur de Colombia, se hermanan con las mujeres, comunidades y familias del norte de Ecuador y de la Bolivia indígena, que han sido afectadas por estrategias e instrumentos que tienen nombres y apellidos reconocibles.
 
Que han sido afectadas por la Dyncorp y el Comando Sur en su guerra tercerizada de baja intensidad en los Andes, por el Plan Colombia, cuya responsabilidad debe ser visibilizada en esta caminata como instrumento de muerte e injerencia de control de nuestros recursos naturales y de imposición militar en nuestros asuntos, nuestras vidas y nuestros territorios.
 
Saludamos el paso firme y alegre, el paso digno y de tierra, de las mujeres de Bucaramanga, Cartagena, Quibdó, Risaralda, Barrancabermeja, Bogotá, Tolima, Huila, Valle, Antioquia, Nariño y Cauca. A sus pasos se unen los pasos de las mujeres leonas, mujeres trigras, mujeres venado, mujeres gatas, mujeres colibríes, mujeres mujeres, de Lago Agrio, Ibarra, Tulcán, Orellana, Quito, Guayaquil, Manta, Loja y Cuenca.
 
Queremos que en ese, su paso digno y de tierra, vaya el paso de las indígenas y campesinas cocaleras bolivianas, víctimas de otra similar guerra de fumigaciones y erradicación criminal de cultivos ancestrales.
 
Queremos que en ese su paso firme y alegre, vaya el paso de las mujeres, comunidades y pueblos fronterizos del Ecuador, víctimas inocentes, como las del Putumayo, de una política mundial que no sólo no ha considerado a las mujeres de las regiones, sino a los pueblos indígenas, a las comunidades ancestrales, a Latinoamérica entera.
 
Queremos construir con ustedes, mujeres de Colombia, los elementos centrales de una Política Antidrogas desde el Sur, que sea integral, propia, latinoamericana, que propenda -también- al debate, sin ambages, autocensuras o vergüenzas, sobre la posibilidad de consensuar en el planeta la descriminalización o despenalización del consumo de drogas, cuya punidad ha sido fuente de toda corrupción, mafia y argumento para la injerencia militar en estas tierras durante 21 años.
 
Queremos proponerles que podamos regionalizar la vida, la pasión, la esperanza y el delirio de nuestros sueños, como alternativa a esa otra regionalización, la de los señores de la guerra y de la extensión de la muerte.
 
Queremos proponerles que todas juntas, ustedes y nosotras, las mujeres de colores diversos de nuestra Colombia, junto a las mujeres de Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela, Brasil y otros lares, acordemos un espacio y tiempo de diálogo para que podamos replicar una caminata similar el día 8 de marzo de 2004, en la frontera de paz -y no de guerra- de la zona colombo-ecuatoriana, desde el puente del río San Miguel en la provincia de Sucumbíos hasta Nueva Loja, su capital, para vertebrar juntas esa política latinoamericana conjunta que puede y debe ser regional, si no queremos que sucumban nuestras vidas, nuestros hijos, nuestros cultivos legales, nuestros suelos y nuestros animales, bajo la lluvia regional del Glifosato y de la llamada Guerra antidrogas. 
 
Para que podamos tejer el arcoiris de la vida en la ruana de nuestras esperanzas.
 
¡Salud a las mujeres de Colombia!
 
Por las mujeres y hombres de la APDH 
y del Grupo de Monitoreo del Plan Colombia en Ecuador,
 
 
Anaité Vargas      Daysi Burgos        Ana Carrera