Hechos

Cuernavaca, Mor.


El aullido de Dylan

¿Cómo sobreviviran mis oídos?

Delia M.

La primera vez que vi a los Lobos, eran menos y la gente los alucinaba. Fué en un congal de Los Angeles, y a los pobrecitos les toco abrir para PIL, que era el grupo del cantante de los otrora infamosos Sex Pistols Johnny Rotten.

El lugar no era precisamente el templo de la música mexicana ni mucho menos del ritmo y blues. Era un infecto hoyo lleno de punks que la única reacción que podían tener ante los Lobos era de aullar, y de enviarles francos y dirigidos escupitajos.

Eran tan buenos que no dudé que algún día la hicieran. Sin dejar de escupirlos, me dedique a esperar a los de Pil.

La segunda vez que vi a los Lobos, eran más, la gente los alucinaba un poquito menos y no los escupía, porque no era la modalidad de la época. Fué en El Palacio de Los Deportes, en la ciudad de México el pasado 2 de marzo y debo confesar que los debe de proteger la Virgen de Guadalupe que traen en el bombo, porque a estas alturas se han convertido en una de las mejores bandas de ritmo y blues que yo haya tenido oportunidad de escuchar en vivo.

A los pobres esta vez les tocó abrir para Bob Dylan, tarea nada fácil no es lo mismo abrir para un punk que para un mito, sin embargo su set fue impecable, teniendo mas orgullo de nuestra herencia musical mexicana que muchos de los que estaban ahí.

Pasando al asunto Dylan, éste me ha dado la oportunidad de quererlo, odiarlo, vilipendiarlo por católico y por sus producciones y esta vez me dió quebrada de reconvertirme al Dylanismo.

Abrió su set con "Most Likely" y "Lay Lady Lay" igualito que cuando lo vi en su magna reaparición en el Forum de Inglewood con la Banda, y de ahí empezó con canciones del New Morning y otras mas viejitas, pero muy a la Dylan otra vez reinventándose a si mismo y al grupo que lo acompaña, que fue el mismo con que apareció en la entrega de los "Grammys"

(notablemente el guitarrista John Jackson,que me dejo babiplejica, Tony Carter, bajo, Cesar Díaz, guitarra ritmica, Ian Wallace, batería)

Las armonías y las melodías eran totalmente otras y sus interpretaciones alcanzaron un nivel de intensidad tanto en lo eléctrico como en lo acústico que en treinta años de carrera artística no han perdido nada en la traducción.

Claro que siempre hay un pelo en la sopa y en este caso es la pésima acústica del Palacio de los Deportes, que no dejó entender nada porque el sonido estaba apelmazado.

Yo no me di cuenta que ya tenia daño auditivo casi irreversible sino hasta que salí de ahi, pero importa poco que de ahora en adelante use aparato para oir.

No me pude quedar hasta el final del concierto pues tuve que salirme con mi raite.

Sin embargo tuve la oportunidad de reconciliarme con un artista que ha estado cercano y alejado de mi corazón y pude constatar que es mejor quemarse que oxidarse.

 

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