En Altamira están los Vampiros
          El fascismo, con sus garras de negación del ser mismo que somos, se ha apoderado de un sector de venezolanos. Las fauces llenas de odio de aquellos que no tienen motivos para odiar, han hecho un hogar en el corazón del Este de Caracas. Las sonrisas de gorilas, los autógrafos para quienes confundieron los destinos del país con performances de Ricky Martin. Siembran el terror, más la Venezuela mayoritaria no habita allí, el pueblo venezolano tantas veces postergado, con tantos motivos para resentirse anda esperanzadoramente construyendo una tierra, de la que somos, a la que pertenecemos, de todos nosotros y nosotros de ella.
       Aquellos que no aceptan vivir en país mestizo, aquellos que se niegan a creer en nuestra cultura, en nuestra forma de ser y pretenden imponernos el estilo de vida yanqui. Aquellos que hasta se avergüenzan del idioma que nos impuso el imperio español, pero que al fin y al cabo es nuestro idioma, mientras andan por las calles tratando de hablar el inglés como si sus entrañas hubiesen sido concebidas en un McDonald. Aquellos que han disfrutado de toda la riqueza de este país generoso, pero que su servilismo innato los conmina a entregarle todo a los gringos. Aquellos que definitivamente no quieren ser venezolanos sino un enclave yanqui al norte de Sudamérica.
    Son aquellos los que hoy copian el poder hitleriano y con uniformes pretenden continuar esclavizándonos. Y no entienden que ya despertamos, no entienden que su paz sólo será posible si se van a construir con nosotros. Porque no tendrán paz mientras nuestro país sea más Latinoamérica y cada vez menos patio trasero de sus USA.
      No sabemos quién se esconde detrás de quien, tal es su mediocridad, si los puñados de militares psicópatas, hechos en la Escuela de las Américas y atados a ella, son los que se esconden tras los copetes decolorados de las damas de perritos finos, o si son las damas de perritos finos incapaces de darse cuenta donde viven son las que se esconden tras los uniformes del fascismo.
     En Altamira los árboles están enfermos y casi no se puede respirar, hay tanto odio circundando que hasta el sol se ha negado ha alumbrarlos, quizás en los baños portátiles de la protesta espontánea de la gente de Miami, se encuentren los pensamientos más noble de una manada de humanoides que sueñan todas las noches con un Pinochet redentor. Sigan mascando chicle, sigan comiendo mierda, ustedes son la minoría decrépita que se niega a morir, pues su banco particular de sangre ha sido cerrado.
     Es nuestra batalla infinita, la que da ejemplo y fe a nuestros hermanos de Latinoamérica, es Bolívar que va indómito sobre nuestros hombros, avanzando. Es nuestra revolución la que llena la ansías de unidad, de justicia social que reclama nuestro continente. Los demonios de quienes asesinaron al Mariscal Sucre andan sueltos, llegó el momento de atraparlos.
    Sepan oligarcas que Bolívar no está ahorita enfermo y triste en Santa Marta. Bolívar anda rozagante y erguido cabalgando, mientras Sucre les va pegando donde les duele. Somos nosotros el pueblo que por siempre será irredento y libertador. Los yanquis lo saben, los yanquis nos temen...
Chevige González Marcó
Con cariño para la gente de Altamira
¿Por qué no se van?
Jorge González (Los Prisioneros)
Si sueñas con Nueva York y con Europa
Te quejas de nuestra gente y de su ropa,
Vives armando el cine arte del normandín
Si eres artista y los indios no te entienden
Si tu vanguardia aquí no se vende
Si quieres ser occidental de segunda mano
¿por qué no se van?
No se van del país
¿por qué no se van, no se van del país?
Si viajas todos los años a Italia
 si la cultura es tan rica en Alemania
Porque el próximo año no te quedas allá
Si aquí no tienes los medios que reclamas
si aquí tu genio y talento
no da fama
si tu apellido no es González ni Tapia
¿Por qué no te vas?
No te vas del país
¿por qué no se van del país?