Nadaísmo

El Nadaísmo, es una corriente filosófica y literaria que nace en la decada de los años sesenta en Colombia, como respuesta a la imposición cultural del academicismo en la mayoría de los estamentos políticos, sociales y religiosos. En Nadaísmo coincide con varios movimientos vanguardistas que se desarrollaban al compas de música con contenido social, vestimentas informales, teatro callejero y una experimental expresión pictórica de color y formas. Mas que todo, el Nadaísmo como corriente vanguardista es una interpretación de la existencia humana.
Hay quienes ven en el Nadaismo la interpretación latina del Existencialismo, movimiento filosófico que trata de fundar el conocimiento de toda realidad sobre la experiencia inmediata de la existencia propia.

Gonzalo Arango (1931-1976) fue su principal impulsor, y en torno a su discurso se situaron jóvenes como: German Espinosa, Eduardo Gómez, Jaime Jaramillo Escobar, Mario Rivero, José M Arango y muchos otros, que con diferentes propuestas culturales enriquecieron el movimiento. Un desgraciado accidente de automovilismo segó la vida de Arango y de varios de sus compañeros, dejando huerfana e inconclusa su obra.

RUEGO A NZAME

Dame una palabra antigua para ir a Angbala,
con mi atado de ideas sobre la cabeza.
Quiero echarlas a ahogar al agua.

Una palabra que me sirva para volverme negro,
quedarme el día entero debajo de una palma.
Y olvidarme de todo a la orilla del agua.

Dame una palabra antigua para volver a Angbala,
la más vieja de todas, la palabra más sabia.
Una que sea tan honda, como el pez en el agua.

¡Quiero volver a Angbala!

Jaime Jaramillo Escobar

 

AMANECER

Mi soledad huele a húmeda sombra
La noche de las brujas se esconde en los tupidos bosques
Bajo las alfombras agonizan los gnomos
Mis brazos están todavía curvados por tu cuerpo.
Recomienza la vigilia y renace la muerte.

Alguien camina sin rumbo soñando con un pan
Anochece el día de las bombillas rojas en los sótanos
El crepúsculo perpetuo de las grandes fábricas se toma sonoro como un río
Un niño desnudo contempla los frutos del huerto
El día galopa como un caballo blanco
La luz implacable persigue tu recuerdo hasta aplastarlo
Contra los rascacielos deslumbrantes reclinados contra el cielo.

Eduardo Gómez

 

EN LA EDAD SOMBRÍA

somos los hombres al borde del abismo
somos los hombres de la edad sombría
somos los hombres al borde del abismo
donde siempre hemos estado y estaremos
y no es abismo sino pantano espeso
somos los hombres de la edad sombría
más cerca del fin y lejos del principio
y no es abismo sino pantano espeso
donde siempre hemos estado y estaremos
hundiéndonos cada vez más hondo
en la densa manigua de la edad sombría.

Nicolás Suescun

 

NOCHE SECRETA

Busqué a Dios con sinceridad y paciencia
en el directorio telefónico
y en aguas mansas
y en aguas turbias
y en las precipitaciones de agua
Lo busqué en la ausencia de los que amamos
y en los desperfectos de nuestras mansedumbres
Me fui tras El por pequeñas ciudades
y busqué su fotografía cada mañana en el periódico
Amé en la risa de la muchacha Su risa
y en la mirada de mi prójimo
Pero encontré la muerte en todas partes
(buscar es lo que importa)

Eduardo Escobar

 

HISTORIA PARA CONTAR A UN NIÑO BENGALÍ

El casco rojo del soldado
puso en la calle un sol de medianoche.
La ciudad por entonces ardía en los puñales
y el miedo se quedaba tras los pasos.
Nadie había: ni viento ni aires respirables.
La pólvora en pájaros recientes perforaba el cielo
y a lo largo hubo árboles que nunca fueron árboles
sino horcas con follajes. Y se
-lo dicen los despachos noticiosos-
que el hambre encumbra cuervos sobre aldeas
y que en los campos los perros arrastran,
del borde los caminos,
los cuerpos caídos en la huida.
Toda generación pierde su guerra
y hay que hacerse a la idea de que pronto
pasará lo que se teme,
ahora que nunca es extranjero un hombre muerto.

Luis Aguilera

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