TRABAJO FIN DE CURSO DE DOCTORADO (UNED)
"TRANSICIÓN POLÍTICA EN LOS PAÍSES DE EUROPA DEL ESTE Y LA ANTIGUA URSS"
de Facultad de Ciencias Políticas
Departamento de Ciencias Políticas hidrocarburos y de la Administración
Alumno: Enrique Vázquez Pita
Profesor: Fernando Luengo
Según lo convenido en Mayo y atendiendo a sus indicaciones, le remito el trabajo de fin de curso de doctorado, que analiza la política energética de cinco repúblicas ex-soviéticas de Asia Central entre 1991 y 1998. El trabajo también estudia el papel de estas nuevas "democracias" en el juego de intereses de las compañías multinacionales de hidrocarburos (Shell, Mobil, Petronas,Total) y las potencias políticas de la región (Rusia, Irán y China).
Conforme a su sugerencia, he centrado el trabajo en la situación energética de Asia Central-Mar Caspio. Debido a que el curso de doctorado lo estoy realizando en la facultad de Ciencias Políticas, he tomado como principal argumento que la estabilidad política en la conflictiva región es clave para su desarrollo económico, aunque ello no implica que los gobiernos presidenciales deban democratizarse más. Lo que reclaman los inversores extranjeros es eficacia y seriedad en la gestión. El mismo trabajo analiza si la colaboración entre las cinco repúblicas será positiva si se unen entre sí, pero cuestiona los efectos beneficiosos de una mayor integración en la CEI.
POLÍTICA Y ENERGÍA EN ASIA CENTRAL
Versión 1.0.
EXPLICACIÓN Y OBJETIVOS DEL TRABAJO
Cuatro de las cinco repúblicas ex soviéticas de Asia Central (Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizstán y Tadjikistán -caso aparte por la guerra civil-) han realizado grandes progresos económicos entre 1991 y 1998. La caída del PIB iniciada en 1991 ha cesado y el crecimiento es positivo a partir de 1997. Los datos consultados indican que el crecimiento continuará en los próximos años, ligado al incremento de la explotación Facultad de recursos naturales y beneficiado por la expansión económica de China, el principal cliente de la zona.
Este trabajo sostiene que Asia Central se encuentra en el final de la retracción y que la falta de democratización no impedirá el despegue económico de estas futuras potencias petrolíferas situadas en la zona más conflictiva del planeta.
Varios argumentos sostienen dicha tesis:
1) La recuperación del PIB ha sido un fenómeno común en las economías de transición de los países ex comunistas de Europa Central y Este democratizados en 1989. En el caso de Asia Central, el crecimiento se produce con dos años de retraso, tiempo durante el cual la antigua URSS no permitió las reformas políticas en las repúblicas soviéticas que luego se integraron en la Comunidad de Estados Independientes (CEI). En 1997, efectivamente, Uzbekistán y Kazajstán han realizado progresos en la reordenación de sus economías y experimentan un crecimiento positivo superior al 1%.
2) La recuperación económica de Kazajstán, Ubekistán y Turkmenistán se basa en la creciente explotación de los yacimientos de petróleo (similares a los del Mar del Norte) y gas natural, cuya producción de barriles diarios es extremendemante baja (49 millones de barriles en total) en comparación con sus recursos. Su único problema es transportarlo a los mercados externos. Para ello, el primer paso que han seguido las nuevas repúblicas ha sido eludir el monopolio de las compañías y gasoductos rusos (Grazpom). Para ello han alcanzado acuerdos con multinacionales de hidrocarburos para tender oleoductos y gasoductos que transporten el gas desde el mar Caspio hasta el estrecho de Ormuz, evitando el paso por Rusia (que comercializa en beneficio propio el gas que se exporta hacia el Oeste). La otra gran baza es la producción de algodón, un monocultivo en tiempos de la URSS, y la atracción de inversiones extranjeras, principalmente del sector del automóvil.
3) Los regímenes presidenciales que gobiernan la zona no han realizado intentos de democratizar la vida política, aunque algunos países como Uzbekistán han emprendido un esfuerzo por relajar su intransigencia con la oposición. Esto no sólo no ha impedido el desarrollo económico, sino que lo ha favorecido. Esto se debe a que las presiones internacionales se centran más en conseguir que exista estabilidad política en esta conflictiva zona de choques interétnicos, cruce de las civilizaciones cristiana-ortodoxa, musulmana (turca/persa) y china. Por su parte, las potencias occidentales no disimulan su interés por evitar que los fundamentalistas islámicos alcancen el gobierno. La guerra de Tadjikistán que enfrentó a los islademócratas con sus oponentes moderados es un ejemplo. El freno para el desarrollo parece provenir de la tensión interétnica, que ha provocado el éxodo desde 1991 de un millón de rusos y alemanes de Kazajstán, en su mayoría técnicos y personal cualificado. En cuanto a las relaciones con la CEI, algunos países como Kazajstán son partidarios de una mayor integración económica y militar con Rusia, mientras que la otra potencia, Uzbekistán, apuesta claramente por EEUU.
Los gobiernos presidenciales de Asia Central proporcionan la estabilidad necesaria (en un polvorín étnico) para que las multinacionales puedan desarrollar planes de explotación de los inmensos yacimientos de al margen de Rusia (su socio de la CEI). El caso más claro es el de Uzbekistán y Turkmenistán, que buscan inversiones y alianzas militares con potencias occidentales, y evitan que sus gasoductos pasen por Rusia.
4) Los intereses económicos han pesado más que la política occidental contraria a mantener relaciones con el estado fundamentalista de Irán, clave para transportar el gas y el petróleo de Turkmenistán al puerto libre de Dubai y a China. Las compañías petrolíferas han resuelto el problema lo mejor que han podido, mediante pactos con los fundamentalistas talibanes de Afganistán para permitir el paso del gasoducto hacia Pakistán e India. En otros casos, Estados Unidos ha cerrado los ojos (la ley extraterritorial D’Amatto que penaliza las inversiones en Irán) y ha permitido que la compañía anglo-holandesa Shell trace un gasoducto que pase por territorio iraní.
5) Las expectativas de mercado son inmejorables para esta zona que cuenta con 55 millones de ciudadanos, en su mayoría jóvenes y de renta PIB de 2.500 a 1.500 dólares per cápita. Las reservas comprobadas de petróleo ascienden a 14.400-29.000 millones de barriles y se evalúa la reserva potencial en 163.000 millones de barriles.
La dependencia energética europea sigue siendo alta (78%) y los yacimientos del Mar Caspio son la alternativa. Once oleoductos y gasoductos se están construyendo en la zona. China también realizan planes para transportar petróleo.
6) La política de distensión con Irán y el desnuclearización de Kazajstán animan a las compañías petroleras, que prefirirían que estos estados estuviesen despolitizados.
Algunas de las tesis que sustentan el trabajo tienen "grietas" que intentaré resolver en los siguientes apartados:
1) Uzbekistán es el país menos autoritario y más estable de la región. Las multinacionales lo consideran el menos malo de todos ellos y, por tanto, el más atractivo para realizar inversiones (caso de Japón y Corea). Aunque los inversores toleran los regímenes presidencialistas de la región, siempre que no sean fundamentalistas, el caso de Uzbekistán demuestra que las multinacionales muestran confianza en los estados que garanticen mayor pluralidad política (el lider de la oposición al presidente Islam Karimov fue autorizado a regresar del exilio). El caso contrario es el de Turkmenistán, gobernado por el presidente autocrático Separmurad Nyazov que ha extendido el culto a su personalidad. Esto no impide que el gobierno haya firmado un jugosos contrato con la sociedad norteamericana Unocal para llevar un gasoducto por Afganistán (antes del triunfo de los talibanes) y que haya promovido con Irán la línea de ferrocarril hasta el puerto.
2) El trabajo se suma a las teorías que abogan porque Asia Central (perteneciente a la CEI) se ha dividido en dos zonas económicas: una de influencia Rusia-CEI (Kazajstán y Kirguizistán) y otra occidental (Uzbekistán y Turkmenistán). Pero en estos países, a la vez, también están aliados económicamente con China (Turkmenistán y Kirguizistán) y con Irán (Turkmenistán). Sin embargo, no se puede obviar el papel que puede jugar en el futuro la CEI como reintegrador económico de la región, que incluye el uso de una moneda y aduana común, así como colaboración militar. Este trabajo abogará por la conveniencia de la cooperación entre los estados ribereños del Mar Caspio para explotar conjuntamente sus recursos aunque duda de que lo consigan a causa de la conflictividad de la zona y las presiones rusas. No hay que olvidar la lentitud de la puesta en marcha del acuerdo cuatripartito de integración económica firmado por Rusia, Kazajstán, Kirguizistán y Bielorrusia. Y el desarrollo de la cooperación en el seno de la Organización de Cooperación Económica (OCE), integrado por estados musulmanes, se ha visto entorpecido por la pasada guerra de Afganistán.
3. La teoría de que la riqueza va a generar colaboración en la dividida Asia Central se basa en datos concretos. El 5 de enero de 1998 se celebró la cumbre de Ashgabad donde las cinco repúblicas se pusieron de acuerdo para desarrollar medidas urgentes de cara a la construcción de oleoductos que canalicen el petróleo a los mercados mundiales. Pero una barrera jurídica dificulta este acuerdo. Irán y Rusia defienden que el Caspio no es un mar sino un lago. Esto implica que los ribereños sólo pueden explotarlo conjuntamente. Kazajstán, Azerbaiyán y Turkmenistán lo consideran un mar, por lo que abogan por dividirlo en parcelas soberanas con derechos exclusivos. No resulta extraño que Rusia abogue por una mayor integración en la CEI mientras que las ex repúblicas soviéticas deseen mayor independencia.
1. INTRODUCIÓN SOCIOECONÓMICA DE ASIA CENTRAL
Las repúblicas islámicas de Asia Central y el Mar Caspio disponen de suficientes recursos energéticos sin explotar (163.000 millones de barriles de petróleo y 11.000 millones de toneladas métricas de gas) para convertirse en alternativa al Mar del Norte o, en menor proporción, al Golfo Pérsico. La AIOC (Azebaiyani International Operating Company) calculaba en mayo que aún quedan otros 25.000 sin explotar.