Godofredo García Baca siempre estuvo aquí.
Incluso a pesar del crimen que acabó con su vida y multiplicó su
prédica, que la gente de Tambogrande supo simplificar en un sonoro
"¡Agro Sí, Minas No!", y "que se vaya la Manhattan" (¡pobre
Tambito!). Pero, con unión, paciencia y esfuerzo, se logró salvar
al valle, como lo contempla más aliviado, César Benites, sentado
en una de las laderas del apu Ereo. Y factortierra
estuvo allí, y lo contó todo... aunque a muchos no le gustara. |