Mumia
Abu Jamal
"El
fervor es la arma de elección de los impotentes"
Frantz Fanon
A lo largo de la historia americana, un
hecho ha permanecido constante: los continuos
esfuerzos del Estado y de las élites dominantes para
demonizar a una persona o grupo, como argumento para
la guerra.
Actualmente, nos
encontramos en medio de lo que no es sino la última
expresión de esta práctica. Esto se hizo visible
durante las primeras horas tras las explosiones
suicidas y la destrucción de las torres gemelas del
World Trade Center en Nueva York, y el ataque aéreo
contra el Pentágono en Washington, D.C.
¿Recordais cuando los políticos sermonearon a
la nación acerca de que "esto es una batalla
entre el bien y el mal"?. ¿Y qué hay acerca de
que "esto es contra aquellos que se oponen a la
civilización en sí?".
Las últimas figuras para
la demonización global son Usama Bin-Ladin y el
grupo dominante en la guerra que asola a Afganistan,
los taliban. Lo que resulta interesante, cuando uno
mira unos pocos años atrás, es la similitud con
otras figuras históricas, como Saddam Hussein
o Manuel Noriega de Panamá. ¿Por qué son estas
figuras dispares tan similares?.
Bien, antes de que la
máquina mediática estadounidense nos asegurara que
eran la encarnación del diablo, todos ellos se
jactaban de su amistad con los americanos. El señor
Bin Ladin, Hussein y los precursores de los
talibanes, fueron armados y/o adiestrados por
la CIA, o directamente por las industrias militares,
para luchar contra los rusos (entonces Soviéticos) y
los iraníes bajo el último Ayatollah Jomeini. El
general Noriega fue el mejor colega de George I (el
anterior presidente) Bush, durante el tiempo que
estuvo ayudando a los Estados Unidos en sus esfuerzos
por desestabilizar a los sandinistas cuando
gobernaban Nicaragua. Cuando se cansó de jugar junto
a Washington, los medias comenzaron a tronar contra
el general: "¡Él está metido en drogas¡,
¡Su gobierno no es democrático".
La mayor demostración de
los Talibanes, antes del 11 de septiembre de 2001,
fue la destrucción de los antiguos sepulcros
budistas en Afganistan. Cuando me enteré de ello, no
pude evitar pensar en los actos del Papa Gregorio I,
del cual se ha escrito lo siguiente: "Las
estatuas de marmol de la antigua Roma fueron
derribadas en su mayoría por Gregorio el Grande, y
convertidas en cal. Los mármoles arquitectónicos y
los mosaicos fueron bien convertidos en cal, o
trasladados para decorar las catedrales de toda
Europa, como la de Westminster Abbey en Londres"
(H.Ellerbe, "El lado oscuro de la historia
cristiana", 1955).
¿Son los talibanes
únicos en su aversión a las mujeres?. El gran padre
de la iglesia, Tertuliano, dijo una vez acerca de las
mujeres: "Vosotras sois la puerta del diablo;
sois los primeros desertores de la ley divina; sois
aquella que persuadió a él (Adan), al que ni el
diablo era tan valiente para atacar. Vosotras
destruisteis tan facilmente la imagen de Dios, el
hombre. A causa de vuestra deserción, incluso el
hijo de Dios tiene que morir" (op. cit.).
El filósofo cristiano
del siglo VI, Boecius, escribió una vez en su obra
"La consolación de la filosofía":
"La mujer es un templo edificado sobre un
lodazal".
Pocos son los escritores
e historiadores que han etiquetado a esas figuras
históricas cristianas como "fanáticos
religiosos".
Y antes de que alguien
clame que yo soy un apologista de los taliban, quiero
remarcar que fue la CIA norteamericana quien les
allanó el camino para convertirse, con su apoyo, en
los destructores del gobierno pro-soviético de
Najibullah. Afganistan es lo que es actualmente,
porque la CIA nortemaericana y la inteligencia
pakistani lo quisieron de ese modo.
Seamos precavidos ante
las guerras religiosas.
Seamos humanos, tenemos
locura más que suficiente alrededor nuestro.
Mumia Abu Jamal
27 de septiembre de 2001
(Traducción: Casapueblos).
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