LA GUERRA ES EL TERROR, EL TERROR ES LA GUERRA

 

La criminal lógica de la guerra no busca erradicar las causas de la injusticia que asola el planeta en beneficio de occidente, sino que va a seguir empujando a la locura sanguinaria a la gente desheredada y, al final, como siempre, solo beneficiará al denominado complejo militar-industrial.

Hay que romper con esta lógica mortal: la injustificable masacre de Nueva York debe, por desgracia, ponerse a la cola de centenares de conflictos que   esperan su resolución a lo largo y ancho del planeta, desde hace décadas   dificultados por quienes ahora se han investido de paladines de la libertad, y es inadmisible que se priorice lo que no deja de ser una pura venganza a través de una nueva guerra, igual de injustificable.

Esta guerra no sera distinta a las otras en lo que se refiere a la muerte, el sufrimiento y el terror sobre mas seres humanos inocentes, en el supuesto castigo que lleva a cabo EE.UU. de los autores de la matanza, sin pruebas   públicas y con una especie de verdicto sumarisimo, y es lícito dudar si algún día se sabrá con certeza a que obedeció el extraño fracaso de la todopoderosa CIA y el FBI, al no evitar la masacre previamente.

La primera víctima de la guerras es la verdad. Los medios de formación de masas colaboran estrechamente con la guerra, crispando a la poblacion y ocultando las criminales consecuencias de la actuacion del bando con el que se alinean . Frente a quienes ven en cualquier llamada a la serenidad y la reflexión sobre la encrucijada en la que nos hallamos, y sobre las causas de los recientes atentados en suelo americano, una impensable justificación de los mismos, hay que insistir con firmeza que todas las guerras se han servido a lo largo de la historia de la humanidad de los mismos mecanismos de exaltación del odio racista sobre el enemigo. Si este no existe, o no   aparece con claridad, será creado, y cualquiera que disienta será equiparad@ con él.

El conflicto palestino debe ser resuelto (mediante el fin de la ocupación israelí, que crearía las bases para la coexistencia pacífica de los dos pueblos) con urgencia, la misma que se ha razonado en la presión para el   cumplimiento de otras resoluciones de Naciones Unidas, que llevaban mucho menos tiempo pendientes de ser aplicadas. El embargo a Irak, que ha provocado la muerte de medio millón de niños por falta de alimentos y medicinas, debe ser levantado. Las potencias occidentales deben abandonar sus peligrosos juegos de guerra, en este caso en oriente próximo: el apoyo a gobiernos despóticos de la zona y las intrigas en las que la CIA entrena y arma a los que, casualmente, serán luego declarados enemigos (Sadam Husein, Bin Laden, los talibanes...) no se alejan mucho de lo puesto en practica en otras lugares del planeta por la mercantilista política occidental.

Aquí, el gobierno de José María Aznar, al respaldar junto con el PSOE, y de espaldas a la opinión de la gente, la sed de venganza de George W. Bush, se aprovecha del sufrimiento y la muerte de miles de personas, para favorecer además mezquinos intereses politico-militares.

Así, existe la patética tentación de resolver el fracaso de la denominada profesionalización de las fuerzas armadas (este año apenas se ha alcanzado un 14% de lo previsto) con llamadas a la "defensa de la democracia y de los valores de la civilización" a través del ingreso a filas y del incremento del gasto militar encubierto. En EE.UU. estas soflamas pueden ahora exaltar a la población, pero aquí han fracasado: la insumisión acabó... con la vocación militar. Las demostradas veleidades belicistas de la mayoría de la clase política española darán, paradójicamente, la puntilla a todo este proceso.

Por otro lado, se pretende continuar en la línea "Berlusconi" de criminalización ensayada en Génova: la represión sobre los movimientos sociales más críticos, ya iniciada aquí previamente, ahora será incrementada con la excusa de las conexiones del "terrorismo global" con el "local", y de éste con cualquier tipo de disidencia, por muy pacífica que sea.

Basta ya de vueltas de tuerca sobre la militarización del planeta y del pensamiento y sobre las ya de por si castigadas libertades civiles. Es la hora de un giro de 180 grados hacia políticas de paz y de prevención y resolución de conflictos.

Sólo una política internacional que responda a presupuestos de ética y justicia y no a los designios del capital armado, y que distribuya la riqueza del planeta respetando su equilibrio medioambiental, puede terminar con las décadas, cuando no siglos, de una opresión generalizada que lo globaliza todo menos los derechos humanos y que mas pronto que tarde conduce a la guerra del terror, al terror de la guerra.

  COLECTIVO DE  OBJECIÓN Y ANTIMILITARISMO
  MOVIMIENTO DE OBJECIÓN DE CONCIENCIA  (COA-MOC)

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