Mumia
Abu Jamal
Para la
mayoría de los americanos, la palabra
"terrorismo" ha adquirido un significado
completamente nuevo con las polvorientas secuelas del
11 de septiembre de 2001. La palabra evoca ahora
instantáneamente en la mente las imágenes de las
torres gemelas destrozadas del World Trade Center en
Manhattan, o el edificio destruido del Pentágono en
Washington, o incluso el montículo ardiente de
tierra en el suroeste de Pennsylvania.
Ellos se refieren a las
miles de personas, de una docena de países, que
perdieron sus vidas cuando cayeron los edificios
destrozados en una nube de polvo. Pero, en verdad,
ellos se refieren principalmente a los americanos.
Cuando un avión en el
lejano mar del sur de China se precipita al océano,
los periodistas siempre se apresuran a informarnos de
este modo: "El vuelo 502 de Panamá a Hong Kong,
se precipitó en el mar del sur de China hoy: 15
americanos estaban a bordo". En este tipo
de informaciones comunes, está implícitamente
asumido que las personas de otras nacionalidades son
menos importantes. Ellos "realmente" no
importan.
De hecho es posible
contemplar los sucesos del 11 de septiembre de un
modo similar. Porque, si realmente se demuestra que
los actos de ese día fueron obra de terroristas, y
planificados por organizaciones del Oriente Medio, lo
que la mayoría ignora es otra clase de terrorismo.
Aquel que se desarrolla contra los pobres y
desfavorecidos de muchas naciones. Aquel que mata,
mutila, tortura y destruye a muchos miles de personas
cada año.
Es el espectro del
Terrorismo de Estado.
No esperes encontrarlo
expuesto de forma vistosa en las conversaciones
cotidianas, u oir hablar de él en tus programas
favoritos de televisión. Tienes que buscar duramente
para conocer acerca de él. Por ejemplo, consultar
las revelaciones de John Stockwell, un antiguo jefe
de estación de la CIA (Angola), quien ha escrito
acerca del trabajo que estuvo desarrollando en
ultramar -encomendado por el gobierno de los
Estados Unidos- apoyando al terrorismo. Él se
refiere a una época en la que un hombre apellidado
Bush dirigía la CIA.
El director de la CIA George
Bush trabajó supuestamente para convencer a los
antiguos agentes de la "Operación
Mangosta", a fin de que se reorganizaran fuera
de los Estados Unidos. En junio de 1976, ellos fueron
a la República Dominicana y fundaron el CORU, un
grupo contra-revolucionario. El 26 de octubre de
1976, hicieron explotar un avión procedente de
Barbados, asesinando a 73 pasajeros en un puro acto
de terrorismo. Luis Posada Carriles y Orlando Bosh
fueron encarcelados en Venezuela por este atentado.
Existe la evidencia de los mismos miembros de la CIA
y el exilio cubano, participaron en el asesinato del
presidente John F. Kennedy en 1963. También sabemos
que el programa de la contra de la CIA en 1980, se
propuso sacar a Luis Posada Carriles de la prisión
de Venezuela. Para ello pusieron a trabajar a Felix
Rodríguez, quien informaba directamente a la oficina
del Vicepresidente Bush. Como Felix Rodríguez dijo a
la prensa, "Nosotros le necesitábamos". Se
estaba refiriendo a Carriles, el terrorista que
cometió el atentado contra el avión (ver: "La
guardia pretoriana: el rol de Estados Unidos en el
Nuevo Orden Mundial". Boston, South Press,
1991.)
Estas son las palabras de un
hombre que trabajó durante una década en la CIA, y
que incluso sirvió brevemente en un subcomité del
Consejo de la Seguridad Nacional, durante la era de
Kissinger. Incluso aún cuando sus escritos fueron
"blanqueados" por los censores de la CIA
para su publicación, su visión acerca de cómo el
gobierno de los Estados Unidos ha operado a través
de la CIA es clara: sintetizando, la CIA ha derribado
el funcionamiento de democracias constitucionales en
alrededor de 20 países. Ha manipulado las elecciones
en docenas de países. Ha creado grupos armados y los
ha enviado a luchar. Ha organizado minorías étnicas
y las ha impulsado a rebelarse en numerosas áreas.
Revisando las actividades de la
CIA en Asia, África y América Latina, el antiguo
jefe de estación ofrece una estimación conservadora
de cuanta gente, en todo el mundo, "no habría
muerto si los impuestos americanos no hubiesen sido
gastados por la CIA para inflamar tensiones,
financiar actividades militares y políticas
encubiertas y desestabilizar sociedades", y la
suma que recoge es de 6.000.000. Seis millones de
personas, y añade que "es una cifra
mínima".
¿Son los rebeldes
afganos, de varios Estados del Oriente Medio,
responsables de la carnicería del 11 de septiembre
de 2001?. ¿Quién los armó?. ¿Quién los
adiestró?. ¿Quién los dispersó sobre el mundo?.
Su pericia mortal no revela sino los impuestos
americanos trabajando.
Cuando se habla de
terrorismo, para los americanos significa una cosa.
Los americanos del sur,
en Perú, Colombia, Nicaragua, Uruguay, Brasil, Cuba,
El Salvador, Chile, etc, piensan en algo más.
La gente de Indonesia,
Sudáfrica, Angola, Egipto, los territorios ocupados
de Palestina, Vietnam, Laos, Camboya y otros, piensa
en algo más.
Mumia Abu Jamal,
24 de septiembre de 2001.
(traducción:
Casapueblos).
Esta columna puede ser reimpresa y/o
distribuida por medios electrónicos, sólo para su
uso no comercial, y con la inclusión de la siguiente
información: Text © copyright 2001 by Mumia
Abu Jamal. All rights reserved. Reprinted by
permission of the author