Familias numerosas
Yolanda
Barberán
Aunque lejos están ya los
prolíficos años 60, aproximadamente el 20% de la población española pertenece
hoy en día a una familia numerosa. Aunque hay que confesar, que las condiciones
para ser familia numerosa, han sido rebajadas en los últimos tiempos, ya no
hace falta tener cuatro o más hijos, sino tres o incluso dos, si alguno de
ellos sufre algún tipo de incapacitación, ya sea física o mental.
Y es que los tiempos cambian,
y la masiva incorporación de la mujer al trabajo, sumada a la falta de ayudas
por parte del Estado, tanto de tipo económico como en el desarrollo de leyes
que amparen y faciliten a las mujeres trabajadoras la tenencia y crianza de los
hijos, han situado a España a la cabeza de Europa como país con menor tasa de
natalidad. Por eso no es de extrañar que actualmente el 50% de las parejas
españolas opten por tener un único hijo.
Pese a los datos citados,
seguimos encontrando a lo largo de nuestra geografía jóvenes parejas que
deciden tener muchos hijos, cuatro, cinco, seis, siete..., ¡todos los que
quieran venir!. ¿Están ellos locos o somos nosotros los egoístas?... Si bien el
nivel de vida ha subido de manera notable en las últimas décadas, también es
cierto que nos hemos convertido en una sociedad estresada, ambiciosa y
excesivamente preocupada por el bienestar personal, una sociedad que está
perdiendo sus valores humanos, fundamentales para el correcto desarrollo de la
persona, y... del niño.
Pero ¿cómo viven estas
familias?. Todos sabemos lo difícil que es criar a un hijo y los gastos que
esto conlleva. Según los informes, cada hijo menor de edad conlleva unos gastos
de 800.000 ptas. anuales, y en un hogar lleno de niños, es imposible que la
mujer trabaje fuera de casa. Y yo pregunto: con un solo salario... ¿cómo llegan
a final de mes estas familias, con tantas bocas que alimentar y tantos zapatos
que comprar, amen de un sinfín de cosas más?
Pues bien, algunos de los
protagonistas de los que hoy hablamos, nos contestan:
Comida... la justa, nunca
falta pero tampoco sobra. Guisos y salsas, siempre están presentes en el menú;
las patatas y el pollo, que no falten. Ante todo, platos económicos pero que
alimenten mucho.
Ropa... la justa también, de
quita y pon y poco más, la heredan de unos hermanos a otros o de parientes o
amigos.
Los libros y el material
escolar... pasa igual que con la ropa, heredados siempre que sea posible.
Organización... muchísima.
Literas para dormir, turnos establecidos para ir al baño por las mañanas y
turnos también para ducharse. Los más mayores tienen que ayudar en la casa, se
hacen la cama, recogen su habitación y tienen que parar cuenta de los más
pequeños.
Vacaciones... misión
imposible. No hay dinero para vacaciones, ni para el cine, ni para la
peluquería, ni para caprichos...
En el trabajo... todas las
horas extras que se puede, eso es fundamental para poder llegar a final de mes.
Las rebajas... una bendición,
y las ofertas y promociones, el pan nuestro de cada día.
Y cuando no se puede llegar a
fin de mes... están las abuelas, los tíos o los padrinos, hay cosas que nunca
cambian.
Respecto a la educación de
estos niños, lo único que podemos decir, es que psicólogos y pedagogos apuntan
que en el seno de una familia numerosa es donde se dan las mejores condiciones
para un correcto desarrollo psicoafectivo y mental del menor. Claro que siempre
se corre el riesgo, según los especialistas, de que los padres implanten la
uniformidad educativa, es decir, que éstos de manera inconsciente traten a
todos sus hijos de manera idéntica, sin personalizar o individualizar, sin
matices. Exigiendo iguales resultados en todos ellos, a nivel escolar, de
obediencia, de cariño, etc. Así pues, queremos hacernos eco del consejo de los
especialistas para estas familias, y es que intenten darles a sus hijos una
educación lo más personalizada posible.
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