Avanza la Familia Numerosa
Por: José Santiago Healy
Con frecuencia y con bastante razón se critica a los periodistas por destacar lo negativo y lo pesimista de los sucesos cotidianos. Hoy intentaremos darle la vuelta a la tortilla para hablar de temas positivos que ocurren a nuestro alrededor así como explicar el porqué del título de este artículo.
Uno de ellos es el éxito arrollador que ha tenido la película La Pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson, que está destinada a convertirse en uno de los clásicos de Hollywood por la forma tan directa y valiente de reproducir un hecho de tanta importancia para la humanidad.
Aunque no han faltado algunas críticas mordaces, la película ha sido muy bien recibida en amplios sectores de la población, incluso en grupos no católicos que han seguido con mucho interés esta conmovedora versión cinematográfica.
Hay quienes la tachan de exageradamente violenta, otros la consideran apegada a la realidad, pero lo cierto es que La Pasión de Cristo puso a reflexionar a miles de personas sobre la razón de nuestra existencia, sobre el gran sacrificio del Enviado de Dios y sobre la constante presencia de Satanás en la vida diaria.
Después de tantas porquerías que inundan al cine moderno, la película de Gibson es una muestra de que también puede alcanzarse el éxito taquillero sin necesidad de sexo, frivolidad ni efectos digitales al grito de la moda.
Otro hecho sorprendente en el ámbito internacional es el resurgimiento del valor, fuerza y ejemplo que representan las familias numerosas.
A nivel comedia también Hollywood tomó en cuenta a estas familias en la película “Más barato por docena” (Cheaper by the dozen), en donde se proyectan las aventuras y desavenencias de una familia norteamericana de doce hijos.
Seguramente nadie saldrá de esa película con la idea de procrear doce hijos, pero en el fondo se transmite un mensaje positivo que desmiente aquella trillada frase de que “la familia pequeña vive mejor”.
En España la defensa y promoción de las familias numerosas ha ido todavía más lejos.
El pasado mes de febrero se llevó a cabo en Santiago de Compostela un congreso con el tema “La aportación de las familias numerosas”, que contó con la presencia –inaudito— de los entonces candidatos presidenciales del Partido Popular y del PSOE.
Hoy en día cuando Europa envejece y su población de reduce en varios de sus países, un evento de esta naturaleza es visto como una respuesta práctica a la necesidad de repoblar a un continente con tanta riqueza natural y económica.
Más de 1,500 asistentes al congreso, especialmente padres con sus hijos, acordaron defender a las familias numerosas, fundamentadas en el matrimonio entre un hombre y una mujer, “porque es lo que va a dar estabilidad al país”.
Como han de imaginarse llovieron las críticas en contra de aquellos países y Estados que están permitiendo el matrimonio entre homosexuales a “quienes se les debe todo el respeto del mundo, pero sin llegar a ser familias”.
Entre las conclusiones y demandas presentadas en este evento destacan las siguientes:
Aprobar una prestación universal por hijo que contribuya a que todas las familias puedan ejercer su derecho a tener hijos; libertad para elegir la educación que desean las familias para sus hijos; desarrollar leyes propias de protección a las familias numerosas; crear un Ministerio de la Familia y finalmente que las familias españolas hagan valer sus derechos fundamentales.
Que en los albores del Siglo XXI veamos movimientos de este tipo en países de tanta tradición y cultura como España significa que no todo se ha perdido en este mundo materialista y egoísta que vivimos.
Si el crecimiento poblacional llevó a Estados Unidos al progreso y mantiene a países como China con un brillante porvenir, ¿por qué entonces temer a las familias numerosas que han sido pieza clave en el desarrollo de naciones como México?