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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Cine

 La isla de la (mala) fantasía

Entre huxleiano y paranoico, el mundo que nos presenta La Isla avanza con una propuesta que al final se cae irremisiblemente.

The Island
Ewan McGregor, Scarlett Johansson, Steve Buscemi, Sean Bean
Dirigida por Michael Bay
Paramount, 2005

Quién sabe si sea coincidencia, pero el caso es que Al Jazeera significa "La Isla". Como se sabe, es el nombre de una televisora con sede en Qatar que por mucho tiempo le dio mucha publicidad a Saddam Hussein y lo ubicaba como un hombre dispuesto a morir antes que entregarse al enemigo. Si nos basamos en esa coincidencia, podríamos ubicarla en que la televisora y esta isla esconden una farsa.

A Hollywood le encanta dibujar el futuro desde tres ángulos: Uno, el de un Estado fascista que ha coartado las libertades más elementales (Zoylent Green, Escape From New York), el de una sociedad atrapada en el caos y la lucha por el poder (Blade Runner) y el de una sociedad obsesionada por el perfeccionamiento y el orden, como serían Gattaca, Minority Report y The Island. Naturalmente que en estas últimas las cosas terminan saliendo mal con lo que los responsables son perseguidos para evitar que cunda ese mal ejemplo.

Michael Bay dirige esta cinta que sigue las líneas desde la tercera perspectiva. Bay también estuvo implicado en Pearl Harbor, película que se suponía iba a ser el blockbuster veraniego del 2001 pero que pronto pasó a los estantes del DVD y el VHS. Las expectativas no iban tan alto esta vez, naturalmente, pero sí buscaban la controversia que ha significado la clonación. Lincoln Six Echo (McGregor) anhela con irse a vivir a La Isla, un sitio cercano el paraíso terrenal. Una vez que lo consigue se da cuenta que todo es un engaño, y al igual que el mundo feliz de Huxley, detrás de toda esa perfección se esconde un mundo perverso; en este caso, el de la clonación: Lincoln Six Echo es el clon de un tal Tom Lincoln a quien a la postre dará todos sus óganos vitales para qiue pueda vivir por cientos de años.

En la misma situación se encuentra Jordan Two (Johansson), aunque al darse cuenta de la farsa, deciden escapar. No crea el lector que aquí llevamos avanzada media película; en realidad apenas va la cuarta parte, lo cual significa que, de ahí en delante, la propuesta de Mann se desinfla sin remedio y se convierte en una road-movie futurista. Aparte de enamorarse, Six Echo y Two pasan el resto de la cinta huyendo en una futurista Los Ángeles (en realidad Detroit) al tiempo que los malvados desean que los prófugos no destapen el asunto y les arruinen el negocio de la clonación. Porque, recordemos, Hollywood es enemigo acérrimo de todos aquellos que practican el lucro, menos ellos, claro. Un actor que cobra 20 millones de dólares y un boleto de cine que llega a los nueve dolarucos en Estados Unidos no son lucro. Pero cómo se nos ocurre semejante barbaridad.

The Island, pues, nos presenta un thriller que nos emociona al verlo, pero nada más. Mann maneja muy bien los efectos especiales y las secuencias de modo que mantengan el suspenso. Pero fuera de eso, yo prefiero al Sr. Roarke y a su fiel Tattoo. No eran clonados, eran originales y ofrecían bebidas margaritas a sus invitados.