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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Medios

Las noticias que interesa menos leer

The New York Times ha experimentado un descenso en sus lectores del 25 por ciento desde mayo pasado. Es parte de un fenómeno que ha afectado a los medios que han atacado a Bush con las vísceras y no con pruebas, como debiera ser. Los lectores no son tan tontos como los editores creen.

NOVIEMBRE, 2005.NOVIEMBRE, 2005. Este no ha sido un buen año para cierto sector de la prensa estadunidense. The New York Times, uno de los periódicos más leídos en el mundo, ha experimentado un descenso del 25 por ciento en su número de lectores durante este año en Estados Unidos, mientras que el Washington Post también ha tenido una baja en su circulación. 

Otro tanto sucede con Los Angeles Times, cuyo descenso en el número de lectores no se veía desde hace 40 años. Una razón sin duda radica en que la variedad de opciones con que hoy cuenta el norteamericano común haya relegado la importancia de la prensa escrita; con decenas de revistas, cines, TV por cable, DVDs, radio, I-Pods, televisión vía satélite y, por supuesto, Internet, no extraña que los periódicos tradicionales tengan una baja de lectores. 

Pero otra causa, indudable también, es su pérdida de credibilidad, sobre todo con The New York Times, periódico cuyo desprecio hacia George W. Bush le ha hecho cometer increíbles pifias. Ya se ha hecho común que en las páginas del periódico aparezcan "rectificaciones" a una o varias notas del día anterior, aunado esto a un equipo de reporteros quienes, ansiosos por "pegarle" al presidente, no hacen lo que en periodismo se llama "cruzar" la noticia, esto es, corroborar los datos con otras fuentes. 

Pero también se han encontrado con un elemento que no existía en aquellos "días dorados" del Watergate, esto es, blogs dedicados a seguir lo que publican y desmentirlo si así se requiere. Fueron estos blogs los que primero expusieron las falsedades escritas por Jayson Blair, el "periodista" que "refriteaba" las notas y los que descubrieron que lo transmitido por la CBS en torno a la falsificación de papeles del presidente Bush eran falsas. 

La red ha evitado que el famoso "clima de opinión" que los periódicos norteamericanos creaban habitualmente hasta hace pocos años no pueda crearse; así, ni siquiera los intentos de la prensa por colocar como víctima de la perfidia de Bush a Cindy Sheehan y ese nuevo gate relacionado con la infiltración de una exagente de la CIA han conseguido sus objetivos en lo que es, como escribe el analista Jonah Goldberg, "una clara muestra de que la gente ya no le cree a los periódicos". 

Por lo menos el desprestigio de estos medios abarca lo editorial, y si la cantidad de lectores no ha disminuido más se debe al resto de sus secciones. Por ejemplo, The New York Times cuenta con el mejor suplemento cultural de Estados Unidos y ni hablar de su cobertura en el renglón de entretenimiento del mismo modo en que su semanario The New York Times Magazine mantiene un alto estándar de periodismo y no ha perdido tantos lectores como el periódico del cual depende. 

Es esta misma razón la que ha evitado que revistas notoriamente antiBush como TIME y Newsweek no sufran el mismo destino que los periódicos: su cobertura en otros campos los ha salvado de la debacle aunque sin duda también tienen menos lectores hoy que hace apenas un año. Sin embargo las ventas mayores se registran los fines de semana que es cuando aparecen los suplementos; en el resto de los días las ventas no cesan de disminuir. 

El asunto, pues, radica en unos medios cuya credibilidad se ha descarapelado, y es que, quizá desde los tiempos de Richard Nixon, la prensa estadunidense ha tenido en el presidente a su némesis. 

Sin embargo la noticia no debe provocar felicidad. Estados Unidos cuenta con la que quizá sea la prensa crítica más libre del mundo (usted no haga caso de gente como Manú Dornbierer, quien insiste en que los medios norteamericanos están vendidos al gobierno, señal que no suele consultarlos) y sin un contacto importante entre el poder y la opinión pública. La diferencia con los golpes periodísticas que dieron en otros tiempos en que entonces actuaron con argumentos y hoy lo hacen, casi en lo general, con las entrañas. 

Los lectores no deben ser subestimados. Cuando se les miente varias veces dejan de consultar ese medio pero no necesariamente dejan de leer. Cuando publicaciones como The New York Times actúen con más responsabilidad informativa, los lectores se sentirán tentados a volver a sus páginas. 

Recuadro 

Beisbol, sólo en octubre 

Si bien ya terminó la Serie Mundial, mientras veía los play-offs reparé en un detalle: era la primera vez en todo el año en que veía un partido de beisbol en la televisión abierta mexicana cuando hasta hace algunos años era común ver un o dos juegos entre semana y necesariamente otro par el sábado o el domingo. No se transmitían las series completas pero al menos había un seguimiento mayor a lo que ocurría en las Ligas Mayores. 

Por supuesto que en ello tuvo mucho que ver la llamada fernandomanía cuando Fernando Valenzuela se convirtió en el pitcher estelar de los Dodgers y Televisa transmitía prácticamente todos los juegos donde lanzaba. Pero, ya sin Valenzuela, la TV mexicana nos transmitía con regularidad los juegos de las mayores. 

Con tal de asegurar mi sospecha consulté la programación televisiva en periódicos anteriores desde marzo del 2005, que es cuando empiezan las Mayores, hasta poco antes de los play offs. Y efectivamente: durante la temporada regular, Televisa --la empresa que cuenta con los derechos de transmisión abierta de la MLB en México-- sólo transmitió dos partidos, y uno de ellos diferido. Puede entonces decirse que el beisbol de ligas mayores en México es un fantasma de lo que fue en otros tiempos. 

Una razón, publicada en la revista etcétera, indicaba que el pago por derechos de transmisión de los juegos de ligas mayores era bastante alto y que, en contraposición, los niveles de audiencia y anunciantes eran bastante bajos que Televisa decidió prescindir de ellos. La Serie Mundial se negocia aparte y, ciertamente, obtiene ratings mayores aunque no los que había apenas 10 años antes. 

De hecho, y de acuerdo a la información, algo similar sucedió el año pasado con los juegos de la NFL que, era verdad, no fueron transmitidos ni por Azteca ni por Televisa en el 2004, y ello se debió al elevado costo por derechos de transmisión. Este año se llegó a un acuerdo y por ello es que, nuevamente, cada fin de semana vemos partidos de futbol americano en ambas televisoras. Pero en beisbol no ocurre lo mismo: es un deporte que, en lo que respecta a la TV, se encuentra en camino a la extinción. 

El futbol soccer parece ser el único deporte redituable en la televisión mexicana pues ni siquiera la transmisión de los juegos de golf donde participa la tapatía Lorena Ochoa consiguen ratings decentes; más aún, también el basquetbol de la NBA ha experimentado una baja en público televidente pese a que unos años atrás, y gracias a Michael Jordan, conseguía audiencias mayores a la de muchos programas mexicanos. En suma, para disfrutar los juegos de beisbol de las mayores en el 2006 por TV abierta habrá oportunidad hasta octubre. Quienes cuentan con TV por cable, o antena DISH o DirecTV serán más afortunados.