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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Literatura/Sección de Libros

 

 

La Parábola de Pablo

Alonso Salazar J.

Planeta

Buena parte de las fotos incluidas en La Parábola de Pablo se enmarcan dentro de lo asombroso, lo gracioso y lo pueblerino: en la portada, Pablo Escobar Gaviria con sombrero mexicanoo, sarape y máuser, como si posara para una foto del Día de la Revolución; otra, frente a la Casa Blanca con su hijo Juan Pablo y otra, como inocente corredor de autos que saluda a la fanaticada. Si no supiéramos quién fue este personaje, las fotos apenas y llamarían la atención de un álbum familiar.

 

Irónicamente, esto las hace más extraordinarias. Pablo Escobar Gaviria fue el capo mayor (los otros eran la familia Orejuela, Fabio Ochoa y sus hermanos, José Rodríguez Gacha, "El Mexicano" y por un tiempo Carlos Lehder, antes que se le extraditara a una prisión en Illinois) de quienes a mediados de los ochenta construyeron el mayor emporio de coca de la historia, todo dentro de un negocio que dinamitó periódicos, realizó innúmeros atentados, se infiltró en todas las capas sociales colombianas e inició su decadencia, como indica el autor, cuando imprudentemente mandó asesinar al candidato presidencial Luis Carlos Galán.

 

Mucho se ha escrito sobre Escobar Gaviria, pero pocos libros han hecho una acotación tan precisa como ésta. Alonso Salazar, el autor, entiende, pero no justifica, a su protagonista.

 

No es frecuente recibir en México libros colombianos, algo en verdad penoso pues se trata de un país que produce buena literatura en cantidades asombrosas, por tanto La parábola da otra enfoque a todo aquello que creíamos en torno a los capos colombianos quienes primero fueron alabados como héroes populares y luego, al sentirse acorralados, reaccionaron con una violencia tal que puso a Colombia, todavía a inicios de los 90, en el Top Ten de los países más peligrosos del planeta.

 

El recuento comienza, como con las fotos, envuelto en cierta inocencia. Escobar se casa con Victoria Henao cuando ésta tenía 16 años, y no sospecha el porqué de las ausencias de su marido, por entonces un joven que se dedicaba a robar llantas y a aletear automóviles. Posteriormente intenta ganarse la vida legalmente y se convierte, con su amigo Gustavo Gaviria, en corredor de autos. Pero luego su olfato lo lleva a inmiscuirse en la venta de cocaína, un negocio con utilidades de ensueño. Cuando finalmente su esposa se entera de la verdad es porque tanto ella y toda la familia ya están dentro. Para 1985 el Cártel de Medellín era el más poderoso y Escobar Gaviria el hombre más buscado por la DEA, con una recompensa de 25 millones de dólares.

 

La segunda parte del libro comienza a escurrir sangre; llega un momento en que las ejecuciones suceden página tras página, los secuestros llegan a ser cotidianos y la muerte de lugartenientes algo tan sencillo como cuando Escobar da la orden de realizar un atentado con la simple frase de "¡Hágale!" Para los lectores de estas latitudes parecerá raro el trato de "usted" entre los protagonistas (pero no lo será tanto para quienes siguieron Betty la Fea).

 

Escobar acepta entregarse a la justicia con el padre Villamizar como mediador pero poco después escapa. Se van acabando las oportunidades y también su suerte. En diciembre de 1992 finalmente cae luego que es interceptada una llamada de celular. Era el inicio de la leyenda: hasta hoy, Pablo Escobar es reverenciado en los barrios bajos de Colombia aunque por otro lado también perdura esa imagen que tanto deterioro causó a una Colombia que terminó convulsionada por tanta violencia. La Parabola de Pablo está escrito de un modo ágil pero se advierte que no es para estómagos sensibles.

 

Colombia es hoy otro país, más apaciguado pero con esa herida que aún supura. Sirva la lectura de este libro para advertirnos de una historia que pudiera surgir en cualquier otro país latinoamericano. Ojalá que esos augurios no se materialicen.

 

Lo Negro del Negro

José González González

Editorial Posada, 1982

Recientemente mientras buscaba unos documentos viejos apareció la empolvada edición de Lo Negro del Negro, libro que en su momento fue popularísima y hasta una película (pésima) se hizo de él. En México los éxitos editoriales no son de cada día, de modo que los 40 mil ejemplares que vendió Lo Negro lo convierten en un libro que ya rompió marcas. Sin embargo las altas ventas no siempre significan calidad, y ahí está el caso de Carlos Cauhtémoc Sánchez, un autor regular, para decirlo diplomáticamente.

 

Si un mérito tiene este libro, escrito por uno de los guardaespaldas de Arturo "El Negro" Durazo, es que exhibió, por vez primera, la podredumbre y corrupción que existía ena dependencia pública de importancia. Está saturado de errores de sintaxis y lugares comunes, pero su intención jamás fue literaria; José González González, el autor, combina en su libro una especie de biografía con sus experiencias al servicio de Arturo Durazo, quien fue jefe de la policía capitalina de 1977 a 1982.

 

El recuento pasa de la carcajada --¿qué más nos quedaba a los lectores-- hasta la náusea de ver cómo tanta corrupción brotaba de un lugar cuyo supuesto fin era defender a la ciudad de la delincuencia y la deshonestidad.

 

Las perlas nauseabundas salpican todas las páginas: Durazo, declarado Honoris Causa nada más porque se encaprichó y le pidió ese favor al Señor Presidente; la esposa de Durazo que usaba ropa de diseñador un solo día y luego la arrojaba a la basura; Yoyo, el hijo de la pareja, un sujeto que obligaba a los policías a drogarse; la casa de ultralujo en El Ajusco de Durazo, donde los policías fueron usados de albañiles y, por supuesto, el Partenón de Zihuatanejo, obra que en un país más decente hubiera provocado la caída del sistema político que permitió tanta corrupción.

 

Con el paso del tiempo el libro se hundió en el olvido, pero tuvo algunas repercusiones simbólicas: surgió en una época cuando la autoridad presidencial era incuestionable. No recuerdo bien si más adelante salió una segunda parte, pero no superó en ventas a este libro que luego nos llevaría a la inevitable pregunta: ¿cómo fue posible que individuos de nula calidad moral hayan gobernado este país?