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Cine
Laberinto
Syriana
Un
thriller sin paranoia ni malvados agentes de la CIA no es tal,
tanto así que son lugares comunes del género. Aquí los tenemos por
montones, incluida la denuncia contra Washington y las compañías
petroleras. ¿Pero para decir todo eso era necesaria una historia tan
confusa y enredada?
Syriana
George Clooney, Tim Blake Nelson, Matt Damon
Dirigida por Stephen Gaghan
Warner/2005
ENERO, 2006. Una regla tácita cuando se comenta una película es no
revelar el final pero aquí nos arriesgaremos a hacerlo, al menos en su contexto:
El gobierno norteamericano y las compañías petroleras son un ente corrupto causante de la ira en Medio
Oriente. Lo que pudo haberse dicho con unas cuantas palabras fue embadurnado con cuatro argumentos caóticos y confusos por parte del director Gaghan y
el actor George Clooney para rellenar el tiempo. Así de simple.
Es verdad que Syriana compite con aquellos otros thrillers paranoicos hollywoodenses como
The Pelican Brief y The Constant Gardener, e incluso muestra mayor destreza en establecer prioridades que éstos últimos por parte de Gaghan, quien también escribió el guión de
Traffic. Pero también es claro que el hilo principal de la historia es tan delgado que hubo que
insuflarle tremenda intrínguilis argumental ante la imposibilidad de hacerlo con efectos especiales.
Las cuatro historias van como siguen: Jeffrey Wright encarna a un abogado que investiga una fusión entre dos compañías petroleras, Matt Damon trabaja como asesor de un príncipe árabe con ideas reformistas mientras que Clooney es Bob Barnes, un agente de la CIA a quien se le encarga asesinar al príncipe pero que luego es traicionado, mientras que la cuarta historia es acerca de un paquistaní quien, cual Anakin Skywalker, poco a poco es seducido
por el Lado Oscuro del terrorismo.
Hay una escena en Syriana que provoca carcajadas involuntarias: Al testificar frente al jurado,
un petrolero señala que la corrupción es lo que mueve a la avaricia por hacer negocios, y cita a Milton Friedman. "La corrupción es nuestra protección... por ella ganamos", afirma muy orondo el petrolero. Gaghan y Clooney ponen en la boca de un tipo que
ha desperdiciado su tiempo en componendas y corruptelas a alguien que se ha dado un tiempito para chutarse a Friedman; sólo faltó que Damon citara a Adam Smith como copartícipe
por haber defendido el lassez-faire. Corruptos, pero leidos, diría el ranchero.
Otro aspecto hilarante es la constante insinuación de que la CIA es un tentáculo malévolo y alevoso
lo cual nos habla mucho de lo desconectado que Hollwyood está de la realidad. Lejos de esa imagen que nos da
Syriana en torno a la CIA,
se trata de un dinosaurio de la guerra fría, ineficaz, burocratizado y que cuesta millones de dólares a los contribuyentes norteamericanos sin dar nada provechoso a cambio. No es casualidad entonces que
Syriana esté basada en See No Evil, un libro escrito por Robert Baer, un ex agente de la CIA.
Si se dispone de tiempo y paciencia, o si se es aficionado a los thrillers enredados,
Syriana entretiene. De lo contrario nos encontraríamos aquí con una película tramposa, pues condena la acumulación de riqueza hasta por debajo del tapete pero
fue financiada en su mayoría por Jeff Skoll, el multimillonario dueño de eBay, quien acumuló su fortuna, precisamente, dentro de los lineamientos planteados de Milton Friedman.
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