MODULO DE ATENCIÓN DE EMERGENCIAS PSIQUIÁTRICAS EN CUIDADO MÉDICO PRIMARIO

 

 

 

 

 

 

 

Franklin Escobar Córdoba*

 

 

 

 

 

 

 

 

*Profesor Asistente de Psiquiatría. Facultad de Medicina. Universidad Nacional de Colombia. Servicio de Urgencias Psiquiátricas Clínica San Pedro Claver Instituto de los Seguros Sociales Bogotá D.C. – Colombia

Favor envíe correspondencia a F. Escobar Email: feescob@bacata.usc.unal.edu.co

 


 

RESUMEN:

 

EL presente módulo muestra los elementos básicos del abordaje, evaluación clínica,  diagnóstico y tratamiento de los pacientes auto y heteroagresivos en un servicio de urgencias.  Se establecen los parámetros básicos para evaluar el riesgo de violencia y de suicidio en los pacientes con emergencias psiquiátricas principalmente y se mencionan los recursos físicos, materiales y humanos mínimos requeridos, los aspectos legales de importancia y las características, indicaciones y contraindicaciones de los medicamentos sugeridos en el manejo farmacológico así como también los procedimientos de inmovilización y hospitalización involuntaria.

 

Palabras Claves: Paciente violento, suicidio, tratamiento, riesgo, diagnóstico, factores de riesgo

 

 

 

 

 

SUMMARY:

 

The present module provides the basic elements for the approach, clinical evaluation, diagnostic and treatment of violent and suicides patients in the emergency service. It also includes the required minimal material and human sources, legal aspects as well as characteristics, indications and contraindications of the recommended drugs in the pharmacological treatment, restraint and seclusion.

 

Key Words: Violent patient, diagnostic, treatment, suicide risk, risk factors

 

 


CONTENIDO

 

            Introducción

 

            Epidemiología

 

            Factores asociados:

 

                                   Género

                                   Edad

                                   Estado civil

                                   Condiciones socioeconómicas

                                    Ocupación

                                   Enfermedad debido a condición médica general

                                   Alcohol y abuso de sustancias

                                   Trastornos psiquiátricos

                                   Trastornos afectivos

                                   Esquizofrenia

                                   Trastornos de la personalidad

                                   Coomorbilidad

                                   Comportamiento suicida previo

                                   Métodos de suicidio

                                   Historia familiar

                                   Factores de estrés psicosocial

                                   Factores biológicos

 

            Definición de términos

 

Indicaciones de los procedimientos de restricción

 

Implicaciones médico legales de la atención al paciente suicida y/o violento

 

Recursos necesarios para la atención

 

¿Cómo se lleva a cabo los procedimientos de restricción y manejo farmacológico del paciente heteroautoagresivo?

 

                                    Técnica de entrevista del paciente violento

                        Procedimiento de restricción o inmovilización física

Protocolo para la aplicación del procedimiento de inmovilización física a pacientes heteroautoagresivos

                        Manejo farmacológico del paciente agitado

 

Procedimientos para el manejo de pacientes violentos y/o suicidas

 

                        Consideraciones iniciales

                        Manejo médico general

Estudio y manejo del paciente suicida por el médico de atención primaria

 

                        Técnica de entrevista del paciente suicida

                        Modelo de entrevista para pacientes con intento de suicidio

 

Manejo del paciente suicida por el médico de atención primaria

 

Lecturas recomendadas

INTRODUCCIÓN

 

El presente módulo hace parte de un esfuerzo por promover la capacitación y educación continuada del  médico general de atención primaria que se enfrenta a situaciones de emergencias psiquiátricas.  Se trata de optimizar el enfoque clínico,  diagnóstico y terapéutico del paciente violento y con riesgo de suicidio. Se espera que los médicos generales luego de conocer este módulo hayan puesto al día sus conocimientos en torno a estos temas.

 

Reconocer a un paciente con riesgo de suicidio o de violencia  es, tal vez, una de las tareas más difíciles a las que se debe enfrentar el médico. Especialmente si se tiene en cuenta que los factores de riesgo tradicionales están basados casi siempre en los hallazgos de estudios realizados en otros países y estos no se pueden adaptar totalmente a nuestra realidad. Además, estos factores son muy útiles identificando grupos de la población con alto riesgo de suicidio o heteroagresión, pero su exactitud disminuye si se aplica a casos individuales, lo cual constituye un problema serio en la detección temprana del comportamiento suicida y violento.

 

El suicidio y el paciente violento representa en Colombia un problema social y de salud pública; por lo anterior es importante la correcta identificación y manejo del paciente con riesgo de suicidio y heteroagresivo. Este módulo tiene como objetivo principal servir de instrumento al médico de atención primaria para que pueda evaluar adecuadamente el riesgo de heteroautoagresividad en los pacientes que acudan a solicitar sus servicios.

 

En este modulo se presenta una guía práctica de manejo del paciente suicida y/o violento dirigida al médico general, con base en la revisión actualizada del tema.  Se analizan los diversos factores de riesgo en pacientes suicidas y/o violentos confrontando esta información con datos estadísticos nacionales y se indican los parámetros necesarios para la adecuada evaluación del riesgo de suicidio y de violencia.  Se propone una entrevista psiquiátrica al alcance del médico general para la evaluación de pacientes suicidas y se mencionan los elementos generales del manejo inicial.

 

EPIDEMIOLOGÍA

 

Las tasas de suicidio por 100.000 habitantes en el mundo son variadas.  Desde 10 por 100.000 habitantes en España e Italia y 12.5 por 100.000 habitantes en Estados Unidos, hasta 25 por 100.000 habitantes en Escandinavia, Suiza, Alemania, Austria y los países del Este Europeo conocido como El Cinturón de Suicidio por las altas tasas de prevalencia suicida.  

 

En Colombia, las tasas de suicidio se han mantenido relativamente constantes en la última década, siendo en 1991 de 4.8 por 100.000 para hombres y de 1.3 por 100.000 para mujeres. En los últimos años ha sufrido un leve incremento a expensas principalmente de poblaciones cada vez más jóvenes.  El número de muertes por suicidio en nuestro país es un poco más de 1.000 por año, lo cual constituye alrededor del 1% de todas las muertes.  En cambio respecto a actos violentos en nuestro país sé continua con tasas muy altas de homicidios por 100.000 habitantes por año. Encabeza las estadísticas del orbe. No hay información sobre el número de pacientes violentos atendidos por los servicios de emergencias, pero la experiencia menciona un incremento en los últimos años del número de pacientes atendidos por elevado riesgo de heteroautoagresividad. Datos de lo que ocurre en Estados Unidos informan que de 1970 a 1994 se dobló el número de pacientes atendidos por emergencias comportamentales. 

 

FACTORES ASOCIADOS

 

Género

 

El suicidio completo es de dos a tres veces más común en hombres que en mujeres. Aunque clásicamente se describe mayor prevalencia del intento de suicidio en las mujeres (en razón de 3:1).  El Estudio Nacional de Salud Mental realizado en  1993 demuestra que en Colombia cada vez se acercan más los indicadores de intento de suicidio en ambos géneros, con ligero predominio del género masculino.

 

Edad

 

Se sabe que las tasas de suicidio aumentan con la edad, pero se ha observado un incremento porcentual en éstas en adultos jóvenes  (25 a 34 años).  Aunque el suicidio completo es raro en adolescentes, la tasa de suicidio entre personas de 15 a 19 años se ha triplicado en los últimos 30 años en el mundo.

 

En Colombia, el intento de suicidio presenta como grupos de más alto riesgo a los jóvenes de 12 a 15 años de edad y los adultos de 25 a 29 años de edad.  Además, se ha producido un incremento en la participación del grupo de menores de 16 años de edad en las tasas de suicidio completo: en 1983 representaban el 14% del total de suicidios, en 1993 representaron el 25%. Se observó un pico significativo de 40% en 1992. Las tasas más altas de suicidio se observan en el grupo de 21 a 30 años de edad, con cifras muy similares a las del grupo de menores de 16; el grupo de mayores de 40 ocupa  el tercer lugar.

 

Estado Civil

 

El matrimonio con hijos disminuye significativamente el riesgo de suicidio. La tasa de suicidio en solteros  es dos veces mayor que en casados. Las tasas más altas se han identificado entre los separados, especialmente los hombres.   En Colombia los porcentajes de suicidio según estado civil entre 1983 y 1993, se distribuyen así: solteros 67%, casados 26%, unión libre 5%  y  viudos 1%.  No existen estadísticas sobre suicidio en separados.

 

Condiciones socioeconómicas

 

Se ha descrito una asociación positiva entre estado socioeconómico y riesgo  de suicidio.  Sin embargo, en nuestro país, las tasas más altas de intento de suicidio se encuentran en el estrato bajo-bajo, y disminuyen hasta alcanzar la mínima incidencia en el estrato medio alto.  Estos datos estadísticos se deben considerar con cuidado, debido al probable subregistro de suicidios que se presenta en las clases socioeconómicas media-alta y alta.

 

Ocupación

 

El trabajo es, en general, un factor protector contra el suicidio. Se ha demostrado que el riesgo de suicidio es mayor entre los desempleados.  Entre los profesionales con mayor riesgo de suicidio se encuentran los músicos, los odontólogos y los médicos, y en estos últimos especialmente los psiquiatras, los anestesiólogos, los oftalmólogos y los patólogos.

 

Enfermedad debido a condición médica general

 

La relación entre enfermedad debido a condición médica general y suicidio es significativa. Estudios postmortem establecen que entre el 25  y el 75 % de los  suicidas padecían una enfermedad física, y en el 11 a 51% de los casos, ésta era un factor importante para el suicidio.  Del 30 al 60% de los suicidas han tenido atención médica durante los 6 meses hasta un  año antes del suicidio, sin que los profesionales consultados hayan detectado esta  situación.

 

Existen enfermedades debidas a condición médica general, especialmente de naturaleza crónica, que son comunes entre los suicidas: cáncer, epilepsia (que incrementa hasta 5 veces el riesgo de suicidio), enfermedades cardiovasculares, úlcera péptica, cirrosis, SIDA, y otras enfermedades que producen dolor crónico e intratable.

 

Ciertas drogas pueden producir depresión, que en algunos casos puede conducir al suicidio. Entre estas drogas están la reserpina, los corticosteroides, los antihipertensivos como la alfa-metildopa, la clonidina y el propanolol y algunos agentes antineoplásicos. Tanto hipnóticos como sedantes y antidepresivos administrados a pacientes con alteraciones emocionales pueden llegar a ser un arma de doble filo, puesto que se convierten en un método potencial de suicidio.

 

Alcohol y abuso de sustancias

 

Se calcula que el uso de alcohol etílico contribuye con el 15 al 50%  de los suicidios, y que  el 15% de los alcohólicos cometen suicidio, generalmente en fases tardías de la enfermedad. Existen estudios que plantean que el riesgo de suicidio en alcohólicos es de 60 a 120 veces mayor que el de la población general. En la gran mayoría de alcohólicos suicidas se encuentran trastornos afectivos como coomorbilidad, especialmente Depresión Mayor. Los efectos biológicos de la ingestión crónica de alcohol, incluyen depresión y depleción central de serotonina, ambos conocidos factores de riesgo de suicidio.

 

El Estudio Nacional de Salud Mental estima que el riesgo de intento de suicidio es dos veces mayor en alcohólicos que en la población general.   Se sabe que el riesgo de suicidio entre drogadictos es muy  alto. La tasa de suicidio es 20 veces mayor en adictos a la heroína, 7 veces mayor en adictos a la marihuana y la cocaína y 5 veces mayor en adictos al bazuco.

 

El riesgo de intento de suicidio y el policonsumo están fuertemente relacionados, llegando este a producir un exceso de riesgo de 40 veces en los consumidores de 4 o más sustancias. Entre los factores que predisponen a los drogadictos a desarrollar comportamiento suicida se encuentran: la disponibilidad de la cantidad letal de la sustancia, el uso intravenoso, la personalidad antisocial, la disforia, la  impulsividad, la depresión y la intoxicación.

 

Es importante la asociación entre dependencia de sustancias, depresión mayor y suicidio.  Usualmente, el abuso de alcohol etílico y otras sustancias pueden ser complicaciones de otras entidades psiquiátricas como las alteraciones del afecto, la ansiedad, la esquizofrenia y ciertos trastornos de la personalidad.

 

Por otro lado, el ingreso de pacientes intoxicados con alcohol etílico a los servicios de emergencia requiere de una evaluación del riesgo de heteroagresividad. Se conoce bien las implicaciones del alcohol etílico en fenómenos de violencia como accidentes de tránsito, homicidios, lesiones personales y violencia intrafamiliar.

 

Trastornos psiquiátricos

 

El suicidio es la manifestación más temida de un trastorno psiquiátrico.  El  riesgo de suicidio en los pacientes psiquiátricos es de 3 a 12 veces mayor que el de la población general.  Se calcula que cerca del 95% de los que intentan o cometen suicidio tienen un trastorno psiquiátrico diagnosticado.  Además, existe una alta ocurrencia de coomorbilidad, frecuentemente caracterizada por trastornos de la personalidad unidos al abuso de ciertas sustancias. Algunos trastornos psiquiátricos están fuertemente asociados con un incremento en el riesgo de suicidio.

 

Trastornos afectivos

 

Las alteraciones del afecto son las entidades más comúnmente asociadas con suicidio, se dice que la depresión es su principal causa.  Aproximadamente el 15% de los pacientes con trastornos afectivos cometen suicidio, lo que representa  un riesgo de 30 veces el de la población general. El riesgo de suicidio aumenta en fases tempranas de la enfermedad y es mayor en hombres que en mujeres, aunque la depresión es más común en las mujeres.

 

Los trastornos afectivos, específicamente la Depresión Mayor, es el factor de riesgo más significativo para el suicidio completo en adolescentes.  La desesperanza, o expectativa negativa del futuro, ha sido descrita como uno de los factores más importantes que conducen al suicidio en los pacientes deprimidos; por esto se debe estudiar la actitud de todo paciente deprimido respecto a su futuro, buscando determinar la severidad de la depresión y pensamientos o planes suicidas específicos. Los pensamientos y planes suicidas son a menudo, síntomas de una Depresión Mayor que remiten con un tratamiento adecuado.

 

En los trastornos bipolares el suicidio se observa en las fases tempranas de la enfermedad; generalmente se produce durante los episodios de Depresión Mayor, aunque se han informado suicidios en estados mixtos e incluso durante o inmediatamente después de la remisión de un episodio maníaco.  La efectividad de los tratamientos de los trastornos del ánimo y el uso de los reguladores del estado de ánimo en la prevención de suicidio es hasta del 20%.

 

Esquizofrenia

 

Desde 1950 el suicidio ha sido reconocido como una complicación  importante de la esquizofrenia. Cerca del 10% de los esquizofrénicos cometen suicidio y este es más frecuente en etapas tempranas de la enfermedad.  El riesgo de suicidio aumenta si existe vulnerabilidad a los  síntomas depresivos, expresión de ideas suicidas y en fases no psicóticas de la enfermedad. La acatisia y la interrupción abrupta de la medicación incrementan el riesgo de suicidio, lo que enfatiza la necesidad de esquemas de soporte a largo plazo en este tipo de pacientes.

 

Aunque el “contagio” del impulso suicida es un evento raro, los pacientes esquizofrénicos parecen ser particularmente susceptibles; probablemente debido a su identidad difusa que puede conducir a varias formas de identificación psicótica.

 

Trastornos de la personalidad

 

Este tipo de trastornos es relativamente común entre los suicidas y en pacientes agitados que ingresan a los servicios de urgencias médicas.  Se sabe que por lo menos el 10% de los suicidas sufren trastorno antisocial de la personalidad y el 5% sufren de personalidad fronteriza. El riesgo de suicidio aumentado se explica por los impulsos auto-destructivos, la poca tolerancia a la frustración y la disminución de controles internos.  El comportamiento antisocial entre los adolescentes se ha asociado con ideación y comportamiento suicida, especialmente cuando coexiste con abuso de sustancias. Es frecuente encontrar coomorbilidad entre trastornos de la personalidad, abuso de sustancias y agitación psicomotora como presentación clínica en los servicios de emergencias.

 

Otros trastornos asociados con mayor riesgo de suicidio son la personalidad esquizoide y la personalidad evitativa; estos pacientes descargan la agresividad en comportamientos auto-destructivos, dado su gran aislamiento social.

 

Coomorbilidad

 

En los suicidios las asociaciones más fuertes se han encontrado entre alcoholismo, abuso de sustancias y Depresión Mayor.   La coomorbilidad  de depresión con trastornos de la conducta, personalidad antisocial, o personalidad fronteriza, representa un factor de riesgo determinante.

 

Comportamiento suicida previo

 

Un intento de suicidio previo es quizás el mejor indicador de que un paciente se encuentra en riesgo de suicidio aumentado. El riesgo de suicidio luego de un intento es muy alto en los siguientes tres meses hasta el año disminuyendo con el tiempo, pero permanece en niveles relativamente altos hasta 8 años después del intento.  Es importante tener en cuenta que todo intento previo de suicidio se debe tomar seriamente como factor predictor, independientemente de su letalidad.

 

Métodos de suicidio

 

Tradicionalmente, el hecho de que la tasa de suicidio completo sea mayor en hombres, se relaciona con los métodos que ellos usan.  Más del 50% de los hombres suicidas utilizan armas de fuego, mientras que las mujeres utilizan métodos potencialmente menos letales.  En Colombia los métodos usados más comunes son en su orden: ingestión de tóxicos, armas de fuego, ahorcamiento, lanzamiento al vacío, armas blancas y explosivos.

 

Un determinante mayor de la frecuencia de suicidio y homicidio es la disponibilidad del método. Parece que en ausencia de psicopatología, un arma cargada es un factor de riesgo particularmente importante.  Es importante comentar que la fácil adquisición de armas de fuego hace que las tasas de suicidio y homicidio aumenten, cuando se toman medidas legales de restricción a la venta libre estas tasas disminuyen.

 

Historia familiar

 

Una historia familiar de suicidio y de trastornos psiquiátricos es un factor de riesgo significativo para suicidio.  Existen tres posibles explicaciones para esta asociación:

 

·     Predisposición genética a enfermedades psiquiátricas.

 

·        Transmisión de un factor genético para suicidio independiente o asociado al del trastorno  psiquiátrico.

 

·        Identificación con el modelo familiar de comportamiento suicida.

 

 

Factores de Estrés Psicosocial

 

El ambiente social es importante al momento de evaluar el riesgo de suicidio. Eventos estresantes tales como pérdida de figuras significativas (padres, pareja, parientes, amigos), problemas financieros y legales entre la familia, historia familiar de alcoholismo y abuso de sustancias, violencia familiar, abuso físico y sexual, conflictos interpersonales, inestabilidad domiciliaria, embarazo o paternidad no deseada pueden actuar como precipitantes del comportamiento suicida. Además la reciente exposición a suicidio puede acentuar la vulnerabilidad psiquiátrica e inducir  comportamiento suicida.  Sin embargo, existen estudios recientes que demuestran que una deficiencia básica en la capacidad del individuo para enfrentar los diversos estresores en el ámbito cognoscitivo es más importante como factor de riesgo de suicidio que los estresores por sí mismos.

 

Factores biológicos

 

Muchos estudios recientes sugieren que una deficiencia de serotonina, medida como la disminución del metabolismo del ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) en LCR, está relacionado con pobre control de impulsos y comportamiento suicida. Parece que la relación entre los mecanismos  serotoninérgicos y el suicidio están probablemente asociados a dimensiones psicopatológicas más básicas como regulación de la agresión, la impulsividad, el afecto depresivo y la ansiedad.

 

DEFINICIÓN DE TÉRMINOS.

 

·   Suicidio completo: muerte intencional auto-infringida.

 

·   Suicidio crónico: conjunto de acciones, generalmente inconscientes, que a largo plazo  determinan la muerte del paciente. Ejemplos de este son: la dependencia de alcohol etílico u otras sustancias, poco o nulo cumplimiento del régimen médico para la diabetes o la hipertensión arterial.

 

·        Ideación suicida: deseo de morir evidente. Se considera más severa si el paciente ha contemplado un plan suicida concreto.

 

·        Amenaza suicida: verbalización de un intento suicida.

 

·        Gesto suicida: amenaza suicida de un paciente con los medios disponibles para realizar el suicidio.

 

·        Intento suicida: situación en la que una persona realiza gestos o comportamientos autoagresivos no letales.

 

·        Paciente Violento: paciente que con su comportamiento puede hacer daño a otros, a sí mismo o a su entorno físico.

 

·        Procedimientos de Restricción: conjunto de acciones tendientes a eliminar la conducta violenta o a prevenir su impacto en el paciente o su entorno. Son de dos tipos:

 

1.      Inmovilización: procedimiento mediante el cual un grupo de personas realiza contención física de un paciente para evitar o reducir los efectos de la conducta violenta.

 

2.      Manejo Farmacológico: procedimiento mediante el cual se aplican al paciente medicamentos con funciones sedantes, hipnóticas o antipsicóticas, buscando reducir o eliminar la conducta violenta.

 

·     Equipo Tratante: grupo de personas encargadas de implementar los procedimientos de restricción. 

 

 

INDICACIONES DE LOS PROCEDIMIENTOS DE RESTRICCIÓN.

 

Las indicaciones de los procedimientos de restricción y sedación de un paciente autoagresivo o heteroagresivo son para que:

 

·        Evite o prevenga daño a otros.

 

·        Evite o prevenga daño al entorno físico.

 

·        Evite o prevenga daño al paciente.

 

·        Proporcione ayuda a solicitud del paciente.

 

·        Realice el estudio y tratamiento adecuado.

 

En la historia clínica el médico debe anotar, además del diagnóstico, ¿cuál o cuáles? de las anteriores indicaciones existen para realizar los procedimientos de restricción. Con las técnicas de intervención actuales es cada vez menor el tiempo necesario para mantener a un paciente inmovilizado. La primer hora de intervención se considera básica para aclarar la etiología del cuadro clínico e intervenir en consecuencia. Prácticamente si se realiza un adecuado manejo farmacológico en el paciente agitado, este no deberá permanecer mas de 4 horas en promedio bajo restricción física.

 

Existe una gran controversia respecto al tiempo de restricción. En los Estados Unidos la New York State Comisión on Quality of Care informó de la muerte de 111 pacientes encontrados bajo inmovilización física en un periodo de 10 años finalizado en 1993 que llevó a las autoridades a revisar cuidadosamente los procedimientos de restricción y hospitalización involuntaria llevados a cabo por los médicos.  Es así como las organizaciones defensoras de los derechos del enfermo mental permanecen atentas a este tipo de procedimientos.

 

IMPLICACIONES MEDICO LEGALES DE LA ATENCIÓN AL PACIENTE SUICIDA Y/O VIOLENTO.

 

Siempre que el médico general evalúe un paciente con riesgo de suicidio o heteroagresividad deberá considerar la legislación colombiana vigente y plantearse la posibilidad de una demanda médico-legal en caso de llegar el paciente a cometer suicidio, lesione otras personas o se haga daño así mismo.  A continuación se comenta de manera breve las normas legales vigentes.  Sin embargo, el médico general de cuidado primario debe tener en cuenta como principal instrumento de defensa del médico, la historia clínica donde consignará claramente el riesgo de suicidio o heteroagresividad establecido según la gravedad, y en consistencia con lo anterior la conducta médica seguida.  Además suministrará al egreso del paciente y por escrito una hoja al acompañante, preferiblemente los familiares donde consten las indicaciones mínimas sobre el cuidado en casa del paciente suicida y de los riesgos probables para este y sus familiares. De manera similar se hará en el caso del paciente violento.

 

Según la Constitución Nacional de Colombia vigente, en su artículo 28 dice: " Toda persona es libre. Nadie puede ser molestado en su persona o familia, ni reducido a prisión o arresto, ni detenido, ni su domicilio registrado, sino en virtud de mandamiento escrito de autoridad judicial competente, con las formalidades legales y por motivo previamente definido en la ley".

 

Aunque en la práctica la hospitalización involuntaria y la contención física son procedimientos médicos que obedecen a una justificación clara, se debe ser cuidadoso en los pasos a seguir en los mismos ya que su aplicación puede resultar en complicaciones legales para el médico o la institución (por ejemplo, instauración de demandas por delitos contra la libertad individual y otras garantías).

 

Las normas legales relacionadas con la hospitalización involuntaria hacen referencia a personas con trastornos mentales.  En nuestro país desdichadamente no son muy claras y no hay una definición precisa de este último concepto.

 

Las normas legales más importantes a tener en cuenta son las siguientes:

 

v     Código Civil Colombiano, título XXVIII, artículo 554: "El demente no será privado de su libertad personal sino en los casos en que sea de temer que, usando de ella, se dañe a sí mismo o cause peligro o notable incomodidad a otros. Ni podrá ser trasladado a una casa de locos, encerrado, ni atado sino momentáneamente mientras a solicitud del curador o de cualquiera persona del pueblo, se obtiene autorización judicial para cualquiera de estas medidas":  Aquí el término "Demente" implica incapacidad mental grave y permanente.

 

v     Decreto 1136 del 19 de julio de 1970: "Al que perturbe la tranquilidad pública como consecuencia del estado de la intoxicación crónica producida por alcohol, o por enfermedad mental, o por consumo de estupefacientes o de alucinógenos, se le someterá a tratamiento médico, con o sin internación en clínica, casa de reposo u hospital hasta obtener su curación o rehabilitación.  Tanto la iniciación como la terminación del tratamiento estarán precedidas de dictamen oficial favorable".

 

De la revisión de las anteriores normas se concluye que la decisión de la hospitalización corresponde en última instancia a una autoridad policiva.  En todo caso, en una situación de emergencia esto resulta improcedente e inaplicable.  Sin embargo, se debe cumplir lo escrito en la ley. Teniendo en cuenta lo anterior, y para fines prácticos, se dan las siguientes recomendaciones:

 

1.      Realice siempre una historia clínica completa, anotando las impresiones diagnósticas e indicaciones de los procedimientos de restricción y sedación.

 

2.      Si el paciente debe hospitalizarse en alguna sala de observación del servicio de urgencias, o en algún servicio del  hospital.

 

  1. Procure conseguir una autorización firmada por un familiar o por el responsable legal del paciente, en caso de que la hospitalización deba realizarse contra la voluntad del paciente.

 

  1. El jefe del servicio de urgencias, o el director del hospital, o de la unidad de Psiquiatría, debe dar aviso de la hospitalización al jefe de policía de la jurisdicción, dentro de las primeras 72 horas. Se hace énfasis en que la mejor medida de protección es una buena historia clínica.

 

RECURSOS NECESARIOS PARA LA ATENCIÓN PRIMARIA DE EMERGENCIAS PSIQUIATRICAS

 

Físicos:

 

Consultorio:

 

El sitio donde se ha de examinar al paciente debe tener un amoblado sólido, pesado y fijado al piso, de tal manera que no pueda ser utilizado como un arma por parte del sujeto examinado. Por la misma razón se deben evitar en el consultorio objetos de vidrio, objetos pequeños y pesados de decoración, materiales de curación, equipos quirúrgicos, atriles, cables eléctricos, negatoscopios, etc. Las paredes deben ser acolchonadas.

 

El consultorio debe suministrar un ambiente de privacidad pero no estar aislado del servicio de urgencias ni presentar dificultades para su acceso.

Se recomienda disponer de un consultorio con dos puertas de entrada.  Tanto el entrevistador como el paciente deben tener acceso fácil a cada una de las puertas.  Estas no deben tener seguro. Es importante que tenga un botón de alarma fijado al piso para accionar con el pie en caso de emergencia.

 

Si solo existe una puerta en el consultorio, tanto el entrevistador como el paciente deben tener acceso a ella.  No debe haber ningún objeto interpuesto entre la puerta y el entrevistador o el paciente.

 

Materiales:

 

Elementos de inmovilización:

 

Una camilla baja con barandas de altura aproximada a 40 cm.

 

Ocho sujetadores de cuero

 

Cuatro sábanas

 

Elementos para el manejo farmacológico:

 

Se deben disponer de los elementos básicos para la administración parenteral de medicamentos (jeringas desechables de 5 y 10 cc equipos de venoclisis, agujas desechables y yelcos, líquidos parentales).

 

Además de lo anterior se recomienda disponer de una reserva con los siguientes sedantes potentes:

 

·        Haloperidol Ampollas x 5 mg / ml

·        Haloperidol Tabletas x 5 y 10 mg

·        Haloperidol Gotas 20 gotas = 1 ml = 2 mg

·        Haloperidol Forte  20 gotas = 1 ml = 10 mg

·        Lorazepam: Tabletas x 1 y 2 mg

·        Midazolam Tabletas x 7.5 mg

·        Midazolam Ampollas 15 mg / 3 ml

 

 

A continuación puede observar en la Tabla No. 1 los sedantes con las presentaciones disponibles en Colombia, cuyo uso facilita el proceso de sedación y tranquilización en pacientes agitados severos.

 

 

 

 

 

Tabla No. 1 Medicamentos sedantes potentes usados en pacientes agitados en emergencias psiquiátricas en Colombia

 

 

Medicamento

Dosis

Frecuencia

Vía de administración

Haloperidol

 5 a 10 mg

cada 1 a 2 h

VO - IM 

Lorazepam

1 a 2 mg 

cada 1 a 2 h

VO

Midazolam

5 mg

cada 1 a 2 h

IM - IV

 

 

Humanos:

 

Un médico: Idealmente con entrenamiento psiquiátrico.

 

Es la persona encargada de organizar el equipo tratante, de decidir sobre la utilización de los procedimientos de restricción y sobre la manera de efectuarlos.  Es el jefe del equipo tratante.

 

Una licenciada de Enfermería:  Dentro del equipo tratante es la persona encargada de la administración de la medicación requerida.

 

Dos o cuatro auxiliares de Enfermería:  Tienen funciones de inmovilización del paciente y de vigilancia de los signos vitales luego de que se administra la medicación.

 

Dos o cuatro policías o empleados del servicio de seguridad del hospital se podrán incluir en el equipo tratante para colaborar en la inmovilización del paciente violento.

 

Con el anterior recurso humano se conforma lo que previamente fue definido como "Equipo tratante de Emergencias Psiquiátricas".

 

¿CÓMO SE LLEVA A CABO LOS PROCEDIMIENTOS DE RESTRICCIÓN Y MANEJO FARMACOLÓGICO DEL PACIENTE HETEROAUTOAGRESIVO?

 

La indicación de los procedimientos de inmovilización y sedación debe ser anotada por el médico en la historia clínica.  Esto es fundamental como medida de protección ante eventuales demandas legales.

 

Técnica de entrevista del paciente violento

 

Recomendaciones generales sobre la entrevista inicial:

 

Antes de iniciar la entrevista el examinador debe pensar y dar prioridad a su seguridad personal.

 

El examinador se debe quitar collares, aretes, gafas y corbata antes de iniciar la entrevista.  Debe evitar el uso de todo objeto que pueda ser utilizado como arma (esferos, lápices, estilógrafos).

 

De aviso al equipo tratante antes de entrevistar al paciente, para poner en alerta al personal sobre cualquier necesidad de intervención urgente.

 

La violencia se concibe como un proceso diádico. Según este el comportamiento y los elementos de comunicación preverbales del examinador pueden inducir o evitar la violencia.

 

El paciente violento nunca se debe examinar si se encuentra armado.  En estos casos hay que dar información al personal de seguridad del hospital o a la policía.

 

Nunca realice la entrevista  a solas con el paciente.  Debe estar presente por lo menos otra persona en el consultorio.

 

Nunca de la espalda a un paciente violento o con amenaza de violencia.

 

Hable al paciente pausadamente, mostrando una actitud calmada.  Cuando el paciente hable, muestre interés en lo que está diciendo.  Nunca ignore ni critique lo que comunica el paciente.

 

Mantenga las manos a la vista del paciente (no meterlas en los bolsillos).  Esto evita sospechas del paciente y permite reaccionar rápidamente en caso de que sea necesario defenderse de alguna agresión.

 

Evite movimientos bruscos o súbitos.

 

En lo posible inicie la entrevista con temas neutrales y no con temas referentes al comportamiento inadecuado del paciente.

 

Manténgase fuera del alcance de los golpes de paciente.

 

Nunca intente tocar al paciente.

 

 

Procedimiento de restricción o inmovilización física:

 

Este procedimiento se lleva a cabo en la minoría de los casos de emergencias psiquiátricas y debe ser conducido de manera adecuada. Los recientes desarrollos e innovaciones farmacológicas han disminuido notablemente la duración y el uso de la contención física. Ante amenaza de violencia esta indicada la restricción física.  Esta se determina por la presencia de dos tipos de señales:

 

Señales de indicio: Aparecen en las fases iniciales, antes de que se desarrolle la conducta violenta.  Las más típicas en el paciente son:

 

·        Habla más rápido.

 

·        Sube el tono de voz

 

·        Se muestra sarcástico.

 

·        Deambula constantemente

 

·        Se niega a tomar asiento.

 

·        Señala con el dedo.

 

·        Aprieta la mandíbula.

 

Señales de inminencia:  Sugieren una probabilidad muy alta de que se desencadene la conducta violenta.  Las más frecuentes observadas en el paciente agresivo son:

 

·        Cierra los puños y los muestra.

 

·        Agita el puño cerrado.

 

·        Levanta el puño por encima del hombro.

 

·        Golpea la palma de la mano con el puño.

 

·        Asume una posición de ataque.

 

·        Expande el tórax y ensancha los hombros.

 

·        Busca un objeto utilizable como arma.

 

Ante la presencia de amenaza de violencia el médico debe seguir los siguientes pasos:

 

Recurra a comportamientos de sumisión:

 

·        No hable de manera autoritaria.

 

·        Evite movimientos y desplazamientos rápidos.

 

·        Disminuya el contacto visual cara a cara.

 

·        No eleve las manos.

 

·        No cierre los puños ni oculte las manos.

 

·        No se acerque al paciente ni lo toque.

 

·        Hunda el pecho y encoja los hombros.

 

·        Asegure el acceso a la puerta.

 

·        Emita alguna señal previamente convenida (toser, carraspear, etc.).  Oprima el botón de alarma que se encuentra en el piso. Mediante esta señal el equipo  tratante acudirá en su ayuda.

 

·        El jefe del equipo tratante intentará comunicarse con el paciente buscando una solución no restrictiva.

 

Ante presencia de conducta manifiestamente violenta:

 

Abordaje:

 

·        El equipo tratante se debe presentar ante el paciente procurando en lo posible no adoptar actitudes amenazantes.

 

·        El jefe del grupo intentará la comunicación con el paciente tratando siempre de encontrar una solución no restrictiva.

 

·        Se debe explicar al paciente en voz firme y segura, pero calmada y pausada, que las personas que están ante él desean ayudarlo y no agredirlo ni castigarlo.

 

Si la fase de abordaje no permite una solución no restrictiva, ante una orden o señal del jefe del equipo se procederá a inmovilizar al paciente.  Para tal efecto se encargará a una persona de cada extremidad (4 personas) y a otra de la cabeza, debido al riesgo de mordedura. Cada uno de estos 5 integrantes del equipo sabrá de antemano qué parte del cuerpo debe inmovilizar. Las extremidades se deben sujetar con ambas manos proximalmente a las dos articulaciones dístales (codo y muñeca en miembros inferiores).  El paciente se colocará en el piso mientras se disponen los elementos necesarios para examen, diagnóstico o manejo.

 

Luego se llevará a una camilla adecuada (vea recursos materiales) donde se inmovilizará cada extremidad con sujetadores de cuero.  Si hay movimientos bruscos del tronco en esta posición complete la inmovilización con una sábana envolvente, no muy apretada, sobre la mitad inferior del tórax y superior del abdomen.  Se recomienda dejar descubierta parte del tórax para poder supervisar la respiración.

 

La inmovilización exclusivamente sobre el abdomen es peligrosa por el riesgo de trauma abdominal cerrado.  Los sujetadores de cuero se deben aflojar cada 15 minutos para prevenir eventuales complicaciones vasculares.  Se debe aprovechar entonces para realizar la historia clínica y el examen físico.  Según los hallazgos se puede pasar a la siguiente fase de manejo farmacológico. Una vez instaurado el manejo farmacológico no existe razones médicas para mantener en un paciente agitado una restricción física mas allá de 4 horas en promedio. 

 

 

Protocolo para la aplicación del procedimiento de inmovilización física a pacientes heteroautoagresivos

 

 

  1. Siempre debe existir una orden médica para tomar la decisión de aplicar restricción física a un paciente con riesgo de suicidio o violencia.  Esta orden puede ser verbal teniendo en cuenta la situación propia de emergencia. Una vez superada la situación se debe dejar anotado en la historia clínica la orden respectiva.

 

  1. En caso de no existir orden médica, esta puede ser delegada a un miembro del equipo de salud mental (enfermera, trabajadora social, terapeuta, psicólogo ojalá con entrenamiento en psiquiatría o salud mental) siempre y cuando sea necesaria la restricción del paciente.  Una vez realizado el procedimiento se debe informar inmediatamente al médico de turno responsable del servicio.

 

  1. Se debe avisar al personal de seguridad del Hospital o a la Policía para que ayuden en la conformación del equipo de salud mental que aplicará el procedimiento. Esta diligencia es previa a la aplicación de la restricción al paciente.  Es muy importante para lo anterior, en casos de violencia inminente o actos suicidas contar con un botón de pánico o un código secreto conocido por los miembros del equipo de salud mental; el cual pueda ser accionado en presencia del paciente y sin conocimiento de éste.

 

  1. El personal presente deberá estar adecuadamente entrenado para este procedimiento. Idealmente se requieren (6) personas, una para cada extremidad del paciente, otra para que se encargue de sostener la cabeza del paciente y otra que dé las órdenes necesarias y lidere el equipo.  Habitualmente deberá ser el médico quien dirija el procedimiento, a falta del médico deberá ser la persona más preparada y con mayor experiencia. Deberán estar presentes como mínimo (2) dos personas.

 

  1. En caso de que no cuente con el equipo disponible, haga lo siguiente:

 

    1. Permita que el paciente deje el lugar y luego informe a la policía.

 

    1. Solicite asistencia inmediata de la policía para ayudar al paciente.

 

  1. Explique al personal de seguridad y a la policía las indicaciones para la aplicación de restricciones y la importancia del Equipo de Trabajo.

 

  1. Intente la aplicación voluntaria de restricciones diciendo al paciente; "Nos gustaría que se acueste en la camilla, para que podamos inmovilizarlo para su propia protección" o "parece encontrarse fuera de control, nosotros queremos protegerlo de que se haga daño o le haga daño a los demás".

 

  1. No discuta con el paciente.  Si el paciente no responde en breve tiempo a su petición voluntaria, solicite ayuda a la seguridad del Hospital para ubicar al paciente en una camilla.  Si las personas de seguridad no están, acuda a otros miembros del equipo.

 

  1. Una vez que el paciente se encuentra sobre la camilla, comience la aplicación de restricciones.

 

  1. El paciente debe ser gentilmente agarrado y ubicado de espaldas, con un brazo extendido por encima de su cabeza y el otro brazo extendido a un lado del cuerpo.

 

  1. El género y el rol de los miembros del equipo, se deben tener en cuenta al momento de aplicar las restricciones y consideraciones con relación al problema del paciente; por ejemplo, probar el contacto inicial con una mujer del equipo, cuando una muchacha está fuera de control y necesita restricciones.

 

  1. Después de la aplicación de restricciones, el paciente no debe permanecer sólo.  Un miembro del equipo debe ser asignado para hablar con el paciente acerca de sus sentimientos y explicarle el propósito de las restricciones.

 

  1. Las restricciones deben ser controladas con frecuencia mínima de 15 minutos. Estas deben garantizar al paciente una adecuada circulación sanguínea a sus extremidades.

 

  1. Luego del procedimiento de restricción el médico deberá tomar la decisión sobre cual medicación usará en ese momento, la dosis, la vía y la frecuencia de administración teniendo presente el diagnóstico probable.

 

  1. Las restricciones (correas de inmovilización) deben ser controladas cada 15 minutos por lo menos.

 

  1. Una vez el paciente esta controlado físicamente y sedado se debe dejar un  espacio de tiempo breve para discutir, con los miembros del equipo participante en la situación de emergencia presentada y discutir acerca del procedimiento.

 

a.   Haga preguntas sobre cuáles fueron sus reacciones con el paciente.

 

b.   ¿Podría haberse manejado la situación  en forma diferente?

 

c.    ¿Cuáles fueron los errores y cuáles los aciertos?

 

d.   ¿Cómo podrían todos trabajar mejor en equipo?

 

  1. Siempre se debe documentar en la historia clínica los procedimientos realizados:

 

a.     Indicación para el uso de restricciones, por ejemplo, presencia de conducta autodestructiva.

 

b.     Anteriores intentos de alternativas menos restrictivas, tales como la comunicación verbal.

 

  1. Finalmente, el médico siempre debe tener en cuenta las siguientes sugerencias y recomendaciones para evitar lesiones, tenga en cuenta que la mayor parte de lesiones causadas al personal de salud con ocasión de los procedimientos de restricción y sedación, se deben a descuidos o falta de conocimientos de los mismo, por lo anterior:

 

a.   Guarde una distancia segura.

 

b.   Espere siempre lo impredecible

 

c.    Nunca vuelva su espalda al paciente.

 

d.   Este atento a la cabeza del paciente, recuerde que puede morderlo.

 

e.   Quite cualquier objeto pesado o peligroso del lugar de examen.

 

f.      Vístase adecuadamente para la atención de emergencias      psiquiátricas

 

 

Manejo farmacológico del paciente agitado:

 

A continuación se mencionan las contraindicaciones y principales efectos secundarios inmediatos de los medicamentos más utilizados en el manejo de pacientes con alto riesgo de heteroautoagresividad con apoyo en medicina basada en la evidencia.  Las indicaciones y las dosis se pueden ver en los algoritmos anexos No. 1 y 2.

 

1.      Haloperidol.

 

Nombre comercial

Apracal. Halopidol.

 

Contraindicaciones absolutas:

 

·        Antecedente de síndrome neuroléptico maligno.

·        Sospecha de psicosis atropínica.

 

Contraindicaciones relativas:

 

·           Enfermedad de Parkinson.

·        Insuficiencia hepática.

·        Glaucoma

·        Hipertrofia prostática.

 

Principales efectos secundarios:

 

·           Distonía aguda: Consiste en una contracción muscular sostenida que involucra principalmente boca, nuca y espalda.  Se puede presentar en forma de crisis oculógiras o tortícolis.  Se puede ver este efecto secundario a partir de la primera hora de administración de la medicación.

 

Se maneja aplicando Biperideno (Akinetón) 5 mg IM. Prometacina (Fenergán) 50 mg o Difenhidramina (Benadryl) 50 mg IM.

 

 

2.      Lorazepam:

 

Nombre comercial:

Ativan

 

Contraindicaciones absolutas:

 

·        Insuficiencia respiratoria.

·        Insuficiencia hepática grave

·        Síndrome de apnea obstructiva del sueño

·        Intoxicación por depresores centrales (Benzodiazepinas, barbitúricos, alcohol).

·        Miastenia Gravis.

 

Contraindicaciones relativas:

 

·        EPOC.

·        Insuficiencia hepática.

 

     Principales efectos secundarios:

 

·        Depresión respiratoria: se puede presentar después de dosis intravenosas.  En caso de presentarse se debe suspender la administración del fármaco, practicar intubación orotraqueal y realizar asistencia respiratoria.

·        Vértigo, nistagmus, ataxia, disartria:  Se manejan reduciendo la dosis o suspendiendo la administración de la medicación.

 

3.      Midazolam

Nombre comercial:

            Dormicum

 

Contraindicaciones y efectos secundarios similares a los del Lorazepam.

En casos de intoxicaciones graves con Benzodiacepinas se debe utilizar el Flumazenil (Lanexat), un antagonista que desplaza a esta clase de medicamentos de los receptores benzodiacepínicos.

 

 

PROCEDIMIENTOS PARA EL MANEJO DE PACIENTES VIOLENTOS Y/O  SUICIDAS EN SERVICIOS DE CUIDADO MEDICO PRIMARIO

 

 

CONSIDERACIONES INICIALES

 

1.      Piense en la seguridad personal y tome las medidas necesarias.

 

2.      Este atento a las señales verbales y preverbales que pueda inducir o incrementar la violencia del paciente heteroautoagresivo.

 

3.      Primero realice una intervención verbal y entreviste al paciente en un lugar adecuado si es posible.

 

4.      Luego ofrezca medicación oral de tipo sedante e intente que el paciente voluntariamente la reciba.

 

5.      Si no es posible ninguna de los procedimientos mencionados, intente una demostración de fuerza con el equipo tratante rodeando al paciente para ayudar a controlarlo.

 

6.      Al mismo tiempo piense en la medicación indicada en emergencias psiquiátricas (Haloperidol, Lorazepam y Midazolam) y  ofrézcale al paciente bebidas o alimentos para llamar su atención y brindar la posibilidad de ingesta de medicación vía oral.

 

7.      Finalmente utilice un procedimiento de contención física si es necesario.

 

8.      Siga los siguientes algoritmos números 1 y 2:


 

ALGORITMO No. 1

 

 

Paciente con inminencia de violencia

 

Paciente con conductas violentas

 

 

 

Evaluación inicial: Ejecute comportamientos de sumisión

                              Asegure el acceso a la puerta

                              Haga señal para que intervenga el equipo tratante

                              El jefe del equipo propondrá una solución no restrictiva al paciente

                              Hable con el paciente

                              Ofrézcale ayuda

                              Tome signos vitales, realice un examen visual y mental breve

                               Averigüe antecedentes y elabore la historia médica

 

 

 

 

 

El paciente se calma

 

 

El paciente sigue violento

 

 

 

 

 

 

 


Realice historia clínica y examen físico

 

Elabore un plan de estudio y manejo según hallazgos

 

 

Ante orden del jefe del equipo se realiza procedimiento de inmovilización.

 

Practique un manejo farmacológico sedante al paciente


ALGORITMO No. 2

 

Manejo médico general de las emergencias psiquiátricas


 

ESTUDIO Y MANEJO DEL PACIENTE SUICIDA POR EL MÉDICO DE ATENCIÓN PRIMARIA

 

En el estudio y manejo del paciente suicida, el médico debe trasladar su conocimiento acerca de los factores de  riesgo a un plan coherente para la evaluación cuidadosa y el manejo clínico del paciente.  El riesgo de suicidio alto ha sido relacionado con diversas variables, teniendo en cuenta estudios nacionales  y datos externos se ha elaborado la siguiente tabla No. 2:

 

 

Tabla No. 2  Variables de riesgo alto para suicidio

 

 

Variables

Categoría de riesgo alto

Género

Hombre

Edad

Grupo de 21 a 30 años de edad 

Estado civil

Soltero / Separado / Viudo / Divorciado

Condiciones socioeconómicas

Estrato social bajo

Ocupación

Desempleado

Procedencia

Urbana

Orientación sexual

Bisexual activo, Homosexual inactivo

Crisis biológicas

Pubertad, climaterio, gravidez

Antecedentes tóxicos

Abuso de alcohol y sustancias

Enfermedad debido a condición médica general

Crónica / Atención médica en los últimos seis meses                     

Trastornos mentales

Trastornos afectivos y de la personalidad

Comportamiento suicida

Intento previo / Ideación suicida frecuente,  intensa y prolongada,                                                                                                             

 

Hospitalizaciones psiquiátricas previas

 

El riesgo aumenta con el número de hospitalizaciones                                                                                                                           

 

Método

Disponible

Comportamiento social

Aislamiento /  Soledad

Estresores

 

Pérdida de figuras significativas problemas financieros y legales, violencia familiar, etc.,                                                                                                                                 

 

Historia familiar

 

Psicopatología, abuso de alcohol y  sustancias, comportamiento suicida                                                                                                                            

 

Reacción del entrevistador

 

Negatividad del entrevistador hacia el paciente                                                                                                                       

 

 

                                                                             

Entrevista al paciente suicida

 

El siguiente tipo de entrevista psiquiátrica fue modificado del modelo utilizado en el servicio de Urgencias Psiquiátricas del Centro Hospitalario San Juan de Dios  en Bogotá, diseñado por Gómez y Jaramillo, docentes del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia y se puede tomar como referencia para evaluar el riesgo clínico de suicidio.

 

 

       ENTREVISTA PARA PACIENTES CON INTENTO DE SUICIDIO

 

    A.    Datos de identificación

     

    1. Nombre:

    2. Edad (años cumplidos):

3. Estado civil: Soltero (  )  Casado (  ) Viudo (  )  Separado (  )  Unión Libre (  )         Divorciado (  )

    4. Ocupación:

    5. Natural de:

    6. Procedencia:   Ciudad:                  Dirección:           

        Teléfono de los familiares:

    7. Vive solo:       Si (  )  No (  )  Con quién:

 

    B.    Características del intento

     

    1. Motivo:

    2. Método empleado:

3.      ¿En el momento del intento se encontraba bajo efectos del alcohol?

     Si (  ) No (  )

         ¿De drogas? Si (  )  No (  )

 

    C.    Comportamiento suicida previo

     

    1. ¿ Ha tenido ideación suicida? Si (  )  No (  )

    2. ¿Ha hecho alguna vez amenazas suicidas? Si (  )  No (  )

    3. Intentos suicidas previos Si (  ) ¿ Cuántos?     ¿Cuándo?        No (  )

 

    D.    Factores personales en relación con el intento

     

     1. ¿Asistió a consulta médica en los últimos seis meses? Si (  )  No (  )  Motivo:                    

 2.¿Presenta en el momento del intento, enfermedad debida a condición médica         general incapacitante /  crónica? Si (  )  No (  )

     3. Antecedentes de ingesta de alcohol: Cantidad:         Frecuencia:

        Tiempo de consumo:                   ¿Hasta hace cuánto?:

      4. Abuso de sustancias adictivas (diferentes de alcohol, cigarrillo y café)

        Tipo:              Cantidad:            Frecuencia:            Tiempo de consumo:

         ¿Hasta hace cuánto?:

    5. Pérdida de personas significativas: Si (  ) ¿Quién?:               ¿Hace cuánto?:               

         Tipo de pérdida: Muerte (  )  Rompimiento (  )             No (  )

6. Fracasos y/o dificultades en los últimos seis meses: Académicas (  )      Económicas (  )         Legales (  )     Familiares (  )     Otros:

    7. Disponibilidad de armas de fuego: Si (  )  No (  )

    8. Tratamiento psiquiátrico previo: Si (  )  Diagnóstico                 No (  )

 

    E.    Antecedentes familiares

     

    1. Tratamiento psiquiátrico: Si (  )  ¿Quién?:                   Diagnóstico:

                                                No (  )

    2. Antecedentes de ingesta de alcohol: Si (  )  ¿Quién?:

                                                                     No (  )

    3. Antecedentes de abuso de sustancias: Si (  )  ¿Quién?:

                                                                         No (  )

    4. Suicidio: Si (  )  ¿Quién?:                      No (  )

    5. Intento de suicidio: Si (  )  ¿Quién?:                     No (  )

 

F. Diagnóstico psiquiátrico (DSM-IV)

 

G. Riesgo de suicidio

     ALTO (  )     MEDIO (  )     BAJO (  )

 

H. Tratamiento y Recomendaciones

       

I.   Firma y Registro Médico

 

 

Manejo médico general del paciente suicida

 

En la atención médica de un paciente con riesgo de suicidio es necesario considerar varios aspectos. Inicialmente se debe controlar el estado general del paciente, cuando se encuentre en condiciones de sostener una conversación y no este en peligro inminente su vida se inicia el acercamiento del médico. La entrevista se debe realizar en un ambiente que le brinde confianza al paciente y a los acompañantes, en ocasiones será necesario entrevistar primero a los familiares, dependiendo siempre del estado general del enfermo, en otras será conveniente escuchar primero al paciente alejado de las recriminaciones y juzgamientos frecuentes que asumen los familiares en estos casos.

 

Una actitud comprensiva y de no rechazo del médico es básica.  La personalidad terapéutica le brinda al paciente la posibilidad de encontrar alguien en quien podrá depositar sus penas y lograr el apoyo necesario para superar esta situación. Una actitud negativa, descalificadora del médico puede contribuir a acelerar el proceso de suicidio, por lo que este profesional debe ser muy cuidadoso en sus planteamientos.

 

Una vez practicada la entrevista sugerida en este módulo, el médico general estará en condiciones de establecer el riesgo de suicidio probable en el paciente.  Si este es leve, como en el caso de una joven adolescente quien por primera vez intenta envenenarse ingiriendo un trago de un raticida, de manera impulsiva y en presencia del novio que piensa dejarla, el médico podrá observar a la paciente hasta que recupere su condición de salud previa y la remitirá a la consulta externa donde un psiquiatra para su posterior control y manejo especializado.  Si no existiere el recurso humano especializado el médico general podrá establecer una relación duradera con la paciente y su familia realizando un seguimiento durante por lo menos seis meses posteriores al intento suicida.

   

Si la gradación del riesgo de suicidio es moderado, como en el caso de una mujer anciana, pensionada recientemente, quien desea morir e intenta arrojarse al vacío y es encontrada momentos antes por uno de sus hijos, al examinar la paciente niega ideas de suicidio activas al médico, en este caso dudoso, el profesional hospitalizará a la enferma en observación el tiempo necesario mínimo (algunos días como máximo) hasta estar seguro de la posibilidad de que al egreso, esta cuente con el apoyo familiar y ambiental para impedir un nuevo intento.   Al examinar el estado mental a la salida de la paciente no debe presentar ideas de suicidio activas.  En este caso de riesgo de suicidio intermedio es necesario una valoración psiquiátrica para determinar el manejo especializado según la psicopatología de base.

 

Cuando el riesgo de suicidio es alto, establecido clínicamente y con base en los datos analizados en la Tablas No. 2 y 3 el paciente requiere obviamente mejorar su estado general, realizar un diagnóstico psiquiátrico e iniciar un manejo especializado intrahospitalario, generalmente de varias semanas de duración.

 

Las recomendaciones sobre prevención del suicidio dirigidas a los familiares deberán quedar consignadas en la historia clínica del paciente y se deben mencionar o entregar por escrito a los parientes.  Son las siguientes:

 

·     Evite el contacto del paciente con venenos, sustancias tóxicas y medicamentos.

 

·     Si existen armas de fuego y elementos cortopunzantes deben permanecer bajo llave y control estricto. 

 

·     El paciente debe permanecer bajo observación permanente.

 

·     Evite habitar en sitios altos de donde se pueda lanzar al vacío.

 

·     Advierta a los familiares sobre lo inconveniente de asumir posiciones en contra de la conducta realizada por el paciente como criticar, juzgar o descalificar su intento suicida. Tenga en cuenta que esta decisión de suicidarse es netamente personal.

 

 

 

Tabla No. 3 Evaluación y manejo del riesgo suicida

 

 

 

El médico establece pocas posibilidades de suicidio en el paciente

       Riesgo Leve

 

Observación por 12 a 24 horas y salida con recomendaciones sobre prevención del suicidio

 

El médico tiene dudas acerca del riesgo de suicidio del paciente

Riesgo Moderado

 

Observación por 24 a 72 horas: salida VS hospitalización psiquiátrica

 

El médico establece un riesgo alto y esta seguro de las posibilidades de suicidio en el paciente

Riesgo alto

 

Hospitalización en clínica psiquiátrica para evaluación diagnóstica y tratamiento adecuado

 

                                                                                                                                                              

 

                                              

 

                                                                             

 

 


LECTURAS RECOMENDADAS

 

·         American Psychiatry Association. Guidelines for legislation on the psychiatric hospitalization of adults. Am J Psychiatry 1983; 140:672-679

 

·         Allen M, Currier G, Hughes D, Reyes-Harde M, Doherty J.  Treatment of behavioral emergencies. The Expert Consensus Guideline Series.  A Special Report. Postgraduate Med 2001: 1-90.

 

·         Apter A, Plutchik R, Van Praag H. Anxiety, Impulsivity and Depressed Mood in Relation to Suicidal and Violent Behavior. Acta Psychiatr Scand 1993; 87: 1-5.

 

·         Blumenthal J. A Guide to Risk Factors, Assessment, and Treatment of Suicidal Patients. Med Clin NA 1988; 72: 937-66.

 

·         Botsis A, Soldatos C, Liossi A, Kokkevi A, Stefanis C. Suicide and Violence Risk. I. Relationship to Coping Styles. Acta Psychiatr Scand 1994; 89: 92-6.

 

·         Bradvik L, Berglund M. Risk Factors for Suicide in Melancholia. Acta Psychiatr Scand. 1993; 87: 306-11.

 

·         Brent D, Perper J, Moritz G et al. Familial Risk Factors for Adolescent Suicide: A Case-control Study. Acta Psychiatr Scand 1994; 89: 52-8.

 

·         Brent D, Perper J, Moritz G et al. Psychiatric Risk Factors for Adolescent Suicide: A Case-control Study. Am Acad Child Adolesc Psychiatry 1993; 32: 521-9.

 

·         Brent D, Kolko D, Wartella M et al. Adolescent Psychiatric Inpatients Risk of Suicide Attempt at 6-Month Follow-Up. Am Acad Child Adolesc Psychiatry 1993; 32: 95-105.

 

·         Brent D, Perper J, Moritz G, Baugher M, Allman C. Suicide in Adolescents with no Apparent Psychopathology. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry 1993; 32: 494-500.

 

·         Brizer D. Psychopharmacology and the management of violent patients.  Psychiatr Clin NA 1988:11: 551-568.

 

·         Bukstein G, Brent D, Perper J et al. Risk Factors for Completed Suicide Among Adolescents with a Lifetime History of Substance Abuse: a Case-control Study. Acta Psychiatr Scand 1993; 88: 403-8.

 

·         Caicedo A. En torno al internamiento psiquiátrico. Actas Luso-Esp, Neurol, Psiquiatr. 1988; 16, 1: 59-62

 

·         Código Penal de Colombia, 1998, Bogotá, Editorial Temis. 1986.

 

 

·         Engberg M. Mortality and Suicide Rates of Involuntarily Committed Patients. Acta Psychiatr Scand. 1994; 89: 35-40.

 

·         Gómez D, Jaramillo L. Estudio descriptivo de pacientes con intento de suicidio en el Hospital San Juan de Dios en Bogotá. Rev Colomb Psiquiatr 1991; 20 (2):  83-113.

 

·         Greenwald D, Reznikoff M, Plutchik R. Suicide Risk and Violence Risk in Alcoholics: Predictors of Aggressive Risk. J Nerv Ment Dis 1994; 182: 3-8.

 

·         Hawton K. Assessment of Suicide Risk. Br J Psychiatry 1987; 150: 145-53.

 

·         Hernández M et al. Análisis de las funciones del área de internamiento psiquiátrico en un hospital general. Actas Luso-Esp, Neurol, Psiquiatr. 1983; 11, 4: 321-328.

 

·         Hill S.  Non-verbal behavior in mental illness.  Br. J. Psychiatry 24: 221-230, 1974.

 

·         Instituto Nacional de Salud. Mortalidad en Colombia 1993.

 

·         Isometsä E, Henriksson M, Aro H, Lönnqvist J. Suicide in Bipolar Disorder in Finland. Am J Psychiatry 1994; 151: 1020-4.

 

·         Isometsä E, Henriksson M, Aro H et al. Suicide in Major Depression. Am J Psychiatry 1994; 11: 530-6.

 

·         Jones J, Stein D, Stanley B, Guido J, Winchel R, Stanley M. Negative and Depressive Symptoms in Suicidal Schizophrenics. Acta Psychiatr Scand 1994; 89:81-7.

 

·         Jones I, Pansa M.  Some verbal aspects of depression and schizophrenia during the interview, J  Ner Ment Dis 167: 402-409, 1979.

 

·         Kaplan H, Sadock B, Grebb J. Synopsis of Psychiatry.  Behavioral Sciences / Clinical Psychiatry Seventh Edition. Williams & Wilkins. Baltimore 1994.

 

·         Kernberg P. Psychogical Interventions for the Suicidal Adolescent. Am J Psychotherapy 1994; 48: 52-63.

 

·         Kjelsberg E, Neegaard E, Dahl A. Suicide in Adolescent Psychiatric Inpatients: Incidence and Predictive Factors. Acta Psychiatr Scand 1994; 89: 235-41.

 

·         Lesage A, Boyer R, Grunberg F et al. Suicide and Mental Disorders; A Case-control Study of Young Men. Am J Psychiatry 1994; 151: 1063-8.

 

·         Leigh H, Reiser M. The patient. New York, Plenum Publishing Corporation, 1980.

 

·         Lion J, Pasternak S.  Counter transference reactions to violent patients.  Am J Psychiatry 130: 207-210, 1973.

 

·         Lipowsky Z.  Psychosomatic medicine and Liaison Psychiatry. New York, publishing Corporation, 1985.

 

·         Madianos M, Gefou-Madianou D, Stefanis C. Symptoms of Depression, Suicidal Behavior and Use of Substances in Greece: a Nationwide General Population Survey. Acta Psychiatr Scand 1994; 89: 159-66.

 

·         Marttunen M, Aro H, Henriksson M, Lönnqvist J. Antisocial Behavior in Adolescent Suicide. Acta Psychiatr Scand 1994; 89: 167-73.

 

·         Motto J, Heilbron D, Juster R. Development of a Clinical instrument to Estimate Suicide Risk. Am J Psychiatry 1985; 142: 680-6.

 

·         Mosquera M, Acero M, Parra L, Escobar F. Evaluación y manejo del paciente suicida. Nuntius 1996: (5): 1: 43-49.

 

·         Murphy G, Wetzel R. The Lifetime Risk of Suicide in Alcoholism. Arch Gen Psychiatry 1990; 47: 383-92.

 

·         Miller R. Need for treatment criteria for involuntary civil commitment: impact in practice. Am J Psychiatry 1992; 149:1380-1384.

 

·         Pearce C, Martin G. Locus of Control as an Indicator of Risk for Suicidal Behavior Among Adolescents. Acta Psychiatr Scand 1993; 88: 409-14.

 

·         Policía Nacional. Criminalidad. 1983-1993

 

·         Ramos J. Contención mecánica. Restricción de movimientos y aislamiento. Manual de uso y protocolos de procedimiento. Editorial Masson 1999.

 

·         Rihmer Z, Rutz W, Barsi J. Suicide Rate, Prevalence of Diagnosed Depression and Prevalence of Working Physicians in Hungary. Acta Psychiatr Scand 1993; 88: 391-4.

 

·         Reid W.  Clinical evaluation of the violent patient.  Psychiatric Clin. NA 11: 527-537, 1988.

 

·         Rotheram-Borus M. Suicidal Behavior and Risk Factors Among Runaway Youths. Am J Psychiatry 1993; 150: 103-7. 

 

·         Sánchez R, Jaramillo L, Escobar F. Guías para el Manejo del Paciente Violento en el Servicio de Urgencias. Rev Colomb Psiquiatr: 1993;  22 (1):  31-48.

 

·         Shea S.  Psychiatric Interviewing: the art of understanding.  Philadelphia, WB Saunders Company, 1988: 170-176.

 

·         Tardiff K.  Management of the violent patient in an emergency situation.  Psychiatric Clin NA 1988; 11: 534-549.

 

·         Taiminen T. Effect of Psychopharmacotherapy on Suicide Risk in Psychiatric Inpatients. Acta Psychiatr Scand 1993; 87: 45-7.

 

·         Taiminen T, Helenius H. Suicide Clustering in a Psychiatric Hospital With a History of a Suicide Epidemic: A Quantitative Study. Am J Psychiatry 1994; 151:1087-8.

 

·         Torres Y, Posada J,  Rojas M.  Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas, Colombia 1993. Ministerio de Salud.  División de Comportamiento Humano.  Centro Nacional de Consultaría.

 

·         Wiedenmann A, Weyerer S. The Impact of Availability, Attraction and Lethality of Suicide Methods on Suicide Rates in Germany.  Acta Psychiatr Scand 1993; 88: 364-8.

 

·         Yepes S.  Legislación, Medicina y Psiquiatría.  La Responsabilidad Civil Médica.  Rev Col de Psiquiatría 1994; 23 (2): 146-158.

 

·         Zweig R, Hinrichsen G. Factors Associated With Suicide Attempts by Depressed Older Adults: A Prospective Study. Am J Psychiatry 1993; 150: 1687-92.