El regalo vivo ©
Por Francisco Feliciano Sánchez
(Cuento para niños y niñas)


Una mañana de Navidad paseaba con Nino, uno de mis perros. Nino estrenaba un collar nuevo y quise lucirlo por la urbanización. Íbamos por el parque cuando éste se sintió intranquilo. Le dije que se calmara, pero Nino me halaba. Le dije "Nino, no" para que me obedeciera. Pero no me hizo caso. Nino tiró de la cuerda, y me mordisqueó por las patas del pantalón. Finalmente me hizo tanta fuerza que no pude sostenerlo. Nino se me escapó.

Nino fue a parar detrás de un basurero. Me dirigí a regañarlo.
-Nino, eso no se hace. Ven acá.

Nino puso cara de perrito regañado. Luego ladró dos veces como diciéndome algo. Cuando miré, vi una caja muy grande. Dentro de la caja había un cachorrito. Era color chocolate. Parece que alguien lo dejó abandonado.

Arrastré la caja con el cachorro hasta mi casa. Nino me siguió muy contento. Llamé a mi papá. Le dije a Papi que fue una suerte encontrar al cachorro. Así Nino y Cuchicuchi podían tener compañía.

Papi dijo que esa no era buena idea. Un perro es una gran responsabilidad y no podíamos retenerlo en casa. Serían tres perros y los vecinos podían quejarse.

-Hay que buscar una solución. Tal vez llevarlo al albergue.

Me dio mucha pena la idea de Papi. Le dije que tenía una idea mejor.

-¿Qué idea tienes?, me preguntó.

Le dije que como era Navidad tal vez podíamos ofrecerlo de regalo a alguna persona. Papi dijo que era magnífica idea. Pero añadió que había que acondicionar al perrito para que aparecieran buenos amos. Así que llamamos a nuestros amigos Carmen y a Güiso para que nos ayudaran. Como era día feriado, planificamos todo para el otro día.

A la mañana siguiente Papi fue a Kmart y compró champú para perros. Güiso ayudó a bañarlo y a limpiarle bien las orejitas. Yo lo sequé. Papi forró la caja de cartón con papel de regalo de navidad. Carmen preparó un lazo muy bonito y se lo pegó con un poquito de cinta adhesiva a la cabecita. También le preparó un poco de leche tibia y la mezcló con un poco de la comida de Nino y Cuchicuchi. Güiso le cortó las uñitas para que no rayara la caja.

El cachorro quedó muy lindo. Entonces Papi dijo: "Ahora, manos a la obra. Vamos a buscarle un hogar al perrito". Me dijo que tomara su libreta de direcciones y llamara a algunos amigos nuestros. Discutimos la estrategia para buscarle una linda familia al cachorro.

Llamamos a Delia, pero esta dijo que no le gustaban los animales. Luego llamamos a Gina y nos dijo que no tenía tiempo, pues estaba estudiando y trabajando. Papi me orientó para que les diera las gracias a todos. No todas las personas están aptas para tener y cuidar una mascota.

Llamamos a Doña Elena, quien vivía sola.

-Buenos días, doña Elena. Quería saber cómo pasó la Navidad. ¿La llamaron sus hijos? ¡Qué bueno! ¿Cuándo vienen a Puerto Rico? Entiendo... Doña Elena, Papi y yo pensamos que tal vez usted vive muy solita. Pobrecita, salga...Usted necesita despejar su mente, entretenerse en algo...

-Es que no me gusta salir de casa-, dijo.

-No tiene que salir de casa. Mi abuelita se entretiene muchísimo sin salir de la casa. Ella cuida el patio, tiene sus gatos, y su perrito. ¿Por qué no se consigue un perrito...?

-Es que una vez tuve uno y me lo atropelló un carro. No quise tener más ninguno.

-Eso ya pasó. Atrévase a tener otro. Ande...Mire, hay perritos muy bonitos que buscan de un hogar que los adopte. Solo necesitan que los cuiden y les den mucho amor.

-No había pensado en eso, dijo.

-Usted tiene amor de más para regalar.

-Gracias, Miguel. Eres muy educado...

Comprendí que ya había encontrado un hogar para el cachorro


Como hablábamos por el celular de Papi , ya nos dirigíamos a casa de Doña Elena. Tocamos a su puerta.

-¡Sorpresa!

Lo demás fue muy fácil. Fue amor a primera vista. Tan pronto como Dona Elena abrió la puerta, el cachorro empezó a mover su colita. Ella lo tomó en los brazos. Se lo acercó a la cara y el perrito la lamió en la boca. El perrito se hizo adoptar.

-Ve, doña Elena, ya le dio un beso.

Ella se echó a reir y nosotros también. Papi dijo:

-Bueno, Miguel, creo que hemos cumplido con nuestra misión.

-Gracias, Miguel. Gracias, don Diógenes. Me han hecho un regalo de Navidad muy bonito. Es un regalo vivo.

Papi y yo salimos contentos. Habíamos hecho un regalo de Navidad a doña Elena y al perrito. De pronto sentimos que nos mordiscaban los pantalones. Eran Nino y Cuchicuchi. Pareció que Nino en lenguaje de perro dijo:

- Fui yo quien encontró el regalo. ¡Felicítenme!

Yo lo entendí y le dije:

-Cuando lleguemos a casa te daré una perro-galleta.

Papi se sentía orgulloso de mí. Le dije:

-Sabes, Papi. Me gustó dar un regalo vivo en Navidad.

-Eso, es. Lo llamaré Regalo, dijo doña Elena.

Nos guiñamos un ojo cuando escuchamos a doña Elena decirle al perrito:

-Vente, Regalo, a calentarte con tu mamita.

Nos dijo "Buenos días" y se encerró con su nueva compañía. Desde afuera la escuchamos cómo consentía al cachorro.
-Hola, bebé...

Papi y yo nos reímos. Nino ladró, riéndose también. Definitivamente le hicimos la Navidad a alguien....Y a un perrito.