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BUD SPENCER (Carlo Pedersoli)
Nació en Nápoles el 31 de octubre 1929. No se propuso nunca ser actor, y llegó al cine por pura casualidad.
Hijo de un industrial del acero, el joven Carlo ingresó en la Escuela de Ciencias Químicas. Tras licenciarse, decidió estudiar Derecho.
Durante diez años fue campeón de Italia en los 100 metros libres, (59 segundos y 6 décimas), y representó a su país en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952 y de Melbourne en 1956 en las especialidades de natación y waterpolo.
Pero para Carlo, el atletismo exigía demasiados sacrificios, ya que le gustaban demasiado la comida, la bebida y las chicas. Empezó a engordar y decidió cambiar de vida.
Se marchó a Venezuela donde pasó tres años trabajando en unas canteras en plena selva. Allí conoció a Maria Amato, con la que se casaría en 1960, y con la que tendría tres hijos: Cristina, Giuseppe y Diamante.
Su primera aparición en la gran pantalla tuvo lugar el año 1951 como figurante en la pelicula "Quo Vadis".
Pero su verdadera oportunidad llegó en 1967, cuando su amigo Giuseppe Colizzi le ofreció protagonizar la película: "Tu perdonas... yo no". Carlo le pidió 400.000 pts. y Colizzi aceptó, siempre y cuando aceptara rodar una segunda película.
Le aconsejaron que empleara un nombre que sonara a anglosajón y eligió Bud Spencer. Bud por la cerveza y Spencer por su actor favorito, Spencer Tracy.
Habla 6 idiomas, mide 1,92 m y pesa 150 Kg. |
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Con nuestro cine se augura dos horas sin pensar en nada. A mi esto me parece un verdadero mérito, me parece que es algo muy interesante y muy importante, conseguir que el público se ría y se divierta con las películas.
No queremos hacer como pareja un cine de mensaje, desde luego. Queremos simplemente hacer reír al público.
No trabajamos como pareja más que una vez al año, es decir, que tan solo hacemos una película juntos. Después, separados, hacemos otra cada uno, con lo cual sólo trabajamos en dos films cada doce meses. Esto lo hemos estipulado para hacer una verdadera selección.
Nosotros intervenimos en gran parte en la realización de nuestras películas. Es más, esta posibilidad de intervención está garantizada por contrato, es decir, que nosotros mismos nos hacemos nuestros propios trucos y nuestros propios golpes.
Nuestra popularidad creo que se debe, no ya a nosotros en concreto, sino a los personajes que interpretamos. Es decir, que en nuestras películas, los espectadores ven aquellos tipos que quisieran ser ellos en realidad.
Hasta el momento, no he tenido problemas cardiovasculares, por eso como de todo.
Yo no quiero producir películas porque aspiro a dormir bien todas las noches.
Nuestros personajes se oponen en cierta manera a este mundo mecanizado y sin fantasía. Son un símbolo de la libertad individual, y en este sentido son cercanos y queridos por los espectadores.
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