LA HISTORIA DE CARLOTA


Escrito por: Carla Roel de Hoffmann.

Después de la muerte de César y Josephine un año atrás, y de un embarazo anembiónico meses antes, tenía mucho miedo de volver a embarazarme.

En octubre, mi regla no vino y empecé con los exámenes caseros. Todos salieron negativos. Dos semanas antes de nuestro segundo aniversario decidí dejarlo para después de ese día para no tener la angustia de saber si estaba o no embarazada.

El 24 de noviembre tempranito en la mañana me volví a hacer la prueba de embarazo, ¡salió positivo! Estabamos felices pero muy nerviosos. Ahora si que no podía salir nada mal.

Alrededor de las 10 de la mañana localicé al doctor y le di las buenas noticias y me pidió que me hiciera un ultrasonido para ver si había bebé y el tamaño que tenía. Ese mismo día fui al hospital. ¡El bebé tenía 7 semanas 4 días de vida y su corazón latía fuerte!
Volví a hablar con el doctor y quedamos de vernos el 15 de diciembre, cuando el bebé tuviera 10 semanas que, pensabamos, era mi semana de riesgo, después de las muertes de César y Jo, que fueron justo en ese tiempo.

Pasó una semana y el martes 1º me reuní a desayunar con las fundadoras de Fundación Esperanza, amigas que sabían de la angustia de un embarazo posterior. Aun y cuando nadie (excepto mis papás) sabía de este embarazo, les conté y les dije del miedo que tenía de que otra vez algo saliera mal.
Llegué a la casa llena de optimismo, la tarde transcurrió tranquila.

Alrededor de las 2 de la mañana, desperté pensando cómo le pondría al bebé cuando muriera, sabía que las cosas habían combiado. No dormí nada y en la mañana le pedí a Andrés que me acompañara a otro ultrasonido, que no me sentía tan bien como el día anterior.
Hice cita para las 2.30pm del miércoles 2 de diciembre. Tuve problemas con los técnicos del hospital porque no querían hacermelo intravaginal y porque no entendían por que estaba preocupada si no había sangrado "ni presentado otro problema".
Inmediatamente vimos que el bebé había muerto, por las medidas supimos que murió a las 8 semanas 4 días, es decir, había ocurrido el día anterior.

Andrés preparo el viaje para ir a ver al doctor inmediatamente ya que está en Houston, Texas. Pude conseguir una cita para el día siguiente a las 2.30pm.
Otra vez, ya no había nada que hacer. El ultrasonido que me hicieron allá nos mostró que había un defecto en el tubo neurálgico y que por eso había muerto. El doctor me propuso el legrado pero respetó mi decisión de dejar que el bebé se fuera cuando estuviera listo.
Me dió todo el material necesario para recoger cuanto tejido pudiera, para poder analizar a mi bebita.

Las semanas siguientes las recuerdo como una pesadilla gigante.
Visitas al doctor, al genetista, al laboratorio. Nada pasaba, seguí con sintomas de embarazo mientras la naturaleza me hacía una broma cruel: sentirme embarazada sabiendo que mi bebé estaba muerta.

Finalmente, tomamos la decisión de practicar el legrado el 22 de diciembre. Del análisis concluímos que era una niñita a la que llamamos Carlota.

Los resultados del análisis genético, detectó un problema irreparable que trae como consecuencia que el 80% de nuestros hijos no tengan posibilidades de sobrevivir y que el 20% pueda tener problemas graves de salud.

Todavía es muy pronto para tomar decisiones para el futuro.
Le agradezco enormemente a mis hijos César, Jo y Carlota que me hayan permitido saber lo que es ser madre aunque no puedo abrazarlos ni tenerlos conmigo.

Lo agradezco infinitamente a Carlota el haberse quedado conmigo esos 20 días para poder despedirme con calma y dejarla ir en paz.

Agradezco la oportunidad que se me ha dado de pertenecer a Fundación Esperanza, que me ayuda a ver con otros ojos la muerte de un hijo, a compartirla con personas que realmente entienden por lo que estoy pasando.

Hijita, ahora estás con tus hermanitos, recuerden a su mamita y a su papito que tanto los quieren y a quienes siempre les harán mucha falta.

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