JORGE MOLINA CANO

"Ya no vive nadie en ellas,
y a la orilla del camino silenciosa está la casa..."

Jorge Molina Cano, el compositor que alcanzó celebridad por sus inmortales obras, el pasillo “Las Acacias” y el bambuco “Dolor sin nombre”, nació en Medellín en 1898

Era sobrino de don Fidel Cano, fundador del diario “El Espectador” de Bogotá, pues su madre María Cano era hermana de aquel ilustre periodista. Por el lado paterno era medio hermano del importante empresario antioqueño don Carlos I. Molina, taurófilo a quien se debe la iniciativa y liderazgo de la construcción de la Plaza de Toros La Macarena de Medellín, pues su padre, Rufino Molina, al enviudar poco tiempo después de nacido Jorge, contrajo segundas nupcias con María Cárdenas, matrimonio del cual nació “Don Carlos I”.

Era institutor de profesión, egresado de la Normal Antioqueña, profesión que abandonó para irse en larga gira de bohemia por los paises centroamericanos con su tiple, instrumento del que era virtuoso ejecutante, y con su amigo Iván de Greiff, con quien solía cantar a dúo. A su regreso a Colombia, en el año de 1920, no obstante estar ya completamente preso del alcoholismo, recibe el apoyo de don Agustín Nieto Caballero quien lo lleva a Bogotá para incorporarlo a su Gimnasio Moderno, pero muy poco dura esta vinculación ya que la adicción al alcohol lo dominaba y la vida noctura de bohemia cantinera era su vida.

El pasillo “Las Acacias” lo compone sobre textos del poeta español Vicente Medina y el bambuco “Dolor sin nombre” debe su letra a Tartarín Moreira. Otras composiciones de Molina Cano han tenido poca o ninguna trascendencia.

Totalmente atrapado por el vicio decide radicarse en Barrancabermeja en busca de un ambiente alejado de la bohemia capitalina que le permitiera regenerarse, pero ya era tarde…

Muere esta gloria de nuestra música en un cuartucho de dicha ciudad, en estado de lamentable y total pobreza, a la temprana edad de 29 años, el 13 de noviembre de 1927.


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