Acerca de los potenciales efectos terapéuticos

El National Institute of Health (NIH) de los Estados Unidos y la British Medical Association de Inglaterra coincidieron, en 1997, al hacer públicos dos informes que sostienen que algunos de los principios activos de la marihuana podrían tener aplicaciones clínicas.

 

Según el informe del NIH, fumar marihuana permitiría disminuir la elevada presión del líquido del ojo que se produce en quienes padecen glaucoma. Este vegetal también ha demostrado ser capaz de disipar cierto dolor resistente a los analgésicos convencionales, característicos de aquellos que padecen esclerosis múltiple, al igual que las náuseas experimentadas por las personas que son sometidos a agresivas sesiones de quimioterapia.

Por último, los reportes del NIH y de la British Medical Association sugieren que la conocida característica de la marihuana de despertar el apetito, podría ayudar a los enfermos de SIDA que sufren una gran pérdida de peso, al colaborar en la difícil tarea de recuperar la masa muscular perdida. Para cumplir con los tratamientos arriba mencionados, en los Estados Unidos está a la venta el Marinol, un medicamento que contiene una versión sintética del principal principio activo de la Cannabis Sativa: el THC (delta-9-tetrahidrocanabinol).

Sin embargo, distintos trabajos científicos han revelado que -tanto en los pacientes con SIDA como en aquellos que se someten a quimioterapia- fumar marihuana hace efecto más rápidamente y permite al usuario determinar la dosis más adecuada de acuerdo con sus necesidades, que la versión sintética del THC, pues ésta tarda aproximadamente tres cuartos de hora y equivale a fumar cantidades excesivas de Cannabis Sativa.

Según los investigadores, esto se debería a la presencia de otras sustancias (aún no investigadas), que conviven en la planta con el THC, al facilitar y agilizar su poder curativo.

"La planta de la Marihuana contiene más de 460 componentes activos, de los cuales más de 60 tienen la estructura carbono-21 típica de los canabinoides", comentan al respecto los doctores Lester Grinspoon y James Bakalar, profesor adjunto de Psiquiatría y profesor de Derecho de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, respectivamente, ambos autores del libro "Marihuana, la medicina prohibida" (Ed. Paidós, 1997).

Con respecto a la cualidad de la Cannabis de estimular el apetito, una peculiaridad de utilidad en pacientes con SIDA o bajo tratamiento oncológico, la doctora Liliana Puga, infectóloga del Centro de Ayuda al Inmunodeficiente de Argentina, afirma: "Es cierto, en estos pacientes, el fumar Cannabis mejora el estado anímico (tiene un efecto antidepresivo) y por ende, los pacientes tienen más ganas de comer. Lo que sucede es que debe hacerse bajo estricto control médico".

 

Marihuana

Sobre los efectos secundarios

El tema de los efectos adversos del uso terapéutico de la Cannabis Sativa es otro asunto en controversia.

 

Para los doctores Grinspoon y Bakalar, "los efectos físicos agudos más comunes de fumar o ingerir Cannabis o THC son una leve hiperemia conjuntiva (enrojecimiento de los ojos) y un ligero incremento en el ritmo cardíaco.

Ninguno de estos efectos es molesto y peligroso. Después de 5.000 años de que cientos de millones de personas en todo el mundo estén utilizando la Cannabis, no hay ninguna evidencia creíble de que esta droga haya provocado nunca una sola muerte."

Sin embargo, no todos coinciden en que la Cannabis está exenta de riesgos para la salud. Para los doctores Strang y Hall, "el daño que ocasionaría el uso regular de la marihuana ha estado durante años sujeto a incertidumbre científica, pero recientes evidencias de daño (al tracto respiratorio, por ejemplo) están redefiniendo este debate".

"En principio, todo aquella sustancia que se fuma genera radicales libres, por lo que resulta tóxico para los pulmones -sostiene el doctor Fernando Verra, médico neumonólogo del Hospital de Clínicas de Buenos Aires (Argentina)-. En cuanto a los daños específicos que pueda provocar el que lo que sea fumado sea marihuana, es probable que los tenga, pero falta más investigación al respecto".

¿Cuál es la naturaleza de la relación entre la Cannabis y las psicosis, y otros serias afecciones psicológicas? ¿qué tan fuertes son las evidencias de que la Cannabis está implicada causalmente en la precipitación o en la exacerbación de la esquizofrenia y otras psicosis?. "Estas tres diferentes condiciones clínicas deben ser consideradas y estudiadas por separado", responden los doctores Strang y Hall.

Otra pregunta fundamental es si el uso regular de Cannabis causa dependencia. "La visión popular es que la marihuana no es una droga que cause dependencia porque no posee un síndrome de abstinencia claramente definido -opinan Strang y Hall-. Pero ésta es una visión demasiado estrecha de la dependencia. Proporciones substanciales de usuarios regulares de Cannabis afirman ser dependientes, tras ser evaluados según criterios diagnósticos del Manual de Diagnóstico y Estadística de Desordenes Mentales (DSM IV)".

 

USO TERAPÉUTICO DEL CANNABIS. UN ESBOZO HISTÓRICO DE SU EMPLEO EN ESPAÑA

A.Roig

Siempre nos ha sorprendido, al consultar las escasas publicaciones históricas sobre el empleo de las sustancias psicoactivas en nuestro país, cómo al referirse al cannabis tan sólo se recogían informaciones sobre su empleo recreativo, ignorando u omitiendo su eventual utilidad en el campo de la terapéutica médica.

 

Fue por esta razón que hace tiempo comenzamos a realizar una revisión de la bibliografía médica española anterior a 1930 con la finalidad de localizar y ordenar el material existente sobre su uso terapéutico.

Hasta el presente, y con tan sólo una reducida parte de la bibliografía revisada, hemos obtenido más de doscientas referencias que dan testimonio de cómo, durante el siglo xix y principios del xx, el cannabis estaba presente en la farmacopea española, siendo considerado como un agente terapéutico eficaz, al igual que sucedía en la mayoría de países.

 

Aunque hemos localizado distintos trabajos originales, la mayoría lo constituyen reseñas, comentarios o traducciones al castellano de artículos publicados originariamente en publicaciones francesas o inglesas, que aparecerán en las revistas médicas españolas en secciones como "prensa extranjera" o, más frecuentemente, en la de "preparaciones y fórmulas", recogiéndose la composición y el procedimiento para la elaboración de diferentes fórmulas magistrales. No hay que olvidar que en el siglo xix, los medicamentos se preparan en la oficina de farmacia de modo artesanal, a partir de la fórmula indicada por el médico, estando el empleo de medicamentos estandarizados y manufacturados, tal y como ahora los conocemos, todavía en sus albores.

 

Hasta mediados del xix, la mayoría de referencias señalan su empleo como demulcente o emoliente en las inflamaciones de las vías urinarias, utilizándose a este efecto el aceite de cañamones —oleum expresum seminnum cannabis— o más raramente la emulsión o infusión obtenida con las semillas. También existe constancia de su uso tradicional como antilácteo: "El aceite de simiente de cáñamo, obtenido por expresión y aplicado caliente a los pechos en fomentos, unturas y en fricciones en los casos en que conviene disminuir la secreción láctea de las nodrizas. Las mujeres del pueblo de Castilla la Vieja preconizan mucho, para lo que llaman retirar la leche, el aplicar a los pechos una especie de torta de cáñamo en rama o lino, en defecto del primero."

 

Suelen señalarse los trabajos de O’Shaughnessy (1839), Aubert-Roche (1840) y Moreau de Tours (1845) como los que más contribuyeron a la difusión de los efectos psicoactivos del cannabis y a su posible utilidad médica, pasando de ese modo a formar parte del arsenal terapéutico de las farmacopeas europeas. Aunque en la prensa médica española de la época encontraremos una pronta traducción de algunos de estos trabajos —Noticia sobre el haschish (1840); Acción fisiológica del haschish sobre el hombre (1849), Acción del haschish en el organismo humano (1849), Ensayos acerca de las propiedades hipnóticas del haschish en las enfermedades mentales (1869)—, esta psicoactividad ya venía resultando en nuestro país, sobradamente conocida. Como precisa M. Pérez Mínguez describiendo el Catálogo de las "sustancias medicinales presentadas en la Esposición Castellana" de 1859: "En el valle de Esgueva y muchos otros pueblos se cultiva y beneficia para la elaboración de tegidos y objetos de cabrestería; en medicina se empieza á usar el aceite fijo de cañamones, contiene una materia glutinoso-resinosa que tiene en particular, el cultivado en países cálidos como la Persia, la cualidad de embriagar y narcotizar", cualidades perfectamente documentadas para la medicina española, al menos desde el siglo xvi, con la edición de la Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, de N. Monardes.

 

Podemos encontrar en la literatura médica decenas de fórmulas y procedimientos de preparación (extractos, pociones, tinturas, aceites, etc.) para el tratamiento de muy diversas patologías que podríamos agrupar de la siguiente manera:

 

1. Trastornos de origen nervioso: melancolía, histerismo, corea, delirium tremens, jaqueca, neuralgias, ciática, insomnio, neurastenia, impotencia, anafrodisia femenina, hemicránea.

2. Trastornos génitourinarios: blenorragia, prostatitis, cistitis, dismenorrea, metrorragias.

3. Afecciones de las vías respiratorias: catarro crónico, enfisema, asma, coqueluche, tisis.

4. Problemas gastrointestinales: úlcera, anorexia, colitis mucomembranosa, diarreas, dispepsia.

5. Trastornos cutáneos: dartros, herpes, comezones rebeldes, callosidades, verrugas, lupus, prurito.

6. Ciertas enfermedades infecciosas: tétanos, cólera, peste, erisipela, fiebres eruptivas, hidrofobia.

7. Como analgésico en la cefalea, ataxia locomotriz, cólicos y tópicamente en extracciones dentarias, gota y reumatismo.

8) En el bocio, cólicos, epistaxis, envenenamiento crónico por cloral y opio.

 

Como antes señalábamos es a finales del siglo xix cuando comienza a difundirse el empleo de medicamentos con una fórmula y un nombre comercial estable, obtenidos de modo industrial. También entre éstos hemos encontrado varios en los que el cannabis figuraba en su composición junto a otros agentes farmacológicos, por ejemplo, en algunos jarabes como el Jarabe Antinervioso de Corteza de Naranja amarga, Bromuro potásico y Hastchisch del Dr. Campá, de València, o el Jarabe de Haschish Bromurado del Dr. Jimeno, elaborado por Punsola y Gavaldá, farmacéuticos de Barcelona y el Licor de Cáñamo Indiano de Queralt, también elaborado en la ciudad condal.

 

Otra procedimiento ampliamente utilizado era en forma de cigarrillos para el tratamiento del asma y otras dolencias respiratorias: los Cigarrillos indios antiasmáticos de Cannabis índica de Grimault y cía, o en los Cigarrillos balsámicos antiasmáticos y en los Papeles azoados del Dr. Andreu para inhalaciones que, al menos hasta 1914, tuvieron también entre sus componentes el cannabis.

 

Hemos encontrado, asimismo, testimonio de su empleo por su presencia en los catálogos españoles de principios activos que algunos laboratorios farmacéuticos internacionales (Burroughs Wellcome y Cia, Parke Davis & Co., Houdé…) durante las primeras décadas del siglo xx iniciaban su distribución comercial en nuestro país.

 

De esta utilidad terapéutica del cannabis en la medicina del xix y particularmente en el campo psiquiátrico dan cuenta también varios artículos publicados a principios de siglo. En un contexto terapéutico en el que, salvo los opiáceos, eran casi inexistentes otros recursos farmacológicos, Rodríguez Morini en Notas sobre la acción terapéutica del haschisch (1909) realizaba una amplia revisión sobre su empleo en psiquiatría, considerándolo "uno de los primeros rangos entre los escasos agentes terapéuticos de que dispone el psiquiatra". Por su parte, Arturo Galcerán en Indicaciones del haschisch en terapéutica neuropsiquiátrica (1911) intentaba profundizar en la comprensión de su modo de acción señalando que lo empleaba desde hacía años, particularizando sus indicaciones, ya que a su entender "el Cannabis índica es un precioso agente siempre que se emplea con positiva indicación".