Alfredo Le Pera

El poeta de Gardel

Le Pera y Gardel en una imagen poco difundida, tomada en Nueva York.

 

Es inevitable referirse a Gardel, sin hacer alusión al poeta Alfredo Le Pera, quien colaboró con "El Mago", desde 1932 hasta 1935.

 

Alfredo Alfonso De Paula Le Pera, nació  en el barrio Ciudad Jardín, de San Pablo, Brasil, en junio de 1900, es decir, en el último año del siglo XIX. El día exacto de su nacimiento es aún incierto, porque hasta las mismas declaraciones de su hermano, Dr. José Le Pera (quien afirmó que Alfredo nació el 6), no coinciden con la Partida de Nacimiento, que lo da como nacido el 7.

Las versiones dan distintos días: 4, 6, 7 y hasta el 8.

Lo cierto es que nació en junio de 1900.

 

Más allá del día exacto, Le Pera nació circunstancialmente allí, pues sus padres estaban de paso en dicha ciudad por razones laborales, camino a Buenos Aires.

 

Desde joven, Le Pera demostró aptitudes para la poesía, habiendo leído a Rubén Darío, Amado Nervo y Antonio Machado, entre otros, poseyendo una vasta cultura literaria.

Era un íntegro hombre de letras: fue periodista, crítico teatral y de cine, y escribió en varios medios de prensa. Y llegó incluso a escribir obras teatrales.

 

Además sabía idiomas, virtud que le permitió trabajar como traductor de los noticieros cinematográficos europeos que llegaban a Buenos Aires.

 

En 1931, en Mar del Plata, el actor argentino Tomás Simari (amigo en común) le presentó a Gardel, y el destino quiso que murieran juntos en 1935 en Medellín, Colombia.

 

Sus poesías (ya que así se deberían denominar a sus temas, aunque lleven música) son exquisitas, finas y delicadas, predominando las metáforas, habiendo sido un adelantado del Tango, pues fue él quien lo catapultó desde sus raíces populares al resto del mundo. Lo internacionalizó.

 

Su primer éxito fue "Carrillón de la Merced", con música de Enrique Santos Discépolo, inspirado en un viaje que Le Pera realizó a Santiago de Chile, donde visitó la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced.

 

En su etapa junto a Gardel escribió más de treinta canciones, la mayoría con música del cantante y escritas para sus películas, de las cuales, además, fue autor en los libretos.

De su primera época fílmica con Gardel, en Francia en 1932, se destacan temas como "Melodía de arrabal", "Me da pena confesarlo", "Estudiante", "Por tus ojos negros", "Silencio", etc. En algunos casos con letra compartida junto a Mario Battistella.

 

Ya en dicha etapa de películas parisinas había dado muestras de su capacidad creativa, pero su eclosión se produjo en los filmes por él escritos para Gardel en 1934 y 1935, en Nueva York (siempre para Paramount Pictures), donde incluyó éxitos del calibre de: "Amores de estudiante", "Cuesta abajo", "Mi Buenos Aires querido", "Golondrinas", "Soledad", "El día que me quieras", "Sus ojos se cerraron", "Volver", "Por una cabeza", "Lejana tierra mía" y "Arrabal amargo", entre otros. Todos llevan el broche de oro de las intuitivas melodías de Gardel, quien compuso la música exacta para que cada tema reluciera.

 

El Tango, debido a lo amplio de sus temáticas, ofrece, por ejemplo, el realismo crudo (y a veces relatado con ironía) de Discépolo, las variantes de Enrique Cadícamo, y las destacadas poesías (ya entrados los años '40) de Homero Manzi y José Ma. Contursi, entre muchos otros. Pero fue Le Pera quien expandió a dicho género musical por el mundo con sutiles versos, en sólo tres años, de 1932 a 1935.

 

Convirtió a las verdades de la vida (que de por sí aparecen en los tangos) en expresiones idiomáticas de primer nivel, en varios casos sin dejar de mencionar el arrabal y las costumbres del Río de la Plata, y otras veces elevando la poesía a lo más delicado que puede percibir el oído humano.

 

La conjunción de Gardel con Le Pera fue beneficiosa para ambos, pero sobre todo para nuestra música más popular y significativa: el Tango.

 

 

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