El Trans-Genero y la Libertad

Ensayo por Gina Alva

© 1996 - 1998 - 1999

 

Versión Española.

La versión Inglesa de este ensayo puede ser obtenida mediante e-mail pidiendola a  Gina Alva en  "gina_alva_us@yahoo.com"

Para escribir se necesita fuerza, no solo intelecto, se que detrás de el, soportándolo está el amor.

Quiero explicar a todos como veo las cosas y que es lo que veo, luego hablaremos. Además este es un esfuerzo por desmistificar los términos, combatir mi ignorancia y alejar la corrupción de mi bella lengua. Aun que escriba mal, trato de comunicarme lo mejor que puedo; creo que para eso es el lenguaje.

English version.

The English version of this assay can be required by e-mail to Gina Alva "gina_alva_us@yahoo.com"   The resume can be found at www.oocities.org in both languages trough my web page "Ginalva Home Page" at


                                         "http://www.oocities.org/WestHollywood/Village/7618"  

The complete German version is available too.

To write you need force not only intellect. I know that behind the intellect, supporting it, lies love.

How I see the subjects related with myself and others persons like me?; after that we´ll talk more. Moreover, this is one effort to demitify some terms, to figth against my own darkness and beside, remove part of the corruption of my fine language. Anyway, if I write this not so good, I feel that I’m trying to communicate willingly, finally that is the object of the language.

 

 

A mi entender no existe una personalidad " femenina " o " masculina " por derecho biológico, sino que cualquier registro de comportamiento, en cualquier escala o polaridad, es simplemente humano, un derecho y potencialidad de todos.

               Gina Alva

 

 

LA REVOLUCION DEL GENERO

EL TRAnsGENERISMO Y EL TRAnsVESTISMO

¿ Un camino a la TRANS SEXUALIDAD ?

o a la

Libertad de Identidad

 

Gracias Clarita por tu magnífico e invalorable aporte a mi formación.

 

¿Por que existen seres humanos en los que no concuerda el sexo biológico con su comportamiento ?

¿Por que hay registros históricos de hombres y mujeres que viven emulando el sexo opuesto ?

¿Por que en la cultura occidental se rechaza a estas personas y como termina el rechazo ?

¿Cual es la nueva actitud de las doctrinas religiosas frente al Transgenerismo, al Travestismo y a la Transexualidad ?

¿Es meramente fetichista quien se viste con la ropa del sexo opuesto ?

Por que, por que, que ....

 

Estas y otras muchas preguntas sobre el comportamiento humano se están respondiendo poco a poco. desde hace solo 30 años, cuando ya hemos cumplido cerca de 100,000 años como Homo Sapiens. La sola cercanía al nuevo milenio estaba generando un ansia de aclarar aspectos varios del comportamiento humano, como nunca antes se había visto.

En los últimos 50 años se han dado varias revoluciones culturales que han movido a la humanidad como nunca. Según los astrólogos, en 1948 se inició la era de Acuario, la era del amor. Según los hinduistas más connotados, en la década del 50 empezó la reconstrucción del ser humano preparándolo para el nuevo milenio, en esa misma década se inició la revolución cibernética que vivimos, las comunicaciones dieron un vuelco que aún no somos capaces de evaluar y cuyo futuro es imposible de predecir. En la década del 60 se pusieron en práctica las teorías derivadas del pensamiento filosófico de Marcusse y el mundo se afectó como nunca antes, en esa época los líderes religiosos se confundieron, abrieron las puertas de las doctrinas y se desató el fundamentalismo doctrinario como refugio a las mentes menos lúcidas, actitud que está desapareciendo frente a la difusión y comprensión de las raíces filosóficas de las doctrinas más importantes de la humanidad.

Poco a poco se respira más libertad, más respeto por la realidad de cada quién y mayor comprensión de cada cual. Todo esto esta siendo cimentado en el mágico concepto del amor, en sus múltiples facetas. Se está reconstruyendo un ser humano capaz de entender su mundo, de cuidarlo, de reconocer sus sentimientos como válidos y de usarlos como fuerza constructora.

Es cierto que todavía existe la violencia, existen los seres débiles y manejables por hábiles manipuladores que los llevan a la auto-destrucción; esto y más es cierto, pero también es cierto que cada vez son los menos, suenan fuerte pero hueco. También existe el "Stablishment" o sociedad "Bienpensante", tradicional y renuente al cambio que poco a poco se va remodelando tratando de mantener sus viejos privilegios pero que en el camino se va diluyendo frente a la nueva fuerza, la fuerza del conocimiento, la fuerza del reconocimiento, la fuerza de la curiosidad, la fuerza de la imaginación, la fuerza de la voluntad de ser cada vez mas humanos, la fuerza de la belleza en cualquier forma, la fuerza de la expresión libre y finalmente, la gran fuerza constructora la fuerza del amor.

 

 

EN MATERIA

Lo que aqui se afirma, es un punto de vista que puede resultar polémico, tanto para la sociedad "bienpensante" como para la creciente comunidad trans en general, y que ?. Sin embargo, como persona que vivió una oscilación de sentimientos y sensibilidad entre lo "masculino" y lo "femenino", me siento con la calificación necesaria como para expresarme por experiencia, y cuando menos ofrecer unas reflexiones que espero criticarán con lucidez. 

He leído varios libros y ensayos de la célebre Virginia Prince y algunas de sus declaraciones en que, cuando le preguntan si es hombre o mujer, responde que "hombre o mujer es algo que se forma entre las piernas, pero lo que realmente se es, surge entre las orejas, en el cerebro". Para mí esta es una declaración importante, porque precisamente son posibles tantas respuestas, que por ello se demuestra la subjetividad del tema. Incluso las nociones biológicas de hombre y mujer son difusas: una escala de variables, más que una dicotomía excluyente.

ENTRE LAS OREJAS

De aquí en adelante voy a escribir sobre 'lo que hay entre las orejas', es decir del Género. Hasta donde percibo en el mundo actual, hay una actitud por lo menos "evolucionaria" como diría Proust. Esta actitud debe ser reforzada con análisis rigurosos incluso de temas casi subjetivos, temas como son el género, la culpa, la expresión, la sensibilidad, y tantos otros.  

Coincido con otros autores en que el género en su conjunto es un concepto discriminador, un medio de aprovechamiento social por el hecho de atribuir determinadas conductas, roles socio culturales y formas de expresión personal a cada sexo biológico (Roles a cada sexo biológico conforman el género de cada sexo).

Muchos se han referido al abuso del hombre sobre la mujer como el origen de tantas de esas diferencias que se manifiestan en el género. Es así que para la mujer, el vestir pantalones y dejar el brassiere, ha connotado su equiparación al estatus ejecutivo del hombre, un pequeño signo de su revolución frente al machismo, mientras que para el hombre sigue siendo tabú el vestir faldas, pues todavía significa la pérdida de poder, la pérdida socio económica y por tanto personal, es decir, rebajarse a la segunda clase humana de los machistas, la mujer. 

También creo que cada ser humano ha experimentado incontables experiencias físicas en variadas formas de comportamiento. Hemos sido hombre y mujer en repetidas ocasiones y como trabajo en computadoras, me gusta plantear esto con una metáfora de actualidad, la mente como software (Programa ) y el cuerpo como hardware ( Equipo ). 

Al gestarse un cuerpo o equipo de un sexo genético determinado, se produce una primera carga del programa necesario para funcionar en él. Esto es, el cuerpo que ya posee su propia memoria genética y una serie de programas de arranque básicos, llama a los contenidos del vasto espíritu de ese ser, que le son necesarios para funcionar a pleno rendimiento, es decir incrementa su registro o memoria genética de habilidades y gama de experiencias acumuladas por milenios como hombre o mujer, según el caso.

Con este primer filtrado a partir del total de las vivencias que el espíritu y los genes guardan de muchas existencias ( herencia genética y/o espiritual según se crea ), se produce una importante condición natural o instintiva de género. Cabe decir aquí que no todas las personas poseen los mismos registros, con lo cual se dan infinidad de variaciones de formas de ser masculinas o femeninas en esta etapa. Hoy ya sabemos que en un saludable cuerpo masculino puede nacer un saludable cerebro femenino producto de variaciones hormonales en los estadios tempranos de la gestación. Sucede en muchos casos que, en el breve lapso de vida infantil, el software básico y el accesorio o inducido que se descarga sobre el ser físico, no es solamente el correspondiente a su forma biológica; no importa la razón si no el hecho real. Si los filtros de nacimiento lo permiten, se forma en el bebé, lo que yo llamo bigenerismo o transgenerismo, que se graba con fuego en su ser.  Estoy convencida que el siguiente filtrado, ocurre con la educación inicial y la socialización.

En los seres que ya tenemos grabado el bigenerismo, sin importar la causa, se prolongan y extienden esas diferencias de comportamiento instintivo que el cuerpo ha seleccionado de la memoria profunda y del espíritu.

Salvo en contados y benditos casos en que las cosas se reconocen a tiempo y hay alguien con la suficiente sensibilidad para no provocar un terrible conflicto, la educación inicial, intenta reprogramar a la persona, dándole una justificación intelectual y una normalización de acuerdo a sus genitales, se pierde entonces por tiempo indeterminado la libertad, la frescura y la espontaneidad de la multifacética manifestación humana, para caer en la trampa conceptual que atenaza esa misma capacidad creativa del ser. En lugar de admirarnos de la variedad con que el ser humano es capaz de expresarse, decidimos que debe conformarse a determinados patrones de realización de su personalidad atentando contra el derecho humano fundamental de SER.

Hasta aquí, me he permitido postular dos orígenes en la formación del género para cada ser. Uno genético/hormonal/espiritual y otro social.

El primero se remonta por supuesto a condicionamientos impresos en la memoria genética. Luego no quiero decir que esa información genética sea pura o santa; sólo digo que es un patrimonio del individuo, igual que el espíritu con el que desciende, previo a toda ulterior manipulación por su entorno. El segundo fundamento es la institucionalización colectiva de lo que aparece primero como manifestación biológica individual, y por tanto un establecimiento que obliga a la adaptación, cohibiendo a la persona y reduciendo su potencial.

Se entiende que la compleja biología del instinto reproductor haya producido una serie de códigos de cortejo y atracción mutua, que en el caso humano conllevan una vasta sofisticación cultural. Sin embargo, el problema ha surgido cuando hemos permitido al pensamiento generalizar y decretar sobre ese funcionamiento instintivo y sus sobre-derivaciones en los planos culturales del ser. Este acto resulta tremendamente opresivo para quienes se apartan del centro del espectro, de la gran masa, de la norma, para aquellos que rozan los límites arbitrariamente fabricados y establecidos o sencillamente los rompen.

Insisto de nuevo. El género como enseñanza de socialización es un crimen contra el ser humano y su potencial creador, así como un medio de manejo socio económico y discriminador, y finalmente por lo menos, es una reducción a la mitad, de las cualidades que como seres espirituales todos poseemos inherentemente, para cuyo uso y actualización en la vida física somos la única autoridad.

Una de las consecuencias, ( por lo que he dicho que este enfoque podía resultar polémico ), ocurre cuando aquellas personas que han descargado un software femenino mientras tienen un cuerpo masculino, se ven compelidas por el stablishment a "encajar" o "reajustar" ambas condiciones, cambiando el hardware o cuerpo, en lugar de descargar el software restante/latente o de aceptarse de esa forma atípica.

Porque la normativa de género es absurda y rígida, en vez de comprender que esos comportamientos y expresiones femeninas ( o masculinas ) son patrimonio espiritual de todo ser humano y permitir su uso y disfrute para el individuo que las ha recibido o actualizado en su existencia presente, dejándole a él/ella la libertad y la responsabilidad de asumir su vida de la forma que desee, se ha determinado que el sexo biológico es indisociable de ciertas condiciones y cualidades de personalidad y que cuando no hay correspondencia, eso es una malformación o una patología.

Este razonamiento ignominioso lleva a muchos 'in extremis' a quitarse la vida como única salida, especialmente por parte de un individuo altamente socializado, que busca autoaceptación y aceptación social.

El hombre femenino y el hombre masculino/femenino, bigenérico, travestí, es candidato en nuestra sociedad dicotómica a transexual; recibe el "alimento" social de que sus maneras son propias de la mujer biológica (premisa falsa, pues él mismo es la prueba), y que por tanto o su mente o su cuerpo están desajustados, son erróneos. Puesto que muchas veces al individuo en cuestión le resulta imposible pensarse a sí mismo de otra forma, o crearse una identidad subjetiva diferente (al menos sin la ayuda de un facilitador espiritual que le muestre que simplemente su espíritu ha descargado o liberado esa parte de su enorme memoria evolutiva), y puesto que el establishment médico-social no diagnostica ni trata de otra forma el asunto, esta persona concluye que es su cuerpo el que está mal construido, que la naturaleza se ha equivocado dándole el sexo inapropiado y reajusta esta condición (Ojo, esto solo es posible en este siglo, ¡ como habrán sufrido antes !). El hombre femenino sufre además, una segunda y traumática socialización de género (doble en su caso: forzada la masculina, ansiada la femenina).

Debido a la atribución normativa de " sexo igual a género " y viceversa, va recibiendo todos esos mensajes culpabilizadores sobre su espontanea forma femenina de ser, y todos esos decretos y generalizaciones sobre cómo debe manifestarse un hombre biológico. A la vez, él mismo va también asimilando e imitando las fabricaciones socio-culturales sobre el género femenino, al cual instintivamente se ha identificado desde el comienzo, adquiriendo también (furtivamente muchas veces) esas destrezas de socialización personal, sin darse cuenta de que está copiando unos roles y formas que sostienen implícitamente el esquema de discriminación que precisamente le está sometiendo como ser humano, sin advertir que está aceptando el mismísimo tinglado socio-cultural de género que ha hecho de él, un ser en conflicto interno. 

El mal no se ha producido por haber sido forzado a asumir una caracterización determinada (masculina) o por no permitírsele desarrollar otra (femenina), sino por haberle tendido la trampa conceptual según la cual se pertenece a una ( y una sola ) de esas categorías según el sexo genital, trampa en la que casi siempre se cae, independientemente de si se asume gustosamente o se sufre la norma. En el caso del hombre femenino, al creer en este concepto de género, tenderá hacia la transexualidad espiritual, en lugar de hacia la autoaceptación de su maravillosa singularidad y puede perder espiritualmente la mitad masculina de su ser.

Veremos mas adelante que la transexualidad física es deseable y celebrable, lo que no es admisible es verse atrapado en la polaridad genérica, " Sexo igual a Género ".

EL EMPUJON CULTURAL

El hombre con doble software natural (masculino y femenino), al ser empujado culturalmente a que "género y sexo van unidos", deberá crear una personalidad alternativa de mujer biológica para vestir su inmensa sensibilidad femenina; lógicamente desarrollará el arte del travestismo. Por supuesto, hay un "continuum" entre travestismo y transexualidad espiritual y hasta la parcialmente o totalmente física, o la posibilidad de mutar de la primera a la segunda condición física, todo en dependencia de los cambios de influencia del propio potencial masculino y femenino, es decir, según qué programa de género social tome el mando en el cerebro del individuo en una fase determinada de su vida, generalmente al comienzo de ella y también en función de la violencia socio cultural del medio en que se desarrolla. 

El concepto de género que hay que extirpar de la mentalidad colectiva, es tanto la correspondencia unívoca de sexo y personalidad, como la generalización impositiva de los caracteres de personalidad (llamada socialización) en unos lineamientos standard para cada sexo, que no son otra cosa que la extensión o prolongación cultural de conductas individuales naturales, posteriormente elaboradas por el pensamiento humano; clasificadas, y devueltas totalitariamente a los individuos, para su adaptación colectiva dentro de ellas. 

Todo el problema se retrotrae a la cuestión bioética sobre la sexualidad como medio reproductivo o medio de gozo. Si como pretenden algunas religiones, la sexualidad es solamente un medio de reproducción de la especie, entonces la homosexualidad como preferencia y toda variación de género como expresión es una aberración. Si en cambio aceptamos la homosexualidad como una alternativa del potencial humano para disfrutar del amor, del afecto y del placer sexual, independientemente de los poderes reproductivos del hombre y la mujer, y quizás como expresiones de una vasta amplitud de recursos y experimentos evolutivos de la especie ( quién puede asegurar que un día no seamos todos hermafroditas ), entonces tenemos también que aceptar el bigenerismo o el transgenerismo, pues son igualmente expresiones humanas divergentes del consensuado metalenguaje reproductor de la especie, basado en la diferenciación de los dos sexos.

Quizás los códigos culturales de cortejo y atracción mutua entre los seres macho y hembra de la especie humana, vayan a reformularse a la luz de la integración social del colectivo transgenerista o bigenerista heterosexual y homosexual, pues evidentemente las relaciones afectivo-sexuales no van a poder basarse mucho más, en las actuales premisas de diferenciación estética y personal, en la medida que los derechos de autoexpresión individual y de realización social, tanto del hombre como de la mujer biológicos, alcancen su plenitud, con la autoridad sobre su propia herencia genético espiritual

Ecuación resumen: 

Sexo psicológico =  identidad de género, autosubjetiva, mental.

Sexo/género socio cultural = apariencia, rol social, comportamiento.

Sexo físico = anatomía, biología.

Es importante pues, aceptar la necesidad de deconstruir el Género Socio-Cultural, de manera que no persista la generalización-colectivización que afirma: "determinadas formas y roles corresponden a determinado sexo".

Hay que insistir en recuperar la libertad de construir individualmente la personalidad y el género, y generar espontaneas comunidades sociales o virtuales de género, no superimpuestas por una normativa. 

 

LA LEY DEL GENERO

La Ley del Género es una ley medioeval dura. Reza:

" Los infractores serán castrados ".

 

Cualquiera que se aparta del esquema bipolar que identifica sexo y personalidad, es presionado psicológicamente hasta que inclusive, rinde su vida mediante el suicidio, en un acto de sumisión perfecta a la sociedad.  La policía judicial del género somos todos, incluso las víctimas. 

Los sancionadores dicen al ambiguo, al transgresor del dogma del género: "eres una mujer y te vamos a cortar los huevos!". Y este acepta con tal de ser de nuevo amado: "Bienvenida, querida, ahora formas parte otra vez de la familia humana, de los seres establecidos".  Claro, hay quien escapa, son los furtivos criminales de la noche, pero ... verdaderamente se escapa ???.

De día, la mayoría hombres serios y responsables; pero a la luz de la luna, muchos aúllan su lamento de incomprensión y lo transmutan en el arte de la impersonación. Los mas aptos toman lugar en el espectáculo, por que las bambalinas permiten la libre expresión. Y en general la masa espera secretamente los carnavales, pues ¿ quién inconsciente de su misma represión, no tiene necesidad de desatar los fuertes nudos del corsé del género y respirar a dos pulmones el fresco viento de su libre personalidad ? . 

No me engaño, ... tener genitales de varón unido a actitudes estadística e inculturadamente (que no realmente propias) de mujer, es vivir socialmente entre dos aguas... Y se corre el riego de dejar sin verdadera convicción, las gónadas en el ancho mar. 

Si los homosexuales cambiaron el "quién" puede tener relaciones afectivo-sexuales con "quién" ( y siguen en la lucha ), nosotras afectamos las reglas del "cómo" se formulan todas las relaciones (sexuales incluidas, y muy fundamentalmente). Si no se sabe ya con quién se trata, menos se sabe aún cómo establecer qué tipo de relación. Que lindo riesgo.

CUIDADO

Esta implicación, la aportada por el inmenso y creciente grupo transgenerista, es mucho más amplia y difícil de asimilar que la revolución homosexual, porque no puede reducirse a la alcoba, sino que abarca el total de las interacciones humanas ( entornos laboral, familiar, recreativo, afectivo, sexual, etc ). No obstante, es sólo porque incluye crucialmente lo afectivo-sexual (en sus fases de prólogo, acción argumental, roles principales y secundarios...) que el transgenerismo se puede estigmatizar; pues si los humanitos amaestrados no temieran perder las referencias de con quién pueden unirse y quién va de qué, dejarían por lo demás que la gente adoptara las formas y comportamientos que le plazcan.

Es porque esos códigos que usan diariamente las personas "normales" son alterados, subvertidos y removidos por los transgeneristas, que la sociedad actual no les puede permitir mantenerse en su ambigüedad, invitándolos "amablemente" a la definición ( o redefinición adoptiva ) en el otro sexo. Entonces, " todos tranquilos " . 

Espero de todo corazón que haya muchos transgeneristas que permanezcan en su singularidad y especialidad, como mezcladores y destructores de género. De esta manera el ser humano recuperará parcelas de creatividad y libertad, y el disfrute de una gama mucho más amplia de sus propias potencialidades innatas, espirituales y trascendentales a esta existencia. Por supuesto, esto hará que las formas que tenemos de relacionarnos sexual y afectivamente, tomen otros cauces más intuitivos, profundos y amorosos. 

También hay que decir in-extremis que salvo algunos retrazados, ya no se puede considerar el cambio de sexo físico, como una operación sanitaria, es decir, aplicada para curar un síndrome psiquiátrico artificial creado por el mismo stablishment, ya es una intervención estética, el mayor avance hacia la liberación ideológica respecto a las modalidades humanas de autoexpresión y auto identificación

PERSONAS MARAVILLOSAS

Si cambiar parcial o totalmente de sexo (anatómico, no genético) es solo una opción de belleza sin presiones socio culturales, significará implícitamente que no es algo "obligado" cuando se trata de una personalidad "femenina" en un cuerpo masculino. Por tanto se habrá trascendido el móvil o argumento interno de la ley bipolar del género que hoy nos controla: que el sexo está diseñado a la reproducción, por tanto que todo ritual de cortejo debe estar señalizado de acuerdo a la polaridad de los sexos, y por ende que en todo individuo debe distinguirse su sexo biológico de pertenencia.  Mejor si es reversible el proceso, después explico por qué.

Entonces habremos limpiado las nociones extrabiológicas de hombre y mujer, es decir, lo masculino y lo femenino, el género sociocultural. Cualquier persona será tan sólo lo que quiera manifestar que es.

El nombre, la forma, el trato, la indumentaria, incluso la anatomía... serán prerrogativas adjudicadas por uno mismo, no por el dato biológico natal. Nos moveremos, según se mire, en un mundo mucho más misterioso pero fascinante, donde la humanidad y cualidades de cada persona serán un enigma a descubrir con amor e intuición. Dejaremos de juzgarnos, de clasificarnos materialistamente por reductivos signos colectivos. Será la era de la creatividad individual...  Un simple cambio conceptual... 

¿Dejarán médicos y políticos el control de sus vidas a los individuos, sin llamarles enfermos o criminales, sólo por traer un modo de ser distinto, nuevo o libre a la Tierra?

Bienvenida la cirugía plástica que transforma hombres y mujeres en ... personas maravillosas.

 

DEFENDAMONOS POR FAVOR

El dogma oculto que trato de explicar y eliminar es que " el uso del sexo está solamente en la reproducción ", la propaganda de las religiones más extendidas socialmente, en general la ideología religiosa cultural sostiene el imperante esquema dualista y mutuamente excluyente de los géneros, identificados a su vez con una dicotomía biológica de los sexos.

" Tiene que haber un revestimiento social y estético distinguible de los sexos,
                                                             para facilitar la unión heterosexual que lleva a la reproducción ".

Se prima la diferencia entre los sexos, manifiesta en todos los ámbitos de expresión personal y social y la inmovilidad dentro de la propia casilla asignada al nacer. Dentro de esta estructura de simple construcción, donde los hombres son hombres y las mujeres mujeres ( no caben variaciones ni dudas ), la conservación de la especie y la gestación/ socialización de nuevos militantes del sistema está asegurada. Que horror.

Es este sentimiento el que nos han vendido por todos los medios desde que nacimos, y por el que todas las personalidades que se salen del modelo resultan indigestas dependiendo de la concepción de libertad de quien las aprecia. Puesto que este dogma obra a nivel infraconsciente, incluso las personas que son ellas mismas humanamente divergentes del mismo, sufren muchas veces de la falta de aceptación de sí mismas originada en este axioma totalitario, genuino resorte político de control de la voluntad popular e individual. 

Aunque los homosexuales se han enfrentado al modelo durante décadas, y han ganado una posición de respeto y cierta libertad, los transgeneristas no hemos dado un solo paso contra el mismo, sencillamente porque no lo hemos detectado como una amenaza a nuestra libre forma de ser. 

Los gays y lesbianas se dieron pronto cuenta de que la secuencia "sexualidad => reproducción" les dejaba obviamente fuera de juego en el escenario de la civilidad, así que lucharon por reivindicar otras formulaciones del poder sexual, como disfrute y comunicación. De este cambio de paradigma se ha beneficiado también el gran colectivo heterosexual.

Sin embargo ellos no tocaron un aspecto implicado, o implícito, en aquella fórmula reductiva. Se limitaron a romper los eslabones que les ataban a ellos solos: uso de la sexualidad (orientación), o sujeto/objeto sexual; sin preocuparse por desatar a nosotros sus vecinos, afectados por una misma cadena ideológica, ... pero unos eslabones antes. 

Los transgeneristas atentamos igualmente contra el modelo reproductivo, por cuanto ponemos en cuestión las establecidas reglas del cortejo y toda la coreografía sexual, introduciendo finalmente variaciones que ponen en riesgo, o a veces que se oponen o pasan de lado a la unión heterosexual, Sancta Sanctorum de la reproducción.

Aquellos que asumen o se identifican con trazos de personalidad atribuidos al sexo opuesto ( por la totalitaria ley de género, la lavandería cerebral institucional que categoriza los comportamientos "políticamente correctos" para cada sexo), pueden caer y caen en la desgracia de creer que efectivamente, esos rasgos de personalidad "pertenecen al otro sexo", en el que no han nacido, cuando en realidad ellos son la prueba de que pueden pertenecer a cualquier ser humano, tenga el sexo que tenga. Al haberse tragado inconscientemente el modelo imperante, los transgeneristas ( "transgeneristas" a pesar suyo, "transgeneristas" porque hay género sociocultural), sufren un conflicto a veces irresoluble consigo mismos. 

Se nos dice que con esa forma de ser tendríamos que ser mujeres (si son hombres, y viceversa), ya que secretamente lo contrario atentaría contra el guión reproductivo de las relaciones humanas, tal como está concebido universalmente en las sociedades religiosas y monoteístas. Si se les permitiera mezclar, sin ningún criterio clasificador sobre su persona lo que hasta el momento se considera "comportamientos propios del hombre" y "comportamientos propios de la mujer", ¿dónde quedarían los códigos socio-culturales y los condicionamientos psico-sexuales usados para el cortejo, el enlace, el flirteo, la relación afectiva... diseñadas hacia el coito heterosexual reproductivo?

Si se corrompen los puntos habituales de referencia entre varones y hembras, los signos externos, las formas socio-personales que se orquestan en el magno esquema clasificador del género, ... con esa inseguridad para relacionarse, ¿ Que sentirán las personas "Bienpensantes", sostenedoras de los valores acostumbrados ?, ¿ No corre peligro la misma pervivencia de la especie, la actualización de las uniones familiares "Como Dios manda" ? 

El transgenerista que desea cambiar de sexo físico, no percibe quizás que detrás de su necesidad de 'encajar' consigo mismo, está parte o toda esa ideología ... Pero este poder negativo cae, cae después de todo su esfuerzo, pues, paradójicamente si el modelo político del género pretende convertir todos los 'transgeneristas' en mujeres u hombres, al mismo tiempo fracasa medularmente en conseguirlo, pues tecnológicamente todavía no puede lograr personas transexuales fértiles, objetivo último de la estrategia divisora del género y cuando se pueda lograr esta maravilla, lo único que se habrá logrado es hacer más feliz de lo que ya es al transexual, y eso será todo.  

En muchos casos de reasignación quirurgica de sexo, cuando el proceso se sigue correctamente, el éxito es rotundo, sensacional, pero no solo por la habilidad del médico, sino por la calidad del paciente, que al margen que se sabe ubicar, que es lo suficientemente inteligente para saber que luego del tratamiento médico viene la adolescencia en el otro sexo, que sabe que pasará por un periodo de perfeccionamiento y que deberá asumir con seriedad su nuevo rol socio cultural y finalmente, también defenderá enérgicamente su posición, convirtiéndose radicalmente en una o uno mas de los amaestradores de humanitos. En estos casos en que lo único que falta es la maternidad, el resto de las personas con género extendido pasamos a ser aburridas o enfermas, no podemos esperar comprensión sino solo compasión, los roles se encajan, la mujer es mujer, transexual o no. La Ley del Género se cumple. No hay paradojas.

Hay esperanza ???  ... Veremos que si.

 

TRAnsVESTISMO

Es verdad absoluta que todos los hombres padecen de la " patología femenina ", que simplemente ignoran o desconocen porque el modelo cultural ni siquiera les permite tomar contacto temporal con su femineidad. 

El travestí en cambio, toma en un momento de su vida (no siempre temprano) intimo contacto con su feminidad; y por el hecho de que la 'Ley Bipolar del Género' ha repartido las cartas antes de que naciésemos, se ve automáticamente hurtado de su feminidad, salvo que luego la canalice asumiendo el estereotipo: la forma aparente de Mujer e integrándose espiritualmente en el colectivo biofemenino. 

Pero sucede algunas veces en el largo camino del travestí, que se cansa del juego sólo interior, de tener una doble personalidad, de vivir lo femenino y lo masculino en compartimientos estancos... cuando su verdadera naturaleza no sabe de divisiones ni fronteras de sentimientos... cuando las actitudes que 'ellos', 'la ley', atribuyen a lo femenino o a lo masculino son perfectamente sucesivas en cualquier situación ordinaria... Uno no puede de repente desaparecer de escena y volver como 'ella' para satisfacer un pequeño gesto, una minúscula compulsión... ni viceversa. 

Pero sucede también para complicar las cosas, que ese ser humano acostumbrado al travestismo como liberación de lo femenino natural de su espíritu, ya no puede prescindir de la entera configuración de su persona como un personaje hembra, ya no puede pasar sin la plena experiencia de ricos detalles que conforman el estereotipo de presentación de cualquier mujer, y que él ha asumido como suyos en sus incontables "viajes al otro lado", aprendiendo a disfrutarlos. El hombre se ha apegado a su travestismo, mejor digamos, a vestir como la norma dice que visten las mujeres, y a ser tratado como una mujer... 

Llegado a este punto, nuestro hombre se encuentra en un dilema, en una crisis... El travestismo espiritual primero y el de circuito cerrado después le resulta ya pobre, insuficiente. Desea poder vivirlo en público, es decir, dentro del ámbito normal, cotidiano, y a todo gas, con todo lujo de detalles... Algunos aptos y felices se lanzan a la piscina, y se hacen mujeres 'full-time', o simplemente seres libres respecto a la norma, que se manifiestan en cada momento según sus apetencias, en 'femenino' o en 'masculino'. 

Estoy describiendo un proceso que es completamente distinto del que vive el transexual primario, la persona que jamás se ha identificado con el rol de su sexo nativo. Esta viaja hacia el cambio de sexo como salida del sufrimiento que le supone no disfrutar del rol de género que la sociedad le atribuyó por nacer con determinados genitales, y porque tampoco le permite disfrutar de su calidad psicológica femenina fuera de la genitalidad femenina. Estoy en cambio, describiendo a alguien que desde muy pronto (o desde cierto momento) ha sido consciente de que compartía características y actitudes en su espíritu que resultaban divididas socio-culturalmente en dos categorías, lo femenino y lo masculino, y adjudicadas cada una a un sexo solamente.

Esta persona es un ser con doble género, ya que la sociedad ha creado esa línea divisoria. Y teniendo 'doble' género pero unos únicos genitales, el ser 'masculino/femenino', bigenérico, desplaza la 'mitad' de su psicología a unos genitales femeninos creados virtualmente, imaginarios, mediante la estrategia de asumir una apariencia física que emite tan maravilloso mensaje: "es una mujer". 

Desde luego, pasando a través de las muchas penalidades, esa experiencia de 'salida del arcón o del closet' puede ser la única liberación plausible. Y en esa auténtica 'salida a la luz' ya no existe más el passing, el camuflarse entre las mujeres, puesto que hablamos de que el travestí clandestino ha revelado y mostrado su condición en su entorno cotidiano, donde es conocido como el señor 'su-nombre'. No tiene pues mayor importancia el estilo con que el nuevo señor 'travestí' se presenta ahora, si como 'hombre/hombre-con-faldas', o 'hombre-que-se-siente-mujer-y-pide-tal-trato', mujer deslumbrante o cualquier otra variación. En cualquier caso será duro, intenso, tremendo el adaptarse a la presión social del consenso público, y tomar fuerte las riendas de su vida para que no se le vaya por el drenaje. 

Luego, respondo afirmativamente a mi pregunta inicial. Es posible que con el moderado acto de presentarse como un 'hombre-que-rompe-la-regla-del-género' (usar evidente maquillaje, o tacos, o vestidos...), sea suficiente para desencadenar la autoterapia definitiva contra el cuco de género que uno lleva dentro. Que uno pierda el miedo, y -puesto que le quedan ganas- de vez en cuando vaya 'full-woman', es decir, mujer de arriba abajo, y otras en plan 'free' o 'freak', es decir, simplemente rompiendo, loco, excéntrico, libre, libertario. Y que así, al final, uno haya pues perdido esa idea que le hacía creer que asumir el papel de Mujer era su única alternativa. 

Es muy posible que en el camino del revelarse suficientemente como un hombre transgenerista en cualquiera de sus grados, uno alcance la realización de que ser transgenerista es una de las muchas posibilidades que tiene de manifestarse, o que en realidad no hay nada por que ser 'trans', porque el género es un invento que hemos dejado atrás.  Y pregunto de nuevo, obsesivamente, ¿ En que consiste tener los dos géneros? ¿Cuál es el origen de ello? 

Partiendo de que la división del género en dos estancias, masculina y femenina, es un artificio socio-cultural, o una manera de explotar a los humanos de un sexo por los humanos del otro sexo... Hay seres que tienen demasiada consciencia de su mundo espiritual, de su riqueza interna, como para tener suficiente con el cincuenta por ciento de sus cualidades, como la educación social pretende que haga. Antes de gestarnos, de nacer carecemos de sexo. Luego tomamos una forma, pero somos un viajero del cosmos, un alma en evolución. Dentro de nuestro ser habitan incontables universos y memorias. Lo masculino y lo femenino, existen como arquetipos esenciales, nos pertenecen a cada uno, y tenemos abundante experiencia de ambos

Por eso distingo entre el proceso intuitivo y natural del género, que es la impregnación de las cualidades y habilidades que el Yo Soy determina que su humano va a necesitar, de la socialización del género como proceso de cohibición y estandarización. Sin respeto por esas cualidades con las que el individuo se ha revestido o que ha decidido espiritualmente venir a manifestar, estamos todos los humanos en serios problemas de libertad. Me pongo decididamente en contra del concepto socio-cultural de género, porque es una imposición de la ignorancia espiritual, una proyección del intelecto sobre la inocencia de los seres que nacen en este plano físico, me aplico en la veneración de los principios femenino y masculino trascendentes, cuya expresión inmanente en cada ser humano es un don completamente singular, único y un privilegio individual de su autoridad interna. 

A través de la historia y hoy en incontables pueblos de la Tierra, los hombres y mujeres que muestran una naturaleza transgenérica, desbordada respecto a la norma que mantiene a los hombres en unos roles y a las mujeres en otros, son considerados seres sagrados, y ocupan una posición de guía o sacerdocio inspirador de su comunidad. 

El Yo Soy ha dispuesto que tengamos una sensibilidad más amplia, unas capacidades, una gama de preferencias, unos gustos... que suelen recaer en el otro o en ambos lados de la frontera de los géneros. Tenemos el papel de ser puentes entre distintas realidades, y por eso quizás podemos conciliar a las personas con divergentes puntos de vista, también a hombres y a mujeres... por eso casarlos, consagrar su unión... Incluso realizar esa unión en nuestro propio organismo, tanto como proyectarnos en lo exterior y encontrar la unidad en el espejo del otro, como es conocido por los pueblos orientales en la vía iniciática del éxtasis, el Tantrismo. 

Si reconocemos la sacralidad de nuestra condición ( aunque toda forma de vida humana y toda expresión del ser espiritual tiene una función en el orden divino ), podremos encontrar la paz y el sentido de nuestra misión en la vida. Nos ocurre a veces que carecemos del bagaje filosófico y meditativo suficiente como para extender y desarrollar nuestras cualidades, entenderlas y darles el adecuado cauce. Afortunados los seres bigenéricos que nacen en un ambiente con la información espiritual oportuna como para recibir el trato de amor y la guía de auto-realización que les son precisas para poder después devolver esa riqueza especial a su entorno de vida. 

Tenemos que despertarnos solos. No es una casualidad que entrando en la era de la inteligencia espiritual, Acuario, la edad de la armonía fraterna, hayamos tantos de nosotros, tantos seres con 'doble' sensibilidad ... ¿No será que hemos venido a liderar el cambio? ... cambio de tantas cosas obsoletas hacia un espacio de realización no dual. ¿ Somos los mediadores ?. A nuestro lado se suman ya, y nos han abierto paso con gran ejemplo y generosidad, las mujeres totales, las que han demostrado su unidad espiritual interna. Muchas de ellas son exactamente como nosotros, bigenéricas ... están aprendiendo a serlo de forma positiva, equilibrada, coherente con su propio mandato interno. Otras son transgenéricas cien por cien, como algunos de nosotros, demostrando la independencia del principio espiritual respecto de la forma material. 

Todos estamos aquí, seres masculinos, femeninos y que trascendemos la diferenciación creada por el intelecto, para enriquecer a la humanidad con una conexión pura con el espíritu. Estamos vibrando más allá del vínculo con la materia. Y cuando lo reconocemos, es cuando dejamos de preocuparnos por ser distintos, por no encajar ... dentro de esa armadura aparente. Entonces, al recuperar nuestra consciencia y descubrir nuestro potencial, comenzamos a servir. Como siempre hemos hecho sin tener conciencia de ello, en nuestras pequeñas e íntimas colectividades.

QUE ES SER

A mi me fue difícil comprender, porque no tuve una escuela de misterios, sino un ambiente violento y confuso, materializado. Pero si no me equivoco, algunos estamos ya abriendo los ojos y sobre todo los corazones, gracias a la enorme interacción y conciencia colectiva que se está desplegando. Estamos dando el paso que faltaba; procesar el significado de lo que somos. Más allá de la liberación del sufrimiento que nos causaba la noción de soledad, en nuestra singularidad contraria al entorno, ahora se trata de entrar calmada y suavemente en la autorevelación de nuestra identidad, sagrada, elevada, bella. Devolviéndonos como seres humanos nuestra conciencia intima de lo trascendente, la conexión viva y actual con el Yo Soy. 

Ser mujer, ser hombre, al fin y al cabo es un sentimiento, una percepción subjetiva sobre uno/a mismo/a que es innegable, pero también por indemostrable, absolutamente autofundada. Por eso cuando alguna vez una psicóloga me preguntó "¿te sientes mujer?" realmente ahí estaba la madre del cordero. Si, dije, sí muchas veces, y me dijo sesudamente dejando el lápiz "entonces eres transexual", yo me reí, ignorante sin saber por que, y ella se molestó. Realicé aquella vez que depende de ti decir, elegir, sentir. Nadie más puede entrar ahí, es la soberanía de nuestra propia conciencia. 

Pues al cabo, ¿qué es ser mujer, objetivamente? Nada, nada aparte de esa misma declaración abstracta, pues al concepto de mujer no hay ninguna mujer, así autodeclarada, que le dé el mismo contenido, pues no hay ningún factor común entre todos los infinitos componentes y variables del ser mujer.

Hay mujeres que visten de una manera y que se arreglan, las hay austeras, las hay madres, las hay yermas, las hay dulces, las hay tiranas, las hay atraídas por los hombres, las hay que desean a otras mujeres, las hay con vagina, las hay con pene (se operen o no) ... Es un pensamiento en el cerebro. Eso es ser mujer.

Un pensamiento, constante o alternante, y tenga una causa o fundamento o base biológica, neurológica o psicológica... quién exactamente lo sabe ?. El caso es que el género es un software; el ser mujer (como ser hombre) es un comando informático dentro de nuestra consciencia, nada más. Si ese comando sale de las células, de las hormonas, de los genes, o del puro Espíritu... la ciencia sigue investigando ...

Por eso, ante la variedad de contenidos del comando "soy mujer", surgen las correspondientes variantes de su realización... Para unas implica que su cuerpo tiene que tener una vagina, para otras que tienen que poderse poner faldas, para unas terceras que han de ser tratadas como feminas (independientemente de su aspecto externo o interno...). Unas viven como yo ese concepto en exclusiva, sin espacio a ningún otro autoconcepto: son "mujeres y ya está". Otras son mujeres que se realizan a tiempo parcial, y luego mutan a hombres durante otro periodo... y les va bien; tienen "bastante". A otras les resulta imposible distinguir o pasan por momentos de absoluta fusión en que se saben hombre y mujer a la vez..., es maravilloso.

En resumen, todo está en la mente (el sofware), tenga o no una base o reflejo físico (hardware). En mi caso, hace tiempo cuando niño que descubrí mi femineidad, que soy y siempre he sido mujer. Por tanto, soy transexual. Pero me atrevo a decir que en todo travestí alterno o permanente hay un transexual espiritual, es decir, una mujer, ya que eso y no otra cosa, el ser mujer, es lo que el travestí está expresando o satisfaciendo, del modo en que él lo entiende, que es asumiendo esa forma... Todo travestí realiza o sueña con que es mujer en ese momento. ¿Qué es eso sino transexualidad pura? Una transexualidad que no necesita resolverse en quirófano, porque sus términos son formales, no anatómicos. Pero transexualidad al fin, euforia o disforia de sexo, identificación psíquica con el ser del sexo opuesto: ser mujer. Algo que puede vivirse de infinitas maneras, un abstracto al fin, un cajón de sastre grande como el mismo universo.

Creo que lo que acabo de escribir requiere más demostración y me agarro de un texto del hinduismo, un tantra dedicado al principio femenino, a la mujer, extraído del Shakti Sangama Tantra, escrito en el siglo XII:

"La mujer es la creadora del universo, el universo es su forma; la mujer es el fundamento del mundo, ella es la verdadera forma del cuerpo. Cualquier forma que ella adopte, sea la forma de un hombre o de una mujer, es la forma superior. En la mujer está la forma de todas las cosas, de todo lo que vive y se mueve en el mundo. No hay joya más rara que la mujer, ni condición superior a la mujer. No existe, no ha existido ni existirá ningún destino igual al de una mujer. No hay ni reino ni riqueza que pueda compararse a una mujer. No existe, no ha existido y no existirá ningún lugar más sagrado que una mujer. No hay plegaria igual a una mujer. No existe, no ha existido y no existirá ningún yoga comparable a una mujer, ni fórmula mística ni ascetismo equiparable a una mujer. No existe, no ha existido ni existirá ninguna riqueza más valiosa que una mujer". 

Mujer, la esencia de toda realidad, y nuestro derecho de ser

En esta bella exaltación, todo es la mujer. Nada más existe. El hombre es una forma de la mujer, ... un caso, una especialización de la mujer. Según el hinduismo, ante Dios, el absoluto, todos somos mujeres. El universo, la forma, es ser mujer. Lo que se manifiesta es la mujer, el principio creativo, la gran matriz cósmica. El absoluto no es ni siquiera nada sin la mujer, porque ella es necesaria para reconocerlo. Por eso ella es el gran espejo de la realidad, donde la consciencia del hombre se redescubre a si misma. Y eso demuestra que ese hombre ni siquiera llega a ser sin ella; porque ¿qué es la consciencia sin consciencia?. Todo se lo debemos a la mujer. Lo que existe y lo que no existe. 

Esto se discutía en el siglo XII, apasionante no ?

La mujer es el estado básico de la forma, de la creación. XX. Incluso biológicamente todos somos mujer antes que hombres, y nunca dejamos de serlo. La 'Y' es una particularidad, una facultad de lo femenino, llamada lo masculino. Por eso todos los que podemos realizarlo soñamos con la mujer, con volver a nuestro origen, con reconocer nuestro fundamento. Es un sentimiento místico, de infinita paz. 

Todo consiste en reconocerse. Si como hombre me doy cuenta de que ya soy mujer y que nunca he dejado de serlo, de que esa es mi base, que la 'X' siempre ha estado ahí en mis genes, que mis pechos pequeños evidencian mi potencial de dar alimento a la nueva vida... Quizás comprenda que no me hacía falta demostrar nada, que puedo descansar en la certeza de mi ser femenino, que todas mis correrías travestidas partían de la inconsciencia de mi mismo como la mujer que soy ya, buscando reconocimiento externo.

Es como el rey que sueña ser un mendigo y va de puerta en puerta rogando un bocado... Si despertamos veremos que somos ya soberanos y que no nos falta de nada, que no tenemos que pedir a nadie el reconocimiento por lo que ya somos con toda autoridad.  A pesar de ello no escapamos de la sensualidad física que acompaña al ser mujer, por que desarrollamos al lado de nuestra sensibilidad espiritual la sensibilidad de piel, de ojos, que nos lleva a gustar de los tonos suaves, se las cosas suaves y cálidas al tacto, es decir se nos amplia la sensualidad a un extremo que solo nosotras podemos percibir y no podemos explicar.

Soy mujer. Eres mujer. No lo dudes. Puedes hacer lo que te plazca, ser una mujer con pene o con vagina, con pantalones o con vestido largo, sexy o recatada,... Todo eso es tu derecho desde el principio. Que no te detenga ni te empuje el miedo, pues nadie tiene capacidad de interferir en tu libre expresión de lo que eres. Eres mujer, como eres lo que quieras ser. Tu Yo es ilimitado en su potencial. 

Durante años me busqué a mi misma, quería ser lo que era, creía que necesitaba el arropamiento de los demás, sus leyes y sus reglas para serlo. Pero no es así, no es cierto. Las normas de los demás son su derecho de manifestar su propio mundo, se aplican sólo a ellos. Su Yo Soy es soberano como el tuyo y el mío. Nadie necesita el reconocimiento de alguien más, porque el único principio es la conciencia, el ser, el Yo. 

Quien te acepta o deniega se remite a su Yo, y ¿quién puede determinar o diferenciar entre su Yo, tu Yo y mi Yo?. Sólo El Yo. Lo único existente: Yo. Eres tú, tu Yo, quien determina que necesitas o no la aprobación de los demás y encajar en sus condiciones. El Yo se califica a plena voluntad. Es lo que haces a cada segundo. Por tanto, si tienes claro tu comando: "Yo Soy Mujer", así es, y nada ni nadie en el universo existe por encima de esto. 

En mi proceso personal, cuando joven me busqué como mujer, mendigándome a mi misma a la puerta de los demás, como si les necesitara para recibirme y tenerme a mi misma. Creo que caí en la trampa de la forma, el juego de espejos que supone el limitar el ser que soy a unas cuantas características. Por eso tenia que enfaldarme o maquillarme para asegurar que era mujer. ¿No me daba cuenta que vestida o desnuda ya era mujer?, independientemente de mi cuerpo e indumentaria... 

Hoy ni siquiera necesito el lenguaje. Siendo mujer puedo hablarme en masculino o en femenino, pues soy absolutamente libre. Soy ella, la mujer; soy él, la mujer. Y soy hombre, nacido de mi ser mujer. Al final, todo lo que soy es mujer. Libre, sin condiciones. Mujer.

QUE ES NO SER

"No soy un hombre, no soy una mujer". ¿Porqué puedo decir esto? Porque yo sé que H y M son construcciones. El género es un juego que todos jugamos. Un juego de placer y de poder, cuyas reglas no podemos violar o alterar sin pagar un precio porque el género es la última frontera y más sutil de la explotación humana.

El verdadero cambio de paradigma no es el reconocimiento del género elegido en base a un criterio social en lugar de genético (viejo paradigma) o anatómico (actual modelo transexual); sino la deconstrucción completa de la noción de género.

Estoy segura que se volverá políticamente incorrecto indagar, profanar el espacio de género individual, una vez se hayan desarticulado todas y cada una de las actuales condiciones sociales discriminatorias entre las personas, en razón de su fisiología natal o reconstruida.

El blanco y negro de toda una era, de cien mil años de cultura, será absorbido en el colorido, la auténtica paleta de la vida que nos han escamoteado con el fin de amaestrar en el genero a una enorme masa servil. Te das cuenta del nuevo paradigma?

Imagino que Hombre, Mujer... serán palabras con un nuevo significado. Especialmente en un mundo biotecnificado, donde la reproducción es ostensible por múltiples recursos. Donde la dominación de unos por otros se habrá vencido. Donde por fin la expresión personal haga de la vida un arte compartido, un continuo happening. Donde el sexo sea un camino de gozo, comunión y luz. Donde cada uno seamos el performer de nuestro mutante destino, imposible de concebir y domeñar. Y donde el amor y el reconocimiento mutuo sean las únicas respuestas coherentes a las señas de identidad que en cada momento decidimos emitir desde nuestro vientre, corazón y libre pensamiento.

Si no fuera por los obstáculos sociales, las perturbaciones ocasionadas por el rechazo de nuestros semejantes hacia un cambio de rol de género o sexo, sería mucho más fácil asumirlo para la propia persona implicada. Es paradójico que aquello que constituye nuestro más ferviente deseo y el sentimiento de nuestra identidad, pueda volver a las catacumbas de la propia negación de sí, a la auto-alienación, por no ser capaces de resistir la violencia de nuestro entorno hacia nuestro cambio. Hay personas que regresan a su antigua condición completamente frustradas en su intento de hacerse un camino en el mundo en que eran/son conocidas.

Ni siquiera sería un requisito el absoluto enraizamiento psíquico en la nueva identidad para poderla asumir con éxito si el ambiente fuera al menos neutral. Podríamos cambiar de un género a otro como una experiencia más, tranquila e inocentemente, y quedarnos en él o mudarnos de nuevo, según nuestro grado de disfrute, bienestar o apreciación del mismo. Al fin y al cabo, toda identidad es construida, incluso la que hemos levantado alrededor de nuestro sexo natal, con años de socialización y entrenamientos. Qué de particular puede tener, en condiciones civilizadas, adoptar nuevos roles y capacidades, estilos de comportamiento, estéticas y perspectivas vitales. Es parte de cualquier evolución humana, y el arte, especialmente la interpretación, arroja luz sobre nuestra facultad innata de mutar a través de formas de consciencia y de ser. Nuestra habilidad de aprender y reformular, codificar y deconstruir, programar y reconfigurar... en procesos de crecimiento personal, irreductibles a ideología alguna. Es el "solve et coagula" de los alquimistas, el corazón de todo viaje espiritual.

Estoy segura que a finales del siglo veinte, en esta pequeña comunidad que es Lima, simplemente esta abriendo colectivamente un nuevo horizonte para la evolución de la persona. La libertad sobre los atributos de género, correspondiendo a la abolición de cualquier forma de explotación sexista. En esta revolución colorista estamos incluidas junto con los homosexuales y lesbianas, en frente común contra todos los sistemas ideológicos que sostienen el paradigma del control fáctico de cada individuo coartando su auto desarrollo, sean argüidos por las iglesias, los estados o las grandes corporaciones económicas.

No es casual que haya sido la televisión, el resorte liberador de esta nueva y radicalmente subversiva conciencia colectiva que caracteriza la libertad de ser frente al género, que está saliendo a la luz. Pues la tele es, de momento (no sabemos si también va a ser absorbida), la honda de David contra Goliat, el primer gran mass-media que pone los ases al otro lado de la mesa, nuestra posibilidad de reforzar nuestra confianza y finalmente reunirnos aun que sea espiritualmente.

DESDE ADENTRO

Me pregunto, ¿ Es el travestismo no transexual una postura autoengañada, o propiamente falsa ? .

¿ Todo travestismo debe ser entonces de origen transexual, es decir, causado por la identificación interior como miembro del otro sexo (aunque sea temporalmente) ?.

Una persona no se traviste por mera afición al tejido o a la moda femenina, eso es un necesarísimo complemento, aun que algunos tontos separen como fetichismo esta actitud, tampoco se traviste sólo por el mero placer sexual (fetiche), se traviste por que siente la necesidad interior de hacerlo, sin que importen las causas. ¿Un travestí es un transexual no operatorio?, ¿es en todo caso bigenérico, que se siente alternativa o permanentemente mujer realmente y por eso necesita vivir el rol femenino, y necesita muchas veces la realimentación o reconocimiento a su ser femenino ante el espejo o en sus relaciones públicas como vía de desahogo o liberación de su identidad ?.

Como bigenerista y travestí fuí un transexual forzadamente no operatorio o pre operatorio, que he debió conformarme a vivir mi feminidad en el rol, el aspecto exterior y mi mente, pero no en mi cuerpo en reformación. Y además, por determinismos sociales, fuí también un transgenerista clandestino, pues mi necesidad  de adoptar el rol y estado masculino me impidía dar a conocer públicamente mi alternativa personalidad femenina, por el miedo y a riesgo de las peores calificaciones (demencia, vicio, degeneración). El carácter inestable, alternativo, cíclico o periódico de presentación de mis personalidades femenina y masculina, me mantúvo en una situación social de marginalidad, ( encierro ) y siento que hay todavía algo de frustración en mi persona femenina, la que sólo pocas veces recibe todo el aprecio, respeto y afecto que desearía.

Por otro lado es un problema definir motivaciones. Para empezar, vamos a lo físico: qué siento cuando me veo como mujer. Bajo ese aspecto (maquillaje, ropa, incluso gestos) descubrí una sensualidad que no veía en el aspecto ‘puramente masculino'. Una vez descubierta, esa sensación se apoderó de mi cuerpo y necesitó ser rescatada de nuevo.

Algunas mujeres biológicas no comprenden del todo esa sensualidad, quizá porque pueden recurrir a ella cuando quieren, y los hombres 'normales' la rechazan porque creo que entienden la sexualidad como un placer de campos cerrados: lo masculino frente a lo femenino, de donde nada puede desbordarse. Pero el travestismo es un campo abierto donde esos 'trasvases' deben, en principio, ser posibles.

Además por haber estado allí, porque intuyo, conozco las implicaciones que supone tener un aspecto que, por sí mismo y sin palabras, es receptor de caricias, plenitud de formas insinuantes, caramelo de carne palpitante y perfumada... hago lo mejor que puedo cada vez. Como dice Marianne Moore, poeta norteamericana modernista, "La belleza no es un don, es una responsabilidad".

Cuando veo una buena fotografía erótica de una mujer en una revista, podía, como hombre, excitarme y desearla. Como mujer, en cambio, lo que deseo es SER como ella, sentirme deseada y poseída, recibir miradas y halagos. Es un juego de espejos donde no importa cuál es el objeto real y cuál el reflejo, porque deseo y soy deseada, gozo y hago gozar. Da igual donde está cada uno puesto que la exaltación está en el mismo sitio, se viven a la vez y por tanto por ahora no se desea el desdoblamiento, ni mucho menos que desaparezca 'el otro' o 'la otra'.

También he concluido que la idea de ser excitante para otros es la misma que tienen los hombres cuando van acompañados de una mujer sexy que atrae las miradas y eso les llena de orgullo. En realidad, creo que no es mucho más complicado que eso.

Es obvio que me gusta estar siempre así, vestida y maquillada, ante amigos, compañeros de trabajo, familiares, etc. Por algunos delincuentes que no sienten nada de lo que estoy exponiendo, nos acosa un vacío de desconfianza. Así pues, por ahora me conformo con ser Gina en la intimidad y el anonimato y comparto esta bella forma de ser sólo con cómplices sensitivos que entiendes lo hermoso, placentero e inocente de este ser.

También siento a veces la necesidad de dirigirme a las mujeres genéticas. No saben como quisiera que entiendan que no somos una competencia desleal hacia ellas y me duele mucho que a veces nos vean como algo grotesco, como más de una vez he oído. Todo lo contrario. Hacer aflorar a la mujer que llevamos dentro es difícil y requiere cultivarse, de modo que la feminidad tiene algo de sagrado en nuestra vida, y eso supone, mucha responsabilidad. Nosotras respetamos a la mujeres, tanto su cuerpo como sus sentimientos, y por eso queremos gozar de lo que ellas gozan. Y si las mujeres nos reprochan que no tomemos como modelo a Rosa Conde o Cristina Alberdi sino más bien a Moana Pozzi o Alaska, podría contestar con una pregunta: ¿qué placer físico obtiene una mujer que no se pinta, ni usa tacones, ni sonríe tan siquiera? ¿No será que les molesta que un ex-hombre les recuerde cómo poner en valor sus encantos, que son muchos y existen en toda mujer?

El travestismo hacia la transexualidad definitiva no es un placer, es un todo, es reconocer a la diosa que una lleva dentro. No le robamos ni le estropeamos nada a nadie, ni siquiera me hago pasar por lo que no soy.

Yo SOY, íntegra, completa, bipolar, sensible, sensual, amada y amante, hermana y amiga, soy hombre genético pero mujer integral.

He buscado todo lo que ha estado a mi alcance sobre el bigenerismo y casi estoy llegando a la convicción que es un estado psicológico o biológico que la ciencia teme estudiar, prácticamente desconocido u ocultado. Obviamente denostado por la sociedad en los términos más abyectos. En todo caso, la realidad del bigenerismo, entendido como transexualidad alternativa o pendulante, demostraría que el género se refiere al sexo físico pero no es uno con el sexo físico, sino una sobreposición psico-cultural.

Así mismo, creo que todo travestí que no se reconozca a sí mismo como transexual, sería inconsciente de sus propias raíces, de su identificación con el ser femenino, incluida su parafernalia o aparatología, pues ésta es su cambiante condición visible, asociada por el consenso cultural del momento.

Me he enfrentado a solas con una situación bien extraña. Qué hacer con una propia identidad bicéfala, que fluye de lo masculino a lo femenino, de una polaridad o modelo a otro? Dormía y estaba luego despierta, necesitaba ser hombre, luego mujer, en sucesión continua...

¿ Qué me llevó a "pasar por" ?. Puesto que me siento mujer, necesito expresarlo (como toda mujer a la que le hayan vendido que el género es determinativo del sexo). Y por ende, ¿ me he vuelto algo dependiente del reconocimiento externo o físico, reconocimiento social cotidiano hacia mi sexo por ahora subjetivo ?.

¿Tenía que arañar cualquier rastro de reconocimiento ambiental que pueda conseguir, a falta de un aprecio público y abierto hacia mi verdadero sexo, para nutrir mínimamente mi necesaria autovaloración como mujer ?.

Es cierto que peleaba contra un entorno hostil y desfavorable al menor reconocimiento de mi sexo femenino, y por eso cuando joven y en evolución, necesité apoyarme en cualquier medio que podía añadir confianza y sentimiento de integración a mi aislada y oculta conciencia de pertenencia al género natal opuesto. Creo que puedo deducir que "pasar por", travestirme, en público abiertamente cuando mi físico me lo permitió, fue mi único recurso, donde pude conseguir esa alimentación que me identificó por fin como miembro del género femenino, en mi verdadero Yo.

Puesto que nuestra conciencia íntima es ser mujer, repito, no estamos robando la acogida como ser femenino de los demás, sino que obtenemos lo que es nuestro por derecho; pero esto diverge del consenso establecido que sólo otorga carta de pertenencia a un género a los que han nacido en él o a los que están dispuestos a integrarse a él. Para el común de la gente, un travestí  ( transexual en tránsito ) es alguien que está arrebatando el trato y consideración de ser femenino a sus interactuantes, por tanto, alguien a ser penalizado. Las transexuales plenamente logradas, desde su posición de mujeres socialmente aceptadas también piensan así, de esa forma ocupan su lugar social a plenitud.

EL AMOR FISICO

Transcribo aquí la famosa entrevista a X, muchacho de 16 años que se realizó y publicó en Perú y que reviró parte del análisis de la personalidad bigenérica en 1964. Este es solo un fragmento de la entrevista. Anarco es un nombre ficticio escogido por mí.

Anarco, hemos escrutado parte de tu interior y que del exterior ? ... ¿ que de las relaciones con hombres y mujeres ?, ¿ estas son viejas preguntas para ti ?

Doctora ... ¿ soy homosexual si me relaciono con un hombre ?, ¿ lesbiana si con una mujer ?, que soy ?.

Te preocupa eso ? Respóndete, se honesto contigo y conmigo

La respuesta mas honesta es que ya no puedo ser homosexual, lo lamento, era más fácil pero no puedo, en cambio si me siento Lesby doctora, pero por que ? a que obedece esto ?...

Ya no puedes ser ?, lo fuiste ? ... Si, viví pensando que lo era, ahora ya no pienso así por que soy mujer.

Que mas crees ?

Creo que mi conciencia es de mujer, no considero la relación con nada que no sea femenino, me siento en igualdad frente a la mujer, la que admiro al punto de ser ella, se que he excedido mi pertenencia femenina al punto de no poder relacionarme adecuadamente con hombres, en ellos veo cosas que no son mías, ni siquiera el espejo me permite ya una comparación razonable, mi ausencia de hombre es total, estoy inundada por la mujer que llevo adentro y eso me hace saltar como una niña, soy feliz.

Y que de tu realidad masculina a pesar que te vistes con ropa de mujer ?

Mi estado masculino queda en el colegio, con mis amigos, vestirme de hombre es mi verdadero disfraz.

¿ Dime, como harías para establecer una relación con otra como tu, travestída ? ... Cual doctora, hombre o mujer ?

Te estas burlando ? ... Otro hombre vestido de mujer ...

Ah, entonces mujer ... Se que si me entregara, me sentiría en ese momento plenamente mujer en brazos de otra mujer pero con mucho cuidado, trataría que ella se sintiera muchísimo mas mujer y que me regalara con el mismo trato. Creo que ambas necesitaríamos un trato dulce y fuerte a la vez...

Pero ella es hombre ... No doctora, ella es como yo, una mujer con pene, eso es todo.

Y que pasaría si tuvieras relaciones con una verdadera mujer ?

A que se refiere con verdadera ? ... Disculpa Anarco, me refería a una mujer biológica ... ¿ Como usted ?, ... Si como yo ...

Mujer con vagina, si yo se que le gusta a una mujer, ella ...

¿ Como sabes que le gusta si tu no eres mujer biológica ? ... Usted que sabe doctora, que sabe, acaso se es mujer por el cuerpo ?, No ... se es mujer por lo que se siente, doctora alguna vez hizo el amor con otra mujer ? ..., No Anarco nunca ...

Esa noche de amor sería memorable para las dos siempre y cuando ella respete mis sentimientos ... si.

¿ Estarías desnuda ? ... No jamás, no podría ... ¿Porque Anarco? ... Por que aún la ropa es parte de mi, me asegura ... No es por que eres fetichista ?... Si si ya me lo explicó pero no es así, la ropa solo asegura, no es la razón, es un camino, en ese caso usted también sería fetichista, si no usaría costales, no se pintaría la boca ni los ojos, además usted dijo que todo el mundo es un poco fetichista ... no ?

Pero ella se reirá de ti al ver que eres travestí ..., Si ... puede suceder pero ya no me afecta tanto, ya se que eso pasa ... Dime Anarco, ¿Que harías si se ríe ?

Me daría pena por ella, por tonta, si ya le dije que soy mujer ella debe saber que uso ropa de mujer, creo que la dejaría ir ... no me molestaría.

¿ Y que harías si no se ríe ? ...

Lo primero es sentirla y que me sienta, cada expresión cada movimiento y luego .... déjeme terminar, ... luego haríamos el amor como solo la mujer sabe, hasta ver estrellas.

Y si es una transexual ? que harías? ... Es lo mismo no doctora ? ... No Anarco, no es lo mismo ...

Doctora, Si es lo mismo. Es solo una mujer con vagina, solo creo que ella sería mas mujer en todo sentido ...

¿ También mas que yo ? ...

Si doctora mas que usted, por que usted no pidió ser mujer, usted nació así, en cambio ella, ella si sabe, es consciente, estoy segura que sabe ser mujer ...

Creo que me estas atacando ? ... No no, yo me estoy defendiendo, usted que sabe ... acaso sabe lo que duele? ...

Que te duele ? ..., Que haya gente tan insensible como usted, como los médicos.

Anarco, cuando te ves al espejo al lado de otra mujer que ves ? ... Dos mujeres ... una naciendo y otra nacida.

Que sientes ? ... Un poco de envidia otro poco de admiración y un montón de ternura.

Anarco, me harías el amor ?

Solo si la quisiera ... pero no me lo imagino ... ¿ Por que Anarco, por que no te lo imaginas ?

Por que solo la envidio, envidio su belleza, su forma, pero no la admiro ni me provoca ningún otro sentimiento. Además usted se reiría de mi si me viera en ropa interior, usted lo sabe.

No me has captado el mensaje, quiero que estés seguro de ti mismo, que te vuelvas agresivo.

Las mujeres no somos agresivas, yo no soy agresiva, quiero ser ... mas tierna, que tiene eso de malo ?.

Mucho Anarco, mucho, tu naciste hombre y debes ser hombre, jamas lograras ser mujer completa, ni siquiera operándote.

Doctora, usted es la que no ha captado el mensaje. No es mi cuerpo, es mi interior, yo ya soy una mujer completa. Que sería de mi cuerpo sin mi alma, sin mi mente ? nada. Lo que sucede es que usted cree que tiene que curarme, pero con el tiempo se dará cuenta que no estoy enferma de nada, simplemente soy así.

Crees tu que quiero curarte ? ... Si doctora, para eso están los médicos, no ?

No nosotros los psicólogos. Nosotros estamos aquí para ayudarte a que puedas vivir feliz, y en tu caso se que eso no va a poder ser si sigues pensando como piensas.

Doctora, yo vine aquí por que usted me lo pidió. ...

Si es verdad, vi en las pruebas que todo estaba lógicamente contestado y eso era por que no querías que nadie supiera de ti.

Ahora ya sabe que soy, que va a hacer ? ... Por ahora nada, luego veremos, veremos que tratamiento es el más adecuado ...

Y si no lo sigo ...

Eres menor de edad, no podrás decir que no, a tu edad no se sabe lo que se quiere.

Doctora, míreme bien, de frente, así sin ropa ... Así sin uniforme, cree que soy y seré hombre ?

Dios mio, tienes razón, pero se puede arreglar ... Bien, entonces ayúdeme a ser mas mujer para que sea mas feliz.

Linda tu ropa ... Ve doctora, ahora usted me envidia.

La robaste ? ... No, la compré ... Como te atreviste ? ... Doctora, la señora que atiende es buena conmigo, creo que es lesby como yo. Ella también me ayuda a maquillarme ... desde hace cuanto ? ... unos meses ... que mas tienes ?

Todo lo que cualquier chica necesita. ... Y sales así ? ... Si salgo así ... Gina, … saldrías conmigo ?

 

EL BIGENERISMO

Pongo en cuestión la naturaleza de la identidad de género.

Si ésta identidad puede ser pendular, esto desasocia definitivamente sexo y género, o convierte al género en un sexo recreado cultural y psicológicamente. El ser hombre o mujer se vuelve una condición abstracta, un asunto de conciencia, aunque tenga raíces biológicas.

Quizás un día se descubran las raíces del bigenerismo, como un resultado del complejo flujo hormonal en el varón humano en determinados ciclos. Quizás entonces se entienda que ese ciclo hormonal o conjunto bioquímico ( hipotetizo, supongo ) unido a los inputs socio culturales que nos rodean, dé lugar a comportamientos y estados de conciencia que implican la identificación pendular de 'ser mujer' a 'ser hombre' y viceversa.

Puede ser que una suma de variables fisiológicas y psicosociales produzca la poderosa creencia en algunas personas, de pertenecer ahora a un sexo luego a otro y vuelta a empezar. Y eso, al final, demostraría que las personas que permanecen en su conciencia de pertenencia a un sexo no son menos ilusas, no están menos absortas en una creencia sobrepuesta a una mera realidad biológica, porque, al final, ese 'ser hombre' y 'ser mujer' al que nos suscribimos no tiene nada que ver con la genitalidad ni con la genética. Al final, es la mente la que hace el puente, el vínculo de significaciones entre una realidad genético-anatómica y una conciencia o identidad personal. Y al final, resulta que todos realizamos la misma clase de vínculos entre ambas áreas de nuestro ser.

Qué puede llevar a un bigenerista a serlo, a tenerse como tal, a dar crédito en su interior a dos identidades de género? Caben varias teorías. Algunas, como he expresado hace un momento, fisiologistas: una cierta base biológica que favorezca la alternancia psicológica entre identificaciones de género que están profundamente imbuidas en nuestra conciencia colectiva. O bien que se trate de un transexualismo biológico puro (si tal cosa existe), es decir, de la presencia de una identidad genuina de pertenencia al sexo opuesto (de nuevo habría que buscar las causas biológicas y/o psicológicas) que coexista con una perfecta adaptación a una identidad forzada que se ha vuelto -paradójicamente- una segunda naturaleza que hace el papel de la primera.

Estoy segura que, cuando el transexual se encuentra inadaptado al rol de género asignado natalmente, deriva hacia el cuadro rebelde (Disforia) que se conoce como transexualidad misma. Y que muchos transexuales resultan indetectos por el mero hecho de su éxito psicológico y social dentro de su género asignado natalmente. Mientras coexistan ambas condiciones, es posible que ese transexual manifieste un comportamiento bigenerista por puro compromiso inconsciente con su entorno. Una cuestión clave es, si la necesidad de operarse por parte de muchas personas transexuales no responde más a un imperativo socio-cultural, que a la satisfacción de su propia conciencia de género.

Puesto que todo indica que el 'ser mujer' y el 'ser hombre' son estados mentales que sobreponemos o asociamos a la condición corporal, podría darse (y se da) que una persona transexual tuviera perfecta realización con el reconocimiento social de su género y el suyo propio subjetivo (a fin de cuentas no vamos por la calle desnudos, evidenciando nuestra realidad genital).

Pero para todo transexual-no-bigenerista-conciente, es muy difícil llegar a esta conclusión, se estaría auto reteniendo en el lado masculino, como para no renunciar a unos genitales que lo separan de ese consenso imperante de que 'toda mujer posee vagina' y 'todo poseedor de pene es un hombre'. El transexual bigenerista en cambio, al estar positivamente adaptado a la identidad masculina o al poseerla genuinamente (algo todavía por dilucidar), no tiene la misma urgencia de plantearse la reasignación genital, pues al fin y al cabo ese sexo natal le resulta beneficioso, o útil, o simplemente coherente con una de sus personalidades base.

Socialmente no se ha producido aún el cambio de paradigma en la comprensión del género y su relación con la corporalidad, y no sólo estamos sometidas a esa carencia las personas no transgeneristas, sino las propias personas transexuales.

Nos falta un amplio reconocimiento de la culturalidad del género y de la subjetividad psicológica de la identidad de género/sexo. Nos falta darnos cuenta de que confundimos forma creada (género) con forma natural (sexo). Comprender que nos apuntamos a un género pensando que definimos con ello nuestro sexo (cuando el bendito no tiene ideología, tan silencioso), o que pertenecemos a un sexo porque somos afines a un género (como si eso nos hubiera de convertir mágicamente, o ahora con los nuevos hechiceros del bisturí, en miembros reales del otro sexo). No, el sexo natal todavía no se puede cambiar. Los machos no gestan, las hembras no inseminan.

Lo único que tenemos que hacer es reconocerlo, y darnos la libertad y el derecho de tratarnos unos a otros como seres femeninos o masculinos, pro-hombres o pro-mujeres, por amor, respeto, devoción y carta de pleno autodesarrollo humano, cada uno según lo sienta y lo pida. Pues aunque no podamos cambiar la fisiología (de momento), esto no convierte nuestras convenciones de 'ser hombre' y 'ser mujer' a las que nos apegamos, en menos fantasiosas, por tanto susceptibles de intercambio si nos apetece.

Todo ser que tiene vagina es un ser que tiene vagina, no una mujer. Y todo ser que posee pene es un ser que posee pene, no un hombre. Hombre y Mujer son sólo conceptos, política, arte, mercado, moda, costumbres, roles aprendidos,... nada que no se pueda alterar, compartir, compaginar, perder, ganar, liberar, reprimir, vender, comprar, cambiar, usar o modificar.

Creo haberme librado, por lo menos parcialmente y no se hasta donde, de la tiranía del género que nos reduce a hombres o mujeres para explotación de unos sobre otros, o para el control de las instituciones/poderes sobre nuestra infinita riqueza de ser y crecer. Hombre y mujer son, por ejemplo en manos de las iglesias, nociones que fiscalizan los modos de placer sexual a los que tenemos opción.

APARTE DE LA BIOLOGÍA, TODO LO DEMÁS ES IDEOLOGÍA.

Cuando nos demos cuenta de esto, desaparecerá el transgenerismo, pero junto con el género mismo. Pues se verá absurdo pretender que, por afiliarse a una determinada emocionalidad o manera visible de expresarse, eso nos da algún tipo de pertenencia a la biología inseminativa o gestativa. Se verá que esas nociones no tienen nada que ver con el discurso neutral y simple de la reproducción. Y entonces desaparecerán las referencias colectivas vinculantes de sexo fisiológico y personalidad.

Cada cual vivirá a su modo, y se reproducirá paralelamente a ello, independientemente de ello. Nada ya que transgredir, ni tótem alguno que defender. Una variedad inmensa de formas de ser; el fin del morbo junto con el de la pena y el castigo por atravesar ficticios límites o tabúes. La llamada a la intuición del corazón y a la instintividad pura, para generar nuestras mejores relaciones, en lugar del juicio de la cabeza, teledirigido por los intereses de la clase que sean.

El transgenerismo es un programa claro. Si ser mujer u hombre no tiene nada que ver con el sexo, el transgenerismo contiene a la larga su propia destrucción, con la destrucción del género como vinculativo. Y, efectivamente, todo género o identidad de género es adaptativo, por pura definición, porque no es algo con lo que nacemos, sino un aprendizaje, un "constructo". Por eso la transición de hombre a mujer puede ser un éxito, algo que se consigue asimilar, por muy macho que se haya sido. Y por eso el bigenerismo es una condición perfectamente practicable y real.

Y volviendo a la pregunta del principio. Si la identificación de género es un estado mental adaptable, aprendible, modificable (al menos en su parte ideológica, al margen de las variables fisiológicas que inviten a una determinada afiliación subjetivo-cultural), la cuestión es:

1 Si alguien que es bigenerista, y por tanto fácilmente asimilable al rol femenino, preferirá suscribir el contrato social "género fijo = respetabilidad" ya sea manteniendo su situación de mujer en la clandestinidad más hombre en la publicidad, o ya sea cruzando al transexualismo declarado (de pre a post) y renunciando a las prebendas y privilegios sociales de su masculinidad a cambio de los posibles substitutivos femeninos .... o,

2 Romperá la baraja con la sociedad y se volverá un deconstructor del género, un francotirador, aprovechando de paso la más anárquica travesía de apropiación, uso y disfrute de todos los signos y motivos del sexo femenino por el que suspira... mientras remueve los cimientos del sistema?

Hace falta mucho valor para ambas opciones, aunque no sé si la segunda es tan satisfactorio y autosugestiva como comprar en el mercado del género convencional ... quiero ser una mujer completa, … hasta donde la ciencia lo permita.

Pasando a la transexualidad operatoria, definitiva y hasta hoy irreversible, hay severos motivos por los que la mujer interior … se hace morfo-hembra...

Respetabilidad.

La gente no toma en serio a quien no apuesta por el modelo bipolar y se suscribe de pleno a un género. La gente común simplemente no comprende la flexibilidad del género como estado psicológico o espiritual. Por tanto la gente sólo admite la fijeza en un género, y en todo caso la patología transgenerista como la discordancia cerebro-anatómica del género natural, modificable quirúrgicamente. La ley sólo otorga carta de respetabilidad tras pasar por el quirófano.

Seguridad.

Es un corolario de la respetabilidad. Hay personas que se sienten tan molestas con quienes exhiben un género flexible que son agresivas con estas. Existe el constante riesgo de ser descubierto como alguien que interpreta un género o hace creer que pertenece biológicamente al mismo, cubriendo/disimulando su anatomía natural. A esto es a lo que se llamamos "ser leído o el ampay".

Las personas transexuales ya no "pasan por" más, pues son miembros a pleno derecho del género adoptado. Por más que se les note su género original, eso no se interpretará/leerá como un intento de engaño sobre todo si se conoce a la persona y ella es una transexual declarada. A pesar de esto, el estigma es tan grande que hay muchas transexuales que siguen preocupadas por "pasar", para no atraer el rechazo de sus encuentros y relaciones eventuales que (a) estén por debajo del umbral de aceptación de la condición transexual, o (b) tomen a la persona transexual por un transgenerista ocasional (Travestí), ampliamente considerado sobre todo en la mente de la transexual ya operado y adaptado, como una persona degenerada?.

Preferencia sexual.

Muchas personas transgeneristas carecen de orientación homosexual, y se sienten cómodas solamente en relaciones sexuales que impliquen la polaridad macho/hembra. Por esta razón necesitarán un cambio genital completo, acorde con su género adoptado.

Como mujeres desean tener uniones sexuales con varones, así como antes estaban en el caso opuesto. Para ellas creo que la alteración anatómica parcial del género natal resulta problemática en varios aspectos. Primero, por que llegará a implicar impotencia sexual masculina, descalificándolas para relaciones hombre a mujer. Segundo, porque la presencia de su genitalidad masculina podría avergonzarlas en sus relaciones con hombres, si no crear en estos mismos un rechazo. Tercero, porque es un motivo más de ambiguedad de género, minando la respetabilidad y exponiendo a la inseguridad ya mencionadas (puesto que se dan las ocasiones en que su condición genital se conozca, como vestuarios femeninos, uso de ropas de baño en público, etc). Cuarto, como consecuencia del anterior, ella (Nos) podemos sentir más seguras en nuestro interior si nuestra anatomía corresponde con el género en los términos convencionales.

Hay que añadir que la sexualidad, hasta hoy, es un programa biológico diseñado para procrear. Si alguien ya lo ha hecho o no pretende hacerlo, puede decidir prescindir de ese programa, si es que la llamada del sexo le resulta poco llevadera (puede ocurrir que alguien se vea agobiado por la urgencia de la fornicación y tenga pocas ocasiones, aparte del desahogo masturbatorio o del sexo de pago). La forma de eliminar el bioprograma sexual en el hombre es reduciendo la producción de testosterona, o radicalmente mediante la castración. Esto abre la vía al cambio de sexo, como una alternativa para aquellos que ya han dado por cumplido o no les interesa su rol sexual natal y les apetece continuar su vida con la experiencia personal-social del género opuesto.

Con la biotecnología, hoy ya no es necesario el coito para la reproducción de la especie, ni siquiera es necesaria la participación masculina ( peligrosísima clonación ). Esto por fin libera la actividad sexual de todo soporte moral; ya no se justifica la negación de la homosexualidad o del lesbianismo con el argumento de la terminación de la especie. El juego sexual se convierte en un acto de puro placer, gozo, comunicación, creatividad, estética y sentimiento. El género, la presentación personal y social del individuo como masculino o femenino, se desvincula igualmente de todo fin reproductivista, pues hasta ahora constituía el necesario lenguaje del cortejo previo al apareamiento. A partir de la liberación de las preferencias sexuales, el género queda igualmente libre para convertirse en una opción de la cultura y del gusto personal, un precioso elemento de la libre auto-expresión individual.

El "Homo tecnologicus" nacido en este siglo, ha trascendido los paradigmas biológicos de millones de años. Lógicamente las costumbres sobre las que nuestras sociedades se han fundado, arraigadas en los condicionantes biológicos naturales, van a dejar de ser contingentes para convertirse en puras opciones culturales a la carta. El beneficio está en la riqueza de posibilidades, no en ir a menos. Tenemos más para elegir. Desde hoy, gracias a la ciencia, somos libres para expresar nuestra sexualidad y género como caminos de nuestro libre albedrío creativo, sin peligro para la continuidad de la especie humana, más allá de los códigos rutinarios de la naturaleza.

Ser hombre, ser mujer. ¿Características físicas? ¿Biología simple? ¿Culturización? Creo que hay una continuidad entre los diversos estadios de género, configuración biosexual e instinto sexual. Parece claro que la naturaleza produce la diferencia de sexos como regla de reproductividad, y que el género es socialmente diferenciado como un indicador del objetivo sexual para el individuo programado para la conservación de la especie. Por eso, desde una visión puramente biologista, las diferencias son la norma consistente y las mezclas e inversiones son la excepción, si no el defecto.

Sin embargo, hoy podemos preguntarnos qué necesidad hay de sacralizar los meros procesos naturales de cuya protección ya se encarga la propia naturaleza. Si no atribuimos a la ley natural un origen o fundamento mito-religioso, si no hacemos un tótem de las costumbres naturales, nos encontraremos libres para no sólo aceptar o tolerar, sino para explorar las infinitas avenidas del comportamiento inteligente y creativo que nuestra humanidad posee como potencial. Probablemente es parte de nuestra riqueza como especie el usar nuestros recursos psicoespirituales y culturales, como afinadores del software evolutivo en planos cada vez más especializados y sutiles. Con nosotros la biología se perfila y avanza. Las personas transgeneristas podemos ser, sencillamente, mutantes abriendo brecha en una sorprendente nueva humanidad...

LO OBJETIVO

Y respecto a la idea fundamental de la transexualidad: la idea "soy mujer" (sin cuerpo en concordancia)... ¿es un trastorno? ¿Quién puede determinar que lo sea? ¿Quién tiene la autoridad para colocar la etiqueta de 'trastorno' en lugar de reconocer que el verdadero lugar donde reside el género es en la mente? (de rrepente más allá que en el cerebro, quien sabe?). ¿Quién puede decir que la configuración del cuerpo es más válida o valiosa que la del cerebro? Y ¿quién puede decir que la estructura del cerebro es más importante que la de la mente? En definitiva, ¿quién puede acreditar o desacreditar objetivamente el sentimiento subjetivo, o auto-identidad de género (tenga la base psicofisiológica que tenga)?

Así pues, NADIE puede atreverse a responder a esta cuestión "objetivamente", científicamente, sino dar su propia opinión sentimental. Y en este caso, sólo queda el miedo o el valor a enfrentarse a un consenso opinable que sentencia socialmente por lo que somos o dejamos de ser o tenemos derecho a ser. Pura arbitrariedad. Por ello valor y admiración a quien se atreve.

Etiquetas... etiquetas... La realidad es muy sencilla. Todos tenemos el potencial de sentirnos hombres y/o mujeres, y por tanto el derecho a asumir socialmente nuestra identidad o sentimiento.

Aunque no todos descubrimos que tenemos ese potencial y, si lo reconocemos, no necesariamente hacemos todo el uso del mismo. Por eso, más bien tendemos a limitar la percepción de nosotros mismos, y a limitar a los demás con ella.

Sea que (a) usemos el género ( roles creados ) para indicar/apuntar/mostrar nuestra identidad sexual o yo psicosexual (identificación con el sexo/ente mujer o con el sexo/ente hombre; transexualidad), o (b) como para indicar nuestra identificación psicocultural u opción estética/vital/personal hacia lo femenino o hacia lo masculino (transgenerismo) como valores y formas de ser humanas disponibles a todos, roles arquetípicos colectivos no necesariamente sexualizados o genitalizados .... En ambos casos resulta que el género es igualmente manejable al libre albedrío del individuo. Esta debe, es una conquista psicosocial y sociocultural fundamental de nuestra civilización occidental, a lograr al entrar en este siglo 21. El género debe dejar de ser ya de una vez una materia e instrumento de discriminación entre los seres humanos.

"Ser mujer" en un cuerpo de hombre, ¿es una afirmación con sentido? SI, si te identificas con todo lo que el género mujer implica y con el sexo de mujer: sí, claro. Puedes decir que "aparte del sexo y las apariencias" eres una mujer.

Pero puede ser que sentirse mujer en un cuerpo de hombre sea una llana contradicción, ¿no?. Pues el género suele apuntar al sexo físico de la persona, y si en definitiva creemos que tenemos imaginariamente o deberíamos tener el sexo que no tenemos... ¿no es eso un autoengaño? Para algunos es una locura, pero para otros el sentimiento es el factor esencial a valorar, por encima de su circunstancia. Evidentemente, si no tienes la genética de mujer no eres mujer genética, eso es todo. ¿Quién ha dicho que mujer se acaba en mujer genética? ¿Y quién es quien para atribuirte o negarte ser mujer u hombre en ese amplio sentido? ¿Y quién determina que toda mujer genética ha de extenderse en cualquier otra etiqueta de mujer? Y lo mismo para el hombre genético. ¿Quién determina la inflexibilidad e inmovilismo entre todas las facetas del sentir y ser humano?

Si estuviéramos de acuerdo en que el odioso género está definido por los genitales, y espero que si, tendremos que extraer determinadas consecuencias.

Las personas con genitales a par ( ojo que hay casos ) son macho y hembra a la vez (?) y ...

La mente no tiene que ver con como percibimos el género de los demas. Nadie es macho o hembra por como se le siente o se le percibe, o por su rol, o su comportamiento. Por tanto no podemos saber quién es hombre o mujer biológico en nuestros encuentros diarios, a no ser que hayamos visto sus genitales. Luego, así mismo, el aspecto no es relevante ni determinativo. Finalmente esto convierte al género en un hecho puramente físico, asocial y anodino, carente de toda connotación e interés cultural.

La verdad y lo que pasa es que no actuamos como si el género se acabara en los genitales, sino que consideramos su psicología y sociología. La realidad es que hay una cultura y una industria del género, es más, una economía del género, con sus fondos de inversión, sus potentados y sus miserables.

En este sistema de castas, el varón es el monarca, la hembra la cortesana servidora y el travestí, el que se caga en el género y arrebata en si mismo todas las potencialidades volviéndose naturalmente en una persona controversial en lo social y extraordinaria, por que es sensible amante de uno o de ambos géneros.

El travestí verdadero ( no el Homosexual prostituto ) no cruza a la otra cara del género ni se queda limitado... simplemente, vive su extraordinaria realidad, explorando lúdicamente costas y océanos de la propia expresión personal, algo así como un científico que se moja de verdad en la experiencia de su propia amplitud genérica, se debe ser rebelde del género en la vanguardia de la sociedad y del camino al encuentro de su verdadero YO SOY.

La transmutación del género es mejor vista como un proceso espiritual, como el descenso de un caudal de nuestro potencial trascendental o arquetípico sobre la forma física, la personalidad, la psicología y el rol social. En realidad somos libres en todo momento. Cambiar de sexo/género es uno de los infinitos caminos disponibles en las siempre presentes oportunidades de la existencia. La transmutación del género es otro viaje de la consciencia en la tierra, un trance en el esplendor de la luz del ser.

Creo que la mejor manera de plantearse la translibertad es en términos de potencial humano individual, no en términos deterministas. Es decir, cambiar no porque una se sienta obligada por cierto condicionamiento psicológico o biológico, sino porque lo decide responsablemente como una alternativa entre otras, como un sendero que trae ciertas experiencias y motivos de crecimiento personal por los que se desea pasar. Esto evitará caer en el extremismo y la ilusión de necesitar identificarse estrechamente con cualquier estereotipo de lo que representa el género adoptado, y en cambio permitirá encontrar su propia aceptación en su singularidad dentro del mismo.

Todos los seres somos distintos y únicos, y tenemos el don de expresar nuestro espíritu diferentemente. Todos traemos infinitos potenciales susceptibles de abrirnos incontables caminos o destinos.

En lugar de sentirnos presionados por cualquier hipotético imperativo, es más cuerdo y sano saber que somos nosotros quienes tenemos la opción en cada momento, y que con nuestros actos y pensamientos andamos los pasos en un infinito de múltiples bifurcaciones. En todo caso, ese actuar autoconsciente ha de estar saturado de pureza de intención, de amor, bondad, luz. En ese momento, cada nueva circunstancia y experiencia atraída a nuestra vida se vuelve parte de esa luz y revelación del poder de infinita maravilla de nuestro espíritu, de la creatividad de la existencia, premiada de la dicha de ser.

Estoy convencida hasta la médula que nada puede reducir nuestro Yo Soy a una identidad demarcable formal o nominalmente, material o espacio-temporal. Que toda identidad es el juego de nuestra consciencia, y debe ser asumida lúcidamente como la expresión directa de nuestro arte espiritual en la producción dinámica del universo. Mutar cualquier parámetro de nuestra identidad es una facultad natural a la que podemos llamar Yo Soy. En ocasiones estos cambios superan lo conocido o cuestionan lo presupuesto por nuestros semejantes, y es una demostración de la irrisoriedad de los límites surgidos de las circunstancias o de la propia forma manifiesta, ante el poder esencial del ser y su infinito manantial de belleza.

El cambio individual de género o sexo es para nuestra cultura establecida algo inexplicable, y para quienes creen en el viaje del alma, es algo casi vinculado al morir y volver a encarnar. En este caso, nosotras somos aquellas que hemos venido a disolver esta insustancial frontera, y traer al ser humano una nueva cota de libertad y felicidad.

El sexo legal está basado en el sexo anatómico, creo que debería basarse en el sexo social de la persona, el cual es todo aquello que ella desea proyectar con su comportamiento, apariencia y roles asumidos. Socialmente, el género proyectado coincide con el reflejado o percibido, pues nos guiamos por esos estereotipos mencionados a la hora de clasificar a las personas por géneros. Nadie va por ahí mirando primero la "F" o "M" de la libreta electoral de sus interactuantes.

Es por tanto lógico que la ley adapte su concepción del género del individuo, de lo anatómico (que no deja de ser un asunto privado e intimo, sólo interesante a otros en el campo médico, y en las relaciones sexuales) a lo social, que es el verdadero terreno en que la persona se desenvuelve y ejerce sus derechos y deberes para con los demás, eso que la ley ha de supervisar y proteger.

Es la sociedad la que en parte nos opera, no nosotras las que total y verdaderamente lo decidimos. Aunque sí es cierto que, para muchas de nosotras, obtener un cuerpo femenino es un logro deseado, que hay que agradecer a nuestra era tan revolucionaria, a nuestros científicos. Pues muchas de nosotras deseamos tener relaciones satisfactorias desde la anatomía y fisiología femenina, pero otras quieren procesos rápidamente reversibles acordes con su oscilación bigenérica, ya llegará.

Insisto en que a la sociedad le falta flexibilidad para reconocer la condición de mujer a todas aquellas de nosotras que tenemos el valor de autodeclararnos tales. Cierto que si cada cual define el género a su libre albedrío, enseguida las palabras 'hombre' o 'mujer' dejarán de significar algo consensuable. (Quizás no se pierda nada con ello, después de todo). Si todas y todos nos autodefinimos a partir de cualquier parámetro, sin ninguno en común, entonces decir que somos 'hombre' o que somos 'mujer' será una información absolutamente vacía de contenido para los demás. Ya no tendremos la posibilidad inteligible de mencionarlo, y por ese camino todo lo conocible de nosotros quedará en lo que se ve y lo que se comunica íntimamente, sin etiquetas generales. Quizás sea beneficioso!

Pero, de momento, el criterio social, el consenso es: 'hombre', quien posee un pene; 'mujer', quien posee una vagina. No está mal, pero debería ampliarse un poco. 'Hombre', o 'Mujer'... quien vive temporal o permanentemente (rol social, indumentaria, comportamiento) como cualquier hombre o mujer en una inmensa mayoría. Con ese nuevo consenso, muchos transgeneristas se ahorrarían una operación que no necesitan (ya he dicho que algunas de nosotras sí la necesitamos y desesperadamente). Bastaría con certificar un periodo mínimo de 'vida real' en el género elegido, y todo el papeleo legal se podría cambiar (si es que hace falta para algo).

Por supuesto esto cambiaría algunas cosas en nuestra vida social, pero no tantas! Por ejemplo, cuando un hombre conociera a una mujer, estaría más tentado de preguntarse si se trata de una mujer con vagina o con pene... ¡ Esto ya sucede ahora !, sólo que en la sombra.

Esta incógnita, algo más generalizada que ahora, dada la legalidad de ser mujer con pene u hombre con vagina, pondría más chispa y misterio en las relaciones, más aventura y "riesgo" (estímulo) emocional. Con todo esto, sobre todo, ganarían paz, tantísimos o tantísimas, al obtener el digno reconocimiento a la persona, como perteneciente al género en que cada uno/una se siente, y por tanto atributivas del trato que siempre debemos o hemos soñado recibir. Por respeto social a nuestro gran colectivo, las nociones de género (hombre, mujer) un día, pronto, deberán ser ampliadas (aun más, más allá de la propia transexualidad).

Espero no estén cansados con toda esta, ... no se como llamar a lo que he escrito y conjugado, en fin, creo que como corolario me nace reafirmar un aspecto interesante, la Televisión esta implantando como usual la presencia de personas transgenéricas, ¿ será que sus dueños también sienten esta revolución ?.

No es casual que en los EE.UU a cada rato aparezcan hombres vestidos de mujer, que a cada rato en los Talk-shows se trate de entrevistas a travestíes o "female impersonators", tampoco veo como casualidad casos como el de RuPaúl que han revolucionado mas de un ambiente y generado variadas reacciones en contra, por las modelos en competencia, que muertas de envidia eran desplazadas por un chico "Trans" con mas personalidad y tanta belleza como ellas.

También veo que Lima en particular esta cambiando poco a poco y ya es mas inteligente. Obviamente ciertos connotados psiquiatras y psicólogos ponen el grito en el cielo por que pierden clientes, además los loqueros ligados a organizaciones religiosas, van a continuar con la cantaleta del "sexo para reproducción" en todo foro al que se les invite, sin reconocer el fondo dogmático de sus afirmaciones, pero que a conciencia saben, nada tiene que ver con la realidad de la persona.

Ahora si, alto a la evacuación de ideas, por que si sigo no paro, por tratar de hacer puré a ciertos "bien pensantes" representantes actuales de la salud pública.

Besos a todas mis hermanas Hispanoamericanas. 

Gina Alva

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