Por Gugolseigan.
De la A a la Z
El Universo esta hecho de una palabra única, que es el
único
pensamiento que abarca al resto de los pensamientos. De una idea,
encerrada dentro de otra y esta a su vez anidada en otra mayor, y asi
sucesivamente, en una regresión infinita indeterminable.
Pues existe una réplica de este fenomeno fractal, el desordenado
entrepiso del lugar donde yo trabajé algun tiempo sobre alguna
avenida del barrio de Caballito.
Pequeño reducto incrustado en el fondo y oscuro que contenía la luz
completa. Una incursión en sus mares desafiaba a los mejores
navegantes mas experimentados. Sus obtusas cajas polvorientas
contenían la magnitud de los eones. Abrazaban la piel dejando un
manto seco. Una sensación de quietud y lejanía que giraba en un
excéntrico espiral. Era el intestino, donde se alojaban los néctares
que alimentaban la actividad comercial de una sociedad necesitada de
vida. Alli era donde yo me tenía que internar cuando me encargaban
hurgar en los conocimentos ancestrales.
Era alli, sí, alli donde me surcaban las ideas mas endemoniadas que
acudían a mí como danzas salvajes de notas en una fuga Bachiana.
Anhelos de libertad para dedicar el tiempo al mayor matador de todos
los tiempos, un matador dividido en ocho por ocho como octavas
musicales, donde se componen las obras mas trascendentes y hasta las
mas efímeras, como salidas de un ataque de delirio febril en una de
las tantas gripes del humedo invierno de Buenos Aires.
Eran esos maravillosos y femeninos tentaculos que me fueron
abrazando, acariciandome con sus ideas, algunas posicionales, otras
llenas de dinamismo, acicalándome con sus victorias, abofeteandome
con sus derrotas, pero al fin, esos fuertes brazos con los que ella
me fue sujetando para soltarme en el interior de sus laberintos
escaquianos donde la brújula no encuentra el norte, el tiempo se ha
dormido y la luz está atrapada, por la inmensa gravedad de su agujero
negro central.
Miro a la última fila, y solo encuentro a la primera, cual burla
circular del todo infinita.
Que pósima nos embriaga a recorrer sus caminos, a creernos dioses
gobernando sus destinos, y ya el pequeño Georgie a todos lo
confiesa: "que Dios detras de Dios, la trama empieza, de polvo y
tiempo y agonía"
Alli donde el alfa se confunde con el omega, la oscuridad con las
estrellas, o tal vez el silencio absoluto con un tango.
Es alli, en ese límite, donde han coqueteado con la locura muchos
mortales, y hasta algunos semidioses, de esta mitología sin nombre.
Acaso notamos la diferencia entre el séptimo y el noveno círculo de
Dante cuando Caissa te ha besado?
El fuego de esta galaxia perdurará, tal vez.
Pero tu nombre que abarca de la primera a la última letra nunca se
extinguirá,
Ajedrez!