Nº 32
ABRIL-MAYO 2005

ARTÍCULOS:


MOTINES VOLVER

La búsqueda de la libertad es instintiva, natural, diría genética; animal o persona, a ninguno le gusta estar enjaulado. Hay, por supuesto, domesticaciones y condicionamientos, pero ese pulso late desde el inicio de la existencia y en esperadas situaciones estalla. De hecho el primer acto de vida es salir a la luz y cortar ataduras. Lo terrible es como dichas domesticaciones y condicionamientos
han llevado a promover el encierro y a legitimarlo. No es gratuito que las voces generadoras de la
opinión pública sean los principales promotores, los medios de información son los voceros de los poderosos.
Durante el motín de la cárcel de Córdoba los informantes se horrorizaban del trato que los amotinados le daban al guardia que tenían de rehén. Ocultan el hecho de que están cosechando lo que siembran, esconden, como dice Pacheco, que nadie da de sí lo que no tiene: el apremiado apremia, el atormentado atormenta. Se indignan de las respuestas desesperadas que provocan. Hacen aparecer la consecuencia como la causa; omiten deliberadamente que la cárcel es la tortura
sistematizada y sólo comentan, ante la fuerza de los hechos, las “insuficiencias” de la infraestructura. No es gratuito, es lógico, tienen un interés que mantener.
Luego del motín entrevistaban al carcelero que había sido rehén. Éste se sorprendía de cómo los familiares de los presos gritaban desde fuera que lo mataran. Se preguntaba cómo era posible que el ser humano pudiera llegar a ser tan malo. ¡Un carcelero! ¡¿En qué cosa peor que un carcelero puede convertirse un hombre?!. Es el cinismo mayor.
Un par de meses atrás hubo un motín en Entre Ríos. El director de la cárcel era entrevistado y el periodista le preguntaba qué reclamaban los presos. El director contestaba que nada, que no sabía, que no había vocero o acuerdo entre los presos, como que era algo caprichoso. Es que eso es lo que le depara su posición, no concibe otra cosa que súplicas cuando lo que buscaban es la libertad. Es que en esta búsqueda no hay diálogo, no hay entendimiento, y por eso persiguen encausar la cosa en reclamos, única forma de contención. Para este propósito tienen a todo un gremio a su servicio, un gremio de curas, psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos y abogados.
Hace unos años, cuando la cárcel de Caseros funcionaba, habíamos ido con los compañeros de La Protesta y una gran bandera que decía “Libertad a todos los presos”. Estábamos ahí, pero las manos no alcanzaban, algunas charlas a los gritos, saludos, nuestra presencia y en una ocasión, en Devoto, nos recibieron con batucada y una lluvia de papelitos: un acompañamiento mutuo, era increíble. De entre las rejas gritó un hombre en Caseros: “¡Hay que demoler las cárceles!”.
De una comisaría de La Pampa se fugan dos presos y dejan una nota, como expresión de ese instinto vital: “Amamos la libertad, no podemos vivir encerrados”.
¡Por la libertad de todos los presos, siempre!

A.G.


CRÍTICOS VOLVER

Se nos acusa de criticar y no proponer. Pero, fiel a la costumbre anarquista de andar derribando excusas para seguir siendo esclavo, les critico: en realidad no comprenden nuestra crítica. Nuestra negación o rechazo hacia ciertas cosas o ciertos valores es una afirmación hacia el futuro de una humanidad libre. Si hoy somos pocos es porque es más fácil no romper con los valores del sistema que hacerlo. “Seamos libres, pero mantengamos la cárcel”; hasta algunos se animan a desprenderse de la ficción de Dios, pero para suplirlo por el Estado. “¡Seamos iguales!” gritan, pero esclavos del Estado. “La libertad es un prejuicio burgués”; decían, dicen y dirán.
Pero nuestra crítica es implacable, imposible de derribar. Estamos contra la policía como institución y mentalidad, no de la policía actual solamente. Y claro, esta policía está para sostener a los burgueses, pero “la policía del Pueblo estará para detener a los que cometan actos antisociales, para encarcelar a los que rompan las leyes, para reprimir a los que ataquen a nuestro gran Estado obrero”. En pocas palabras: tendrá la misma función actual, sólo que obedecerá a los intereses de nuestros nuevos Jefes-camaradas. Además, ¿por qué temer actos antisociales en una sociedad justa?.
Y sigamos criticando nomás. Estamos contra la autoridad, no sólo contra la autoridad corrupta. No es un problema de “abuso de poder”, pues creemos que desde el mismo momento en que una persona tiene poder sobre otra, estará abusando de esta última. Seguramente hay políticos honestos, pero hacemos hincapié en que el mal que producen no se debe a la condición de corruptos que puedan adoptar, sino a su condición de político, de gobernante, en fin: de autoridad.
“Las víctimas no se merecían este final” fue el comentario de un periodista luego de conocerse el suicidio del violador de Córdoba. Y no, toda la sociedad reclamaba que sea atrapado y castigado con todo el rigor de la ley, que sufra, que pague por esa enfermedad que vaya a saber un “ciudadano honesto” de dónde proviene. “¡Juicio y castigo!”, “Usemos la ESMA para torturar a los milicos hasta que canten”, “¡Juicio y castigo!”. Vaya paradoja: torturar al torturador; ojo por ojo, diente por diente.
He sido un amante de los libros de Historia, pues creía que viendo los errores del pasado veríamos el camino a seguir. Hoy me doy cuenta que el despotismo está en germen (y no tanto) en muchas “ideas revolucionarias”.
Ah, pero no se olviden que nosotros somos los autoritarios por no ser pluralistas, los sectarios por discriminar al policía. Para eso llámennos anarquistas, que para ustedes es un insulto y para nosotros la única definición que nos cabe.

Simón Pedro


LA TOLERANCIA VOLVER

Ver a una mujer quebrarse en el llanto más profundo, aparentemente interminable, por ver la gente que dormía en el piso, bajo el techo de la terminal de trenes de Constitución un sábado a la madrugada, es algo que verdaderamente no se ve a menudo en la calle.
Sentir como ella sentía el dolor del otro, impotencia, me causó aun más impotencia a mí ¿y qué le iba yo a decir?. Uno crea sus anticuerpos para éstas y muchas otras situaciones cotidianas que nos presenta esta sociedad que tanto asco me da, de la cual son muy pocas las cosas que se pueden rescatar, y me preguntaba ¿hasta qué punto estamos jodidos?. Cuando cotidianamente escuchamos a algún parásito decir que vivimos en una sociedad muy poco tolerante, su gracia le contesto que si vivimos de forma inhumana es gracias a su tan querida tolerancia.
La tolerancia, véase como se vea, sólo implica sumisión ¿o acaso no es negativo culturalmente cuando a uno le dicen qué poco tolerante es?
El Estado no tolera, los burgueses tampoco, cuan menor sea la amenaza estos mandarán a sus perros guardianes (la policía, el ejercito) a reprimir, de lo contrario negociará con los más tolerables.
Compañeros: si soportamos las humillaciones diarias no es por que somos tolerantes, sino por la amenaza del hambre, las balas o las rejas.
Pero no olvidemos una cosa, en esa mujer pude notarlo, la sensibilidad sigue vigente, la solidaridad también, nuestro medio debe ser la lucha sin tolerar ninguna negociación, nuestro fin la libertad, la anarquía... que será para todos.

Gabriel


A LA PEZCA VOLVER

Si marcamos la distancia es porque buscamos la coincidencia, no la diferencia. Y la coincidencia no puede reducirse a uno o varios puntos, teniendo en cuenta lo basto de la cuestión y sus relaciones. Planteos contra la toma del poder también los esgrimen los Toni Negri, los situacionistas o la izquierda libertaria; por querer construir uno nuevo. El marxismo plantea la supresión del Estado; como estadio posterior a la dictadura. Existe una corriente de abogados y juristas que propugna la abolición del sistema carcelario; porque éste “trata” las consecuencias y no las causas. Así y todo, estamos enfrentados: las cuchilladas por la espalda necesitan también de “cercanía”...
Entonces abría que ver si lo que se entiende como puntos afines no son más que roces o, más bien, intentos de enganches: carnada política. Para eso se esgrime una supuesta necesidad de diversidad que enriquecería la cosa, cuando el problema son los enriquecidos por esa diversidad. Es la pretensión de que en la amplitud no se disuelve el criterio.
No son principiantes, si no hay pique ponen señuelos.
“El método de tal engaño para producir semejante situación de enajenación mental consiste en la aplicación del principio gradualista que arranca del abuso de la inadvertencia del primer paso de la modificación, al presentar a ésta como puramente práctica, externa y como irrelevante y accesoria desde el punto de vista doctrinal. Se trata, pues, en ello de camuflar el hecho de que todo discurso contiene una lógica interna conductora del mismo que parte de afirmaciones de principio y se va desarrollando a modo de cadena de teoremas en su acomodación a las áreas de la realidad a las que se va aplicando. Cuando, en una determinada posición se quebranta un principio y se pretende hacer aparecer el discurso como inalterado en su coherencia, es cuando hay que recurrir a las fórmulas de engaño como las arriba expresadas o a otros expedientes de mistificación, procedimientos que resultan inútiles para los que conocen la esencia de los discursos, su estructura y saben analizar las situaciones, pero que operan eficazmente haciendo mella en quienes no están prevenidos contra el engaño. Con el paso del tiempo, sin embargo, la fuerza de los hechos se acaba imponiendo, en razón de la necesidad conclusiva de su propia lógica interna, dando con ello luz a quienes de principio pudieran haber resultado confundidos.”. Esto decía la A.I.T. a raíz del llamado “municipalismo libertario” que intenta llevar al anarquismo a las elecciones municipales.
La manipulación del lenguaje es el primer paso del discurso que maneja a la fuerza. Se vacían y desdibujan los conceptos para hacer aparecer como equivalentes los opuestos: el anzuelo.
En la introducción al “Manifiesto Comunista Libertario” de Fontenis dicen: “Muchos anarquistas, amantes de un anarquismo puramente estético, que es pura forma sin ningún fondo, que son sólo ‘buenas maneras de mesa’, se sienten ofendidos por el lenguaje y lo acusan de ‘autoritario’, pero rara vez se discute el sentido que se le da a los términos utilizados. La discusión real no es sobre qué se dijo, sino lo que se quería expresar detrás de lo que se dijo.”. Claro, cuando hablan de “partido” y de “política” dicen querer decir otra cosa de lo que dijeron, hacen de la esencia una apariencia, mienten como verdaderos vendedores de gato por liebre. Ellos son los que mueren por la boca y quieren enredar al resto. ¿Qué querrán decir cuando hablan de “libertad” y de “compañeros”?. ¿Qué será una “palmada” en la espalda?.
Es la artimaña de deslizar los términos como quien no quiere la cosa, para avalancharse después con todo su programa. El infiltrado que precede al reviente.
El sistema se mantiene con el perpetuo bombardeo de su discurso que amenaza con ahogarnos, con el llamado de sus sirenas, y no precisamente con las mitológicas ninfas marinas.

A.G.


BICHAJE LOCAL VOLVER

El local de Avellaneda está habitado, entre otras cosas, por arañas. Las grandecitas de patas finas; arañas frágiles, casi delicadas; ocho pelos quebrados sosteniendo una gota de cuerpo. Dicen que son de las que pican, yo por mi parte sólo las vi entreverarse con mosquitos y otros de esa calaña. Quizás hay un temor ancestral o instintivo, o un “por si las moscas”. Pero ahí están, por quichicientas, silenciosa escucha de nuestra afirmación de la ideología . Y es que si las dejamos estar no es por animalismo o vagancia; es más bien porque entre ellas y nosotros se ha desarrollado una convivencia de respeto o ignorancia mutua. Eso sí, siempre y cuando todos mantengamos la ubicación: ellas en lo alto del techo o en los rincones infrecuentes y nosotros en el centro de la discusión y el proselitismo; ellas tejiendo sus historias y nosotros las nuestras.
Pero una cosa son las arañas y otra muy distinta las cucarachas. Pillas, arteras y rémoras ladinas que sólo dan la cara cuando se saben cubiertas por la oscuridad. Esas sí que no van. ¡De esas sí que no!.

A.G.


LA MUERTE DE LAS IDEOLOGÍAS VOLVER

Sólo hay dos tipos de ideologías, la que está por la autoridad y la que aboga por la libertad. Una con mil y un ribetes (liberal, progresista, fascista, comunista, en fin estatistas) pero que conforma una sola y otra; la anarquista.
Hoy, y como siempre, la que predomina es la autoritaria, aunque en ciertos momentos de la historia este orden cambió medianamente (revoluciones). Se han perdido miles de batallas en la lucha por la libertad, ya sea por caer en reformismos, por represión o lo que sea, pero aunque cambien las personas y los métodos para combatir, la forma de fondo es siempre la misma: manteniendo los valores propios del anarquismo (solidaridad, antiestatismo, anticlericalismo, etc.)
No creo en la frase “que la anarquía se haga una realidad es inevitable”. Lo que sí es inevitable, y estoy absolutamente convencido de ello, es el descontento; pues al haber distintas clases sociales, éstas estarán (afortunadamente) enfrentadas en sus realidades: una será oprimida y otra opresora. Al estar estas clases dentro de la ideología autoritaria (nacida de los que ambicionan y tienen poder), estas aspiraciones serán las de dominar a la otra clase y así convertirse en casta dominante. Obviamente la clase oprimida nunca podrá pasar a ser opresora, sino que será sólo una “vanguardia revolucionaria” la encargada de seguir con el sistema imperante. Y más que nunca estaría el descontento a flor de piel si la clase oprimida está inserta en la ideología anarquista, ya que habría comprendido las causas de su miseria y, por lo tanto, los pasos a seguir para erradicar dichas causas. Y más allá de toda ideología, los estallidos provocados por la miseria, el hambre y otros factores son hechos imposibles de disimular.
Por eso, el único camino a recorrer para lograr un mundo en libertad (y por lo tanto en igualdad) es el sendero del comunismo anarquista. Que propone socializar las riquezas en vez de propiedad privada (igualdad), y abolición de todas la instituciones (libertad).

Simón Pedro


LA TECNOLOGÍA VOLVER

“Ahora nos controlan mucho más con toda esta tecnología”, se puede escuchar a menudo. No se preocupen tanto compañeros, nosotros no tenemos a nuestra disposición tanta tecnología (ni los medios monetarios para conseguirla), como tampoco los tuvieron los primeros rebeldes en comparación con sus opresores.
El fuego, la ballesta, los periódicos, las armas de fuego, etc., también fueron en su momento utilizadas para oprimir. A lo que los revolucionarios se oponían con una tecnología inferior.
La tecnología no es mala en sí, como pueden pensar los primitivistas, sino que depende del uso que se le dé. Si ésta se encuentra en manos de los burgueses, no servirá para otra cosa que para oprimir. Pero, si por el contrario, está en manos de una humanidad liberada del yugo opresor, o sea de una humanidad viviendo en anarquía, no hará otra cosa que beneficiarnos en diversos aspectos como el trabajo, materialmente (en comodidades), etc.
Ahora bien, como todo es comercio, la tecnología es una industria y, por lo tanto, depende de los intereses de los burgueses, que ya sabemos que dirección tienen: ganar lo más que se pueda, al menor costo; además de para mantener “tranquilos” a los pueblos, ya sea oprimiéndolos física o mentalmente.
Desde el primer cacique hasta el último burgués, es siempre lo mismo, unos que mandan y otros que obedecen. Esta cuestión, y no otra, es la culpable de nuestras miserias. ¿Y ante esto?, ingenio seguramente, pero ante todo Anarquía.

Simón Pedro


NUESTRA SOCIEDAD VOLVER

El individuo se reconoce como tal dentro de la Sociedad. Por lo tanto no es un antagonismo (como algunos imaginan) individuo-sociedad, sino más bien estos dos componentes se complementan entre sí; es esencial que exista uno para que exista el otro. Es frente a la interacción con otros individuos (Sociedad) donde me reconozco justamente como uno; si no tuviera esta convivencia sólo viviría con la certeza de mis percepciones. Y sabemos que el pensamiento es una cosa provocada por todos, por más que en algunos esté más desarrollado que en otros.
Ahora bien, dado que la Sociedad está regulada (dirigida, controlada) por el Estado, las relaciones entre individuo- sociedad también lo estarán. El Estado no se encarga (generalmente) específicamente de cada persona, sino que establece reglas generales (sociales); por la tanto, igualmente, éstas recaen sobre los individuos. Uno no puede romper el “contrato” que tiene con la Sociedad, ya que ésta adoptó como método de organización y control al Estado, y éste a su vez no lo permite.
Las reglas que perduran en el tiempo terminan por convertirse en valores morales, en tradiciones; por lo cual la sociedad toma para sí los valores impuestos por el Estado. No sorprenden las actitudes que tienen los “ciudadanos honrados”, sean oprimidos u opresores.
Destruir al Estado y sus instituciones es el primer paso a dar (y esencial), para luego pasar así a la transformación de esta Sociedad autoritaria en una Sociedad de libres e iguales.
Que todos los individuos vivan a su parecer, a algunos les puede parecer un poco “loco”; y yo también lo veo así, pero pensando si tuviesen los valores que se manejan hoy. El hombre emancipado querrá, como todo hombre, ser feliz. Pero en ese camino no podrá contar con herramientas de poder, por lo tanto en vez de querer oprimir deberá conciliar, o no, pero sin una autoridad superior que exija determinada acción. De ahí se desprende que las aspiraciones generales serán techo y comida, más tiempo de “ocio” y mayor comodidad posible. ¿Qué harán al haber comprendido las ventajas de una vida organizada horizontalmente?, ¿qué harán (si no comprenden eso) al no poder someter a sus semejantes ya que los medios de producción son posesión de todos?: acordar, entenderse; ¿matarse?, eso es lo que pasa hoy.

Simón Pedro


MUERTO EL PERRO VOLVER

Primero fueron exterminados los lobos, porque competían por las mismas presas y diezmaban su ganado. Algunas de sus crías sobrevivientes, fueron retenidas por los cazadores, tal vez por compasión, tal vez por admiración a sus cualidades naturales excepcionales. Desde épocas remotas los humanos los criaron, seleccionando a los más dóciles y obedientes. Después los cruzaron para obtener variedades y razas que resultaran útiles a sus intereses. Sin darse cuenta, moldearon animales que reproducían muchas de sus formas sociales y culturales, dentro de las cuales convivían: falderos, policías, ratoneros, pastores, de guarda o vigilancia, de trineo, rastreo, rescate, caza o compañía.
Los humanizaron tanto que les atribuyeron hazañas, los incorporaron a sus mitos y a la literatura, les dieron nombres propios, hogares, oficios, virtudes y defectos. Les robaron sus instintos sólo para devolvérselos transformados, convertidos en “los mejores amigos del hombre”.
Viven sus existencias penando entre la basura y bebiendo agua de los desagües, encerrados, encadenados en las casas, perfumados, de peluquería en peluquería, rodeados de afecto o gaseados en perreras municipales, golpeados, apaleados, apedreados, o también mimados, engordados y homenajeados en cementerios de mascotas. Les otorgamos responsabilidades, los explotamos y les exigimos fidelidad para con nosotros y ferocidad hacia los extraños.
Entonces pasa aquello que quisiéramos que nunca pasara: el perro desagradecido, muerde la mano de quien le da de comer. Y lo sacrificamos, por traidor, asesino y único responsable del crimen de obedecer a sus instintos lobunos, que arteramente escondía en lo más oscuro de su ser.

Un perro de la raza Rottweiler mató a un bebé de 11 meses en las afueras de Mar del Plata. El hecho ocurrió en una casa de Estación Camet, donde el perro se lanzó al ataque, lo arrebató de los brazos de su abuela y le dio feroces mordidas que le causaron la muerte en forma instantánea.
Fuentes policiales informaron que el chico era hijo único de un matrimonio de clase media. Todas las mañanas dejaban al chico con sus abuelos, para ir a trabajar.
El animal habitualmente permanecía encerrado, pero esta vez estaba suelto en el parque de la casa. Su dueño, el abuelo del bebé, lo había llevado a la casa para reforzar la seguridad.
El abuelo del bebé pidió a la Policía que sacrificara al Rottweiler
.”

(La Razón, 18 de marzo de 2005)

El perro vivía encadenado y enrejado en un canil de escasas dimensiones. Cumplía la función de guardián y protector; sus dientes estaban destinados a los posibles ladrones o extraños merodeadores. Era la tranquilidad, la seguridad, la garantía de la propiedad, la defensa de la vida, el respeto y el temor de los otros. Era como tener un policía en la casa, o mejor dicho, ése era su oficio. Ahora el perro será sacrificado por sus colegas humanos uniformados. Aunque nadie asume que el bebé murió por nuestra enferma obsesión por la seguridad.
Nuestros perros son la expresión de la sociedad en la que vivimos, de cómo los educamos y criamos y de los valores que pretendemos adopten (en realidad algo imposible). Los tratamos como a personas y como a cosas al mismo tiempo. Pero lo mismo hacemos con nuestros congéneres: a los hombres y mujeres los tratamos como a perros o como cosas. Ponemos hombres tras las rejas o los convertimos en policías, igual que a los perros. Balazos, mordidas, gases lacrimógenos, ladridos e insultos; fragmentos de una sociedad que nosotros mismos construimos, salvaje y humana.

Lobisón


HOMO SAPIENS SIN REPÚBLICA VOLVER

Toda la cuestión social tiene sus fundamentos en los caracteres de la especie. Todo se eleva o se hunde desde las raíces encarnadas en la naturaleza humana, naturaleza en parte animal. Después vendrá el valor que le dé el medio o la voluntad, el hacer caudal o causa del instinto o la posición. La cosa pasa por dónde nos quieren ubicar o dónde nos ubiquemos.
Como característica está la posibilidad de contagio, de peste o de rebelión, pero también la de estampida y la de balido, destino al matadero. Dependerá la causa que se haga. Las fieras que cazan en la sabana acorralan a la manada, potencian la condición gregaria y después individualizan y aíslan a la presa elegida. El Estado tiene el mismo principio: se sirve de la masa. Su triunfo, ganado. Claro, por una cuestión física todos necesitamos un suelo donde pisar, pero ante la finitud y la fragilidad de la vida se nos impone el aferrarse a un refugio y al aglutinamiento. Se establecen tribus y patrias, talismanes y camisetas, tributos y dioses; y sacrificios. Iglesias, circos, coliseos y estadios para tal fin.
Los perros son territoriales y si pudieran harían como los hombres; de un barrio una nación, tanto que un par de ellos ya tienen la categoría de República. Habría que decir que todo lo que ha llegado a ser imponente y de dimensiones, sean seres, instituciones o ideas, comenzó con “pequeñeces”. Que la magnitud no es la esencia de la cosa, y que todo resabio no es tanto un elemento residual en degradación sino, más bien, el germen que espera una situación propicia. Y la continuidad de rebaños y pastores está propiciada, en templos de cacheo, oraciones y estandartes.
La muerte y el sufrimiento sale a la superficie pero en el fondo lo que empuja es la religiosidad. Y como “sentimientos y pasiones” se pueden despertar por cualquier cosa a lo que se termina adhiriendo es al presidente, al intendente, al empresario del fútbol, de la música o de la automotriz. Y la pretensión de blanquear los “colores” de sus “malos” administradores es la misma que se hace entre la democracia y los “políticos corruptos”. Y las hinchadas, soberanamente...
Las tragedias duelen pero la tragedia sistematizada de la muerte cotidiana está garantizada por todo esto.
Entonces, ni bengalas ni velas, ni a San Cayetano ni a San Jorge ni a los San “Callejones”.

A.G.


LA MANIFESTACIÓN VOLVER

Una estrepitosa sensación se siente en todas las manifestaciones folklóricas y en general.
Familias y familias con niños y abuelas desprotegidos con hambre y cansancio, más que un espíritu de lucha puedo percibir indignación, desde luego, pero sin ninguna intención de destruir ninguna causa de nuestros malos pasares.
Hay que decir que no por ser una manifestación, ésta debe tener un carácter revolucionario pues ya hemos notado que en general éstas son manipuladas por reformistas (celosos del Poder), de derecha y de izquierda, potenciales represores y explotadores a la hora de ocupar una banca en el parlamento. Y quiero aclarar que me refiero a los cuadros y a los punteros políticos, de vivos como estos es que surgió la sociedad de explotación, su finalidad no es otra más que el Poder: Obviamente sus medios son consecuentes con su causa, miserables aprovechándose y arreando a los más vulnerables (sectores indigentes, desempleados, trabajadores, estudiantes)
Por esto mismo la manifestación no representa ninguna preocupación para el Poder, cuando vemos a un Blumberg reunido junto a miles y miles de manifestantes reclamando seguridad; cuando vemos hoy cualquier manifestación, pongamos de ejemplo la del 24 de Marzo, las consignas policiales que se expresan: “juicio y castigo a los genocidas” y demás, muchos dirán: “bueno pero las tendencias expuestas están enfrentadas”, por el contrario yo creo que si se trasfondea un poco estas tendencias fascistas, progres y reformistas, mucho tienen en común. Digamos que el contendido policial es el mismo. Estos oxigenan al sistema, le son funcionales -de izquierda o de derecha ambas por el mismo sendero de miseria que es la política-.
Se hace muy difícil comprender como llegamos a semejante situación, al punto de perder el estímulo de respuesta hacia el agresor que es el Poder en cualquiera de sus formas.
Atrás quedaron las tribunas obreras donde se juntaron los trabajadores de la ciudad o del campo para exponer sus problemas y darle solución por medios propios mediante manifestaciones, boicots, huelgas, etc. Tengamos en cuenta que por aquella época ya existían políticos, burocracias, policías, carneros, y demás calañas que sólo pueden generarse en una sociedad de explotación del hombre por el hombre. Así y todo entre la peonada y el campesinado estaban mal visto el policía como funcionario del Poder y como mentalidad. Ya habremos escuchado la frase “no seas buchón” con la que se le transmitían valores a los niños o se dirigían en forma despectiva a todo aquel alcahuete de la patronal.
Es evidente que la influencia de los anarquistas, tanto en las sociedades de resistencia como en la F.O.R.A., fueron claves para instaurar ciertos códigos, valores y actitudes en aquella sociedad.
Pues entonces alentaré la protesta que busca conquistar la libertad y es por eso que reniego de aquella que pasa a ser una simple petición a cualquier Poder.
La manifestación entonces tomara el camino que nosotros le demos y por eso es que la cuestiono, la ataco, no para descalificarla como herramienta nuestra, sino más bien para centrarla de nuevo y ponerla en su verdadero pie, de una de tantas cosas que servirán para la emancipación del hombre, que no será la única.

Gabriel


LO VIEJO Y LO NUEVO DEL IZQUIERDISMO... VOLVER

En 1917 el Partido bolchevique toma el poder en Rusia, la revolución es sofocada. La dictadura del proletariado encarcela, tortura y ejecuta a los opositores al nuevo régimen. Contra los anarquistas, por su puesto, la saña es mayor. Los que logran escapar se refugian en el exilio, muchos de ellos para continuar su lucha.
En 1926 en Francia un grupo de rusos, editor del periódico Delo Trudá (La causa del trabajo), lanza la “Plataforma organizativa” cuya intención consistía en darle al anarquismo un carácter político; aglutinar a los militantes en una “Unión General de Anarquistas” bajo la dirección de un Comité ejecutivo: hacer del anarquismo un partido político. Los principales impulsores de esto fueron Nestor Makhnó y Piotr Archinov. Makhnó había liderado las guerrillas ucranianas, de tendencia anarquista, contra las fuerzas zaristas primero y las bolcheviques después. Ya en el exilio, durante las discusiones que generó la Plataforma, algunos anarquistas no pasaron por alto su temperamento militarista. Piotr Arshinov había sido bolchevique hasta 1906 cuando comienza a militar en el anarquismo. En 1930, decepcionado por la falta de adhesión por parte de los anarquistas a su Plataforma, regresa a la Unión Soviética y vuelve a ingresar al Partido, años después es ejecutado en las purgas del Estado. Sobre este punto es necesario dejar claro, como dice un compañero, que ningún anarquista deja de serlo, otra cosa es lo que se haya creído.
El rechazo, por autoritaria, a la Plataforma y lo que de ella se desprende y proyecta fue expresado por la mayoría de los anarquistas conocidos, entre ellos por Errico Malatesta de quien transcribimos la siguiente carta, en repuesta a otra de Makhnó, publicadas en 1929 en “Il Risveglio” de Ginebra.

Estimado compañero:
He finalmente podido ver la carta que usted me ha enviado hace más de un año, sobre mis críticas al proyecto de organizar una Unión General de Anarquistas, publicada por el Grupo de Anarquistas Rusos en el Extranjero, conocido en nuestro movimiento por el nombre de “Plataforma”. Conociendo mi situación como usted la conoce, ciertamente habrá entendido por qué no he respondido.
No puedo tomar parte como quisiera de la discusión de las cuestiones del mayor interés para nosotros, porque la censura me impide recibir publicaciones que son consideradas subversivas o cartas que traten de tópicos políticos o sociales, y sólo después de largos intervalos y por afortunada casualidad vengo a oír el distante eco de lo que los compañeros dicen y hacen. De este modo, me he enterado de que la “Plataforma” y mis críticas a ella han sido ampliamente discutidos, pero sé poco o nada de lo que se ha dicho; y su carta es el primer documento escrito sobre el asunto que he logrado ver.
Si pudiéramos escribirnos libremente, le pediría clarificara, antes de entrar a la discusión, algunos de sus puntos de vista los cuales, quizás debido a una traducción imperfecta del ruso al francés, me parecen, en parte, algo obscuros. Pero estando las cosas como están, responderé a lo que he entendido, y espero ser capaz de ver su respuesta.
Usted se sorprende de que yo no acepte el principio de responsabilidad colectiva, que usted cree es un principio fundamental que guía, y debe guiar, a los revolucionarios del pasado, presente y futuro.
Por mi parte, me pregunto qué puede significar la noción de responsabilidad colectiva venida de los labios de un anarquista. Yo sé que los militares tienen el hábito de decimar grupos de soldados rebeldes o de soldados que no se han comportado correctamente frente al enemigo,
disparándoles indiscriminadamente. Sé que los jefes militares no tienen escrúpulos en destruir poblados o ciudades, y masacrar a toda una población, incluidos los niños, porque alguien ha puesto alguna resistencia a una invasión. Sé que a lo largo de la historia, los gobiernos han, de varias maneras, amenazado con, y aplicado, el sistema de la responsabilidad colectiva para poner freno a los rebeldes, para demandar impuestos, etc. Y entiendo que esto puede ser un medio efectivo para intimidar y oprimir.
¡¿Pero cómo puede, gente que lucha por la libertad y la justicia, hablar de responsabilidad colectiva, cuando sólo puede interesarles la responsabilidad moral, hayan o no sanciones materiales de por medio?!
Si, por ejemplo, en un conflicto con fuerzas armadas del enemigo, el hombre que está a mi lado actúa como un cobarde, él me puede dañar a mi y a los demás, pero la vergüenza será sólo suya, por su falta de valor para mantener el rol que él mismo escogió. Si durante una conspiración, un conspirador traiciona y envía a sus compañeros a prisión, ¿son los engañados los responsables de su traición?
La “Plataforma” dice: “Toda la Unión es responsable de la actividad revolucionaria y política de todo miembro y cada miembro es responsable de la actividad revolucionaria y política de la Unión”. ¿Puede esto ser reconciliado con los principios de autonomía y de libre iniciativa que los anarquistas profesan? Yo respondo, entonces: Si la Unión es responsable de lo que cada miembro hace, ¿cómo puede dejar a sus miembros individuales y a sus diversos grupos, la libertad de aplicar el programa común de la forma en que les parezca adecuado? ¿cómo puede hacerse responsable de una acción, si carece de los medios para impedirla? De esta manera, la Unión y, mediante ella, el Comité Ejecutivo, necesitarían monitorear la acción de los miembros individuales y ordenarles qué hacer y qué no hacer; y ya que la desaprobación luego de los eventos no puede rectificar una responsabilidad previamente aceptada, nadie sería capaz de hacer nada antes de haber obtenido el vamos, el permiso del comité. Entonces, ¿puede un individuo aceptar responsabilidad por la acción de una colectividad antes de saber qué es lo que la última hará, y sin poder prevenirla de hacer lo que éste desaprueba? Ciertamente, acepto y apoyo la visión de que cualquiera que se asocie y coopere con otros para un propósito común, debe sentir la necesidad de coordinar sus acciones con aquellas de sus compañeros y no hacer nada que dañe el trabajo de otros y, de esta manera, a la causa común; y que se respeten los acuerdos que sean hechos -excepto cuando sinceramente deseen dejar la asociación al emerger diferencias de opinión, o cuando las circunstancias hayan cambiado, o conflictos sobre los métodos predilectos hagan la cooperación imposible o inapropiada. Tal cual, yo mantengo que aquellos que no sientan ni practiquen estos deberes, deban ser expulsados de la asociación.
Quizás, al referirse a la responsabilidad colectiva, ustedes se refieran precisamente a ese acuerdo y solidaridad que debe existir entre los miembros de una asociación. Y si esto es así, su expresión representa, en mi opinión, un uso incorrecto del lenguaje, pero básicamente, esto sólo sería una cuestión de palabras sin importancia y el acuerdo podría alcanzarse rápidamente.
La cuestión realmente importante que usted plantea en su carta, concierne al rol de los anarquistas en el movimiento social y la forma en que éstos debieran desempeñarlo. Este es un asunto básico, la razón de ser del anarquismo y uno debe ser bastante claro respecto a lo que se refiere.
Usted pregunta si los anarquistas deben (en el movimiento revolucionario y en la organización comunista de la sociedad) asumir un rol directivo y, consecuentemente, responsable, o limitarse a ser auxiliares irresponsables. Su pregunta me deja perplejo, porque carece de precisión. Es posible dirigir mediante el consejo y el ejemplo, dejando al pueblo -proveídos de las oportunidades y los medios para suplir por sí mismos sus necesidades- adoptar nuestros métodos y soluciones si estos son, o parecieran ser, mejores que aquellos sugeridos y ejecutados por otros. Pero es también posible dirigir tomando el mando, esto es, convirtiéndose en gobierno e imponiendo las ideas e intereses propios mediante métodos policiales. ¿De qué manera quisiera dirigir?
Somos anarquistas, porque creemos que el gobierno (cualquier gobierno) es un mal, y que no es posible ganar la libertad, solidaridad justicia si no es con libertad. No podemos, entonces, aspirar al gobierno y debemos hacer todo cuanto sea posible para evitar que otros -clases, partidos o individualidades- tomen el poder, convirtiéndose en gobiernos.
La responsabilidad de los lideres, una noción según la cual me parece quisieran garantizar que el público sea protegido de sus propios abusos y errores, no significa nada para mí. Aquellos en el poder, no son verdaderamente responsables, excepto, cuando son enfrentados a la revolución, y no podemos hacer la evolución todos los días, y generalmente ésta ocurre sólo cuando el gobierno ya ha hecho todo el mal que podía hacer.
Usted entenderá que yo estoy lejos de pensar que los anarquistas deban estar satisfechos con ser simples auxiliares de otros revolucionarios quienes, no siendo anarquistas, naturalmente aspiran a convertirse en gobierno. Por el contrario, yo creo que nosotros, los anarquistas, convencidos de la validez de nuestro programa, debemos apuntar a adquirir una influencia enorme a fin de llevar al movimiento hacia la realización de nuestros ideales. Pero tal influencia debe ser ganada haciendo más mejor que los demás, y sólo será útil si es ganada de esa manera.
Hoy por hoy, debemos profundizar, desarrollar y propagar nuestras ideas y coordinar nuestras fuerzas en una acción común. Debemos actuar en el movimiento obrero para impedir que éste se vea limitado y corrompido por la exclusiva búsqueda de mejoras pequeñas, compatibles con el sistema capitalista; y debemos actuar de tal manera que contribuya preparar la completa transformación social. Debemos trabajar con las masas desorganizadas, y quizás imposibles de organizar, para despertarlas al espíritu de rebelión y al deseo la esperanza de una vida libre y feliz. Debemos iniciar y apoyar todos los movimientos que tiendan a debilitar las fuerzas del Estado y del capitalismo, e incrementar el nivel mental y las condiciones materiales de los trabajadores.
Debemos, en breve, preparar y prepararnos, moral y materialmente, para el acto revolucionario que abrirá el camino hacia el futuro. Y luego, en la revolución, debemos tomar una parte enérgica (si es posible anterior y más efectivamente que los demás) en la lucha material esencial y conducirla al límite máximo en la destrucción de todas las fuerzas represivas del Estado. Debemos alentar a los trabajadores tomar posesión de los medios de producción (tierras, minas, fábricas y talleres, medios de transporte, etc.) y de las reservas de bienes manufacturados; a organizar inmediatamente, por sí mismos, una distribución equitativa de los bienes de consumo, y al mismo tiempo, suplir los productos para el intercambio entre regiones y comunas, para la continuación e intensificación de la producción y de todos los servicios útiles para el público.
Debemos, de todas las formas posibles acorde a las circunstancias y oportunidades locales, promover la acción de las asociaciones obreras, de las cooperativas, de los grupos voluntarios -para prevenir la emergencia de nuevos poderes autoritarios, de nuevos gobiernos, oponiéndoles con la violencia si es necesario, pero por sobretodo, mostrándolos como superfluos. Y donde no encontremos suficiente consenso entre el pueblo y no podamos prevenir el re-establecimiento del Estado con sus instituciones autoritarias y sus cuerpos coercitivos, debemos negarnos a tomar parte en él o reconocerlo, rebelándonos en contra de sus imposiciones y demandando nuestra plena autonomía y la de todas las minorías disidentes. En otras palabras, debemos permanecer en un estado concreto o potencial de rebelión y, siendo incapaces de triunfar en el presente, debemos, al menos, prepararnos para el futuro. ¿Es esto a lo que ustedes se refieren en la
parte que cabe a los anarquistas en la preparación y realización de una revolución? Por lo que sé de ustedes y de su trabajo, me siento inclinado a creer que si. Pero cuando veo que en la Unión que ustedes apoyan, hay un Comité Ejecutivo que da dirección ideológica y organizativa a la asociación, me asalta la duda de que ustedes también quisieran ver, en el movimiento general, un cuerpo central que dictaría, de manera autoritaria, el programa teórico y práctico de la revolución. De ser esto así, somos polos opuestos. Su organización, o sus órganos administrativos, podrían estar compuestos por anarquistas, pero no serían otra cosa sino un gobierno.
Creyendo, en la más completa buena fe, que fueran necesarios para el triunfo de la revolución, asegurarían, como prioridad, que estuvieran lo suficientemente bien colocados y que fueran lo suficientemente fuertes como para imponer su voluntad. Crearían, entonces, cuerpos armados para la defensa material, y una burocracia para realizar sus mandatos, y en este proceso, paralizarían al movimiento popular y matarían la revolución. Esto es lo que yo creo ha pasado con los Bolcheviques.
Aquí estamos. Creo que lo importante no es la victoria de nuestros planes, de nuestros proyectos, de nuestras utopías, que en cualquier caso necesitan de la confirmación de la experiencia y pueden ser modificados por la experiencia, desarrollados y adaptados a las condiciones materiales y morales reales de cada época y lugar. Lo que más importa es que el pueblo, todas las personas, pierdan el instinto y los hábitos serviles que les han legado miles de años de esclavitud, y aprendan a pensar y actuar libremente. Y a esta gran tarea de liberación del espíritu a la que los anarquistas se deben dedicar especialmente.
Le agradezco la atención que gentilmente ha dado a mi carta y, en la esperanza de escuchar nuevamente de usted, le envío mis cordiales saludos.

Errico Malatesta - noviembre de 1928

Un año antes Malatesta escribe una respuesta a la Plataforma donde concluye:

Aquellos compañeros rusos, quizás, encontrarán ineficaces a las organizaciones como yo las concibo y similares a las que hay. Los entiendo. Estos compañeros están obsesionados por el éxito que los Bolcheviques han tenido en su propio país, y quisieran, a la manera de los Bolcheviques, unir a los anarquistas en una especie de ejército disciplinado, el cual, bajo la dirección ideológica y práctica de unos pocos lideres, marche compacta al asalto del presente régimen y, entonces, alcanzada la victoria material, presida la constitución de la nueva sociedad. Y quizás sea cierto que bajo este sistema, siempre que los anarquistas lo acepten, y que los lideres sean hombres de genio, nuestra eficiencia material sería enorme. ¿Pero con qué resultado? ¿No ocurriría con el anarquismo lo que ha ocurrido en Rusia con el socialismo y el comunismo?
Estos camaradas están ansiosos de ver la victoria, al igual que nosotros; pero para vivir y lograr la victoria no es necesario renunciar a las mismísimas razones que nos dan vida y distorsionar el carácter de la eventual victoria. Queremos luchar y triunfar, pero como anarquistas, por la anarquía.

Lo manifiesto...

En 1953, también en Francia, los partidarios de llevar al anarquismo a la órbita de la política vuelven a cobrar notoriedad con la aparición del “Manifiesto Comunista Libertario” redactado por Georges Fontenis, quien lo sitúa como continuación de la “Plataforma organizativa”. Cuatro años más tarde los grupos franceses e italianos que sostenían esta postura se disuelven y la mayoría de sus integrantes se fusionan con grupos marxistas. En 1971, tras los sucesos del Mayo ´68, algunos elementos se reagrupan como Organización Comunista Libertaria cuya plataforma es redactada por Fontenis y Daniel Guerín, otro conocido “marxista libertario”.
Transcribimos extractos del “Manifiesto Comunista Libertario” con algunos comentarios.*

Ya que el anarquismo no es una filosofía o ética abstracta, no puede dirigirse a un ser humano abstracto, al ser humano general. Para el anarquismo, el ‘hombre’ a secas no existe en nuestras sociedades: está la persona explotada de las clases desposeídas y está la persona de los grupos privilegiados, de la clase dominante.

Proyectar al hombre según lo produzca esta sociedad es proyectar al ser humano general o soldado. Una cosa es partir de lo concreto y otra reducir la cosa a eso.

El anarquismo social o comunismo anárquico, o bien comunismo libertario, es una doctrina social revolucionaria, que se dirige al proletariado representando sus aspiraciones y, de cierta manera, su ideología auténtica, aquella que el proletariado adquiere mediante sus propias experiencias”.
Principios internos de la organización o partido revolucionario.
La unidad ideológica se establece por un programa el cual vemos por lo pronto como: un programa comunista libertario que expresa los deseos generales de las masas explotadas.

Todo legitimado. Si las masas claman por salario y limosna el partido lo expresa; y si las masas no saben que decir el partido se expresa por ellas. Representatividad, a pasitos de Stalin o Perón.

Naturaleza y rol de la vanguardia revolucionaria”.
La vanguardia revolucionaria, ciertamente, ejerce un rol de guía y liderazgo en relación al movimiento de masas. Las polémicas en torno a esto nos parecen vanas, pues ¿qué otra utilidad podría tener una organización revolucionaria?.

Vanguardista: hacer y pretender del hecho de ir al frente una cuestión de derecho, el planteo del leninismo.

Del mismo modo, los militantes mejor preparados y más maduros al interior de la organización, tienen el rol de guiar y de educar a los otros miembros, para que todos queden bien informados y alertas, tanto en el terreno teórico como práctico, para que todos puedan ser protagonistas a su turno.

Principales y principiantes: derecho de piso por orden de llegada.

Teniendo al programa como base, la organización trabaja una dirección táctica general.
Esto le permite explotar todas las ventajas de la estructura: continuidad y persistencia en el trabajo, las habilidades y fortalezas de unos llenando las debilidades de otros, concentración de esfuerzos, ahorro de energías, la facultad de responder a las necesidades y circunstancias con la máxima efectividad en cualquier momento.
La unidad táctica previene de que nadie se dispare en cualquier dirección, libera al movimiento de los desastrosos efectos de ciertas series de tácticas y de la pugna del uno con el otro.

Vale para un ejército, una empresa o para el “anarquismo organizado”. La política es la aplicación civil de los mecanismo militares, dependerá de las conveniencias tácticas y estratégicas (conceptos militares) de quien domine o aspire a hacerlo. No por casualidad los anarquistas siempre hablaron del problema de la explotación como un problema social y no político: el anarquismo es antipolítico.

La vanguardia activa, la minoría activa, puede encargarse durante la revolución de tareas especiales (como la aniquilación de fuerzas enemigas, por ejemplo) pero por lo general sólo puede limitarse a ser la conciencia del proletariado. Y debe, finalmente, ser reabsorbida por la sociedad, a medida que, por una parte, su rol se termina por la consolidación de la sociedad sin clases y por su evolución de una fase inferior a una fase superior del comunismo, y a medida que, por otra parte, las masas en su conjunto han alcanzado el grado de conciencia necesario.

Como la vanguardia es la conciencia del proletariado sólo ella sabe el grado de conciencia necesario a alcanzar por las masas para autodisolverse. Es la “transitoria” dictadura del proletariado, con su “transitoria” cheka y sus “transitorios” campos de concentración. Mientras las masas no maduren la vanguardia activa será el grupo de tareas especiales (de la aniquilación de fuerzas enemigas, por ejemplo...)

Poder obrero directo
A pesar de que rechazamos la idea de Estado, la cual implica la existencia y la dominación de una clase explotadora que tiende a perpetuarse, y a pesar de que rechazamos la idea de dictadura, la cual implica relaciones mecánicas entre gobernantes y gobernados, admitimos la necesidad de una coordinación: hay que apoderarse de los medios de producción e intercambio, hay que apoderarse de los centros administrativos, hay que combatir las fuerzas de la burguesía, defender a la revolución contra los sectores contrarrevolucionarios, contra los indecisos, e incluso contra ciertas categorías sociales explotadas atrasadas (como ciertos sectores campesinos, por ejemplo). Se trata, por lo tanto, del ejercicio de un poder, pero se trata de la dominación de la mayoría, del proletariado en acción, del pueblo en armas organizándose eficazmente para el ataque y la defensa, manteniéndose alerta de manera generalizada.

El Estado es la forma que adquiere la sociedad cuando el poder que ejerce un grupo sobre otro se institucionaliza y todo poder, sea de consejo, sindicato o popular, tiende a serlo. El concepto de la razón de la mayoría por ser tal es
un concepto fascista y no es difícil imaginar lo que significa la clase obrera como clase dominante, con sus “centros administrativos” y “contra los indecisos, e incluso contra ciertas categorías sociales explotadas atrasadas”.

La defensa de la revolución
A un asesino, un maníaco peligroso o un saboteador, no se le puede, bajo el pretexto de la libertad, dejar irse y cometer el mismo crimen de nuevo. Pero la forma de ponerse fuera de peligro por los servicios de seguridad popular, no tiene nada en común con el degradante sistema carcelario de la sociedad de clases. El individuo que es privado de su libertad, debe ser tratado más médica que judicialmente hasta que pueda ser con seguridad vuelto a la sociedad.

“Los servicios de seguridad popular”: carceleros con estetoscopios, torturas con monitoreo cardíaco o los avances genéticos de las fuerzas productivas desarrolladas... Tratamientos curativos del “Manifiesto comunista libertario” y sus practicantes.

La moral comunista libertaria
El fundamento revolucionario que hemos establecido como imperativo nos exime claramente de cualquier moral con respecto al enemigo, frente a la burguesía que intenta, para su defensa, hacer pesar sobre los revolucionarios las prohibiciones de su moral. Es muy claro que en este terreno sólo los fines pueden dictar nuestra conducta. Esto significa que, una vez que se hayan reconocidos los fines y hayan sido asentados científicamente, los medios son un simple asunto de tácticas y, en consecuencia, pueden sólo ser valorados como medios si se adaptan a los fines, al objetivo al que se apunta. Esto no significa cualquier tipo de medios, y no se trata de justificar los medios. Debemos rechazar la fórmula equivocada ‘el fin justifica los medios’ y decir simplemente ‘los medios sólo existen, sólo son elegidos con vista a los fines a los cuales se enlazan y adaptan, y no tienen que ser justificados ante el enemigo ni en términos de la moral del enemigo’.

En otras palabras: hay un ‘el fin justifica los medios’ del enemigo y otro ‘el fin justifica los medios’ entre los “cumpas”. Es “un simple asunto de tácticas”.

Hay un punto en el cual debemos hacer una pausa, un aspecto de nuestra moral que se podría vincular a cierto sentido de la solidaridad, pero que en realidad es el epítome de nuestra moral: la verdad. Así como puede ser normal para nosotros el engañar al enemigo, a la burguesía, quienes utilizan toda clase engaños, también debemos decir la verdad no sólo entre compañeros, sino que a las masas. ¿Cómo podríamos hacerlo de otra manera cuando por sobre todo debemos incrementar su conciencia y, por consiguiente, su comprensión y su juicio?
Aquellos que han actuado de otro modo no han conseguido más que rebajar, humillar y desanimar al pueblo, haciendo perder a todos el sentido de la verdad, del análisis, de la crítica.

La verdad y la mentira según su efectividad. Y ahora ¿qué de todo lo dicho es parte del engaño y qué de la “verdad”? ¿o es la política la síntesis superadora?.

Hasta acá los extractos sacados de la edición, y la adhesión, hecha por el grupo chileno Hombre y Sociedad, por supuesto no son los únicos. Alternative Libertaire de Francia (donde Fontenis es miembro), también hay en el resto de Europa, Congreso de Unificación Anarco-Comunista de Chile, Federación Anarquista Gaucha de Brasil, Federación Anarquista Uruguaya, y localmente están Organización Socialista Libertaria, AUCA y el Colectivo Comunista Libertario. Todos pretendidos anarquistas, adherentes al plataformismo y continuaciones, aspirantes a hacer del anarquismo una ideología política: terreno del Estado.

Y lo de siempre...

Estos son los llamados especifistas. Sobre la O.S.L. y AUCA: “Nosotros rompimos abiertamente con esta gente a partir de sus definiciones de un anarquismo coyuntural (ver Libertad Nº 10 ‘Definiciones’), y por tanto acomodaticio y demagogo. Después los vimos pidiendo: cárcel a los genocidas, juicio y castigo y hablar en los militares términos de táctica y estrategia citando a Karl Von Klausewitz (general prusiano y teórico de la estrategia militar)” (ver Libertad Nº 23 “Araca la cana”). Lo sucesivo no es más que un desarrollo: las adhesiones al “Comandante Che Guevara”, al “General del Pueblo” Sandino, a Chávez y los “militares bolivarianos”; las reivindicaciones de la FORA del IX y de la Unión Sindical Argentina (madres de la C.G.T. y del fascismo peronista); el nacionalismo latinoamericano; el escrache (mecanismo policial); las alianzas con partidos políticos y la participación en elecciones universitarias y sindicales; la consigna por el “Poder Popular” y por el “Gobierno de los de Abajo” (ver Libertad Nº 24 “Golpe de Estado”), ... Todo astutamente sancionado por la unidad, el pluralismo y la amplitud.
Abiertamente autodefinidos de izquierda. Y ahora, que hayan denunciado y mandado a gente en cana -literalmente hablando- es parte de ese desarrollo... Es porque son parte del Poder, son el apéndice socialista-libertario del Estado. Y esto independientemente de alguna buena voluntad, sensibilidad o del tipo macanudo; que también los hay en los partidos y en las iglesias. Pero por posición hay un contrato tácito de trabajo. Lo mismo que pasa con el grupo O.R.A. (Organización Revolucionaria Anarquista) que llama a la policía a sindicalizarse y que son un apéndice del Partido Obrero.
Y como es lógico, estos llamados especifistas se entienden muy bien con el sindicalismo, con los del pan de cada día. Y la entente es con los promotores de una movida internacional que pretende absorber a la ideología anarquista y disolverla en reformismo y politiquería (ver Libertad Nº 22 “La internacional paralela” y Libertad N° 12 “Un paso más en el intento de absorción...”). Son la S.A.C. de Suecia, la C.GT. de España, la U.S.I. de Roma y la C.N.T.-Vignoles de Francia, entre otros. De esta gente: manifestaciones arregladas en conjunto con la policía; subvenciones del Estado; funcionarios sindicales profesionales; participación en elecciones municipales; agremiaciones de carceleros y vigilantes; etc. Todo astutamente sancionado por un pretendido anarco-sindicalismo.
Y ahora hay que sentir el murmullo de sus vocecitas en este intento de absorción. Hay que ver a estos de O.S.L. y AUCA asumirse herederos de Resistencia Libertaria, organización político-militar del ´70 (ver La Protesta Nº 8223 de marzo-abril, “Semis y anónimos”). Hay que escuchar a Frank Mintz, miembro de la CNT-Vignoles y charlatán de conferencias convocadas por O.S.L., AUCA y O.L.C. de Uruguay.
¡Hay que escucharlos defender conceptos policiales y atacar a compañeros!
¡Hay que terminar con los poderosos y sus apéndices!

A.G.

* El texto completo, como así también el de la “Plataforma organizativa”, se encuentran en internet (http://flag.blackened.net/revolt/inter/groups/cuac.html). No deja de sorprender los principios organizativos del C.U.A.C. chileno que también está en esta página: un verdadero código penal.


SOBRE EL ZAPATISMO VOLVER

Lo que escribí sobre el zapatismo surgió espontáneamente luego de una reunión que se dio en el Ateneo con unos chicos mexicanos “anarco-punks” adherentes al zapatismo (“Fallas del sistema”). Aquel día confrontamos ideas, surgiendo algunas cuestiones que me parece que vale la pena, como entonces, seguir aclarando.
“Desde algún lugar del Sureste mexicano” Así firma algunos de sus comunicados el Subcomandante Marcos. Unos nos preguntamos dónde queda ese lugar y otros si cambiar de sitio constantemente es una necesidad de esconderse,
o una especie de táctica militar o si es tal vez un lugar en el que caben todos los mundos posibles.
La izquierda en su continuo intento de reciclarse apoya al EZLN, y la derecha, si no lo apoya, al menos no lo desacredita, dándoles un espacio en los medios de comunicación.
Cuando el levantamiento en enero del ´94 muchos pensábamos que el zapatismo era algo más que un movimiento de liberación nacional de corte antiimperialista.
Poco a poco quedó claro que sus reivindicaciones no eran para nada revolucionarias si no que apuntaban a que Chiapas (uno de los distritos más pobres de México) no quedara atrás con respecto al resto del país. “Los indígenas también somos mexicanos” dicen.
Como la clase gobernante en Chiapas es de tipo feudal, los zapatistas quieren que se modernicen las estructuras políticas “terminar con los fósiles políticos” según sus propias palabras. “Los mexicanos necesitamos un nuevo proyecto de nación”, “debe impulsarse un modelo de desarrollo que redefina la inserción de México en la economía mundial, donde el comercio exterior sea un complemento de la producción nacional y no un objetivo en si mismo”(1). En síntesis, se le pide al Estado que asuma su papel más activamente.
Piden elecciones para cambiar gobernantes, pero eso sí, sin fraude, que se respeten las leyes y la constitución y demás demandas pro-capitalistas.
Dicen que el gobierno es ciego y que no cumple lo que promete. Esto es una farsa, saben bien que el gobierno tiene ojos y muy bien puestos en Chiapas, zona de yacimientos de petróleo no explotado aun.(2)
Todo esto hace pensar, en que el Estado se encarga de abrir la herida, manda a sus caciques y pistoleros a sembrar
el terror, intensificándose así los conflictos aparentemente de carácter étnico, agrario, religioso... como estrategia para desplazar forzadamente a las comunidades indígenas para que les quede el campo libre. O que conflicto y riqueza mineral es pura coincidencia.(3)
El levantamiento zapatista fue el mismo día en que el NAFTA (siglas en ingles del T.L.C., Tratado de Libre Comercio, firmado entre Estados Unidos, Canadá y México) fuera implementado, con sus nuevas inversiones, liberación de mercado, en fin su gran robo de futuras ganancias.
Los zapatistas, frente a esto, con los amos reagrupándose globalmente, refuerzan su postura nacionalista, subordinando a ésta su indigenismo maya.
Conscientes o no, defienden los intereses de la burguesía mexicana, la soberanía de los ricos. Estos intereses son bastante ajenos, por cierto, de los de los indígenas de Chiapas.
Los intelectuales utilizan la reivindicación de los derechos de los indígenas sólo para retomar la fascinación propias del explorador, pero más bien por una inquietud estética, como enriquecer el quehacer cultural. Ven lo indígena como un patrimonio que hay que conservar, utilizando las antiguas cosmovisiones y tradiciones mayas para crear nueva filosofías “alternativas”, en un momento donde las religiones no alcanzan para llenar vacíos tan profundos.
También juega un papel importante, para el EZLN, la sociedad civil (todo aquel que no sea del partido en el gobierno), con la ONGs a la vanguardia. Espera de ella que apoye la democratización del país haciendo suya la tríada “Democracia, libertad y justicia”.
Quieren conquistar la democracia cuando en realidad ya viven en ella, no se dan cuenta que la democracia está a diario en sus platos medio vacíos, caída sobre sus cabezas en forma de bomba o representada en cada uno de los barrotes de sus celdas. Esta es la democracia, la que estabiliza este orden nefasto de las cosas, la que perpetúa nuestras miserias.
Pedir libertad a los que viven de oprimir, a los que se nutren del genocidio, no es más que pedirle al carcelero que te abra la celda para poder respirar sólo un poco. Si todo esto no lo ven los zapatistas, su capacidad de autoengaño es fabulosa.
El anarquismo eleva el más alto sentido de la libertad, no puede concebir una libertad sin liberación, una libertad que sea impuesta por los gobiernos. Particularmente no me voy a solidarizar con la lucha zapatista, pero sí con los millones de indígenas y no indígenas oprimidos, con los presos de México y de cualquier parte y con los que se oponen a oxigenar estas resistencias, inmóviles, de aguante, que invitan al martirio estéril, al sacrificio eterno. Martirio que les dejo a los humanistas y pacifistas, a los que tienen como principio tolerar eternamente la violencia del Estado, a aquellos que se aprendieron bien los valores de la religión.
Confrontar, pero sin demoler, es la esencia de la política, confrontar para sentarse a dialogar para pactar. Este juguete, con su bastarda hija, la democracia, es su herramienta y su aspiración.
Para los anarquistas, como no vale otro camino que no sea el de la guerra social, el de la revolución, nos alejamos de quienes piensen en una lucha que no sea ilegal.

Lorena

(1) Extraído del libro “correspondencia y comunicados” del ejercito zapatista de liberación nacional. Mayo-octubre de 1994.
(2) Militarización y petróleo en Chiapas. Art. Del diario “La jornada”, martes 17 de agosto de 1999.
(3) Otro caso en el que conflicto y riqueza mineral o forestal coinciden es en la región Loxicha , un pueblo zapoteco de las altas montañas de la Sierra Sur del Estado de Oaxaca. Los Loxicha son perseguidos, forzados a desplazarse a otras zonas, asesinados o encarcelados por las fuerzas policiales y militares. La Universidad Autónoma de México ha señalado que en esta región existe un importante yacimiento de minerales que son útiles para la alta tecnología, la industria aeroespacial, la tecnología computarizada y para plataformas marítimas. Los minerales detectados son uranio y titanio.


AUTONOMÍA CON O SIN ESTADO VOLVER
(Y la misma moneda...)

La idea de este escrito se basa en la cuestión del entendimiento que tiene un grupo, o mejor dicho, que le quiere dar a ciertos significados. Cito: autogestión, organización, democracia directa, libertad (¿colectiva o individual?), entre otros; pero aquí trato la autonomía. Se utiliza bastante esta palabra, antonimia de autómata para denotar libertad y respaldarse en ella. De más pequeño he aprendido que individualmente se concibe como la forma de gobernarse por propias leyes, y colectivamente la condición de un pueblo con independencia política.
Interesante definición en la edad donde uno tiene más inquietudes y se aproxima a esa facultad de pensar y la facultad y necesidad de rebelarse.
Esto conlleva a informarse más al respecto sobre algunas cosas y nunca viene mal hacerlo con ciertos temas; tales son: la Autonomía estatal o “libre determinación de los pueblos”, como quieran llamarla; y la Autonomía que quiere trascender el Estado.
La primera, es aquella autonomía con potestad que dentro del Estado tiene una entidad política o administrativa para dictar, por medio de un Gobierno propio, las leyes que regularán sus intereses peculiares.
Ejemplos tenemos varios, pero el que voy a resaltar va a ser el de la comunidad indígena mexicana, y su vertiente más conocida, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); en ella es que hay personas definidas como anarcopunk o libertarios (según convenga y quede más cómodo), defendiendo y propagando esta forma de lucha contra los Gobiernos de turno; ya que no es para nada entendible, siendo “anarquista”, estar hablando de “derechos que garanticen una reformulación del Estado”.
Pero primero de dar opinión respecto a esto, es interesante hacer mención de las características que contiene la “libre determinación”, pilar fundamental de “su autonomía”.
“La autoafirmación, que implica el derecho que tiene un pueblo a proclamar su existencia y a ser reconocido como tal”.
¿Pero reconocido por quién? ¿Por el Supremo Estado? ¿Por aquellos que nos oprimen?
“La autodefinición, que consiste en la facultad de determinar quienes son los miembros que integran ese pueblo”.
O sea, tener las características necesarias para que su Estado acepte la permanencia de un individuo o no; aquella asimilación o limpieza étnica (ver ¡Libertad! Nº 10, “El nacionalismo”).
“La autodelimitación, que conlleva el derecho a definir los propios límites territoriales”.
Más y más fronteras, como si no hubieran bastantes ya; ¿Pero quién otorga ese derecho a definir? ¿Algún diputado o consejero del vocero de la asamblea? Quizá como los perros, orinan el límite que les pertenece, perdón, que se adueñan.
“La autoorganización, que es el poder reconocido a un pueblo de procurarse a sí mismo su propio estatuto, dentro de un marco estatal”.
Por supuesto, siempre hablando bajo el amparo de quienes nos oprimen, organizar al pueblo con su consentimiento.
“La autogestión, que expresa la facultad de un pueblo para gestionar sus propios asuntos, es decir, para gobernarse y administrarse libremente en el marco de su estatuto”.*
Claro, refiriéndose a aquel garantizado por los autoridades que dispongan, porque no va a importar otro asunto, mientras consigan sus tierras y sean reconocidas por el mayor representante de la negación da la humanidad, todo va a estar bien.
Desde el vamos pertenecer a un movimiento con el nombre de una persona es idolatría, ya que no sólo representa lo “bueno” de ella sino también lo “malo”; acarrea todo una figura y ser idólatras nos viene en contra. Además, lo que he notado, por lo menos a esta altura, es con respecto a temas como las riquezas sociales acumuladas por una minoría, las cárceles, religiosidad: no dan ninguna propuesta, o lo pondrán como algo secundario. Y así continúan insistiendo para que el gobierno los escuche y se pueda “reformular al Estado a partir de reformar específicas a la Constitución”.
Esta fue la visión presentada de la autonomía, digamos, estatista; aunque también la hay aquella con grupos e individualidades con otras perspectivas, aquella que quiere sólo trascender el Estado, pero no son muy lejanas unas de otras.
En principio coinciden en la base del autonomismo, y también pueden dirimir algunos aspectos. Con esto quiero decir que para unos, el pilar fundamental de su liberación, liberación, se basan en los cinco puntos anteriormente mencionados; y en cambio los otros apartarían uno que otro, pero la esencia no cambia.
Esa es la cuestión, los autonomistas que sólo quieren, sin más, hacerse a un lado; un pueblo aparte, y lo importante no es si se fugan al medio del campo o al centro de la ciudad, la cuestión es la esencia. El escapismo y las ganas de vivir como uno ansía pueden devenir en insolidaridad; dejar a fuera al resto de la humanidad, porque de nada sirve “conseguir” que una pequeña minoría, ínfima en los miles de millones de personas que habitan en el mundo, puedan realizar su sueño libertario, creando el municipalismo y afines; mientras otras por falta de incentivo, a la rebelión tal vez, continúan siendo oprimidos.
Según el transcurso de la historia podemos decir que las comunidades políticas soberanas tienden a eliminarse unas a otras, o sea tienden a desparecer hasta conformar un Estado único. Los imperios y la globalización también están en germen en el embanderamiento del barrio; en la defensa de la “camiseta”, en cuidar nuestro lugarcito y tratar de que sea el mejor. Nosotros si deseamos que acapare o impere algo queremos que sea la Anarquía.
Un libro que trata este tema, autonomía que trasciende el Estado o pretenden hacerlo, por cierto en su totalidad repelente, es “La utopía es posible”. Es una recopilación sobre “un proyecto A” en una ciudad Alemana, sobre el “municipalismo libertario” y sobre la Federación Municipal de Base.
El primero, de Horst Stowasser, es “un plan de conquista” de una ciudad por parte de un movimiento político, económico y cultural de carácter libertario. “Evitando deliberadamente todo pronunciamiento acerca de la Revolución”. El segundo, de Murray Bookchin, el autor se lamenta que “en muchos ámbitos, el anarquismo haya devenido en mera negación (del Estado, del capitalismo, de la jerarquía) olvidándose de los postulados positivos que sostiene”. A esto se agrega que “la abolición del Estado, del capitalismo y de la jerarquía no es ya un punto de partida, sino la consecuencia de la nueva organización social; y que ésta deberá en principio coexistir con el
poder del Estado para finalmente reemplazarlo cuando la evolución de dicha organización y las condiciones históricas lo permitan”. Cuidado gente que desde los vestigios de la pudrición nacen nuevas bacterias.
Y por último, la FMB, de Doménico Liguri, “es una estructura autogestiva de contrapoder que, con
metodología libertaria, fiscaliza el accionar del poder político institucional, al tiempo que discute y propone soluciones al problema de la comunidad”.
Así se presenta éste libro en su prólogo, y sigue a lo largo de sus páginas, editado por “Utopía libertaria-colección”.
Ahora yo digo; estas tendencias son muy perjudiciales para el anarquismo, lo desvirtúan como tal fin, la revolución social. El reformismo y las “utopías” que siguen la línea de la coexistencia con el Estado, provisoria o permanentemente, sólo oxigenan la sociedad en la cual vivimos.
Es ahí donde los anarquistas debemos de empaparnos y empapar nuestras convicciones. Pelear por eso que nos han robado sistemática y violentamente. De nada sirve levantar como bandera de lucha fábricas cooperativas, hornos libertarios, huertas y comunalismos, ecología y comedores, autonomía y demás. No, de nada sirve si ante todo eso, que es mera subsistencia, no pretendemos liberarnos de una vez por todas rompiendo con eso que nos envilece.
Buscando la libertad, la que no se pide ni se mendiga, sino que se conquista, robándola, como ellos (Estado, iglesia y autoridades de todo tipo) hicieron a la fuerza. Tomándola de una vez con vigor y lozanía. Nosotros decimos conquistarla con todo lo que ello implica. Rompámosle el tubo de oxígeno que nos ata a ellos. Tomemos el timón de este barco de vida, pero no como una nueva forma de autoridad. Hagamos que esta nave, vea como destino final el horizonte de la Anarquía, lisa y llana, al decir de Bakunin: “Nuestro trabajo no se perderá -nada se pierde en este mundo-; las gotas de agua, aún siendo invisible, logran formar el océano”. Dispongamos este barco sobre este agua, que navegue con toda la rabia hasta la libertad.
¡Viva la Anarquía!

Titi

* Regino Adelfo, “La autonomía: una forma concretas de ejercicio del derecho a la libre determinación y sus alcances”. Ponencia de servicio del pueblo, foro indígena celebrado en San Cristóbal de las Casa, México, 1996.


LA POLÍTICA CONTRA EL ANARQUISMO VOLVER

La escisión del proletariado en la Argentina
La FORA frente a las demás tendencias del campo obrero

Aunque desarrollándose en planos completamente opuestos a los que ocupaban en el seno de la Primera Internacional de trabajadores, las dos tendencias que desde hace más de medio siglo se vienen disputando la preponderancia en el movimiento obrero mundial se colocaron frente a frente en el seno de la Federación Obrera Regional Argentina, a partir de su fundación, o sea desde 1901 en adelante. Y decimos que se desarrollaron en planos opuestos al que ocupaban en la Internacional, porque mientras que en ésta los federalistas revolucionarios eran los que ocupaban el
plano opositor a la tendencia marxista que había logrado adueñarse de la Internacional, en la FORA, por el contrario, eran los marxistas los que ocupaban el plano de oposición a la tendencia federalista y cada vez más revolucionaria, impresa a nuestra institución.
Fueron esos elementos los que, no teniendo la suficiente influencia como para arrastrar la FORA hacia la charca del reformismo, constituyeron en 1902 un comité socialista, desde cuyo seno empezaron a preparar la escisión del proletariado, único medio del que podían echar mano para crearse un movimiento obrero que respondiera a sus ambiciones políticas.
Conocedores, sin embargo, de la aversión que hacia la política
electoral sentía la mayor parte del proletariado organizado, los
socialistas hubieron de ocultar en un principio sus verdaderas intenciones. Otra fue la táctica que adoptaron para la consecución de sus fines escisionistas, y esa táctica tuvo su expresión en la cizaña y el sofisma, armas éstas que con verdadera maestría esgrimieron siempre los hijos de Marx.
La obra tendenciosa desarrollada por estos elementos tuvo necesariamente que infundir la discordia entre los trabajadores. Desprestigiando el carácter cada vez más revolucionario de la Federación Obrera Regional Argentina, calumniando a los hombres que la defendían de nociones nocivas y halagando a los trabajadores con la panacea de fáciles conquistas, más que a los sentimientos, los socialistas hablaron al estómago de los trabajadores. Nada dijeron de sus ambiciones de orden político, colocados como estaban en un medio que les hubiera sido adverso; pero, en cambio, seguros de que en esa forma tendrían más probabilidades de triunfo, hicieron bandera de ese grosero materialismo que constituye el fundamento de la escuela marxista.
Agitando la bandera de las “necesidades perentorias” y ensalzando conquistas a base del menor esfuerzo siempre ajustadas a las realidades del medio, los socialistas lograron crear un núcleo de opinión convergente hacia el comité escisionista, y fue así como en 1903 colmaron la medida de su nefasta obra, constituyendo una institución que denominaron Unión General de Trabajadores.
A partir de ese momento las tendencias predominantes en el campo obrero quedaron perfectamente delineadas. Por un lado la Federación Obrera Argentina que, de acuerdo con la orientación de los anarquistas, siguió desarrollando sus luchas en el terreno de la acción revolucionaria, y por el otro, la Unión General de Trabajadores que, orientada por los socialistas, albergó en su seno a todo el elemento indefinido del medio obrero y se engolfó en el campo de esa lucha a base múltiple, que fue siempre la táctica predilecta de los organismos reformistas.
Está perfectamente comprobado que entre dos extremos hay siempre lugar para el término medio, así como también esta comprobado que el término medio surge siempre por reflejo del extremo que tiene menos base de razón para sostenerse. Pues bien; en nuestro movimiento obrero ocuparon los extremos las dos tendencias que en él se manifestaron y entre esos extremos el término medio no se hizo esperar. Por reflejo de los que ocupaban el extremo que tenía menos base de razón para sostenerse: los socialistas, surgió el término medio que ocuparon los elementos que se denominaron sindicalistas. Pero está comprobado, también, que los términos medios, después de una serie de equilibrios en la posición delicada que ocupan, terminan por ir a parar al extremo de donde surgieron por reflejo. Y los sindicalistas, no pudiendo eludirse de esta comprobación, terminaron por ponerse de acuerdo con el carácter reformista de la Unión General de Trabajadores, en cuyo seno desarrollaron su obra de colaboración con los socialistas.
Aún cuando se habían colocado al margen de la Federación Obrera Argentina, socialistas y sindicalistas no perdieron sus intenciones de apoderarse de la misma. Vivieron en continuo acecho
y en el Quinto Congreso, celebrado en 1905 -en el cual nuestra entidad tomó el nombre de Federación Obrera Regional Argentina-, se presentaron proponiendo a nuestra institución una entente con la Unión General de Trabajadores. Descubiertos en sus intenciones aviesas, el congreso rechaza tales proposiciones y desde entonces, más que una institución reformista, la UGT fue un arma puesta al servicio de gobernantes y capitalistas.
Mientras la reacción burguesa y estatal diezmaba los cuadros de la FORA, encarcelando y deportando a sus más activos defensores, los socialistas sindicalistas, que no sufrían ninguna clase de persecución, aprovechaban esos momentos cuando los traidores del proletariado reunieron un congreso de la UGT, al que invitaron a los gremios que por efecto de la reacción caída sobre la FORA y el encarcelamiento de sus mejores hombres, se encontraban desorientados. En ese congreso cambiaron el nombre de su institución, denominándola Confederación Obrera Regional Argentina.
Pero el espíritu de la vieja institución no había muerto. Pasada la tormenta reaccionaria que la había vencido por un momento, la FORA rehizo sus cuadros, reintegró a su seno a los gremios que en el momento de confusión habían sido absorbidos por los reformistas y volvió a surgir con toda su bravura revolucionaria para colocarse de nuevo frente a los poderes opresivos y pedir cuenta a los traidores de la causa obrera.
Estos últimos, agrupados entonces en la CORA, siguieron maniobrando en el sentido de apoderarse de nuestra institución, llegando hasta dar por disuelta la entidad reformista que los cobijaba para volcarse en bloque en las filas de la FORA y así poder adueñarse más fácilmente de su dirección.
Fracasados en esta nueva intentona, apelaron al medio que les podía dar mejor resultado para sembrar la confusión entre los trabajadores, y la institución que hasta entonces se llamó Unión General de Trabajadores, primero, y luego Confederación Obrera Regional Argentina la conocimos después, con el nombre de Federación Obrera Regional Argentina del IX Congreso.
Relatar aquí las traiciones que de parte de esos elementos hubieron de sufrir los trabajadores, sería tarea interminable. La documentación que adjuntamos a la presente memoria dará una idea de la obra desarrollada por la FORA del IX Congreso, obra que además de su tinte marcadamente reformista, acusa en sus ejecutores una evidente colaboración con la burguesía y hasta un infame maridaje con los poderes gubernamentales.
La institución reformista de nuestros detractores continuó con este último nombre hasta el mes de marzo del año corriente, en que una coalición formada por socialistas, sindicalistas, comunistas y anarco-bolcheviques, después de una nueva campaña sistemática para apoderarse de la Federación Obrera Regional Argentina realizaron un pretendido congreso de unificación, en el cual, por cuarta vez, volvieron a cambiar el nombre de su organismo, al que denominaron Unión Sindical Argentina.
A grandes rasgos hemos señalado el origen de la escisión del proletariado en la Argentina, como así también la obra que desde hace veinte años vienen desarrollando los reformistas en perjuicio de la entidad revolucionaria de los trabajadores de esta región.
Creemos haber evidenciado además, en el curso de este relato, la posición que en el orden regional ocupa nuestro organismo frente a todas las demás tendencias del campo obrero.
Golpeada mil veces por los embates de las fuerzas regresivas del privilegio, y mil veces traicionada por sus eternos detractores, la Federación Obrera Regional Argentina recoge la experiencia que le dieron sus 22 años de bregar revolucionario, para colocarse de frente al régimen de explotación y tiranía; pero la FORA se coloca de frente también a todas las facciones de táctica reformista y afirma que así como no está dispuesta a transigir con los que oprimen al proletariado desde arriba, tampoco ha de transigir con los que lo traicionan desde abajo.

Extracto de la Memoria presentada por la F.O.R.A. al Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores realizado en Berlín en 1922.
Las diferencias que planteaba la F.O.R.A. con la A.I.T. la llevaron a adherir a ésta de forma condicional. Nueve años después de este escrito, durante los primeros días del golpe de Estado que encabezó el general Uriburu, la U.S.A. pasará a conformar la C.G.T., cuyo primer acto será el de saludar al golpe militar, al tiempo que los militantes anarquistas eran perseguidos, deportados, encarcelados y fusilados. A partir de 1937 la F.O.R.A. comienza a declinar hasta perder completamente su influencia entre los explotados y hasta desaparecer como organización gremial en la década del ´70. Quedaron la ideología y la claridad de sus postulados que en su momento fueron sostenidos; quedó en la historia su lucha contra la fuente de trabajo: los explotadores.

El Grupo Editor


ESPECÍFICAMENTE POLÍTICOS VOLVER

El discurso del Poder es mentiroso, es su necesidad, y las verdades que dice también responden a esa esencia, son mentiras. Impregnado en la cultura, asimilado y repetido, muchos de los detractores de sus injusticias también sostienen sus falsedades; independientemente de la buena o la mala voluntad. Dicho sostén responde a las necesidades del Poder.
De ahí los manipuladores de conceptos, los doble sentidos o la indefinición. La función de péndulos entre opuestos, para marear e hipnotizar, y las sinonimias forzadas; el esquive a la crítica y a la profundización de parte de todo un plantel de “libres pensadores” y sofistas. Y ante la falta de argumentos, por limitaciones o ambiciones, empiezan con el balbuceo de ortodoxia y dogmatismo; de purismo y prejuicios. De ahí su insistencia de pragmatismo. Eco de ese militar en la dictadura que decía, en un reportaje, lo pernicioso del “exceso de pensamiento”.
Ahora, que no haya nada tan práctico como el fascismo no quiere decir que el anarquismo sea una teoría. No se niega la posibilidad de lo que puede significar una situación concreta del tipo que se arma y arremete.
El anarquismo es una actitud y una ética y su proyección social; es un conjunto de principios e ideales razonados a partir de una sensibilidad y una rebelión; una ideología; de ahí la propuesta de una sociabilidad humana como condición de dignidad y existencia: la finalidad comunistaanárquica y la agitación para alcanzarla. Es la proyección de los caracteres más humanos de la especie. Es una tendencia hacia la libertad del Hombre y en esto no hay nada cerrado; y si lo hay se abre, en ese sentido.
El anarquismo no es entonces, como muchos plantean, una herramienta. Herramienta de uso y de desecho según necesidad; que se oxida o pierde filo; que necesita de nuevas ciencias por desactualizada efectividad; compatible con martillos y hoces. El anarquismo es las ideas y los compañeros que las sostienen, volverlo herramienta es usarlos. En ese papel es donde nos pretenden ubicar los demagogos, utilitarios y advenedizos arguyendo una pretendida insuficiencia de la ideología, que no es más que la proyección de su propia oligofrenia cultural, para hacer nido en un movimiento posible y acuartelarse como lenincitos. Por eso dicen al respecto de Bakunin y Malatesta: “Y tarea nuestra es aggiornar sus ideas y transformarlas en prácticas políticas concretas.”(En la calle N° 9). También están quienes quieren decorar a la ideología; adornarla con guirnaldas y fuegos artificiales, con bombos de canchas o de “Tulas”; hacerla más pintoresca, con más “onda”... Todo ante una supuesta necesidad de actualización; acomodarla a los tiempos que corren, por no quedar rezagados.
El problema del anarquismo, como movimiento (pretendido), no es tampoco un problema de organización, como plantean tanto los “socialistas-libertarios” como mucho del llamado insurreccionalismo; organización formal o informal. Sí existe como cuestión, pero el problema es ideológico y eso determina la forma. El especifismo es la postura que dice que los anarquistas deben organizarse como tales, en federaciones u organizaciones, y hacer de vanguardia incursionando en la lucha social. Es la famosa “trabazón”, que no es otra cosa que una constitución partidaria que da directrices desde afuera al sector social en lucha. El “Plataformismo” desarrolló esa posición pasando a defender la “necesidad de la organización política-revolucionaria de los anarquistas”, para ya terminar de arrastrarse a una concepción militarista. No por nada los anarquistas que participaban en la F.O.R.A., en la década del treinta, eran contrarios a la formación de la F.A.C.A., después llamada Federación Libertaria Argentina. Tampoco es por nada que esa concepción partidista se haya propagado al tiempo que la idea anarquista perdía arraigo en las luchas: cuando los espacios se achican prevalecen las miserias. Y hoy esa concepción partidista es el denominado “anarquismo organizado”, que es esgrimido por quienes no son capaces, o no es de su interés, el desprenderse del precepto estatal de que la Anarquía es la guerra mutua y necesitan por eso la adjetivación: toda una declaración de preceptos y miserias, para ya terminar de arrastrarlo hacia actitudes vigilantes.
Considero que mucha de estas cosas estaban más claras antes, cuando los anarquistas habían logrado darle a la lucha de los oprimidos, siendo parte de ellos, la finalidad social, y que mucho de la situación actual se debe a la pérdida, deliberada o inconsciente, pero funcional al Poder, de la intransigencia.

A.G.


UN GRAN SUEÑO VOLVER

Nadie puede explicar estas ganas de volar todo lo que nos quita nuestra libertad... con prisa, pero con ética y sensibilidad, todavía respiramos un gran anhelo de redención... Aquí conmigo hallo mis compañeros, y levanto todos los días mis brazos con fuerza cargando mi lucha y acompañando a aquellos que desean abrazar alguna vez la libertad... Identificándome pura y exclusivamente con ella, sin banderas, sin ghetos, sólo con ella (y con los que lo desean)... Así revivo cada uno de mis días, como muchos, sobre los suburbios de tanta pobreza y esclavitud. ¡Si tan sólo supieran!. Este es nuestro gran anhelo y por él respiramos tan profundo, con tantas ganas de concretar nuestro sueño... y que algún día aquellos que no nos entienden o no dejan entendernos, juntos podamos y tengamos las fuerzas para saborear por fin las riquezas de la libertad. Por eso cada día peleamos y levantamos nuestro puño en alto sobre el dolor inmenso que nos causa el látigo esclavista del Estado y sus asquerosos verdugos. Algún día nosotros concretaremos lo soñado y podremos por fin abrazar a nuestra amada y vapuleada libertad.
¡Fuerza compañeros anarquistas dónde sea que estén, hoy y siempre!

Soeh


SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO VOLVER

Oasis en la vigilia, a veces amargo, y como casi siempre sucede en estos casos las identidades se trastrocan y el espacio y el tiempo se desdibujan, pero del estado a veces, y a pesar de él, se es conciente. No es el caso. Napa de la mente, caótica y huidiza, donde las imágenes se perciben de entre un vértigo de brumas y nebulosas.
Brillo de mediodía y la entrada de un predio indefinido. La fugaz presencia del hermano veterinario de un compañero que me decía, con conocimiento, que el lugar era el mejor de los zoológicos por su fauna autóctona. Así vi o imaginé bañados y cañaverales, charcas y camalotes. Momento seguido, el crepúsculo interior de una habitación rectangular, única construcción elevada a un piso de altura por desconocido o depreciable sostén. En uno de sus lados más largos rompía el encierro y la penumbra una gran abertura de ventana, sin vidrios ni rejas, y otra igual de puerta, quizás una escalera que descendía. Sentados en el piso, recostados contra una de sus paredes, estábamos dos o tres personas; número incierto de anónima, distante y efímera compañía. Al frente rondaba un león imponente, rey de la selva y señor del claustro, con él un perro blanco, dogo o grandanés, o ambos, perro bruto de fuerza e intelecto, con rasgos atontados. El león me atacaba. Su condición y posición me aventajaba pero no lograba herirme, me defendía con manos y gritos imperativos bloqueando y desviando sus patas y su mandíbula abierta. El temor a las garras, por seguras y suficientes cuchilladas, me resultó después infundado. Su carencia me hizo pensarlas limadas o cortadas y descubrir golpes y sujeción de patas almohadilladas. Luego, no por pereza como por delegación, el león dejaba su lugar al perro cuyo ataque, por su estirpe subalterna, me pareció comparablemente menor, y el tono o el contenido de mi repeler le hacía sentir lo que él ya sabía, y retrocedía. Quizás a éstas siguieron otras intermitentes y turnadas embestidas o sólo fue una única y prolongada, la cuestión es que cansado de la situación o intuyendo que el equilibrio no podía durar, decidí abandonar ese encierro animal y precipitarme, sin riesgo ni desesperación, por el gran ventanal abierto. Dejar al león y a su perro y a la condición natural que les impedía vislumbrar siquiera las salidas; dejar la jaula inconclusa y la cuadrúpeda jerarquía que alguien había elevado. Y vi la claridad que deparaba el afuera; vi el suelo acercarse vertiginoso; vi y sentí los pies hundirse en el barro, en la tierra.
Me desperté con el brillo del mediodía.

A.G.


MURIÓ XOSÉ TARRIO VOLVER

Al final se nos fue Xose, José para nosotros.
Un día, nos sorprendió la emoción que sentimos cuando nos enteramos que había conquistado su libertad después de 15 años de encierro, la misma que se torno bronca cuando volvió a ser secuestrado.
Los compañeros de Galicia nos habían hablado de él, nos habían dado algunos textos, casi no lo conocíamos, estaba tan lejos. Y de repente comprendimos aquello “... Si sientes que cada combatiente en el mundo es tu compañero, cada lucha social se vuelve radical y peligrosa para el sistema.”
No nos interesan los mártires ni los héroes, de su vida y su historia también vemos la tragedia de un ser humano sometido desde siempre a la violencia, la tortura y el encierro, a mucho del horror que se reserva el sistema para los rebeldes, para los “inadaptados”.
A Xosé, nos lo hicieron conocer sus compañeros gallegos, persistentes, tenaces, tiernos.... con los que compartimos alegrías y desencuentros, pancartas, recitales, manifestaciones..., esos que luego se harían nuestros compañeros, los que con más o con menos nunca aflojaron, nunca lo dejaron solo.... los mismos con los que hoy, a 12.000 km nos une el dolor y la rabia.
Ellos y tantos otros compañeros en la península y el mundo, que lo sacaron del fondo del aislamiento en el régimen F.I.E.S., del secuestro oscuro y la muerte silenciosa de la tumba de hormigón; para encontramos luego, para batallarla juntos y para aprender.
“Solidaridad es el lugar donde se encuentran la resistencia y el deseo de libertad.”
Familia humilde, chico marginal, internados, reformatorios, robos, drogas, cárcel. Lumpen para la izquierda del sistema, para los eruditos, intelectuales y los adoradores de la casi extinta y reaccionaria clase obrera.
Xosé, compañero “desde el hondo bajo fondo donde el barro se subleva”, casi no te conocimos, como casi no conocimos a cientos de hombres y mujeres que jalonaron la historia y nos brindaron una ética de la rebelión. En nuestras actitudes, en nuestros actos sigues la pelea, siguen la pelea.
Hasta que todos seamos libres.
Salud Xosé.
No olvidamos.

C.N.A. - Buenos Aires


ESTIMADOS CAMARADAS VOLVER

En menos de dos semanas, sobre el 23 de marzo, se iniciará el juicio contra Bart, José, Gabriel y Begoña. En ese momento, ellos habrán languidecido 9 meses en diferentes prisiones alemanas: los largos meses de aislamiento, y de acoso continuo en forma de los traslados arbitrarios desde una celda a otra, o (en el caso de José) desde una prisión a la otra, de continua observación, control y censura, de obstruir las visitas autorizadas.
No es necesario decir que ellos se enfrentan a años de encarcelamiento. La función comienza, después de un abortado intento de implicar a más gente en el juego, policías, fiscal y jueces se han retirado en el silencio detrás del escenario. Queda por saber si hay alguna sorpresa más por llegar. Serán allí más las acusaciones y/o más los acusados y/o más los arrestados. No lo sabemos. Y el juez ordenará testificar a camaradas ante la corte (según la ley alemana, el rechazo a testificar puede sentenciarse con multas altas o con el arresto de hasta 6 meses). No sabemos. Lo único que sabemos, es que es posible. Y nosotros sabemos que todos no tenemos fe en esta Justicia, sus policías y cortes y los medias, que harán todo lo posible por criminalizar y condenar a nuestros camaradas, y, cuando hay una oportunidad, todo anarquista y todo disidente debe mostrar la solidaridad, y rehusar hablar su lenguaje, aceptar su orden, para seguir sus reglas, para actuar y vivir sin la pasión y el sueño y luchar por un mundo nuevo y libre.
Nosotros conocemos que nuestra pasión por la libertad es más fuerte que sus prisiones.
Desde su arresto hemos tratado de apoyar y defender a nuestros camaradas de la mejor forma que hemos podido. Buscamos abogados, organizamos actos para conseguir amargamente el dinero necesitado, carteles, folletos y charlas para explicar e informar a la gente sobre lo qué sucedió, sobre los presos (quien son ellos, su situación en la prisión, etc.), sobre el contexto (FIES, etc.), sobre lo que nosotros podemos, debemos hacer. Estamos contentos y somos capaces de decir que no estábamos solos en este trabajo: muchas individualidades y grupos (aquí en Ghent, en Bélgica, e internacionalmente) mostraron su apoyo e hicieron solidaridad verdadera. Nosotros deseamos agradecer a todos ellos; es demasiado largo enumerarlos a todos, pero nosotros lo sabemos y vosotros también.
Nosotros también sabemos que más puede hacerse. Por lo tanto nosotros respondemos y queremos reforzar el llamamiento de los camaradas en Galicia, España que hicieron una llamada para organizar, entre el 13 y 19 de marzo, días de acciones y exposición pública del sistema de prisión, en la memoria de Paco Ortiz y Xosé Tarrío, y en la solidaridad con todos los presos en lucha . Este llamamiento ha sido contestado y extendido por los camaradas en Madrid, y en este momento también en Barcelona, Almería, están preparando actividades. En Alemania, el 18 de marzo es el día internacional por los presos políticos, en ese día habrá actividades en muchas ciudades. En Berlín se leerá un texto en apoyo a los 4 de Aachen; en Vienna, Austria, tendrá lugar una manifestación en solidaridad con todo los presos anarquista. Nosotros por supuesto esperamos que en otras ciudades y lugares las actividades y las acciones se produzcan.
Aquí en Bélgica nosotros haremos un “infotour” y se hablará en diferentes ciudades del país, concluyendo sobre el 18 de marzo, en Ghent, con una manifestación y reunión contra la represión y la prisión, en solidaridad con todo de presos en lucha .Esto es a la vez el comienzo de nuestra movilización para el juicio.
Nosotros estaremos allí presentes durante todo el tiempo que dure el juicio, pero nosotros esperamos que venga mucha gente para mostrar su solidaridad, especialmente el primer y último día
pero la gente será bienvenida en la totalidad del mes que dure el juicio. Nosotros tenemos algunos lugares donde la gente puede permanecer, en Aachen mismo o en la región; por favor poneros en contacto con nosotros si queréis venir.
Para concluir, dejar claro que este juicio no es el fin; es el principio, o ni siquiera el principio, pero sí una continuación de la lucha en la que nosotros estamos comprometidos; una lucha para superar nuestros miedos, para llevar arriba nuestros privilegios, para tomar las riendas de nuestras propias vidas, para ganar nuestra libertad y la libertad de todos.
¡Atrévete a luchar, atrévete a ganar!
Ni víctimas, ni mártires.
La solidaridad con todos los que luchan.

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