1886-MÁRTIRES DE CHICAGO-1º DE MAYO VOLVER
“Los
principios fundamentales de la Anarquía son: la abolición
del salario y la sustitución del actual sistema industrial y autoritario,
por el sistema de libre cooperación universal, único que puede
resolver el conflicto que se prepara.
La sociedad actual sólo vive por medio de la fuerza, y nosotros hemos
aconsejado una revolución social de los trabajadores contra este
sistema de fuerza. Si voy a ser ahorcado por mis ideas anarquistas, matadme.”
Albert. R. Parson
“No,
no es por un crimen que nos condenan a muerte, es por lo que aquí
se ha dicho en todos los tonos, es por la Anarquía, y puesto que
es por nuestros principios por lo que nos condenan, yo grito bien fuerte:
¡Soy anarquista!
Los desprecio, desprecio su orden, sus leyes, su autoridad.
¡Ahórquenme!” Louis Lingg
“Solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen porque no he cometido crimen alguno... pero si he de ser ahorcado por profesar ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo inconveniente... lo digo bien alto: dispongan de mi vida” Adolph Fischer
“Hablaré poco, y seguramente no despegaría los labios, si mi silencio no pudiera interpretarse como un cobarde asentimiento a la comedia que acaba de desarrollarse. Dicen que la Anarquía está procesada, y la Anarquía es una doctrina hostil a la fuerza bruta, opuesta al criminal sistema de producción y distribución de la riqueza. Ustedes, y solo ustedes son agitadores y los conspiradores...” Michael Schwab
“Mi defensa es su acusación, mis pretendidos crímenes son su historia... puede sentenciarme, honorable juez, pero al menos que se sepa que en el estado de Illinois, ocho hombres fueron sentenciados por no perder la fe en el último triunfo de la libertad y la justicia.” August Spies
“Al
primer hombre que emprendió la lucha contra esa ignominia que se
llama esclavitud le ahorcaron, como mañana vais a ahorcarnos a nosotros.
Desde hace mucho tiempo estoy convencido que los primeros que levanten su
voz a favor de una idea, tendrán que morir por sus convicciones.
Así, pues, como yo tengo la seguridad de que la ejecución
de vuestro veredicto ha de ser útil a la propaganda de nuestras ideas,
no puedo menos que aplaudir con toda mi alma vuestra sentencia.” George
Engel
“SALUD, TIEMPO EN QUE NUESTRO SILENCIO SERÁ MÁS FUERTE QUE NUESTRAS VOCES, QUE HOY SOFOCAN CON LA MUERTE” VOLVER
En
1995 en Ushuaia es muerto por la policía el obrero de la construcción
Víctor Choque en medio de una represión contra las movilizaciones.
En 1997 es muerta Teresa Rodríguez, empleada doméstica, en
Cutral-Co, durante la represión a la pueblada desatada a partir de
una lucha docente y que amenazaba con extenderse. En Corrientes, en 1999,
la gendarmería mata a Mauro Ojeda, changarín, y a Francisco
Escobar, cartonero, en el desalojo del puente interprovincial. En Salta,
en 2000 es asesinado en la ruta 34, durante el aplastamiento de las rebeliones
de General Mosconi y Tartagal, Aníbal Verón, trabajador mecánico
despedido. Unos meses antes, en la misma provincia, son apresados, torturados
y muertos por la policía los jóvenes Orlando Justiniano y
Matías Gómez, secuestrados mientras juntaban leña para
llevar a un piquete, y echados los cuerpos en una ruta de Jujuy, con la
intención de simular un accidente. También en Salta son muertos
a manos policiales los jóvenes Oscar Barrios y Carlos Santillán
en la represión contra los cortes de ruta. En 2001, 31 muertos en
todo el país en la represión del 20 de diciembre. En 2002,
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, caen por las balas
policiales durante el desalojo del Puente Pueyrredón. En 2003, durante
una movilización popular, es muerto Luis Marcelo Cuéllar,
en Jujuy.
Hoy, en abril de 2007, en Neuquén, el docente Carlos Fuentealba es
muerto por el disparo de un cartucho de gas lacrimógeno. Un tiro
en la nunca realizado por un miembro de elite de la policía, de los
grupos especiales, en cuya foja de servicio se destacan las torturas a detenidos
y los disparos contra manifestantes el día que fue muerta Teresa
Rodríguez.
Hay que hacer un esfuerzo para no ver en esto la esencia represiva de una
institución, que no depende de políticas determinadas, ni
de funcionarios de turno, ni de dictaduras, ni de democracias, ni de izquierdas
ni de derechas. Es un carácter intrínseco, inherente a la
institución misma y a la mentalidad que la sostiene. No es reformable,
no es moderable. No es cuestión de abuso, si no de uso. El policía
que truncó la vida del docente, que dejó a sus hijitas sin
sus irremplazables caricias, a sus compañeros sin su empuje, a su
compañera a merced de los políticos, no necesitó balas
de plomo ni perteneció a la generación de mercenarios entrenados
en la dictadura. Cualquier excusa resulta un blanqueo criminal.
La función es mantener a raya a quienes se propasen o amenacen con
propasar lo permitido y tolerado por la Ley. Y la permisividad no depende
de buenas o malas voluntades, sino de intereses.
Si ayer fueron necesarios 30 mil masacrados para abonar con el miedo a las
generaciones víctimas de la democracia, como los romanos que bombardeaban
las ciudades sitiadas con cabezas cortadas para generar el terror, hoy los
militantes asesinados son puestos en las picas mediáticas ante la
población. Y el efecto cumplido es la pacificación y el refuerzo
de la gobernabilidad cuando la indignación se canaliza dentro de
los mismos mecanismos que garantizan la opresión y la represión,
cuando se llama a la paz y al diálogo, iglesia mediante. Dichos mecanismos
contemplan la depuración para la estructura del elemento señalado
como desmedido, refinando y legitimando la función institucional.
Un ejército que se perfecciona con los caídos que envía
al frente, constantemente repuestos y renovados.
Y por mantener a raya están también los desesperados que diariamente
son suprimidos cuando intentan tomar algo de las vidrieras prohibidas. Los
anónimos, los sin rostro, que no tienen ningún reclamo salarial
que hacer, ni ruta que cortar, porque no les dejaron nada para pedir ni
camino que andar. Y los que desaparecen del mundo diariamente, en silencio
o con un gemido ahogado por los altavoces del Poder, no valen siquiera el
plomo de los sicarios, quedan a la “buena de Dios”, reducidos
a nada, ni a estadística.
Pero ante una protesta social que amenace profundizar y romper los cercos
de lo inmediato, que extienda su mano hasta las fortalezas y que “puede
atacar las casas de los funcionarios”, como dijo Sobisch, necesita
de un coto que la policía no satisface; necesita de sindicatos y
de dirigentes, de diplomáticos gremiales, de políticos del
trabajo, de profesionales del arreglo, que por esa posición, se entienden
con los patrones y los verdugos, adquiriendo invariablemente intereses propios.
Este es el vallado que condena un potencial desborde al posibilismo político,
sumando muertos y desesperanzas.
La docente Marina Schifrin fue detenida por manifestar en una ruta de Río
Negro y condenada a tres meses de prisión, una de los 5 mil procesados
por conflictos sociales. El juez sostuvo que “la única
expresión legítima de la voluntad popular es el sufragio,
mientras que las reuniones multitudinarias -en plazas o lugares públicos-,
las encuestas, las huelgas u otros medios de acción directa -vayan
o no acompañadas por las armas- no reflejan realmente la opinión
mayoritaria del pueblo; sino a lo sumo la de un grupo sedicioso”.
El Estado es “la opinión mayoritaria del pueblo”; es
el “pueblo legal” contra el pueblo real, sometido, usado. La
acción directa, acompañada, es el único medio
que posibilita terminar con el “pueblo legal” y abrirnos paso
hacia la fuente y el alba...
“...tiempo en que nuestro silencio será más fuerte que nuestras voces...”
El Grupo Editor
DE TRAIDORES E INFILTRADOS, EN EL ANARQUISMO VENEZOLANO VOLVER
En
Venezuela surgen organizaciones anarquistas a cada rato. Es un fenómeno
nuevo, quizás único. Aunque tienen una particularidad: son
organizaciones virtuales, es decir, no tienen militantes, existen en los
debates estériles de los foros de la Web y son siempre fundadas por
los mismos tipos. Estos falsos anarquistas son chavistas hasta la médula
y se la pasan criticando al resto del anarquismo universal que no apoye
a Cuba y a Chávez. La acusación: son anarquistas liberales,
anarquistas cipayos (término que curiosamente los nacionalistas
de derecha utilizan con profusión). Dentro de esta categoría
se incluya a todos los anarcosindicalistas, y en especial a la CNT española,
y a los anarquistas venezolanos genuinos, opositores de Chávez, quizás
la única oposición cuyas críticas verdaderamente molestan
al chavismo, ya que el resto de la izquierda si no apoya activamente, lo
suele hacer críticamente (aunque puede existir alguna excepción,
es claro). El Frente de Acciones Libertarias venezolano se define
como:
“una estructura horizontal basada en los principios fundamentales
de apoyo mutuo, la autogestión y el cambio social de abajo hacia
arriba. Sabiéndonos sujetos políticos y activadores de la
justicia integral, accionamos desde diversos flancos como lo son: el ecologismo,
el antipatriarcado, la pedagogía para la autonomía, la lucha
obrera, campesina e indígena. Nuestra lucha está en las calles,
en el proceso educativo, en las fábricas, en nuestras casas, en nuestro
día a día. El poder se logrará destruir una vez construyamos
redes anticapitalistas y cooperativas”.
¿Qué tiene esto de anarquista? Todo, aunque están ausentes
muchas de las ideas fundantes del anarquismo (comunismo, revolución,
destrucción del Estado y de toda autoridad política, igualdad,
libertad). Y ahí es donde reside el problema, ya que se utiliza una
fraseología anarquista o por lo menos libertaria para ocultar los
valores opuestos. Para el FAL el despertar popular “es el mismo
que llevó a la presidencia a Evo Morales, Rafael Correa y así
otros; es el despertar popular principal causante de la formación
de estos gobiernos en América latina y el caribe por ahora porque
de una u otra manera llegaron porque el pueblo lo decidió, el pueblo
indígena, los explotados, los obreros campesinos etc… quizás
no fue la mejor decisión en todos los casos pero así pasó.
Ahora el despertar está, quizás como se comentaba no absuelto
a errores, o conductas desesperadas, pero hay un pueblo dispuesto a optar
por cambios necesarios para trasformar el sistema que los mató, los
explotó, los esclavizó, aun a sabiendas que esos cambios no
llegarán por completo para su generación”.
Pasamos de la organización horizontal y solidaria a la aceptación
del Estado popular. El reformismo como forma de llegar a la anarquía,
pero del peor, aún más nefasto que el bolchevique porque pretende
el apoyo a un militar nacionalista –algo ajeno totalmente al anarquismo–
participando en elecciones, renunciando a toda violencia de autodefensa
contra el Estado. Además se asume que los anarquistas debemos conferir
algún tipo de legitimidad a los gobiernos apoyados por el pueblo,
como si no existieran además regímenes de derecha apoyados
por el pueblo y como si el Estado pudiese tener algún elemento revolucionario
aprovechable.
La cosa no termina en la retórica intelectualmente pobre y recontra
izquierdista sino en la apología del Comandante: “tenemos
Hugo Chávez de presidente, un hombre que está llamando a la
construcción de una vez por todas de un nuevo modelo de relaciones
sociales, no capitalistas”. Y de la apología semirreligiosa
y personalista, se pasa a la diatriba a los compañeros que honestamente
resisten al milico fascista rojo de Chávez: “Reconociendo
esto, conjunto al despertar popular y con la férrea idea de que como
anarquistas promulgamos que la revolución se lleva acabo de abajo
hacia arriba cual es nuestro trabajo? Seguir una falsa ortodoxia del anarquismo
y alejarnos de los procesos sociales? Sentarnos a escribir artículos
de lo que no nos gusta del gobierno? Criticar por criticar? NOOOOOOO……..
Esto sí representa una verdadera sombra estúpida en nuestras
cabezas, hipócrita, falsa, y pequeño burguesa! Hasta cuando
los mismos que dicen creer en la igualdad y en la libertad, siguen sentados
en sus sillas a criticar por criticar, a creer que la utopía bajara
por obra y gracia del espíritu, esto es anarquismo pregunto?”
Es increíble cómo se puede pretender que los anarquistas nos
traguemos semejantes cuentos. Claro, criticar es equivalente a no hacer
nada. A estar sentado esperando a que baje la utopía. Es una falta
de respeto a todos los que dieron la vida por la revolución y un
desconocimiento de lo que han hecho los anarquistas históricamente.
Es considerar que la única forma de hacer realidad a la Utopía
es no de abajo arriba como insinuaban sino de arriba hacia abajo, desde
el poder.
Como si fuera poco, califican al resto de los anarquistas como derechistas
y reparten comunicados por Internet hacia el mundo sin hacer una sola crítica
al proceso chavista, ya que, si se supone que a pesar de ser anarquistas
apoyan a Chávez, algún error debe haber cometido, alguna diferencia
deben tener con él. Sino, ¿para qué son anarquistas?
¿No sería mejor autodefinirse como chavistas estatistas y
hacernos el favor de ignorarnos? Si los anarquistas nunca sirvieron para
nada, con excepción del anarquismo bolivariano, ¿para qué
reivindicarse como tales?
Hay una respuesta: buscan neutralizarnos, confundirnos, ya que en los regímenes
de izquierda la oposición anarquista siempre termina mostrándose
peligrosa, cuando no molesta. Provocan a que los anarquistas discutan si
es o no conveniente apoyar a regímenes de izquierda, si es necesario
conformar frentes con la izquierda y cosas por el estilo. El anarquismo
tradicional es considerado ineficaz, pequeño burgués, derechista,
infantil, contrarrevolucionario. Intentan construirnos un nuevo anarquismo,
uno que funcione, que sea eficaz. Seguramente tan eficaz como fue el bolchevismo
en la Unión Soviética, eliminando millones y retornando como
boomerang al capitalismo del que provino. O como el socialismo turístico
de prostitutas universitarias de Fidel Castro. No soportan el anarquismo,
por eso quieren transformarlo, anularlo, cambiarle su esencia.
Es esta una táctica que presenta ciertas similitudes con las utilizadas
por los neonazis para limpiar su imagen frente al mundo. Inventan una discusión
sobre un tema que no tiene controversias, como la masacre de millones en
lo que comúnmente se denomina Holocausto, para poner en duda su grado
de veracidad. Se argumenta que en realidad los campos de concentración
eran campos de trabajo y que los hornos crematorios servían para
hacer pan para los hambrientos, o que fue todo un invento del judaísmo
internacional con filmaciones trucadas en Hollywood para esconder la propia
barbarie de los aliados. Lo mismo ocurre con este tipo de falsas controversias
ingeniadas por el enemigo para provocar disensos internos al movimiento
anarquista sobre temas que a las claras no deberían tenerse. Lo que
se busca es aislar a los anarquistas –El Libertario, Comisión
de Relaciones Anarquistas, Cruz Negra Anarquista de Venezuela
y otros– que combaten al régimen y convertirlos en invisibles,
imperceptibles, una voz disonante dentro de un gigantesco coro virtual
de voces anarcogubernamentales y complacientes con el poder.
Lamentablemente, muchos que se dicen anarquistas muerden el anzuelo y plantean
“apoyos críticos” a los regímenes de izquierda.
Y es especialmente en los sectores del anarquismo “plataformista”
donde esta actitud se da frecuentemente. Lo triste es que si bien dicen
ser un anarquismo renovado que no quiere caer en los errores del pasado,
tiende a repetir su propia historia, nacidos de la desilusión por
la derrota anarquista en Rusia y del otrora pujante movimiento makhnovista.
Recordemos que Piotr Archinov, uno de los fundadores del plataformismo junto
a Makhno, decidió reintegrarse al bolchevismo y volver a Rusia luego
de haber luchado por años valientemente dentro del anarquismo. El
error –y la traición a los ideales anárquicos–
los pagó con su vida poco tiempo después, víctima del
Estado bolchevique al que dio su “apoyo crítico”.
El FAL es un grupo de infiltrados pagados por el gobierno de Chávez.
Servicios del Estado cuya tarea no es secuestrar opositores sino hacer otro
tipo de guerra contra ellos*. Los asesinos a sueldo del Estado actúan
cuando estos métodos son insuficientes. También los integrantes
del Proyecto Acracia, el Teseracto Bolivariano Anarquista Salom
Mesa y otras organizaciones que surgen de la nada –o mejor dicho,
del gobierno de Venezuela– tienen posturas similares. Y tienen una
manada de agentes que se presentan en todos los foros y discusiones de internautas
con el fin de presentar el “anarquismo chavista” al resto del
mundo hispano. Firman con seudónimos y nicks tales como “Floreal
Castilla”, “Bakunin y señora” que han sido rastreados
por compañeros por la red hasta computadoras que se situaban en edificios
públicos gubernamentales de Venezuela. Este es el caso de Floreal
Castilla –cuyo verdadero nombre es Feliciano Castilla– que es
uno de los que mejor evidencia la operación de inteligencia de los
servicios venezolanos.
Este hombre viene haciendo todo el daño imaginable al anarquismo
en Venezuela, desde hace años. Pasó de la ortodoxia libertaria
cuando era articulista en la prestigiosa revista Ruta de los años
´60, a la heterodoxia colaboracionista y nacionalista. Inventa organizaciones
virtuales, que solo existen por la Web y que solo duran unos pocos meses
hasta que son desenmascaradas. Ese es el caso de la Tendencia Obrera
Comunista Anarquista y la Federación Comunista Anarquista
venezolana, creadas para manipular opiniones y a incautos bien intencionados.
El tal Castilla patrocina una supuesta agrupación anarquista que
se denomina Iniciativa Comunista Libertaria, y difunde por internet
en todos los foros o agencias de noticias de izquierda y afines al anarquismo
comunicados apoyando al régimen de Chávez cada día
o día por medio. Y no sólo lo hace en medios de habla hispana,
donde ya está muy desprestigiado, sino que también lo hace
en italiano, francés e inglés. Esta es su única faceta
visible ya que no se le conoce a esta “agrupación” actividad
alguna. Este infiltrado ha sido expulsado de muchos de estos sitios anarquistas
pero siempre se las arregla para aparecer. Su mayor logro “práctico”
fue realizar un desfalco contra la Fundación Anselmo Lorenzo,
la conocida casa editorial anarquista española. Para muestra de la
retórica energúmena de Floreal Castilla basta un botón:
“Socialismo sin Patria es mero capitalismo; Patria sin socialismo
es mero bonapartismo. Queremos socialismo y queremos Patria. Los reproches
bizantinos en el frente revolucionario del proceso debemos dejarlos de lado;
no les hagamos caso; no nos distraigamos con bagatelas. Si debemos volver
a hacer la guerra con arcos y flechas, ¡la haremos! ¡Hay que
defender a Venezuela! Sin Patria no hay socialismo.”
Pero esta manipulación no solamente pretende confundir acerca del
anarquismo con relación al gobierno de Venezuela sino que se propone
confundir, minar y sembrar la desorientación en los posibles lectores
en el campo ideológico. Esto se logra publicando inexactitudes y
mentiras como éstas, que ni vale la pena demostrar en cuán
alejadas de la verdad están: “En otra parte he dicho que
tanto Proudhon como Bakunin parten de un axioma filosófico indemostrable:
que el individuo es anterior a la sociedad. El camarada Kropotkin, al contrario,
parte de la comunidad, de la sociedad, admitiendo el axioma aristotélico
según el cual “la sociedad es anterior al individuo”.
Proudhon es platónico (de Platón; las “ideas”
de Platón) mientras que Kropotkin es aristotélico (Aristóteles
fue un taxonomista; Kropotkin viene de las ciencias naturales, geógrafo,
antropólogo, por eso se dirige a la “multitud” y no a
la “masa”). Proudhon y Bakunin parten de Dios; de la Biblia,
si se quiere; Kropotkin parte del mundo de la organización humana
en la cual ve el “apoyo mutuo” como factor de la evolución
y no “la lucha por la existencia” –es decir, el darwinismo
social, tan aquilatado por los filósofos capitalistas y por sus derivados
anarcoliberales”.
La última táctica de Castilla consiste en hacer extractos
de reportajes e historias que tienen que ver con el anarquismo argentino
y difundirlos por la red: un texto de O. Bayer, otro del historiador Juan
Suriano y otro en el que se reproducen palabras del compañero A.
Fiorito (de La Protesta), que fueron todos publicados hace un tiempo
por la revista Sudestada y los comunicados de la agrupación
Red Libertaria, sobre “La resistencia anarquista en los
70”, evidentemente editados sin responsabilidad ni consentimiento
de los autores originales. Pero nunca falta el ingenuo o el atolondrado
que se engancha: desde Córdoba (Argentina) un grupo llamado Organización
Anarquista le responde llamándole “Compañero Floreal”
al foro de Kaos en la Red, queremos creer que por desconocimiento
de la bajeza de este personaje policíaco.
No son los únicos incautos en esta historia: los integrantes del
FAL han difundido un comunicado por Ainfos (no muy seria a la hora de chequear
información) reivindicando la “no renovación de
la concesión a la televisora Radio Caracas Televisión”
por ser ésta de derecha y opositora. No vamos a defender desde este
lugar a emisoras de derecha (quizás habría que quemarlas a
todas), pero nunca aplaudiríamos un acto de gobierno, y mucho menos
de censura. Previendo las críticas de sectores genuinamente anarquistas
advertían estos miserables impostores que “ya saldrán
los anarco-capitalistas y los burgueses a reaccionar, afirmando que esto
representa un atropello por parte del estado y que representa un mayor dominio
por parte de éste”. Este tipo de comunicados denota la
esencia policíaca y gubernamental de esta pandilla de infiltrados.
Como era de esperar, el apoyo del FAL a la censura gubernamental no fue
el único sino que fue también festejado por Castilla. Como
broche de oro, el FAL apoyó la candidatura de Hugo Chávez
en las elecciones del 3 de diciembre de 2006, con el pretexto de defender
la revolución contra la derecha capitalista y burócrata, proponiendo
la unidad de todos los socialistas revolucionarios en un gran bloque (léase,
un partido único de apoyo al gobierno).
El Proyecto Acracia es otra de los increíbles vasos intercomunicantes
entre el chavismo y el anarquismo. Reconocen a Hugo Chávez Frías
como a un “líder nato e indiscutible” de los
movimientos progresistas, lo cual nos va preparando el estilo de anarquismo
que van a proponer. Según sostienen, la Revolución Bolivariana
es “el primer paso necesario para horizontalizar la distribución
del poder de acción y decisión entre los ciudadanos venezolanos;
afirmamos que en la medida que las comunidades sean capaces de solventar
de manera autogestionaria, asamblearia y horizontal sus problemas y conflictos,
el rol que juega el Estado como monopolizador de la coerción y la
violencia quedará cada vez más sin sentido, hasta el punto
que su existencia se haga injustificable. Así que nuestro objetivo
es el mismo que el de Chávez.” Pero para que no queden
dudas, afirman que su proyecto “no pretende ser un proyecto paralelo
al bolivariano pues nuestros objetivos son los mismos; lo que pretende es
convertirse en arista autocrítica de este proceso de cambio”.
Sus objetivos son los mismos que los del presidente Chávez, los cuales
según esta incoherente organización serían los de alcanzar
la anarquía en algún momento no tan lejano. Y pecan de utópicos
o por lo menos ingenuos cuando predicen la desaparición del Estado
debido a que se tornaría superfluo en el futuro, algo que habla a
las claras de que su visión del Estado no se basa en la de ningún
teórico clásico anarquista, quienes siempre describieron al
Estado como una institución con tendencia a la expansión y
perpetuación, razón por la cual se enfrentaron a los socialistas
autoritarios en la primera Internacional.
“Está claro que en el actual marco político abogar
por la exterminación del Estado de la noche a la mañana nos
destruiría a nosotros mismos, pues las amenazas internas y externas
exigen de nosotros una constitución orgánica de defensa. Pero
así mismo, está claro también que la actual estructuración
del Estado no hace más que impedir la destrucción de los privilegios
y la nefasta verticalidad burocrática.” Es asombroso como
se puede pasar de postular la imposibilidad de destruir el Estado de un
solo golpe debido a que pondría en riesgo la continuidad de la revolución
–una revolución ilusoria, por otro lado– y acto seguido
reconocer que el Estado impide la profundización de la misma revolución.
Además, decir que el Estado debe conservarse para la defensa de los
enemigos internos y externos de la revolución, es un modesto eufemismo
para eludir un término como Dictadura del Proletariado,
claramente vinculado al marxismo. El Estado como un mal necesario,
idea ancestral de la burguesía liberal.
El punto principal y común denominador en la argumentación
de todos aquellos que apoyan al régimen de Chávez desde un
supuesto anarquismo pasa por sostener una visión etapista
del proceso revolucionario. La revolución por etapas no es lo mismo
que el reformismo, debido a que el reformismo no se propone la transformación
radical del sistema sino que se limita a mejorar lo existente,
a “perfeccionar” un modelo. Es decir, en una política
reformista no se cambian las bases estructurales del sistema, las relaciones
sociales de producción y de clase, sino que se las mantiene, optimizándolas.
En cambio, el etapismo revolucionario profesa la necesidad de que el proceso
revolucionario debe cumplir ciertas etapas o fases, basándose en
el supuesto de que cada etapa se corresponde con condiciones históricas,
económicas y sociales específicas. Cuando las condiciones
están dadas, los cambios son posibles y si se apresuran los tiempos
el proceso puede fracasar y malograr la revolución. Esta ha sido
desde siempre uno de los pilares de las políticas de todos los partidos
socialistas autoritarios, comunistas, trotskistas y marxistas-leninistas
y ha servido como argumentación para justificar la Dictadura
del Proletariado, la Nueva Política Económica
de Lenin, la represión a los “apresurados” anarquistas
y social revolucionarios en Rusia y fue la estrategia del PC en España
del 36 al 39, frenando la revolución para priorizar la guerra y boicoteando
la obra colectivizadora de los anarcosindicalistas. Frente a la revolución
que avanzaba siempre se dio desde el poder la misma respuesta: “las
condiciones no están dadas”. Y se reprimió consecuentemente.
Lo novedoso en estos anarcochavistas es que no hace falta que nadie desde
el poder les ponga freno, sino que se lo ponen ellos solos, proponiendo
un anarquismo auto contenido y reprimido que es capaz de esperar obedientemente
a que se den las condiciones adecuadas para que el Estado se diluya por
innecesario.
Por supuesto, como no se les escapa la contradicción propia, acusan
de dogmáticos a todos aquellos anarquistas que se ciñen a
la etimología de la palabra. Y postulan un anarquismo antidogmático
pero vacío de principios, donde la incoherencia disfruta de un lugar
privilegiado, donde la contradicción está tan a la orden del
día como la justificación de la consecución del fin
por cualquier medio. Según nuestra visión, un anarquismo sin
principios está condenado a la negación de sí mismo,
como ideología y como práctica revolucionaria. Equivale a
sostener una incoherencia tal como que la libertad total incluye también
la posibilidad de negar la libertad al otro, o que la mejor forma de alcanzar
la libertad es delegándola en la autoridad del Estado, el cual nos
conducirá a la revolución y a la anarquía. El anarquismo
está contra el Estado por definición, porque
quien conserva para sí el dominio y la administración sobre
las cosas, tiene el poder sobre los hombres. Y eso incluye a sus manifestaciones
más visibles, desde los ejércitos hasta las elecciones.
Si bien los anarquistas –argumentaba Luigi Fabbri– al ser socialistas
tienen la misión de atacar al capitalismo, “su función
específica, como anarquistas, es la de combatir la autoridad estatal,
no solo en sus manifestaciones inherentes al régimen capitalista
sino también en su propia esencia constitutiva del Poder gubernamental.
Descuidando tal función, se podrá ser demócrata, socialista,
sindicalista, lo que se quiera, pero no se puede ser anarquista” (Dictadura
y Revolución, Proyección, p.64).
No se puede deshacer con la práctica lo que se declama con la ideología.
No son anarquistas aquellos que sostienen la necesidad del Estado aunque
se lo justifique coyunturalmente o por razones de fuerza mayor.
Tampoco podemos avalar el caudillismo y la obediencia al líder. Los
anarquistas no se asocian con partidos políticos –siempre diseñados
para tomar el poder–, no participan de elecciones ni apoyan candidatos,
ni colaboran con los gobiernos. Y mucho menos pueden apoyar proyectos autoritarios
que intentan hacer la revolución desde arriba hacia abajo, donde
las masas laboriosas juegan un rol pasivo, beneficiándose del asistencialismo
revolucionario pero anulando su capacidad de acción revolucionaria.
Y la realidad es que en Venezuela no se ha hecho ninguna revolución
y los logros que esgrime el gobierno se reducen a la nacionalización
de algunas empresas y la reducción de los niveles de pobreza, esto
último algo que si bien es bueno no necesariamente debe impulsarnos
a apoyar al Estado. De ser así los anarquistas deberíamos
apoyar a cualquier gobierno que baje un punto el nivel de desempleo o reduzca
la pobreza estructural o mejore la calidad de la salud y la educación.
En Argentina los “éxitos” de Juan Perón entre
1945 y 1955 no se diferencian mucho de los de Chávez, con excepción
de la justificación ideológica, aunque ambos dentro de una
retórica nacionalista. También hay gobiernos de derecha que
han obtenido algunos de estos logros, por lo tanto, siguiendo esta lógica
¿deberíamos apoyarlos?
La Revolución Bolivariana no pasa de ser un reformismo con
retórica nacionalista de izquierda y antiimperialista. Sostienen
desde los sectores simpatizantes al oficialismo que la revolución
está en marcha pero hay que profundizarla, es decir, todavía
no se ha hecho. Por las medidas político-económicas que toma
el gobierno de Chávez y a juzgar por los datos y resultados en cifras
del propio gobierno, la revolución nunca estuvo en marcha, sino más
bien un proceso reformista sustentado en las excelentes rentas que otorga
el petróleo.
Algunos de los fetiches que esgrimen los anarcochavistas y los bolivarianos
en general, son la disminución de la cantidad de pobres, los mejores
índices de escolaridad y de alfabetización, el mejoramiento
y la gratuidad del servicio de salud, la nacionalización de empresas,
las experiencias de autogestión, la participación popular
y la ausencia de represión a los militantes populares y trabajadores.
Lamentablemente, todo esto es en su mayor parte falso, aunque algunas mejoras
se hayan conseguido.
Por empezar, si bien es verdad que disminuyó la pobreza en los inicios
del gobierno, según el Instituto Nacional de Estadística de
Venezuela (www.ine.gov.ve) –fuente indudable– la pobreza extrema
bajó del 29,5% (en 1997) al 16,9% (2000), pero luego comenzó
a subir hasta un 30,2% (2003) y luego disminuyó hasta estacionarse
alrededor de un 28%. Alrededor de un 20% de la población está
desnutrida y más de la mitad de la población está por
debajo de la franja de pobreza, cuando en 1997 esta cantidad era solo un
poco mayor. Estos datos los proporciona el propio gobierno y no responden
a una manipulación de la prensa burguesa e imperialista. Los índices
de escolaridad, alfabetización y salud no son tan impresionantes
como los que maneja Chávez en sus discursos, aunque ha habido mejorías.
Pero Venezuela está muy lejos de haber desarrollado la capacidad
hospitalaria y sanitaria como para atender a los pobres de América
Latina, como sugieren los bolivarianos más entusiastas Deseosos de
ser comparados con los estándares de salud y educación de
Cuba, agitan sus exiguos avances en la materia como un estandarte, aunque
su fracaso queda peor evidenciado cuando ni siquiera pueden alegar la existencia
de un bloqueo, como sus vecinos insulares. Pero, ¿pueden apoyar los
anarquistas a gobiernos, incluso con guarismos superiores en calidad y cantidad?
Si los números estadísticos sociales de Venezuela fueran aceptables,
¿deberíamos apoyar a su gobierno (o a cualquier otro)? Los
anarcochavistas creen que sí deben hacerlo. Siguiendo su línea
de razonamiento, todos los anarquistas deberían estar al tanto de
las mejoras que realicen los gobiernos de las regiones en las que habitan,
para apoyarlos en caso de que mejoren la salud o la educación u otorguen
beneficios sociales a los trabajadores.
Otro supuesto punto a favor del gobierno de Chávez es que no se reprime
a los trabajadores ni a los militantes populares. Los bolivarianos lo dicen
sin tapujos: “en Venezuela no se persigue a los anarquistas”,
aunque en realidad sólo se refieren a los anarcochavistas, sus colaboradores.
Por otra parte, la represión está aumentando: en todo el 2005
se reprimieron 18 protestas populares, en 2006 se reprimieron 74 manifestaciones
y en lo que va del 2007 ya se contabilizan 23 manifestaciones reprimidas
por las diversas policías y guardia nacional. Las protestas eran
en su mayoría reclamos laborales, pero también se reprimió
reclamos por servicios públicos, reclamos por viviendas dignas, etc.
Hubo un total de 99 detenciones y 39 heridos, según datos aportados
por el Programa Venezolano en Educación-Acción en Derechos
Humanos (Provea). El panorama se presenta aún más oscuro para
el futuro, debido al creciente armamentismo del gobierno de Chávez.
Con el pretexto de la amenaza contrarrevolucionaria exterior e interior,
el Estado compra armas pagadas con recursos que se extraen de la clase trabajadora
y que van en su perjuicio, además con la sombría expectativa
de que se utilicen para reprimir a los trabajadores.
Una miríada de organismos alternativos de “participación
popular” fueron creados por el gobierno de Chávez, la mayoría
dirigidos por militares. Esta es la versión bolivariana de los lamentables
CDR cubanos mixturada con el estilo de los punteros políticos del
peronismo, es decir, control social de las comunidades más chantaje
para los disidentes y aquellos que no “participan”. Estos son
los espacios de participación que se respaldan desde el anarcochavismo,
en organizaciones sin autonomía ni independencia del poder político.
Esto no es una especulación distorsionada por la distancia –como
sostendrán algunos– ya que el propio Chávez afirmó
que quienes no estaban con la revolución bolivariana eran contrarrevolucionarios,
y acusó a los sindicatos de ser organizaciones contrarrevolucionarias
porque no quieren renunciar a su autonomía y someterse a la tutela
del Estado. Para Chavez sólo son revolucionarios los que estén
dispuestos a unirse al PSUV, su proyecto partidario de poder. Esta dicotomía
entre estar con el gobierno o estar con la contrarrevolución que
plantea Chávez, cierra los caminos a cualquier tipo de participación
horizontal, crítica, independiente, libre y autónoma desde
fuera del Estado, el gobierno y el poder, tanto desde la izquierda revolucionaria
como desde el anarquismo. De esta forma no es posible acelerar ningún
proceso revolucionario ni otorgar una orientación libertaria a los
supuestos avances populares, como proponen los anarcochavistas, quienes
sumisamente argumentan que colaborar con el gobierno es profundizar la revolución.
Con respecto a la tan festejada autogestión, según los compañeros
del El Libertario, “solo ha ocurrido en términos muy
limitados y bajo control del aparato gubernamental, que ha estatizado empresas
agrícolas e industriales en bancarrota o con graves problemas judiciales,
operándolas bajo régimen de capitalismo estatal y sin ninguna
intención de dejarlas en manos de sus trabajadores”.
Tampoco desde el sindicalismo combativo las versiones no difieren demasiado
de la opinión de los anarquistas no colaboracionistas –qué
lamentable es tener que aclararlo–. El dirigente de la UNT,
Orlando Chirino, sostuvo en un reportaje que se publicó en Aporrea.org
que “el programa que ofrece el Presidente está preso de una
concepción reformista, que no se plantea la ruptura definitiva con
la lógica capitalista.” En Venezuela no existe control obrero
de la producción, participación de los trabajadores en las
decisiones, ni cogestión y mucho menos autogestión. Según
este dirigente sindical marxista, los grupos multinacionales están
invirtiendo en Venezuela en los sectores estratégicos y explotando
mano de obra venezolana, lo cual es justificado desde el poder aduciendo
la existencia de multinacionales buenas, es decir, existe un capitalismo
bueno, cuyas inversiones son mostradas a la opinión pública
como un avance. Chávez compra –no expropia nada, en realidad–
empresas privadas para el Estado y negocia con los empresarios que se las
venden satisfechos. Pero cierto capitalismo bueno como la empresa
Sidor (del grupo Techint Argentina), no son estatizadas porque se vinculan
a presidentes amigos de Chávez, como lo es Kirchner. El papel expropiador
del Estado se reduce a un mínimo, aunque la tendencia sea hacia un
capitalismo de Estado, sin abolición de la propiedad privada de los
medios de producción, ni la explotación salarial, distante
–por lo moderado– incluso del socialismo leninista. Si desde
el punto de vista del marxismo la revolución bolivariana no tiene
mucho de revolucionaria, menos aún lo tiene desde un punto de vista
anarquista.
Queda claro entonces que al anarcochavismo le sobra la primera mitad del
término y que no tiene absolutamente nada que ver con el anarquismo.
Es más, es su servil tergiversación a efectos de confundir,
falsear, desnaturalizar el pensamiento y la acción anarquista. La
única dicotomía a la que no se puede renunciar desde el anarquismo
es la de Anarquía contra Estado. Nunca podría ser
participar del gobierno o servir a la burguesía y/o el imperialismo,
como quieren hacernos creer los anarcochavistas. Desde su posición
obediente a los dictados del líder, es más probable que se
practique la delación y el espionaje que la solidaridad con los perseguidos
por el poder. Muy libertarios, muy revolucionarios pero trabajando con protección
policial.
Para los verdaderos anarquistas es mucho más difícil la situación:
no apoyar a Chávez –el líder poderoso– es mucho
más arduo que cobijarse bajo su ala como los anarcochavistas, pero
ésta es la actitud que se espera de un anarquista. Inclusive porque
en el caso de que triunfase un golpe de Estado de la derecha, los anarquistas
que no apoyaron al gobierno, también serán perseguidos por
el enemigo común: la burguesía y el imperialismo. En caso
de que el chavismo perdure, la alternativa es el aislamiento y una represión
silenciosa por el gobierno con la complicidad muda de la izquierda antiimperialista
internacional, como ocurrió con el anarquismo en Cuba.
Para los anarquistas no hay disyuntiva posible: participar del gobierno
es colaborar con el enemigo, y por lo tanto dejar de ser anarquista. Si
existe un proceso revolucionario, una revolución en marcha, aunque
tenga tintes gubernamentalistas o autoritarios –lo cual es la situación
más probable y frecuente– los anarquistas debemos participar
sin apoyar al gobierno, desde la base horizontal, profundizando la dirección
de los acontecimientos hacia la anarquía y el comunismo. Si no es
posible hacer esto, es porque no existe un proceso revolucionario, porque
no hay ninguna revolución en marcha o es que ha triunfado la contrarrevolución,
adueñándose del poder. Ya lo decía Malatesta en una
época en que, aparentemente, teníamos las cosas un poco más
claras: “Podemos mantener relaciones de cooperación con partidos
no anarquistas mientras compartamos con ellos un enemigo común contra
el que hay que luchar y al que no podemos abatir solos; pero, a partir del
momento en que un partido toma el poder y se constituye en gobierno, no
podemos mantener con él mas que relaciones de enemigo a enemigo”
(Pensiero e Volontá, 1 de agosto de 1926, en V. Richards,
“Malatesta, Vida e ideas”, Tusquets, 1977).
Lobisón
Aclaración: Podría ocurrir que algunos de los integrantes de las organizaciones venezolanas que consideramos falsos anarquistas actúen de buena fe y sirvan inconscientemente a los gobiernos que deberían combatir, aunque terminan apoyando. Este artículo ha sido escrito con la intención de rechazar y poner en evidencia ciertas prácticas anti-anarquistas de supuestas organizaciones libertarias y no con la intención de denostar a aquellos que ingenuamente apoyan a Chávez, con la esperanza de acercarse a una sociedad más justa. Pido disculpas anticipadamente a aquellos que arbitrariamente puedan sentirse mostrados como servicios del gobierno sin serlo en verdad.
* No es relevante en sí como el gobierno de Chávez retribuye a sus aliados, es decir, si son asalariados o beneficiados con otro tipo de “premios” prebendas, desde puestos políticos o candidaturas dentro del PSUV, empleos en dependencias del Estado, becas u otra clase de “favores”. Incluso existe la posibilidad de que trabajen gratuitamente para el gobierno, tan solo por fidelidad a su jefe.
REIVENTANDO LA HISTORIA: EL PASADO FICTICIO DE RESITENCIA LIBERTARIA VOLVER
Los desconocidos de siempre:
Primero
apareció una traducción del inglés –autoría
de Frank Mintz– de una entrevista realizada por Chuck Morse para la
revista The New Formulation (Febrero 2003, Vol. 2, No. 1). La tibia
presentación llenó de preguntas a conocidos y a extraños
¿Hubo una resistencia anarquista a la última dictadura militar?
¿Existió una organización subversiva anarquista en
Argentina, como ocurrió en Uruguay? ¿Cómo es que no
se sabía nada al respecto, más aún habiendo sido desaparecidos
sus militantes por el Proceso militar?
Poco después la avalancha. El reportaje se difundió por la
Internet en todos los sitios identificados y relacionados con la izquierda
en general y con el anarquismo. Fueron innumerables los posteos del mismo,
incluso en forma repetida cada pocos días en los mismos sitios y
páginas Web. Luego comenzaron las conferencias sobre la historia
de Resistencia Libertaria –que era el nombre de la enigmática
organización– y la aparición pública del entrevistado,
Fernando López Trujillo, el sobreviviente sumergido en el anonimato.
Paralelamente se conoció el surgimiento de Ediciones Estrategia,
una extraña editorial electrónica en la Web que promociona
la lectura de clásicos anarquistas, de textos relativos a los movimientos
guerrilleros de todo el mundo y de literatos marxistas y maoístas.
Entre todo ese mejunje aparece de forma destacada Resistencia Libertaria.
Los reportajes y comunicados se multiplicaron; hasta aparecieron López
Trujillo y un militante de O.S.L. en programas radiales como Mejor hablar
de ciertas cosas, el 28 de marzo a las 21.00hs por AM 530, la Radio
de las Madres de Plaza de Mayo, actualmente de tendencia oficialista y progubernamental.
La cosa daba mala espina. Demasiados años de silencio para tantos
militantes masacrados, tanta lucha y tanta combatividad. Si hasta los grupúsculos
más pequeños de la izquierda vernácula lucen a sus
militantes muertos y desaparecidos con orgullo, como si fueran medallas,
galones o blasones que señalan su pasado de lucha y resistencia.
En una izquierda derrotada y necrófila, la cantidad de muertos del
pasado obra como un capital que otorga prestigio, para sostener planteos
desprestigiados en el presente. Así, Resistencia Libertaria comenzó
a representársenos como una estrambótica operación
política de ciertos grupos que se autodenominan anarquistas –a
saber, Red Libertaria, Organización Socialista Libertaria y el finado
Auca–, aunque por su ideología y por su práctica se
encuentran vinculados a la izquierda. El objetivo de esta operación
consiste en dar legitimidad a ciertos planteos de anarquismo plataformista,
“anarco” partidismo, colaboracionismo con la izquierda o participación
electoral en sindicatos burócratas, planteamientos tradicionalmente
rechazados por el anarquismo, no sin razones para hacerlo.
Estas organizaciones han estado desde siempre desvinculadas de la tradición
anarquista, lo cual no es de por sí una actitud reprochable. El problema
consiste más bien en donde abrevaron ideológicamente, antes
y después de proclamarse anarquistas. El izquierdismo del que hacen
gala necesita justificarse a través de un pasado, y ese pasado es
Resistencia Libertaria (RL). “¿Qué hicieron los anarquistas
durante la dictadura?”, preguntan desde la izquierda. Estas agrupaciones
responden: “Resistencia Libertaria”. Y desde entonces tienen
razones para enorgullecerse de sus muertos porque los 30.000 desaparecidos
les pertenecen un poquito también a ellos. Un pasado de luchas y
resistencia; un pasado a la par de la izquierda revolucionaria.
Los mártires de Chicago, la Revolución Española, Sacco
y Vanzetti están en verdad lejos en el tiempo, y sus homenajes han
perdido convocatoria general. En cambio, el 24 de marzo (aniversario del
Golpe de Estado), la marcha de la Resistencia o la Noche de los Lápices
son los nuevos feriados revolucionarios de la izquierda, por razones obvias
mucho más presentes en la memoria popular reciente. Y es lógico
que así sea, y no renegamos de ello. El impacto de la represión
de los 70 y la magnitud de la masacre, influenciaron la forma de pensar
la política en todo el cuerpo social argentino, por adhesión
o por rechazo: frente al horror es difícil permanecer indiferente.
Los anarquistas no necesitamos incorporarnos a la ritualización revolucionaria
de moda, ni olvidar o resucitar las antiguas conmemoraciones de la clase
obrera. Estas no hacen a la esencia de la lucha, sino que hacen más
bien a su estética, a su forma y medios de expresión. Los
anarquistas obtuvieron entre los obreros respeto y prestigio por su entrega,
su ética, su beligerancia, por su actitud de vida y su actitud solidaria
y humana frente a los problemas sociales cotidianos; no obtuvieron respeto
poniendo sobre la mesa a los masacrados en la Semana Trágica o a
los fusilados en la Patagonia. Y sin identificarnos con las ideas ni con
la lucha de la gran mayoría de los desaparecidos –aunque sí
con sus valores humanos– apoyamos igualmente el sentimiento de justicia
para las víctimas y sus familiares, y nos sentimos solidarios con
todos ellos como hermanos de clase y lucha(1).
Después de un cuarto de siglo que pasó desde el fin de la
dictadura surge esta historia de RL. Analicemos entonces cómo es
que desde un sector que se pretende anarquista se busca inventar un pasado,
un mito legitimador de sus discutibles enfoques y proposiciones.
Analizando un reportaje a RL:
Según
sostiene Chuck Morse en su reportaje:
“Resistencia Libertaria (RL) era activa en los movimientos estudiantil,
laboral y barrial y también tenía un ala militar con la que
defendió y financió sus actividades. En su mejor momento,
tenía entre 100 y 130 miembros [1] y una
red mucho mayor de simpatizantes. La organización fue diezmada en
1978 y el 80 % de sus miembros pereció en los campos de concentración
y las cámaras de tortura de la dictadura.”. [1]
Nota de María Esther Tello: “Esta cifra se tiene que comparar
con una estimación de los militantes activos en otros dos grupos
clandestinos el ERP marxista leninista, unos quinientos, y los montoneros,
el doble.”
Aquí se percibe parte de la exageración intencionada, para inventar una importancia y un peso que en realidad nunca tuvo RL. Se pretende hacernos creer que RL tenía un tamaño relativamente importante en una comparación con Montoneros y ERP por el simple método almacenero de correr el lápiz. RL se aumenta militantes que nunca tuvo y se los disminuye a los otros grupos, para dar la idea de una organización de envergadura pequeña pero importante. En los 60 y 70 existieron una gran cantidad de grupos subversivos, muchos de los cuales se integraron a Montoneros (FAR, FAL y FAP, por ejemplo). Si la organización hubiera sido diezmada y hubieran desaparecido el 80% de sus miembros, no hay que ser matemático para entender que cayeron al menos 80 personas de RL, un número de bajas mayor al de muchos partidos políticos de izquierda que se jactan de haber sido blanco de los ataques de los milicos asesinos. Es por lo menos sospechoso que esta masacre haya permanecido oculta durante décadas, no solo en los medios libertarios (con los cuales las relaciones no eran fluidas, precisamente), sino también para el resto de las fuerzas de izquierda y en especial para los organismos de derechos humanos, que en los años ochenta difundieron sin descanso todos los casos de violaciones, asesinatos y latrocinios del gobierno militar fascista. Con la llegada de la democracia se conocieron las historias de vida de muchos militantes y organizaciones clandestinas, incluso las desventuras de los uruguayos que se habían exilado en Argentina; pero RL aún no aparecía. Habría que esperar hasta el siglo XXI para que sus misteriosos militantes dieran a conocer su historia.
“La
democracia de la organización, obviamente, no funcionaba a través
de las asambleas, sino que se llevaron a cabo votaciones y elecciones dentro
de una organización de tipo celular. Cada célula tenía
un delegado y éste se conectaba con los niveles superiores de la
organización, sucesivamente, hasta llegar a una relación de
carácter nacional o regional. Así, las decisiones alcanzaban
el nivel nacional del mismo modo que llegaban a la célula. O sea,
las decisiones subían y bajaban de la misma manera [dentro de la
organización]. Pero, desde luego esto era más complejo, porque
no era posible reunir a cada uno para hablar. (…)
RL fue concebido como un partido de cuadros, no un partido de masas,
y entonces la gente que tenía relaciones con RL podía tener
un nivel más bajo de formación política y de entrega
que un cuadro de RL, y participar en grupos que RL controlaba en cierto
modo, como los grupos de base en los barrios, las fábricas y las
universidades. Por eso, cuando uno piensa en esta cuestión, hay que
imaginar un volumen de influencia muy superior al grupo de cuadros que mencionaba.
¿Explícame lo que quieres decir con la palabra cuadro?
Un cuadro es un militante que, por su formación [política]
es capaz de conducir estrategias autónomamente cuando está
inserto en determinado lugar de trabajo, sin mantener una relación
orgánica, permanente con la organización (lo que no es posible
a causa de la represión). O sea, a pesar de estar aislados de la
organización, debido a la situación de clandestinidad, esto/as
compañero/as eran capaces de generar estrategias en el marco y dentro
de las necesidades de la organización. Él o ella era capaz
de construir un frente de trabajo en cualquier circunstancia. Un cuadro
es un cuadro político-militar. Dicho de otro modo, un cuadro es un
militante capaz de desarrollar un trabajo político de captación
u organización en un barrio o una fábrica, que sabe cómo
preparar un coctel Molotov o una bomba de cualquier tipo, que sabe cómo
valerse de un arma, etc.
Y esta es la diferencia con un partido de masas: un partido de cuadros sólo
incorpora militantes que han aceptado totalmente la organización
antes de ingresar en la misma. En un partido de masas el autoritarismo aparece
como natural, porque hay distintos niveles de compromiso dentro de la organización,
desde los militantes inferiores hasta los líderes. En RL, el nivel
de los militantes era equiparable y cualquier militante podía ejercer
cualquier función en cualquier momento. Entonces, para que sea posible
este desarrollo, el militante que se va a incorporar a la organización
tiene que tener un nivel de formación como los demás que ya
están en la organización. Creo que el modelo se tomó
en cierto modo de la Alianza de la Democracia Social de Bakunin, el partido
que él construyó durante la I Internacional.”
No es casual la inclusión de la palabra “partido”. Más aún cuando el propio entrevistado reconoce las dificultades de aplicación de la “democracia” interna en una organización celular clandestina. Aquí aparece la cuestión de los niveles de formación. La aceptación total de la organización y la organización cerrada clandestina, de tipo partidario se asume como separada, escindida de la sociedad. Esta actitud conlleva el riesgo del sectarismo y la alienación de las problemáticas sociales, porque la organización busca “insertarse” en medios diferentes desde fuera. En este sentido no se diferencia del accionar de ningún otro partido de izquierda, ya que los militantes de partidos maoístas, estalinistas o trotskistas suelen moverse de la misma forma en la clandestinidad. Esto tiene su explicación por las propias particularidades que se generan en condiciones de clandestinidad, pero también por una identidad ideológica-organizativa y de objetivos con los partidos marxistas-leninistas. En la organización existen militantes tiempo completo y también periféricos o simpatizantes, de participación limitada. Dentro de este contexto debe llamar la atención la pretensión de tomar decisiones a nivel nacional, cuando la influencia en la sociedad es extremadamente limitada debido al minúsculo tamaño de la organización y a los restringidos ámbitos de actividad.
“¿Se
sabía que eran anarquistas?
No. Como partido de cuadros, RL casi nunca produjo propaganda partidaria
o ideológica. La propaganda política era propaganda sindical
o de clase, refería a las organizaciones que intentábamos
crear en los frentes de trabajo.”
El carácter anarquista de RL termina por pasar desapercibido a todo el mundo menos a sus propios militantes. Así tenemos una organización que se denomina partido de cuadros, con la pretensión de actuar a “nivel nacional”, que es clandestina, que no hace propaganda ideológica y que presenta un método de crecimiento auto restringido por su política de formación de cuadros.
“Háblame
de estas acciones vuestras.
Como es típico de este tipo de grupos en el mundo entero, tenía
que ver con secuestros para sacar rescates de empresarios. Algunas veces
hubo acciones para asustar a la policía, cuando un vehículo
de la policía fue quemado o una comisaría fue baleada. O sea,
acciones de diferentes tipos.”
O el entrevistado no tenía acceso a ningún tipo de información compartimentada en el accionar del aparato militar, o si tenía participación en las acciones, estas eran casi inocuas. Parece que el frente militar existía solo nominalmente, y no realizaba acciones de repercusión en los medios, y probablemente tampoco era demasiado eficaz como fuente de financiamiento.
“¿Cómo
eran las relaciones entre RL y los otros grupos de izquierda?
Nos llevábamos particularmente bien con grupos de carácter
clasista. Estaba la Organización Comunista Poder Obrero, que era
una organización de la nueva izquierda y un grupo clasista. Si bien
eran leninistas, hasta leninistas clásicos, teníamos un nivel
importante de acuerdos con ellos.
Háblame de estos acuerdos.
Los acuerdos eran funcionales: la coordinación de esfuerzos en el
movimiento laboral, la organización de Coordinadoras (fundamentalmente
en el frente gremial). Algunas veces las relaciones se establecían
también a nivel de la defensa militar, en operaciones que hicimos
con ellos. Tenían un aparato militar llamado las Brigadas Rojas,
que era mucho más desarrollado que el nuestro.”
No es de extrañar que tuvieran acuerdos con organizaciones “clasistas” marxistas-leninistas y no buscaran acercamientos dentro de los medios libertarios, en donde se sabía claramente y por experiencia que los partidos de izquierda no se diferencian del resto de los partidos que luchan por el poder (la OCPO era una organización insignificante dentro del rosario de partidos marxistas de la época, por lo tanto si su aparato militar era “mucho más desarrollado”, el autopromocionado aparato de RL debía de ser, en verdad, casi nulo.
“¿En
qué sentido vuestras actividades se diferenciaban de las de otros
grupos revolucionarios de izquierda durante la dictadura?
No sé si eran diferentes. Se distinguían por nuestras actitudes
políticas. Tendíamos a la autoorganización de los trabajadores,
de modo de impulsar estructuras autónomas del movimiento de trabajadores
y menos a orientar las actividades de los frentes gremiales para un partido.
Dicho de otro modo, tratamos de organizar grupos de vanguardia en los frentes
de masas, no grupos de nuestra organización. Por supuesto nuestros
militantes estaban en estos grupos, pero no con un carácter partidario.”
En toda esta jerga pomposa no se da nunca un ejemplo de actividad en la cual se haya hecho algo notable, o por lo menos anecdótico. Y es increíble que no se puedan diferenciar en el nivel del accionar de las organizaciones, ideologías tan diferentes y hasta antagónicas un muchos puntos como lo son el marxismo-leninismo y el anarquismo.
“La organización tenía esta concepción bakuninista de militantes revolucionarios que había fraguado la Alianza de la Democracia Social de Bakunin. O sea, eran militantes que actuaban y coordinaban de modo de organizar las masas populares, pero ellos no tenían un plan de dirigir las masas populares. Para decirlo de otro modo, nuestro trabajo es la construcción del poder, no la toma del poder”
Construir el poder no es precisamente una concepción bakuninista. En resumen, la táctica era accionar dentro de las masas, orientándolas y organizándolas, pero sin imponer una dirección: a eso se le llama “construir poder”. O se nos perdió algo por el camino, o el concepto de poder que manejaba RL no tiene nada que ver con lo que se pensó en el anarquismo, sino que se orienta hacia concepciones de Poder Popular (un eufemismo maoísta de gobierno popular).
“¿Tenían
otras relaciones con la comunidad anarquista internacional?
No.
¿Qué leían?
Aparte de los clásicos del anarquismo, que lógicamente leíamos
como organización anarquista, solíamos leer también
libros de Franz Fanon, como Los condenados de la tierra, La sociología
de la revolución, textos de Mao sobre La larga marcha, Marcuse, y
otros.”
¿Pueden los anarquistas sacar algo enriquecedor de los textos de Mao, quizás el mejor continuador de Stalin, junto con el amargo socialismo albanés de Hoxa?. Fanon era el teórico de moda de los movimientos de liberación nacional y Marcuse uno de los ideólogos del Mayo Francés del 68.
“¿Qué
debates y conflictos hubo en RL?
En general, las discusiones giraban alrededor de trabajos de inserción
concreta, de estrategia de alianzas, o sea, con quienes podíamos
aliarnos y con qué carácter.
Por ejemplo, había una discusión interna sobre la alianza
con la Organización Comunista Poder Obrero.”
Está claro que si se planteaba una alianza con una organización “marxista leninista clásica” es porque estructuralmente era posible una fusión de ambas y porque existía un alto grado de similitud entre el clásico centralismo democrático leninista y la “democracia directa” de RL.
“A
la distancia, ¿Cuáles te parece que fueron los mayores errores
y éxitos de RL?
Es muy difícil de decir. Nunca pudimos hacer una autocrítica.
No nos encontramos después de la debacle, de un golpe así,
de una catástrofe tan grande.
Pero, visto retrospectivamente, creo que lo destacable fue nuestra experiencia
de intentar elaborar la construcción de una organización anarquista
eficaz en condiciones de total clandestinidad. Pienso que son éxitos
organizacionales válidos que merecen tomarse en consideración.
Cómo conservar la democracia interna, la discusión política
interna, en una organización de cierta importancia (en términos
de número de miembros) en el contexto de la represión violenta:
creo que nuestras luchas sobre estas cuestiones, en tanto que organización
anarquista específica, fueron exitosas. Con referencia a los éxitos
teóricos o los éxitos políticos, creo que la organización
fue capaz de recuperar una tradición clasista del anarquismo argentino
que se había perdido. En nuestra estrategia de guerra popular prolongada,
preveíamos la creación de un ejército popular, pero
entendíamos que dicho ejército se haría en las fábricas
y los barrios, que desde luego apoyaríamos, pero no sería
un organismo de un partido. Teníamos un concepto diferente al respecto
[que los otros grupos izquierdistas].”.
Es
por completo falso que el movimiento anarquista hubiera perdido la tradición
clasista. Fue el movimiento obrero el que había perdido su carácter
clasista y no el anarquismo. Que el anarquismo haya quedado aislado, retraído
y su actividad fuese casi nula, es harina de otro costal. Este es un error
típico de la izquierda, que sí se considera como referente
de toda manifestación de clase dentro el movimiento obrero, pero
que viendo los resultados de su accionar conciliador, integrado al sistema
electoral de la sociedad y los sindicatos burocratizados, demuestra plenamente
el contenido burgués, reformista y reaccionario del marxismo y todas
las formas de socialismo autoritario o estatista. RL se identificaba con
esta tradición, no con el anarquismo.
Y si consideramos que el concepto de Guerra Popular y Prolongada
fue forjado por Mao Tsé Tung, comienzan a entenderse algunas posiciones
de RL, probablemente diferentes a ciertos grupos de izquierda, pero no tanto
de los grupos maoístas (quedando finalmente algo así como
un anarco-maoísmo, un engendro ideológicamente incoherente
e insostenible.
“A
tu parecer ¿Cuáles son los aportes más importantes
de RL para los anarquistas de hoy en día ?
Creo que el aporte fundamental es la negación del aislamiento y del
sectarismo [dentro del anarquismo]. Pienso que si algo era absolutamente
coherente en RL durante todos los años de su existencia, fue eso,
la negación del sectarismo, del aislamiento de las masas, de los
trabajadores, de las discusiones con la gente de a pie. Pienso que es lo
más rescatable de RL. RL rompió con eso, como otros grupos
anarquistas que estaban cerca de RL (hubo otros muchos grupos anarquistas
en aquel periodo, que terminaron por incorporarse en RL). Todos estos grupos
emergieron como reacción contra el aislamiento en que estaba el anarquismo
a principios de los 60. Dicho aislamiento tenía que ver con el fenómeno
del peronismo en Argentina. Tras de la represión de los '30 y los
40, el anarquismo estaba retrocediendo y encerrándose en sí
mismo y mantenía esta postura cuando llegaron los años '60.
Y todos estos grupos [nuevos], que estaban formados principalmente por jóvenes,
eran una reacción contra este retroceso, este anarquismo cerrado.
Por eso, creo que lo más rescatable de RL es precisamente su rechazo
del sectarismo, su intento de comprometerse con la gente, las discusiones,
y participar en sus luchas. Y además su apertura a la discusión
con otras corrientes políticas, cosa que sin duda nos enriqueció.”
En primer lugar es cierto que el anarquismo estaba aislado pero la acusación de sectarismo responde a las justas reticencias que tenían los anarquistas a trabajar con la izquierda, a identificarse con sus planteos, a incorporar discursos “actualizados” afines a reivindicar los movimientos de liberación nacional, a intentar un acercamiento en praxis y teoría al marxismo, a incorporar tácticas revolucionarias propias de la ultraizquierda de los 70. Por otro lado, la acusación de sectarismo sí es válida para RL, que funcionaba como una secta, donde los militantes tenían un período iniciático de estudio y acercamiento mutuo para ingresar al aparato, y una vez incorporados se asumían como clandestinos, algo que innegablemente puede llevar al aislamiento si la situación se mantiene por largo tiempo(2). Pero el sectarismo de RL se evidencia en esta frase de López Trujillo: “un partido de cuadros sólo incorpora militantes que han aceptado totalmente la organización antes de ingresar en la misma” (el grado de aceptación necesario se olvidó de aclararlo).
¿RL o RL?
El
último panegírico sobre RL fue difundido por el órgano
de prensa de Red Libertaria, Hijos del Pueblo (Nº
6), hace unas semanas y se titulaba El anarquismo proletario. Allí
sostienen asertos tales como: “La presencia de las y los anarquistas
en ese período (los 70) se ve invisibilizada, tal vez por
la desarticulación o desaparición que se le adjudica en la
historia académica después de la década del 30 y por
la fuerte presencia de las corrientes marxistas y peronistas revolucionarias.”
Es decir, que los anarquistas de RL pasan desapercibidos porque los historiadores
académicos lo decretaron y por el peso o la exposición de
las organizaciones guerrilleras. Siguiendo este razonamiento, deberíamos
recapacitar sobre cuán formidable es el peso de los historiadores
académicos que decretaron la muerte del anarquismo ya que al no existir
en la actualidad las organizaciones guerrilleras de los 70, el anarquismo
continúa “invisibilizado” al día de hoy. O será
que, más allá de estas conjeturas disfrazadas de análisis,
la presencia anarquista pasó desapercibida por ser demasiado pequeña
(es decir, como en la actualidad, aunque quizás un poco más
beligerante).
La investigación de Red Libertaria sigue siempre con el mismo nivel
de profundidad: “Y gran parte del movimiento anarquista no supo
qué hacer, confundió a la cúpula fascista con el obrero
y eligió alejarse de la lucha de clases, haciendo caso omiso del
lema de la primera Internacional: “La emancipación de los trabajadores
ha de ser obra de los trabajadores mismos”. La clase, mientras tanto,
abría sus propios caminos. Durante la resistencia peronista retomó
su tradición de acción directa, poniendo “caños”
y tomando fábricas desde la clandestinidad”. Para Red
Libertaria los anarquistas de la FORA y otras organizaciones afines confundieron
a la cúpula fascista -es decir, a Perón- con los
obreros y renunciaron a la lucha de clases. ¿Dónde existe
un comunicado o documento de alguna organización anarquista de cualquier
tendencia que fuese, en que se toma una posición semejante? Verdaderamente
si existe tal documento quisiéramos conocerlo, porque aclararía
muchas cosas y sería de gran ayuda para replantearnos nuestra propia
historia. Y si en cambio lo que se quiere poner en evidencia es el antiperonismo
-a veces exasperante- de muchos anarquistas que tuvieron que sufrir cárcel,
exilio, torturas y persecuciones a manos de los esbirros de El primer
trabajador y La abanderada de los humildes, creer que abandonaron
la lucha de clases implica un grave desconocimiento de lo que ocurría
en esos años. Y si lo que se quiere afirmar es que de hecho,
o sea, con sus prácticas sectarias los anarquistas se alejaron
de la lucha de clases, también esa es una afirmación gratuita.
Si hubo un divorcio entre los anarquistas y la clase obrera y una pérdida
total de influencia de nuestras ideas en los sindicatos, fue muy a pesar
nuestro. Nunca se quiso perder influencia ni capacidad de agitación
dentro del movimiento trabajador, y si pasó, se debió a otro
tipo de circunstancias de las que somos responsables como movimiento. De
todos modos, desde la perspectiva del autor de la nota, se exhibe una adoración
religiosa a la clase que se abre su propio camino después
de haber sido abandonada por los anarquistas. Una clase que no olvida la
tradición de acción directa pero que olvida la tradición
anarquista que la generó, así como la independencia del Estado,
los principios revolucionarios y el horizontalismo. En realidad fue la llamada
Resistencia Peronista, que luchaba por el retorno de Perón,
y no la clase obrera como movimiento la que impulsó el combate contra
los militares de la Revolución Libertadora (a la cual llamaban
con justa razón la Fusiladora).
La nota sigue rezumando saña contra los anarquistas que habían
luchado previamente a que RL (la de los 70) hubiera sido fundada: “Pero
por suerte el movimiento anarquista fue (y sigue siendo) un colectivo lo
suficientemente dinámico como para no confiar ciegamente en lo dicho
años antes, porque si no fuera así se hubiera tenido que sentar
a esperar que el pueblo dejara de ser peronista o marxista y se bautizara
anarquista.” Evidentemente lo dicho años antes,
nunca es dicho frontalmente, sino siempre sugerido, sobrevuela por todo
el discurso de RL (ambas). Haciendo leña del árbol caído,
lo que se busca es demostrar que hay dos anarquismos: uno heredero de los
años combativos, de la tradición clasista, de las luchas previas
a 1930, que es continuado en los 70 por RL y en el siglo XXI por RL; el
otro anarquismo es el de los derrotados post peronistas, gorilas que abandonaron
la lucha de clases, que confunden a los fascistas del poder con los obreros,
que se sientan a esperar la revolución social milagrosa mientras
masacran a los trabajadores y a los verdaderos anarquistas que luchan, como
RL (ambas).
En el artículo se hace una enumeración de gran cantidad de
grupos anarquistas que surgieron en los años 60 y 70; tal vez esa
sea la única parte interesante de la nota. Luego, retorna la confusión,
algo insistente a estas alturas. “También en la ciudad
de la Plata surgió, en el año 69 el Grupo Revolucionario Anarquista
(GRA), que hacia el año 72 cambió el nombre por Resistencia
Libertaria (RL). El mismo también fue conformado por estudiantes
pero con presencia de militantes de larga trayectoria (como el ex faquista
Emilio Uriondo), quizás por provenir parte de su núcleo fundador
de una familia con experiencia en la militancia anarquista. Compartían
con las otras organizaciones el clasismo, pero planteaba una estrategia
de Guerra Popular y Prolongada.” Nos suena muy extraña
la inclusión de Emilio Uriondo, un compañero que era un conocido
expropiador en los años 20 y 30, intachable en todo aspecto. Sospechosamente
se hace mención al faquismo de Uriondo -es decir, como un integrante
de la Federación Anarco Comunista de antaño- y no a sus compromisos
con la FORA del V Congreso, la organización finalista anarquista
más combativa y revolucionaria de la historia argentina. Y con malicia,
terminan pegando su nombre al concepto maoísta de Guerra Popular
y Prolongada que, para ejemplificar, era en el Perú la estrategia
de guerra del grupo de asesinos estalinistas Sendero Luminoso.
Nada más alejado del anarquismo.
Conclusiones:
A diferencia
de estos grupos de dudosa ascendencia anarquista que pretenden inventarse
un pasado prestigioso para imponer su predicamento entre el resto del movimiento,
nosotros creemos que el anarquismo tuvo una incidencia prácticamente
nula durante la dictadura. Pero eso no se debía al sectarismo aludido
por RL sino a la pérdida de combatividad desde hacía por lo
menos ya dos décadas. El anarquismo no era peligroso para los militares,
esa es la realidad, aunque no nos guste. No es que las ideas anarquistas
no fuesen consideradas subversivas por los asesinos del 76, sino que habían
perdido su influencia sobre la clase obrera.
Lo que debemos preguntarnos es qué hicieron los anarquistas después
de la dictadura, no durante la represión. El hecho de no haber
tenido una participación en la resistencia contra los militares asesinos
tiene dos causales: 1) el anarquismo no tenía peso como movimiento,
es decir, estaba aislado; 2) en esas condiciones, sumado a una represión
feroz, se hace imposible emprender cualquier tipo de resistencia organizada,
quedando sólo actos de resistencia individual. Es mucho más
razonable preguntarnos qué es lo que se hizo en el movimiento desde
la restauración democrática, es decir, en los últimos
25 años sin represión ilegal y sin terrorismo
de Estado (cómo lo denominan los burgueses y los marxistas).
Esta pregunta es particularmente molesta, porque desnuda el estado actual
de cosas dentro del “movimiento”. Y es molesta incluso para
la propia izquierda, que no puede más que hablar de resultados electorales,
elecciones sindicales o participaciones como punteros políticos piqueteros
en algunos barrios humildes.
Ex militantes Montoneros y ERP participaron en gobiernos como el de Kirchner,
Menem o Alfonsín. Otros como López Trujillo anduvieron por
los pasillos del Partido Intransigente. La retórica combativa da
paso a la traición con una facilidad que pasma en toda la izquierda.
Somos respetuosos de los muertos que dieron su vida por un ideal revolucionario,
que no compartimos totalmente. Por comentarios de compañeros que
conocieron a sus integrantes de primera mano, los desaparecidos de RL sobrepasan
a una decena: no los vemos como un número sino como historias
de vida truncadas, en toda su dimensión humana y trágica.
La desaparición de Marcelo Tello el 9 de marzo de 1976 durante el
criminal gobierno peronista de Isabel Perón, las torturas sufridas
por muchos integrantes de RL, los años de sufrimientos y el exilio
de sus militantes, los asesinatos y desapariciones nos hablan de vidas dedicadas
a la lucha. Nos muestran una entrega y un compromiso que quienes hoy lucran
con su desgraciado final jamás tendrán. Siempre tuvimos diferencias
ideológicas con los grupos como Resistencia Libertaria,
al igual que con otros grupos combativos no anarquistas. Somos críticos
a sus ideas y proyectos, que a nuestro entender no transitan por una senda
libertaria. Las cosas en su justa dimensión.
Estos embaucadores que pretenden homenajearlos, sin embargo, los denigran.
La historia inventada de RL por intereses propios de un partido político
es una vergonzosa operación política de ciertos elementos
como Red Libertaria y O.S.L. que quieren
llevar al anarquismo por este camino: el de la mentira, la traición
y el colaboracionismo cobarde.
ADDENDA:
A pesar
de estar al tanto de la polémica en torno a Resistencia Libertaria
que tuvieron el compañero y amigo Amanecer Fiorito (La Protesta)
y la señora M. E. Tello, asesorada por Frank Mintz, decidí
escribir este artículo antes de leer los números de La
Protesta en los que se reprodujo la polémica. Preferí
analizar a RL a través de sus propios discursos: hablan por sí
solos. El pez por la boca muere.
Para tener una visión más completa de estas discusiones ver:
La Protesta N° 8226, marzo-abril 2005.
Los responsables de esta maniobra deplorable son:
Las organizaciones de corte plataformista e izquierdista Organización
Socialista Libertaria y Red Libertaria, más antiguos
integrantes del grupúsculo “anarco” peronista Auca.
Demás está decir el fingido carácter anarquista de
estas organizaciones que se asumen como la continuación histórica
de RL.
Fernando López Trujillo, ex RL, ex Partido Intransigente,
ex director de un pasquín contracultural llamado Anarres,
de efímera existencia. Integrante del CEDINCI, un archivo que rescata
documentación de la izquierda en general. Autor de folletines electrónicos
que pretenden contar y analizar la historia del anarquismo en Argentina,
y de libros de escaso valor ideológico y crítico.
Frank Mintz es un investigador del anarquismo. Pertenece a la CNT-F,
la central sindical colaboracionista del Estado en Francia, hermana de la
también lamentable CGT española, la rama de traidores a la
CNT anarquista.
M. E. Tello es madre de Plaza de Mayo y tuvo que exilarse en Francia
para sobrevivir a la dictadura. Entendemos que habla muchas veces desde
el dolor por el asesinato de sus hijos a manos de los esbirros de la Dictadura,
hijos a los que pretende honrar y recordar. Compartimos el homenaje pero
nunca la operación política que algunos pretenden que nos
traguemos.
Patrick Rossineri
(1) Cuando muchos miraban con recelo a las Madres de Plaza de Mayo, muchos
camaradas como Amanecer Fiorito (La Protesta) se acercaron silenciosamente
a acompañar en sus rondas a las madres. Nada personal, nada ideológico
o interés alguno los vinculaba, sólo un sentimiento solidario
y humano.
(2) La condición de clandestinidad de los militantes de RL parece
más declamada que real. Habría que ver si el Estado los consideraba
una organización clandestina o inclusive si estaba al tanto de su
presunta peligrosidad, o si la clandestinidad de RL era comparable a la
de las organizaciones guerrilleras. La condición de clandestinidad
voluntaria comienza a presentársenos oscura cuando nadie percibe
la existencia ni la beligerancia de los supuestos clandestinos.
ARRIBA, UNO DE LOS QUE LUCHA VOLVER
Lo siguiente es el extracto de un reportaje de la revista Veintitrés, titulado Los anarquistas de Scioli, de febrero de 2007, realizado a Federico Martelli.
«-¿Cómo
sobrelleva la contradicción?
-¿Qué contradicción?
-En principio, la definirse anarquista y apoyar a un candidato (Daniel
Scioli)
-...Decimos que no es tiempo para ponerse a discutir de ideologías
sino que hay que construir el proyecto nacional en conjunto. Nos unió
la situación desesperante de millones de argentinos y ahora lo que
nos une a Néstor Kirchner es que con este proyecto vemos que existe
la posibilidad concreta de cambiar la realidad.
-Empecemos por el principio: ¿cómo se inició
en política?
-Vengo de una agrupación estudiantil llamada Agua Negra, que a su
vez proviene de una organización política libertaria que se
llamaba AUCA.
-O sea que su formación es anarquista.
-Tengo formación anarquista, socialista y peronista.
-¿Y cómo se combinan?
-Trato de rescatar de cada uno lo mejor. Rescato de la ideología
libertaria el amor por la libertad. Del peronismo la profunda transformación
que realizó. Partidos puede haber un montón. Lo importante
es cuál es el movimiento nacional que represente a los trabajadores.
-¿Aspiran a algún puesto?
-No, nosotros estamos a disposición de lo que crea el Presidente.
-Eso puede ser un puesto.
-Yo no voy a aceptar un puesto en el que no pueda desarrollarme idóneamente.
-¿Ya se reunió con Kirchner?
-Sí.
-¿Y de qué hablaron?
-De política.
-Claro... ¿Quién los acercó?
-Cuando asumió Kirchner hablamos con Carlos Kunkel, que nos planteó
que era lo que iba a hacer el Gobierno y en ese momento no le creímos.
Para los que somos de la provincia era muy difícil ver que alguien
que llegaba desde las cercanías de Duhalde pudiera producir los cambios
que prometía. Desde aquel acercamiento no tuvimos más contacto
hasta que vimos cómo avanzó el Gobierno y ahí tomamos
la decisión de incorporarnos al proyecto del Presidente. De allí
lo fuimos a buscar a Parrilli y se lo planteamos. Le dijimos que teníamos
una mayoría de coincidencias con lo que estaban haciendo y ofrecimos
ponernos a disposición.»
¿Cómo
puede ser semejante miserable y arrastrado? ¿Cómo puede ser
semejante sinvergüenza, obsecuente, oficioso? Cualquier calificativo
¿no es una modesta aproximación a la realidad? ¿Cómo
considerar el tema y superar la indignación?
No hay traición al anarquismo porque anarquista nunca fue, más
allá de lo que diga su chapa. Hay sí la condición de
traidor, inherente y común a todo mercenario, esbirro, lacayo...
Condición latente en la política: hoy acá, mañana
allá; hoy con estos, mañana con aquellos; decir, desdecirse;
tácticas, estrategias; síntesis...
No se llega a ser agente del gobierno casualmente ni es algo calado en los
genes, hay que hacer mérito. Hay que tener una línea acorde
y ser consecuente. Hay que plantear una serie de posiciones específicas
e ir reptando escalafones.
Esta postura de puntero gubernamental estaba en germen en las posiciones
que la agrupación AUCA sostuvo desde sus inicios y fue en
dicho nido donde un elemento de estas características encontró
los nutrientes que posibilitaron e impulsaron el desarrollo de esta carrera
anunciada. Partiendo de la concepción de que el anarquismo sería
una ideología que se definiría según imperativos pretendidamente
fatales y determinantes de la coyuntura histórica, es decir, según
las relaciones de fuerza desfavorables impuestas por la política
de turno, sentaron el primer paso sobre el que erigieron toda una serie
de sofismas atravesados por la demagogia y el oportunismo. En la pretensión
de que tales actitudes era introducidas en el marco práctico y aplicativo,
manteniendo supuestamente inalterados los principios constitutivos de la
ideología anarquistas, impulsaron la desfiguración progresiva
de esos principios haciendo aparecer que el proceso que manejaban era exactamente
el contrario: partir de transigencias y concesiones con el medio que luego
se irían radicalizando paralelamente y como resultado de una acumulación
de fuerzas programada fundamental, resultado a su vez, de las mismas concesiones
y acomodamientos. Al paso de marcha las justificaciones del proceder aparecieron
como necesidad esencial. La mentira es lo único que sostiene la renuncia
de los principios supuestamente incontaminados y las astucias desplazan
a las inocencias.
Dado el primer paso se inicia la cadena lógica que marca la tendencia
y, en tanto todos los conceptos enarbolados carecen de independencia relativa,
sino que se establece entre ellos influencia recíproca como parte
de un todo, una cosa lleva a la otra, creando y recreando situaciones que
pasan por formas pero que, invariablemente, encaminan el discurso y las
prácticas. Esto no exculpa ni disculpa: el medio es generado y regenerado
con intervención conciente de las voluntades, aunque condicionadas,
nada inocentes.
La agrupación AUCA editó conjuntamente con Organización
Socialista Libertaria el periódico En la calle hasta
el año 2000. Allí fueron sentados los lineamientos en los
cuales se autodefinían como organizaciones políticas de izquierda
y en los que el acomodamiento coyuntural hacía de vector (ver ¡Libertad!
N° 12, octubre-noviembre 1999, “Provocación reaccionaria”
y N° 18, febrero-marzo 2001, “Génesis 4:8, en el callejón”).
A partir de 2001 AUCA editó su vocero particular, Ofensiva
libertaria, hasta la incorporación, hace un par de años,
de su máximo exponente y Secretario General en la órbita del
gobierno.
En el N° 1 de abril de 2001 decían en su editorial: “que
la unidad del movimiento libertario en primer término, y de todos
los sectores en lucha, es fundamental para superar el aislamiento de los
conflictos sectoriales y dar paso a una lucha de masas con un planteo serio
de poder.” El planteo de unidad como condición
de fortaleza, como si no dependiese de la fortaleza de lo aunado, solo es
posible dejando de lado lo que caracteriza a la posición anarquista,
es decir, la negación del Poder. La manipulación del lenguaje
se manifiesta en querer hacer aparecer conceptos opuestos como complementarios,
usufructuando las posibles acepciones de un término (Poder) que puede
implicar tanto capacidad como relación de dominio, según se
lo defina.
En el N° 3 de abril de 2002 decían: “Las organizaciones
políticas y sociales debemos saber distinguir entre una contradicción
principal y una secundaria... y pelar aunque más no sea, acuerdos
tácticos mínimos.” La táctica y
la estrategia constituye la disciplina rectora. Conceptos militares, devenidos
políticos, vuelven a toda ética en simple retórica
según la funcionalidad y efectividad que el cálculo programático
exige. Lo ético es lo práctico y lo eficaz y, los medios,
se justifican por los objetivos fijados en plazos: desfilan los conciliábulos,
la diplomacia, las argucias, las alianzas, y el utilitarismo. La graduación
hecha de las diferencias según una jerarquía está determinada
por la necesidad de conformar ententes con adversarios o iguales según
conveniencias e intereses. En el mismo número, en la editorial afirmaban:
“llamamos también a consolidar la unidad de la
izquierda latinoamericana... Plantear una estrategia de acumulación,
apostar a la conformación de un Poder Popular deberá ser hoy
nuestro primer objetivo.” El nacionalismo de la “patria
grande” y el eufemismo de Dictadura del proletariado o Gobierno
obrero quedan fuera de toda duda cuando remarcaban “La
falta de un frente amplio de unidad popular que puede preparar un programa
de gobierno y desarrollar una lucha consecuente para construir un gobierno
de los de abajo”. Del “Poder popular” al
“Gobierno de los de abajo” hay un pequeño paso para el
“hombre”, y un gran paso para el Gobierno. En el mismo año
en un volante titulado “¿Qué proponemos los anarquistas?”
decían: “que el Gobierno de los de Abajo funcionará
en un principio en el marco general del Estado burgués.”
(ver ¡Libertad! N° 24, septiembre-octubre 2002, “Golpe
de Estado”). Todo dicho y hecho.
Las reivindicaciones de “liberación nacional”,
los apoyos “críticos” a Fidel Castro y a Chávez,
las alianzas con sectores del peronismo en universidades, los cargos, la
dádiva, los reclamos de “cárcel y justicia”,
etc., resultan redundantes. Las denuncias policiales realizadas contra militantes
de otras tendencias, entre ellas, las realizadas por Martelli en 2006 contra
integrantes del Frente Popular Darío Santillán no necesitan
de comentario.
En el diario Página 12, del 18 de agosto de 2003, se los
describía:
«Juan Carlos Cibelli es el titular del MUP (Movimiento de Unidad
Popular), una organización piquetera con base en Quilmes y La Plata.
Página/12 le ha preguntado si es cierto que son anarquistas y él
ha interrumpido para corregir:
–Libertarios.
Así prefieren definirse, porque agrupan efectivamente a anarquistas
“pero también a marxistas e independientes”.
Algunos de ellos se reunieron el pasado jueves con Cibelli para dar esta
nota: [entre ellos] el referente universitario Federico Martelli, que viene
de la agrupación Aguanegra...
¿Qué modelos teóricos tienen estos piqueteros que citan
a Malatesta, trabajan en cooperativas y hablan de construir poder popular?
Ellos hablan de una síntesis de “elementos del anarquismo,
el socialismo y el pensamiento nacional”
¿Quiénes eligen como referentes históricos? La rueda
de entrevistados duda y finalmente mencionan a los clásicos de la
iconografía piquetera, el Che, Evita.
Quien los escuche no dejará de notar que son bastante eclécticos
y que están concentrados en sacar adelante la cuestión del
trabajo genuino.»
En el N° 10 de Ofensiva libertaria, de diciembre de 2003, el
“programa de mínima” es sacado adelante: “Como
señalamos en el mes de julio, el Gobierno de Kirchner ha sido un
gobierno dual: por un lado expresaba continuidad con el Duahldismo pero
por otro introducía elementos de ruptura, de cambio. Evidentemente
este gobierno tomó muchas medidas por las que hacía años
veníamos luchando, resolvió problemas por los que los trabajadores
veníamos reclamando hacía mucho tiempo.”
Evidentemente o el gobierno o AUCA dejaron de ser duales o eclécticos...
Y en el número anterior, de septiembre-octubre de 2003, se lee sobre
un acto en Jujuy: “El aplauso se prolongó unos
minutos y después subió al escenario el compañero Federico
Martelli, Secretario General de AUCA y militante del MUP, quien señaló:
‘En el MUP nunca bajamos las banderas, ni tranzamos con ningún
político ni empresario. Lo único que nos orienta es la lucha
para cambiar el país’ ”.
“...ni tranzamos...” ¿un exabrupto? ¿una ironía
del Secretario?...
No
todos llegaron a ser el brazo derecho de Scioli, otros habrán quedado
en el camino.
AUCA, de La Plata, está actualmente disuelto. Desde un comienzo
insistimos en que estas posiciones resultan solubles en la órbita
amniótica del Estado, que las engendra y regenera, porque desde el
Poder vienen y hacia el Poder van. Y para el Poder son los servicios...
AUCA, agrupación hermana de O.S.L.-En la calle,
emparentados con el maoísmo y con Resistencia Libertaria.
De ascendencia y descendencia peronista. Por genealogía y posición,
precursores de Red Libertaria. Una línea y un linaje.
De estos últimos, del N° 1 de su publicación Hijos
del pueblo: “Lo cierto es que la búsqueda de una nueva
estrategia para la lucha popular se nos impone. Es hoy deber de cada uno
de nosotros agotar el esfuerzo por consensuar un programa de mínima
para el campo popular en su conjunto.”
En tanto la ideología anarquista no es fruto de una abstracción
sino de valores y actitudes que la nutren, es ya en la demagogia y en el
oportunismo, que se refugia en la coyuntura, donde se agazapa la disposición
a la traición.
A.G.
CUESTIÓN DE FE, RAZÓN DE ESTADO VOLVER
Pasar
a Dios por el filtro de la ciencia pareciera no ser suficiente para combatirlo.
Frente a la estupidez triunfante de la fe, cualquier
refutación en este sentido pareciera al menos impotente.
Aunque contradiga a la razón, Dios existe en la mente de la mayoría
de los seres humanos.
El hombre primitivo, frente a las fuerzas de la naturaleza y en desventaja
física con respecto a las demás especies, imaginó un
ser superior con el poder suficiente para dominar la adversidad que le imponía
el ambiente.
La creación de un amo que por la posición que ocupa no tardaría
en obligar a rendir cuentas, cobrar vidas y aplastar conciencias. El divino
fantasma que te da o te quita, te mata o acaricia, el que castiga o premia
sometió a su voluntad a las criaturas.
Inmersos en una realidad contradictoria, los hombres ya no pudieron identificar
al culpable de tanta humillación y le rindieron culto a su propio
verdugo. Esclavos de Dios debieron serlo también de la iglesia y
del Estado, de la autoridad humana devenida de la autoridad divina, de los
gobernantes iluminados por la gracia.
Toda posibilidad de dignidad fue negada, primero por la fuerza y luego por
la persuasión (la forma más perversa y solapada de autoridad)
repitiendo hasta el hartazgo una mentira que buscaban convertir en una verdad
incuestionable: “no hay nada en que creer mas allá del objeto
de la fe”.
A medida que la sociedad avanzaba había que sostener en el tiempo
la idea de Dios, que por absurda tendería a desaparecer a la luz
del conocimiento. Absurda y nociva. Absurda porque es inútil a la
hora de querer explicar la cuestión del cosmos y, nociva, por las
consecuencias morales que genera tal concepción: la inevitabilidad
del poder, el mal necesario, la sumisión, el respeto a la autoridad,
etc.
Se empezaban a poner en duda las creencias religiosas. Los campesinos ya
no echaban agua bendita a sus plantaciones para que crecieran con más
fuerza, sino que lo hicieron con fertilizantes químicos, que les
dio más resultado.
Esta posibilidad de perder adherentes y al verse amenazado su privilegio,
obliga a la iglesia a ceder espacios al Estado que antes eran de dominio
propio. Esta aparente apertura no fue otra otra cosa que una estrategia
para acomodarse a las circunstancias.
La autonomía que tanto le reclamaba la sociedad fue acogida como
una conquista propia.
Los objetivos alcanzados por la fuerza, daban sus frutos. Ya no había
necesidad de ganarse el favor del comprador. La sociedad reproduciría
su voluntad pero por otros canales.
Este dialogo con la sociedad es la que mantiene vigente a la iglesia, la
que le lima los excesos, los fanatismos y la hace más humana. Le
posibilita adaptarse a los tiempos que corren, con el correspondiente retraso
según convenga, y avanza, con su esencia invariable pero mutando
su modalidad externa, por los siglos de los siglos...
Hasta de sus propias crisis sale beneficiada y se recicla gracias a las
constantes fricciones con la sociedad.
Más allá de las puertas del templo encontraron que es más
fácil y duradero instalarse en el tuétano de la cultura, porque
entendieron que las construcciones mentales son mucho más resistentes
al cambio que las instituciones. Mostraron a los hombres que para abrazar
la fe no es necesario renunciar a ningún rasgo positivo de la cultura,
que se puede vivir religiosamente lo profano. Que se puede ser científico
y creyente, político y cura, obispo y revolucionario.
A estos verdaderos cristianos, a los que obran según sus palabras,
a los consecuentes con sus predica: todo mi desprecio. “La bajeza
de sus medios está tan ligada estrechamente al poder como la pudredumbre
a la muerte”(Rudolf Rocker)
Mientras se siga afirmando la idea de Dios, de los anarquistas es la tarea
de negarlo, y de combatirlo, por supuesto.
Destruirlos como institución y mentalidad a estos policías
de la conciencia. Como institución generadora de valores tendientes
a reproducir la voluntad de los poderosos; mentalidad, que carga a cuestas
la humanidad, enana en sus aspiraciones.
Curas, librepensadores laicos, santurrones (y todo lo que huela a mito recalentado)
Si hay que morir para pasar a mejor vida... ¡ustedes primero!
Lorena
EL PIBE Y LA REACCIÓN VOLVER
Domingo
por la noche, después de un día lluvioso, la gente se asomaba
a la calle tanteando el escampe, con la timidez y prevención de animalitos
que salen de entre arbustos. De reojo, desconfiados, conversaban estirando
las últimas horas previas a las criminales jornadas que los lunes
inauguran... Domingueaban.
Pero la paz del “día de Dios” se rajó abriendo
una llaga que amenazaba ramificarse y agrietar toda la “Creación”,
algo que ningún querubín que se precie puede tolerar.
Mi hermano, mi primo y mi viejo están en la calle, desde dentro escucho
un alboroto y la voz de mi viejo en tono de pedido: –No le pegues,
es un pibe–. Salgo y veo a un pibe de unos 13 años, sentado
en la vereda, encogido, acurrucado, arrinconado contra la pared de una casa
próxima y dos vecinos, pasados los 30 y de contextura, dándole
un gancho en el rostro, cabeza contra la pared, al muchachito. Mi reacción
inmediata y una carrera hasta plantarme en medio del pibe y los dos vecinos,
el pibe que pedía perdón señor, que no le pegaran,
los empujo, les grito que cómo le van a pegar. Uno atina a levantarme
la mano, lo freno, –A mí no me pegás, mirá que
yo soy de acá–, baja, retroceden, se disculpa, que no era conmigo
la cosa, que le había robado la bicicleta. Escucho que alguien grita
–No le pegues, llamá a la policía–. Me giro, el
pibe estaba aterrado, frágil, lastimado, parecía más
chiquito que la edad que tendría; me inclino para tomarlo del brazo,
delicadamente, cuidando no apretarlo, la mínima brusquedad me era
inconcebible; –Andate–, le digo. Mi compañera, que había
salido detrás mío, lo toma del hombro, en abrazo, y se lo
lleva, le repite que se vaya, –Gracias Doña–, dice el
muchacho.
No veo cuando se va, me vuelvo de frente a los “buenos vecinos”,
camino hacia ellos, retroceden uno metros más, repito que cómo
le van a pegar a un chico, que la vida que habrá tenido, balbucean
cosas, los oigo pero no los escucho. No podía creer lo que pasaba;
la situación era una inmensa mentira echa realidad.
El resto de la gente, la que estaba y la que salió por el alboroto,
se empieza a acercar, se habían mantenido a distancia prudencial,
“neutrales”. Los dos “damnificados” se excusan,
que la calentura, que la bici, que una vez le robaron una moto, y yo: –Contra
los que nos empujan a vivir estas situaciones es adonde tenemos que apuntar–.
Me dice: –Tenés razón, pero... –, –Nosotros
no tenemos la culpa–, ladra una vecina detrás de sus pomposas
rejas, –Si es un chorro hay que matarlo–, escucho que murmura
uno de los adolescentes de “los pibes de la esquina”, –Si
lo matás vas en cana vos– dice otro. La “turba”
parecía envalentonarse, parecía... ni eso. Los vecinos “damnificados”
-eran de la vuelta- se retiran tras disculparse y excusarse, –No estás
justificado–, le digo.
Tras algunos comentarios con otros vecinos, que hay que ser un miserable
para pegarle así a un pibe, que una bicicleta de mierda, me cuentan
que tras el muchacho que huía con la bicicleta habían salido
los dos “valientes” vecinos en auto a perseguirlo y, en la esquina,
a toda velocidad, lo chocaron para tirarlo. El muchacho se había
logrado levantar y correr hasta la mitad de cuadra, donde lo tenían
acorralado cuando salí.
Pasó un rato y un vecino al que saludo, un muchacho joven, toca a
mi puerta. Viene a hablar, en buenos tonos, a justificar la reacción
de los otros, a decirme que se habían quedado molestos con migo y
a saber de mis porqués. Reproduce el casete que se escucha en la
televisión, en la radio, en los diarios, pero con bajada al barrio.
Y yo le digo que si él estuviera revolviendo la basura también
estaría tentado a manotear algo, que a esto nos han llevado los poderosos,
la miseria, que si cada uno cuida su bolsillo y ya, es responsable también
de esas respuestas, que las posesiones manejan a la gente, que cuál
es el valor de una bicicleta, de una moto, de un auto. Me habla de matar
y de que los vecinos se habían querido organizar. Le digo que están
los banqueros, los dueños de todo, los gobernantes y que la organización
vecinal capaz que es en contra de mí. Que ante todo soy antipolicía,
que no llamo a la cana, que nunca la llamé ni la voy a llamar. Y
que volvería a hacer lo que hice, hasta por mucho menos, ante cualquiera.
Dice que son formas de pensar diferentes, claro, le contesto, hay una cultura...
Me da la mano y se despide.
La calle quedó desierta de nuevo y las patrullas empezaron a pasar, alguien las llamó. Me quedé afuera fumando, con el estómago revuelto, pensando en los estómagos llenos, en los vacíos, en la policía que pasaba y miraba, en la reaccionaria clase trabajadora y en la sensación que me invadió, que casi no puede contener, de salir a buscar al pibe para estrecharle una mano, unas palabras, alguna curación... para solidarizarnos, al decir del léxico ideológico.
A.G.
1° DE MAYO DE 1886 VOLVER
El
1° de mayo de 1886, estalla la huelga en Chicago, convocada por las
primeras asociaciones obreras, en la lucha por la jornada laboral de ocho
horas. Miles de trabajadores se suman a las organizaciones Se realizan multitudinarias
manifestaciones, a las que el Estado responde con su policía, asesinado
nueve hombres.
Dos días después, miles de trabajadores madereros se reúnen
en una nueva manifestación. Un grupo de ellos se enfrenta con los
rompehuelgas y guardias privados de los aserraderos. Llega la policía,
abre fuego y deja un saldo de seis muertos y más de cincuenta heridos.
Ese mismo día, se convoca a un acto anarquista donde unos seis mil
trabajadores, asisten para escuchar a Spies, Parsons y Fielden. Mientras
este último habla, la policía ordena finalizar el acto, los
obreros responden arrojando una bomba sobre los policías, dejando
un muerto y varios heridos. Se desata la represión, detenciones,
allanamientos; jamás se supo la cantidad exacta de manifestantes
muertos.
Entre los detenidos se encuentran los anarquistas Albert Parson, August
Spies, Michal Schwab, George Engel, Adolph Fischer, Louis Lingg, Samuel
Fielden y Oscar Neebe.
El 28 de agosto de 1886 los declaran culpables del atentado. Neebe es condenado
a quince años de prisión; Schwab y Fielden son condenados
a trabajos forzados a perpetuidad. Al resto de los compañeros los
sentencian a la horca. Louis Lingg se suicida en prisión, bajándose
un cartucho de dinamita. El 11 de noviembre de 1886 son ahorcados sus cuatro
compañeros, Spies, Fischer, Engel y Parsons.
El
4 de mayo el periódico anarquista Arbeiter Zeitung había
publicado el siguiente llamamiento:
«¡¡Trabajadores!!
La guerra de clases ha comenzado. Ayer se fusiló en frente de la
fábrica de McCarnik. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién podrá dudar ya que los tigres están ávidos
de sangre trabajadora? Pero los obreros no somos un rebaño. Al terror
blanco responderemos con el terror rojo.
¡Es preferible la muerte a la miseria!
Si se fusila a los trabajadores, contestemos por modo tal que se guarde
memoria mucho tiempo.
La necesidad es la que nos hace gritar: ¡A las armas!
Ayer las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus
padres fusilados, en tanto que en los palacios se llenaban los vasos de
costosos vinos y se bebía...
¡Secad vuestras lágrimas los que sufrís!
¡Tened corazón, esclavos!
¡Sublevaos! »
“Salud, tiempos en que nuestro silencio será más poderoso que nuestras voces, que hoy sofocan con la muerte”
Últimas
palabras de August Spies, ante sus verdugos.