Ana Hernández, Bailarina

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Mi nombre es Ana Olivia, pero mis amigos y amigas pueden llamarme Any. Nací el 19 de enero de 1977, en México D. F. Mis padres son Olivia García Valencia y Salvador Hernández Tapia, ambos de México también. Soy la mayor de cuatro hermanos, ellos son Claudia, Paco y Salvador, a quienes adoro.
Durante mi niñez, mi hermana Claudia fue mi compañera en las travesuras y en los momentos de los castigos  de mamá; ella es una persona muy importante para mí, con ella comprendí el significado de tener a una hermana y una verdadera amiga. Después nació mi hermano Paco, con quien luego peleo, pero a quien quiero mucho también.
Mis primeros recuerdos  escolares, son muy simpáticos, porque el primer día de clases  recuerdo la imagen de mi hermana llorando, gritando y  demás; mientras yo la observaba desde la puerta entre abierta de mi nuevo salón de clases. Durante la primaria tuve muchos amigos y amigas,  en tercer año de primaria  conocí a la que por mucho tiempo fue mi mejor amiga, su nombre es Guadalupe Morales González, con quien compartí momentos muy  agradables y mis secretos más íntimos. También durante esa etapa tuve mi primer novio, su nombre es Israel Mancilla, a quien hace mucho tiempo no veo, por que se mudó de casa tiempo después. Es precisamente en esa etapa de mi vida cuando comencé a mostrar más interés en las fiestas y convivios con mis compañeros de escuela. Mi primer encuentro en serio con la música fue una vez que  una amiga me sacó a bailar en una reunión que había en mi casa, mis padres no saben bailar y nunca antes  había tenido que hacerlo, pero fue realmente hermoso y aún archivo ese recuerdo con mucha emoción, por que  era como si mi cuerpo hablara por él sólo, sin que nadie me criticara, sin que nadie lo escuchara.
Más o menos por estas fechas nació mi hermano Salvador, a quien quiero con toda el alma, y quien alegra mi vida con sólo verme.
Después entré a estudiar a la secundaria, eso también es curiosos, por que iba a entrar a estudiar al Colegio Tepeyac,  hice mi examen y me aceptaron, pero  mi mejor amiga no tenía dinero para pagar las mensualidades,  entonces le pedí a mis padres que me inscribieran en una escuela pública cerca de la casa, en donde iba a estar mi amiga, les expliqué, que si algún día iba a crecer y a tomar mis propias decisiones  prefería que fuera desde ese momento; para no hacer el cuento largo,  fuimos a hablar con el director de la escuela y me aceptó aún cuando  habían pasado las inscripciones, casualmente nos quedamos en el mismo salón y yo estaba feliz. Ya en ese tiempo me gustaba mucho hacer ejercicio y ensayar algunos pasos de baile  por mi cuenta por que  yo deseaba entrar a clases de baile y mi papá optó por  meter a todos  mis hermanos y a mí a una escuela de Tae Kwon Do, en fin,  eso nunca me detuvo. En la secundaria, tuve muchos amigos, era un poco popular y me llevaba bien no sólo con  mis compañeros, si no también con mis maestros, mis calificaciones siempre han sido  muy buenas y eso me permitía que mis padres me dejaran ir a bailar en cuanto  terminara mis deberes.   Con el tiempo fui aprendiendo a  bailar bailes  de salón, y formé un club de baile ¡En el patio de la casa!! A mi papá   a veces le molestaba la idea, pero después le dábamos clases y nos divertíamos mucho  juntos. Después ese club se desintegró por que  muchos de los integrantes  fueron  encontrando otros intereses o tenían otras responsabilidades. 
Para eso, yo estaba estudiando ya la prepa, para ser exactos en le Preparatoria Número tres de la UNAM, ahí  también conocí mucha gente y aún frecuento algunos de mis amigos. Poco a poco fui poniéndome  coreografías que veía en la televisión, y me las aprendía, a veces bailaba para festivales del día del niño, del maestro, o simplemente con cualquier pretexto, era feliz al escuchar los aplausos de la gente y la cara de mi mamá cuando me veía, ella y mi hermana Claudia  casi siempre iban a mis presentaciones.
Llegó el momento de decidir qué carrera elegir, la verdad no fue difícil, por que  desde que iba en la secundaria estaba segura de estudiar Psicología,  mucha gente me decía que estudiara una ingeniería en Informática o  Medicina, sobre todo por que mis promedios de la escuela y mi facilidad para  entender las clases, al poco tiempo después me di cuanta que mi carrera,  es la más difícil de todas, por que   al estudiar al ser humano,   no hay leyes  absolutas, ni principios tan  lógicos. Quiero agradecer a mi padre por  dejarme elegir: Él sólo dijo quiero que seas feliz, y lo soy. Más o menos por ese tiempo,  una amiga me invitó a formar parte en un  taller de Jazz que pertenece al Instituto Politécnico Nacional,  ahí tuve muchas  experiencias muy bonitas, como presentaciones, esguinces y demás. Por el trabajo, y otras responsabilidades dejé de asistir, pero nunca se apagó la llama que me obligaba a bailar en cuanto tuviera un espacio para hacerlo. Hoy día  ya acabé mi carrera, estoy en el proceso de titulación, con una Tesis acerca del Déficit de Atención e Hiperactividad en Adolescentes. También  soy parte del Grupo de Danzas Griegas Andrómeda,  gracias a Rodrigo y a Mónica por invitarme a participar en él, por que estoy en un proceso de comunión conmigo misma, y la música es un instrumento para poder hablar con  mis propias emociones y sentimientos, por cierto: Nunca abandonen lo que les dicte su corazón,  si lo que desean es vivir realmente.
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