Ser Caminantes es aventura. La aventura de descubrirnos como artesanos de nuestros propios caminos, la aventura de reconocer, también, los cambios que se dan en nuestros compañeros de marcha, la aventura de ver al mundo con nuevos ojos, la aventura de abrir caminos nuevos: nuevos amigos, una nueva relación con nuestra familia, con Dios...
... En fin, la aventura de vivir con un espíritu aventurero, para llegar a ser hombres y mujeres de bien, buenos ciudadanos como decía Baden-Powell (fundador del Movimiento Scout).
Ser Caminantes es vivir la aventura de descubrirnos a nosotros mismos, al mundo y a Dios, con nuevos ojos.
Ser Caminantes es emprender un viaje por nuestros caminos interiores en busca de emociones, sentimientos, ideas, creencias. Un camino hacia nuestra espiritualidad, hacia nuestros afectos.
Ser Caminantes es, también descubrir los caminos exteriores, salir al encuentro de los otros, de descubrir realidades y personas diferentes.
Ser Caminantes es buscar, descubrir y construir un lugar en el mundo, integrarnos al mundo de forma creativa y liberadora. Sentirnos útil en la construcción de una sociedad más auténtica, más justa.
Ser Caminante es también ser compañeros de marcha. El caminante no camina solo. Los caminantes soñamos, proyectamos, actuamos y crecemos junto a otros jóvenes y adultos, nuestros compañeros de marcha.
En esta desafío hay cuatro elementos que nos acompañan: El aire, el agua, la tierra y el fuego: elementos fundamentales para la vida, elementos con los cuales los caminantes estamos en contacto directo durante toda nuestra marcha, tratando de preservarlos, y a la vez, de servirnos y servir a los demás con ellos.