¿Hay que poner límites a la iniciativa privada para evitar las crisis?

Desde la crisis mejicana de 1994, el sistema económico mundial ha conocido un período de turbulencia. Despues de la crisis "Asiatica", Japon y Rusia acaban de conocer graves perturbaciones, con fuertes devaluaciones, una recesión en Japón y el caos en Rusia. Estas experiencias pueden sugerir que el capitalismo no se debe dejar operar libremente, que esto conduce necesariamente a la instabilidad, y que la intervención del gobierno es necesaria para estabilizar el sistema económico. Malaisia ha reestablecido el control de cambios, y en Rusia se habla de nacionalizar los bancos.
Pensar que una intervención fuerte del gobierno es el remedio a los problemas del capitalismo sería ignorar las lecciones de la historia, y también de la teoria económica, y volver a errores antiguos. El gobierno tiene un papel importante en las instituciones del capitalismo pero su intervención directa y excesiva suele ser negativa.
El continente asiático conoce tres tipos de crisis a la misma vez: una crisis de cambio, una crisis del sistema bancario, y un a recesión macroeconomica. ¿Cuales son las cosas que el gobierno podría hacer para suavizar estos problemas? En el caso de las fluctuaciones macroeconomicas, el gobierno puede utilizar la politica monetaria y fiscal para estabilizar la economía. Sin embargo, el margen de maniobra es a menudo limitado. Una expansión monetaria funciona a través de dos mecanismos: una bajada de los tipos de interés, pero se sabe que la actividad económica responde poco a los cambios en los tipos de interés; y una depreciación del tipo de cambio, que favorece las exportaciones. Pero estos efectos tienden  a ser transitorios y son nefastos para la economía de los otros países, que conocen una deterioración de su balance comercial al importar más del país devaluador. En Japón los tipos de interés han logrado un nivel muy bajo y la economía sigue en recesión; y habría muchas objecciones en Washington contra una fuerte devaluación del Yen. En cuanto a la politica fiscal, se puede bajar los impuestos y aumentar el gasto público para aliviar una recesión, pero el problema es que para razones politicas es dificil volver atrás cuando se sale de la recesión. Por eso hay una tendencia a la accumulación excesiva de deúda pública, que acaba limitando el margen de maniobra para la politica fiscal en recesiones. Estos problemas no significan la politica monetaria y fiscal no se deben utilizar, pero no hay que esperar milagros.
 En cuanto a la crisis del cambio, el gobierno puede participar en un sistema de cambios fijos como el SME o bien utilizar medidas más radicales como el control de cambio. Los sistemas de cambios fijos han demostrado su ineficacidad con el colapso del SME en 1993; es simplemente imposible obtener la reservas de cambio suficientes para contrar un ataque especulativo. Los sistemas de cambios fijos estabilizan el tipo de cambio en el corto plazo, pero en el largo plazos los cambios en las paridades son inevitables porque los paises participantes conocen evoluciones económicas distintas. El control de cambio es un tipo de proteccionismo que no se debe aconsejar, dado que desanima la inversión extranjera y el comercio internacional. Este tipo de política es responsable en parte de la estagnación de las economías suramericanas en los años setenta y ochenta. El único tipo de control de cambio que podría ser útil sería un impuesto muy moderado sobre los movimientos de capital a corto plazo ("Tobin tax"), para evitar las transacciones puramente especulativas que afectan al tipo de cambio sin que haya ninguna justificación para ello en los fundamentales económicos.
 Finalmente, el gobierno y las autoridades monetarias tienen el papel fundamental de vigilar el sistema bancario, de asegurar los depósitos para evitar una ruada bancaria, y de proveer liquidez al sistema bancario si hay señales de que un pánico bancario esta empezando. Esto es muy distinto de que el gobierno se haga banquero. Recordemos de que en muchos casos la crisis se debe a la existencia de muchos malos préstamos, a causa del control sobre los bancos de una oligarquía protegida contra la competencia y con conecciones políticas. Es muy improbable que este problema se soluciona nacionalizando los bancos. Recordemos el escándalo del Credit Lyonnais, una estafa de dos cientos mil millones de francos; se trata de una banca pública protegida contra la sancion del mercado por regulaciones e inyecciones de dinero público, y contra la sancion popular por los apoyos politicos de los aristocratas que la dirigieron. Al revés, se debe comprobar que haya suficiente competencia en el sector bancario, que los depósitos sean asegurados contra un colapso, pero que los accionarios paguen para la mala gestión.
 El trabajo del gobierno es importante y las teorías radicales que apostan para una privatizacion de la "ley" no tienen ningun sentido. Pero el trabajo de gobierno (protegir los ciudadanos y los derechos de propiedad, y regular las relaciones económicas entre agentes) es distinto del trabajo del sector privado (producir bienes y servicios). La leccion de las crisis recientes es que es importante que el gobierno haga su trabajo bien, no que debe sustituirse al sector privado. Existe una amplia evidencia sobre el fracaso de esta ultima estrategía.