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Filosofía de la Guerra. Filosofía de la Paz. Sobre la Guerra y la Paz. ¿Quiénes predican la paz y quiénes la
guerra en este mundo?. ¿Quién tiene el derecho de
levantar el dedo y acusar a alguien de “violento”?. NUESTRO DESPRECIO A LA GUERRA DISFRAZADA DE PAZ (*) Que no a las bienintencionadas almitas individuales, sino a la idea en
si de paz democrática. Si afirmamos que es falso el pacifismo que nos quieren hacer creer, no
es porque la violencia armada que llevan a cabo ETA o cualquier otra
organización REVOLUCIONARIA nos parezca incuestionable, y de hecho se puede
cuestionar. Sino porque pensamos que
esto de las movilizaciones contra los "violentos" es un fenómeno
manipulado que solo sirve para distraer de la corrupción global y legal, en
la que el juego del Capital se asienta; de la violencia cotidiana que el
Estado y el Capital ejercen sobre las poblaciones, administrándoles la muerte
en vida; de la prostitución generalizada o sumisión al dinero a la que se nos
condena, en fin, para entorpecer una política de abajo que quiera alzarse
contra el imperio del dinero. Abrazáis las instituciones democráticas burguesas, proclamando vuestra
fe en ellas, así aceptáis su violencia, la sumisión, el engaño. No hay poder
que se sostenga sin su Ministerio de Mentiras, tanto para imponérselas a las
poblaciones como para que se las traguen los propios servidores del Capital y
el Estado con la más entera fe, si es que quieren funcionar como buenos
servidores. El truco esencial es que la mayoría -que pronto se convierte en todos-
haga lo que le tienen mandado, pero con la condición de que cada uno crea que
lo hace por su gusto, por su voluntad. Se obedece como los siervos al Faraón,
¡igual! Nuestra producción de rascacielos; medios de transporte que no sirven
para nada de lo que dicen. Nuestra proliferación de cosas insensatas sin ninguna utilidad real
es, después de todo, lo mismo que la construcción de las pirámides para la
eternidad. La misma mayoría, la misma ceguera, pero esta vez fundándose en la
decisión, el gusto, la voluntad de cada uno.
Podéis poneos en cualquier esquina de acera observando los atascos que
se producen gracias al auto-personal (institución democrática por
excelencia), y ya veréis como efectivamente todos (la mayoría) van más o
menos a la misma hora y al mismo sitio, pero cada uno por su cuenta, con su
coche y por su voluntad. Recordad que este cacharro que nos venden como medio de transporte (y
que en realidad ha obligado a morir a medios de transporte útiles como el
tranvía, el ferrocarril) exige el sacrificio finisemanal
y vacacional, regular y progresivo, de miles de vidas, muchas más que todos
los terrorismos juntos (aparte de tener que soportar la contaminación, las
autovías, los impuestos, guerritas por gasolina allá en los limites del
desarrollo...). Pero, claro, nos hacen creer que lo elegimos nosotros, cuando
ha sido una imposición. Nadie había pedido el coche, es el imperio del
desarrollo quien necesita la creación de necesidades a fin de mantener la
ilusión de que el dinero sirve para satisfacer tales necesidades (que no lo
eran), para seguir haciendo trabajar (sin necesidad), para divertir a las
masas, en fin, para mover el Capital y mantener las instituciones del Estado.
Luego, que mueran miles de personas solo hace falta camuflarlo de imprudencia,
de accidente, de casualidad, como algo natural que hay que resignarse a
aceptar. Otra cosa que nos quieren hacer creer es que, por medio de unas
fiestas electorales cada X tiempo, en las instituciones burguesas se
representa al pueblo. O sea, que el cómputo de opiniones individuales con
respecto a unas caras y nombres que se le ofrecen equivale al pueblo. ¡Qué
mayor mentira! Pues resulta que como el pueblo no es nada más que lo que está
por debajo de cada uno, lo común, vamos, no hay Cristo que lo represente (no
falta que le hace). La mayoría es la mayoría de nuestras opiniones (creadas y dirigidas
por los medios de formación de masas, la familia, la escuela, en fin, la
moral), que se dejan contar, que se dejan sumar y que producen un conjunto sobre
el que el poder se asienta. Pero de ningún modo podemos confundirlo con la
fuerza de negación latente en los corazones que no han sido totalmente
sometidos a la fe. Esa fe en que cada uno sabe lo que quiere, que sabe a
donde va, esa fe en el futuro, a través de la cual se lleva a cabo la
administración de la muerte. Y ¿como lo hacen? haciendo no vivir a la gente, creando un presente
vacío con la excusa de un mejor futuro, un presente no vivido a cambio de su
futuro, de su muerte, pues el futuro es siempre muerte no declarada (espera,
tiempo vacío que hay que llenar con algo: aburrimiento). Fijaos en la
propaganda, sobre todo en la de la banca (verdaderas iglesias de hoy en día).
Fijaos cómo se interesa en que el niño tenga ya plan de ahorro, y si te
descuidas de jubilación. ¡Qué empiece a sacrificarse por su futuro ya! (o que
alguien lo haga por él, da lo mismo).
Fijaos también en cómo se ha transformado la noción de viajar: se nos
hace pensar que el viaje quiere decir un tramo vacío para llegar a tal sitio
de forma que ni por donde, ni lo que pase durante el viaje importa nada. Se
crea un tiempo vacío que hay que llenar con algo, claro (TV, música,...). El
ideal que se persigue es que el vacío no sea más que un trámite burocrático.
Este criterio se lo podemos aplicar a lo que nos venden como vida. Desde la niñez nos marcan metas hasta hacernos creer en sus mentiras y
que las asimilemos como ideas propias. Así, nos llega la muerte sin darnos
cuenta de lo que ha pasado. El trabajo que se hace es verdaderamente inútil (puesto que no obedece
a necesidades reales, sino a las necesidades del Capital). En cuanto a ese
tiempo libre que se compra (ocio con trabajo, paz con guerra, gloria con
sacrificios, riqueza con ahorros de uno o con la explotación de otros) no
puede ser un tiempo de naturaleza distinta de la del tiempo de trabajo,
guerra o penitencia. Este es un tiempo vacío. Así como la paz ganada con la
guerra no es otra cosa que guerra no declarada, el llamado tiempo libre viene
a ser descaradamente trabajo no declarado, contado de la manera más precisa
en número de tiempo (verdadera moneda del dinero): 15 minutos de felicidad
(en la sauna tailandesa), 2,5 días de felicidad (en la evasión finisemanal), 1 mes de felicidad (para tostarse al sol en
el Mediterráneo): pero por lo bajo uno sabe que una ración de felicidad tiene
que haber sido cortada y determinada por alguien, computada. Y eso se le
ofrece al corazón como una mentira y a su deseo un insulto. Es mentira que se
pueda vivir un trozo de vida libre a cuenta de un trozo de vida esclava; es
simplemente que lo uno está en lo otro y que "La marca del precio cambia
al bollo de gusto". Y así estamos, ante un intento de administración de la muerte, de
dominación perfecta, de reducción del pueblo a mera masa, y el que, a pesar
de todo, siempre queda por debajo sin cerrar del todo, sin dejarse del todo
reducir a ese conjunto y a esa idea. Es la guerra de la razón común contra la
idea fija y dominadora. Se podría hablar de las miserias que necesariamente crea el imperio
del desarrollo más allá de sus limites, miserias por las que en gran parte se
sostiene, pero que no nos deben llevar a olvidar que lo que aquí padecemos no
es otra cosa que miseria adinerada, que hace que la mayoría viva de sustitutos:
tome los pisos como casas, llame a los plásticos telas, aspire a no pagarse
un chofer ni un vagón, sino a hacer él mismo de chofer y que le guste...
Tendréis montones de ejemplos en vuestras vidas. Uno se va dando cuenta en la
medida en que se va fijando. Que quede claro que lo que se vende como paz no es sino la guerra y
que el llamado sistema de libertades no es sino la misma dominación de
siempre, progresada, perfeccionada. Que caiga pues o se tambalee por lo menos a falta de lo que precisamente
más necesita: nuestra fe. (*) Nota.- Escrito recogido en la
Universidad del País Vasco. Aproximadamente en 1996. Publicado en este portal
en Febrero del 2003. Se autoriza la reproducción total o parcial de esta
publicación. Difundido por el Grupo de Trabajo y Propaganda “Amanecer Comunista Será”.
Lima-Perú. Saque copia y difunda. |