Escrito por: Anabel Landolina.

Mi amada Ailín:

 Quiero que me perdones solcito.  

Perdón por haberte abandonado, por haberte dejado solita.

 Sé que me necesitaste mucho, yo también te necesité y te necesito aún.   Pero mamá no podía estar con vos, aunque era lo que más quería.   Mamá estaba tratando de ponerse fuerte para vos y para tu papá que te acompañó en todo momento.    Sé que sufriste mucho mi amor, lo sentí, sentí tu dolor, tu miedo, tu desesperación por aferrarte a esta vida.    Sé que hiciste lo mejor que pudiste corazón, sé que luchaste duro, que trataste de quedarte.

Te pido perdón también, por no haber podido retenerte dentro mío, por no haber podido hacer más sencilla tu llegada.    Seguramente me equivoqué, te pido perdón por eso también, yo no sabía que las cosas no iban bien, aunque algo me imaginaba, ya que vos habías cambiado tu forma de agitarte dentro mío y eso me hizo sospechar que algo andaba mal, confié en los médicos mi amor, ese fue mi eror.

Perdón por no haberte prestado atención, sé que me avisaste, y yo no supe entenderte.

Perdón hija, perdón...

Tendría que haberme ido yo, no vos mi amor, tenías tantas cosas por descubrir... tantas cosas por vivir... me tendría que haber ido yo... y vos tendrías que estar riendo en los brazos de tu papá que te ama profundamente, y que no entiende tampoco cómo llegamos a esta situación.

Yo no lo entiendo, no lo puedo creer. Quiero que sepas mi amor, que voy a estar bien, que todos los días de mi vida te voy a recordar, te voy a amar, y voy a esperar el momento de encontrarte nuevamente, para poder decirte en persona lo mucho que te amo. 

Te amo Ailín, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi ser.

Tu mamá, Anabel.