AUTOESTIMA ADOLESCENTE Y ESTILOS DE CRIANZA PARENTALES

Carla Astudillo, Carolina Díaz, Mónica Cabrera, Angela Muñoz y Ximena Calbacho.
Psicología del Desarrollo II, Universidad del Desarrollo, 2000.

 

Introducción
Método
    Sujetos
     Instrumento
     Procedimiento

Resultados
Discusión
Referencias

 

INTRODUCCIÓN

 

La adolescencia es una etapa de la vida en la cual el joven debe enfrentarse a cambios tanto físicos como psicológicos los cuales lo llevan a un reajuste en su conducta. Como consecuencia de esto tiene que definir su posición dentro de su familia, grupo de compañeros y comunidad.

El siguiente trabajo de investigación busca responder a: ¿ los distintos tipos de crianza familiar afectan la autoestima del adolescente?

Para llegar a resolver este problema de investigación se debe validar la siguiente hipótesis: Existe alta autoestima en adolescentes pertenecientes a familias con estilos de crianza democráticos y permisivas. Por lo que se plantea que existe una asociación entre la variable de autoestima y estilo de crianza de los padres. Por ende, se intentará refutar la hipótesis nula que dice que no necesariamente existe alta autoestima en los adolescentes pertenecientes a familias con estilos de crianza democráticos o permisivos.

Para esto se define como autoestima a: "la cognición que el individuo tiene concientemente sobre sí mismo. Influyen todos los atributos, rasgos y características de personalidad que estructuran y se incluyen en lo que el individuo considera como su yo. Podríamos considerarlo como equivalente al concepto de si mismo o autoimagen". (Brinkmann, Segure y Solar, 1980, pág 13).

Si bien la autoestima se va formando a lo largo de toda la vida, en la adolescencia la percepción y valoración que tiene el joven de si mismo toma un auge importante para lograr una de las tareas más esenciales que es el logro de la identidad, al igual que ésta identidad la autoestima consta de varios elementos, por lo que podemos decir que es multidimensional, ya que reúne aspectos de tipo social, moral, físico, cognitivo y sexual. Durante la adolescencia media los jóvenes desarrollan la capacidad para comparar, pero no de resolver atributos contradictorios del yo.

Al final de la adolescencia aparece la capacidad para coordinar, resolver y normalizar los atributos contradictorios, y se reduce la experiencia de conflicto sobre el tipo de gente que la persona realmente quiere ser. (Harter y Monsour, 1992, citado en Rice 1997).

Los jóvenes para evaluarse a si mismos se están comparando constantemente con sus pares. Las partes del cuerpo, habilidades motoras, capacidades intelectuales, talentos y habilidades sociales. Sin embargo, para valorarse como personas no sólo se comparan con el resto sino que también contrastan su yo ideal (lo que les gustaría llegar a ser) con su yo real (lo que realmente son). Si esta estimación es negativa puede desencadenarse una conducta confusa que lo hace sentirse inferior a los demás. Por otro lado, si esta estimación es positiva, aprenden a aceptarse como son, a tener una visión positiva de si mismo, que lo lleva a desarrollar una autoestima adecuada en su vida. ( Rice, 1997).

" Uno de los factores que influye sobre la autoestima del joven es el entorno familiar" (Joseph, Marken y Tafarodi, 1992, citados en Rice, 1997).

La familia es la principal influencia socializadora sobre el adolescente. Esto significa que la familia es el principal transmisor de conocimientos, valores, actitudes, roles y hábitos que una generación pasa a la siguiente. Por medio de la palabra y el ejemplo la familia moldea la personalidad del adolescente y le infunde modos de pensar y actuar que se vuelven habituales. Pero lo que los adolescentes aprenden de los padres depende en parte del tipo de persona que sean los padres. (Mckeury, Kotchy y Browne, 1991, citado en Rice, 1997).

Una forma de socializar a los hijos es a través de la disciplina, lo que permite alcanzar la autorregulación que es la habilidad de controlar su propia conducta de manera que sea adecuada para una determinada situación. La disciplina no sólo restringe el comportamiento, sino que también puede afectar el desarrollo de la moralidad, la cognición y la personalidad. No todos los padres disciplinan a sus hijos de igual modo, algunos pueden adoptar el poder de la fuerza, cuyo recurso inmediato ante la conducta considerada por éstos no apropiada es la agresión física. Por otra parte, están los padres con un estilo de disciplina de retirada de amor, técnica que implica el ignorar al hijo como muestra de desaprobación, y por último, existe un tercer tipo de estilo disciplinario que corresponde a la disciplina inductiva, en la cual se usa el razonamiento y explicación para que los hijos tomen conciencia de lo negativo de su conducta, estas explicaciones a menudo ayudan a que los hijos puedan considerar la opinión o punto de vista de otras personas. Esta técnica parece ser la más adecuada para lograr la autorregulación.

Durante la infancia, el niño mitifica a sus padres, los ven como unos seres que todo lo hacen bien, que nunca se equivocan, les parecen los mejores del mundo, al llegar a la adolescencia empiezan a detectar defectos e incoherencias, produciéndose la toma de conciencia de la necesidad de rebelarse frente a unos seres que han dejado de ser perfectos. (Corbella, 1994).

Este cuestionamiento los lleva a independizarse y a buscar autonomía, en la mayoría de los casos esto lleva a disputas entre padres e hijos, ya que los hijos se quieren sentir autónomos en la forma de controlar sus conductas, por otra parte los padres hacen un esfuerzo para que los hijos se adapten a las reglas sociales.

Si bien en ésta etapa de la vida no resulta tan regular la conducta de los hijos como en épocas anteriores, los conflictos se resuelven dando una satisfacción mutua, donde los padres seguirán ejerciendo una influencia importante en los valores básicos de los adolescentes. (Papalia, 1997).

"Cuando los conflictos familiares no pueden resolverse con facilidad, existe el riesgo de que los adolescentes tengan problemas serios. Con frecuencia la intervención y asesoría de un especialista puede ayudar a esas familias" (Offer-Etal, 1989, citado Papalia 1997, pág. 420).

Frente a estos conflictos familiares que pueden surgir, los padres utilizan patrones de comportamiento en los cuales se incluyen lo exigentes o no que puedan ser. La exigencia va desde un firme control sobre sus hijos, hasta dejarles hacer lo que quieran. También se observa lo receptivos o no receptivos que pueden ser con sus hijos. Los padres receptivos tienden a aceptar y anteponer las necesidades de sus hijos a las propias y los padres no receptivos suelen rechazar las necesidades de sus hijos para anteponer las suyas. (Maccoby y Martin, 1983, citado en Hoffman, Paris y Hall, 1996).

Junto a estos patrones de comportamiento se han encontrado tendencias educativas. Esto fue descubierto en un estudio realizado por Baum Mind, que luego de hacer entrevistas a los padres, aplicar test estándar y observaciones en casas de familias, concluyó que existían cuatro patrones educativos dominantes: Autoritarios, permisivos, democráticos y negligentes/rechazantes.

Los padres autoritarios no son no son receptivos y son exigentes, para ellos la obediencia es una virtud que los hijos deben desarrollar, utilizan el poder de la fuerza cuando consideran que una conducta no es adecuada, por lo que esperan que se acepten las reglas sin cuestionamiento. Por otro lado, se encuentran los padres permisivos que son receptivos y no exigentes en donde los jóvenes tienen que regular sus actividades y propias conductas y no son forzados a obedecer las reglas impuestas por otros, por lo general su estilo disciplinario es inductivo. Los padres democráticos son receptivos y exigentes, ponen límites a sus hijos de manera racional, haciéndoles entender la utilidad de un cierto control y las consecuencias de la conducta. Este estilo fomenta el intercambio verbal y utiliza como disciplina básicamente la inducción y algún uso de la fuerza. La meta es conseguir que el joven acepte las normas de los demás sin perder su independencia. Por último están los padres negligentes o rechazantes, no son exigentes ni receptivos, tratan de pasar el menor tiempo posible con sus hijos y realizar el mínimo esfuerzo por ellos, estos padres en cuanto a las prácticas educativas son indiferentes y su estilo de disciplina es el poder de la fuerza.

Este estudio presentado anteriormente se utilizará como referencia para esta investigación.

Con respecto al tema planteado en el trabajo de investigación es posible tomar como referencia estudios previos asociados al tema central. Los investigadores coinciden en que los adolescentes que proceden de hogares democráticos tienen una menor tendencia a presentar problemas emocionales durante esta etapa del desarrollo, o a usar drogas. Por otra parte, también se puede decir que parecen favorecer la individualización. Los adolescentes provenientes de familias con estilos de crianza permisivo también están individualizados, pero tienen mayor tendencia a caer en el consumo de drogas. Los adolescentes de familias autoritarias están menos individualizados y más inclinados a tener trastornos emocionales. Finalmente, los padres que rechazan o son negligentes tienen hijos más proclives a tener problemas emocionales y de conducta, además, son los que consumen mayor cantidad de drogas. (Hoffmann, Paris y Hall, 1996).

Otro estudio de gran relevancia para esta investigación es el que menciona que el calor humano que entregan los padres democráticos a sus hijos parece fomentar el desarrollo de la autoestima y las habilidades sociales. El control del comportamiento de los jóvenes ayuda a moldear sus impulsos y garantiza la autonomía psicológica que contribuye al desarrollo de la responsabilidad y la competencia. (Steinberg, 1990, citado en Hoffman, Paris y Hall, 1996).

 

 

 

 

MÉTODO

 

 

SUJETOS


La población objetivo de este estudio la constituyeron 27 adolescentes escolares cuyas edades fluctuaron entre 17 y 18 años y que al contestar las encuestas cursaban cuarto medio en colegios particulares de Concepción. La selección de la muestra fue en forma aleatoria, escogimos un curso cualquiera dentro del colegio.

 

 

INSTRUMENTO

Los instrumentos aplicados fueron dos:

 

El inventario de autoestima de Coopersmith forma A, que es una adaptación para Chile hecha sobre la base de una traducción al español, utilizada y aprobada por J. Prewitt-Díaz, en Puerto Rico. En su publicación original, Coopersmith (1959) define el instrumento como: "un inventario consistente en 50 ítemes referidos a las percepciones del sujeto en las áreas: de sus padres, pares, colegios y si mismo". La descripción del instrumento por parte de Prewitt-Díaz (1984) es " El instrumento es un inventario de auto-reporte de 58 ítemes, en el cual el sujeto lee una sentencia declarativa y luego decide si esa afirmación es "igual que yo" o "distinto a mi". El inventario está referido a la percepción del estudiante en cuatro áreas: autoestima general, social, hogar y padres, escolar académica y una escala de mentira de ocho ítemes".  

Autoestima General: Corresponde al nivel de aceptación con que la persona valora sus conductas autodescriptivas.  

Autoestima Social: Corresponde al nivel de aceptación con que la persona valora sus conductas autodescriptivas en relación con sus pares.  

Autoestima Hogar y Padres: Corresponde al nivel de aceptación con que la persona valora sus conductas autodescriptivas, en la relación con sus familiares directos.  

Autoestima Escolar Académica: Corresponde al nivel de aceptación con que la persona valora sus conductas autodescriptivas, en la relación con sus condiscípulos y profesores.

 

La escala de mentira esta estructurada de 8 ítemes, si el puntaje obtenido en dicha escala resulta superior al promedio, las respuestas del sujeto no son confiables.

 

La confiabilidad del inventario: Coopersmith (1967) informa que la confiabilidad test-retest en un grupo de quinto y sexto básico fue de 0,88. Prewitt-Díaz (1979) informa de un coeficiente de confiabilidad de 0,84 para la versión en español utilizada en Puerto Rico. La aplicación del inventario a la muestra de estudiantes de Concepción, la confiabilidad medida, de los coeficientes KR-20 de las cinco escalas, fue de 0,87 (Brinkmann, Ségure y Solar, 1989).

 

 

El segundo instrumento aplicado fue una "Pauta de evaluación de estilos de evaluación de estilos de crianza familiar". Este instrumento fue creado por las investigadoras y tiene como base información bibliográfica. Es un cuestionario formado por 9 ítemes cada uno de ellos formado por 4 alternativas de respuestas que caracterizan a cada estilo de crianza familiar, estos son: padres autoritarios, permisivos, democráticos y negligentes.

La forma de responder a esta evaluación es seleccionando la alternativa que al sujeto encuentre más acorde con su estilo de vida familiar. La evaluación se hizo en base a una escala de puntajes dados donde el máximo es 9 y el mínimo 1. Cada respuesta es evaluada con un punto que identifica a un estilo de crianza en particular, quedando la evaluación en las siguientes categorías:

Este instrumento lo validamos mediante la técnica de validación de jueces, en donde sometimos el instrumento a cinco jueces. En base a su opinión se reestructuraron preguntas y alternativas que estaban poco claras (ver anexo al trabajo).

 

 

PROCEDIMIENTO

 

La información se recolecto mediante un estudio transversal, aplicando el instrumento en una sola ocasión de forma colectiva con dos investigadores presentes. Ambos instrumentos fueron aplicados en forma conjunta, para poder así identificar en el adolescente su nivel de autoestima y estilo de crianza familiar y ver que efecto tiene ese estilo de crianza en el nivel de autoestima que el tiene. Toda esta fue evaluada en las dependencias del mismo establecimiento.

 

 

 

 

 

RESULTADOS


Después de aplicar los dos instrumentos a la muestra, apuntamos en una tabla de contingencias observadas utilizando el método estadístico CHI cuadrado, que nos permite contrastar la significancia de nuestra hipótesis, en la que interviene más de una variable. Esta tabla de contingencia muestra cuatro categorías de estilos de crianza las dos primeras categorías son estilos definidos de crianza familiar (democrático y permisivo), la tercera categoría es una tendencia a ambos estilos y la ultima categoría es una difusa. Esto porque después de un análisis de la información los resultados de la Pauta de evaluación de estilos de crianza familiar se movían solo en dos estilos de crianza, democrático y permisivo por separado como también tendencia a ambos. Los otros estilos de crianza, que son autoritarios y negligentes, tuvieron puntuaciones muy bajas por lo que no los consideramos dentro de la tabla en forma independiente sino que dentro de la categoría difuso. Con respecto a la evaluación del autoestima la dividimos también en cuatro categorías que el test arrojo, estas son: muy alta, alta, normal y muy baja. La categoría baja se omitió porque no salió ningún sujeto en ella.

Autoestima\Crianza
Democrático
Permisivos
Tendencia a ambos
Difusa
Fo
Muy alta
7
1
1
2
11
Alta
0
3
0
1
4
Normal
3
1
2
1
7
Muy baja
0
0
2
0
2
Sumatoria
10
5
5
4
24
 

Con un grado de libertad igual a 9, nuestro valor critico de Chi cuadrado (con un nivel de confianza de 0.5) es de 16.91. Al contrastar el Chi cuadrado critico con el obtenido, este ultimo es mayor, por lo que es significativo.

 

 

 

 

DISCUSION

 

Los resultados obtenidos en nuestra investigación, nos permiten aceptar nuestra hipótesis, que plantea que existe una alta autoestima en adolescentes pertenecientes a diferentes estilos de crianza familiar ya que nuestro chi cuadrado obtenido es mucho mayor al chi cuadrado critico que corresponde, de acuerdo a los grados de libertad.

Sin embargo existe un punto importante que resaltar, y que es que no existe una clasificación absoluta del estilo de crianza al momento de analizar los resultados del instrumento aplicado sino que se observa una tendencia hacia un estilo de crianza en forma sesgada a padres receptivos, que son los padres permisivos y democráticos; los restantes estilos aunque son evaluados por el instrumento no muestran gran puntuación por lo que se observa que sí existe una relación con el nivel de autoestima pero sólo en relación con estos dos estilos de crianza evaluados, (permisivos y emocráticos).

Por lo expuesto anteriormente "se observa que los padres de los adolescentes deben tener un pensamiento flexible y ser más equitativos con los hijos que cuando tenían menos edad. Deben guardar las proporciones para conceder a los hijos independencia gradual y ayudarlos a madurar en sus juicios" (Papalia, 1997).

Esto potenciaría un nivel de autoestima adolescente adecuado, ya que la separación o independencia emocional temprana de la familia u otros adultos importantes le pueden causar problemas a un adolescente, los que lo pueden llevar a conductas de riesgo.

Nuestro resultado sin embargo probablemente se pudo ver afectado por la variables nivel socio económico, ya que nuestra investigación la realizamos en un colegio particular de clase media alta, y tal vez en un liceo de clase baja estos resultados podrían haber variado.

Una limitante encontrada al momento de revisar los resultados de nuestros

Instrumentos, específicamente el que mide la variable autoestima, es que tres de los inventarios corregidos resultaron ser pocos confiables, dos que puntuaban muy alta autoestima y uno con alta autoestima, ya que la escala de mentira media un puntaje superior al promedio invalidando así la aplicación del inventario, por esto nuestra muestra inicial que era de 27 jóvenes se redujo a 24.

De los inventarios corregidos la mayor parte se ubicó dentro de la clasificación normal de autoestima anotando un estilo de crianza familiar que se movía, la mayor parte, entre los padres permisivos y democráticos, que parecen proveer el equilibrio adecuado entre calor humano, firmeza con respecto a las reglas, valores y normas, garantía de autonomía psicológica, que estimula a formar opiniones propias.

 

 

 

 

REFERENCIAS

 

 

 


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