apellido

EVOLUCION DEL APELLIDO EN EL VALLE DEL BAZTAN

El sentido de pertenencia a la casa, que es común en la gente del Baztán desde tiempos inmemoriales, condicionó al apellido, pues, al contrario de lo que sucedió en otras regiones, estaba mayoritariamente referido al nombre de aquella. Dicho en otras palabras, lo que hoy se ha transformado en un apellido que se transmite de generación en generación, era antiguamente una simple referencia de lugar que permitía situar a las personas de las que se hablaba. Esto explica porqué, hasta hace relativamente muy poco, en Baztán los apellidos iban invariablemente precedidos de la preposición "de" y podían ir variando a lo largo de la vida de una persona.

Tomemos el caso de María de Buztinaga, nacida en la casa Sumusua de Errazu e hija de Juan de Buztinaga y Juana Pérez de Sumusua. Casada con Gerónimo de Iturriría, tuvo un hijo llamado Martín, a quien bautizó el 23 de febrero de 1684. En esta partida figura como María de Sumusua. Ello llevó a que el documento se rectificase en 1774, pues, según declaraba el párroco, "el error consiste en haverse apellidado a la dicha María de Buztinaga con el nombre de la casa titulada Sumusua en que nació (....) siguiendo la costumbre que en aquel país ha habido y hay - y a nadie consta mejor que a uno por tener aquel lugar de Errazu el honor de ser su hijo - hay apellidarse unas veces con el nombre de la casa nativa y otras con el de aquella a que se va en casamiento". Esta constatación nos explica porqué las personas podían figurar con dos o más apellidos: el de la casa nativa o el de la casa a la que se iba en casamiento, pero también el que era propio de alguno de sus padres. Incluso, se daba el caso de personas identificadas por el nombre del pueblo o barrio de donde eran originarios, como fue el caso de Ojer de Echenique, casado en 1642 a la sucesión de la casa Barrenechea de Gorostapolo que también es nombrado como Ojer de Osanaiz, en alusión a ese barrio de Arizcun.

Recién hacia fines del siglo XVII comenzó utilizarse el apellido tal como lo conocemos actualmente. Sin embargo, el proceso de su implantación fue lento y tardó más de un siglo en arraigarse totalmente, al menos en la documentación oficial. Finalmente, no debe dejar de señalarse que aún hoy en día es corriente que entre la gente del pueblo se prefiera identificar a los vecinos por el nombre de sus casas.