LAS POSTERGACIONES, POSTERGAN LA VIDA
Había
una vez un uruguayo que como todos sus compatriotas, pensaba muy bien las cosas
antes de decidirse por algo.
A
consecuencia de ello, se casó a los 45 años, con su primera novia, el amor de
su vida. A los 58 años, en un esfuerzo supremo, impropio de su naturaleza
uruguayil, decidió tener un hijo.
Cuando
el hijo tenía 16 años, un día se acercó a su padre y le preguntó: -
Papá ¿por qué los uruguayos siempre dejamos todo para mañana?
El
padre puso cara de estar meditando, y al cabo de varios minutos dijo: -
Este ... bueno, hijo, la cosa es que... no estoy seguro, dejame pensar
un poco más ... Mejor te contesto mañana, quiero darte una respuesta correcta.
Su padre
nunca le contestó. El joven siguió creciendo con la interrogante, se hizo
adulto y ahora transita la vejez: tiene 74 años y aún no obtuvo la respuesta
correcta.
El
pobrecito se ha pasado la vida pensando en vez de actuar. Casualmente hoy, su
hijo de 16 años le formuló la vieja
pregunta: -Papá ¿por qué los uruguayos siempre...?