SI YO PUDIERA...
Si pudiera ser el mejor padre... si mi esposa fuera menos agresiva ...
si pudiera cambiar de trabajo... si tuviera un hijo... si la casa fuera mía...
si pudiera cambiar el auto... si pudiera irme a vivir a otro país... mi vida
sería mejor.
Los uruguayos estamos acostumbrados a hacer
responsables de nuestra felicidad a situaciones, cosas o personas. Le damos
buenos consejos a los demás sobre que la felicidad «es algo interior», pero
consideramos que nuestro caso es diferente... «si pudiera casarme ¡viviría
mucho mejor! »
Después que nos casamos: «Si pudiera divorciarme
... » Y así vamos por la vida, creyendo que siempre nos falta algo para estar
bien, aplazando la posibilidad de disfrutar de la vida cada día.
Los uruguayos tenemos una mentalidad basada en la
escasez: nuestro estado de ánimo depende de lo que nos falta, y una vez que
conseguimos eso, sentimos que nos faltan otras cosas. Nunca pensamos en lo mucho
que tenemos.
Cuando somos niños sonamos con ser adolescentes,
cuando somos adolescentes, con tener novio o novia, cuando estamos en el
liceo, con entrar a la facultad. Cuando no tenemos trabajo sonamos con tenerlo,
cuando lo tenemos, soñamos con jubilamos y cuando nos jubilamos, sonamos con
todo lo que tuvimos antes y no supimos disfrutar, pero que ya es imposible que
volvamos a tener.
Así, pasamos la vida corriendo frenéticamente detrás
de cada cosa que creemos nos dará la felicidad, sin ver que cada día tenemos más
de lo que necesitamos para ser felices y no nos damos cuenta de lo mucho que
tenemos, sólo hasta que lo perdemos. Esto nos pasa con la salud, la amistad, la
juventud... Con todo lo que hemos tenido para ser felices, pero no supimos
valorar.