Cuando muera
En Argentina, estaba Caballo
hablando con su secretario y le decía:
"Cuando muera quiero
que entierren mi corazón en Córdoba donde nací, mis piernas en los
bosques de Palermo, donde caminé todas las mañanas, mi estómago en el
jardín del restaurante donde siempre comía..."
Y el secretario lo
interrumpe:
"Entonces señor, el
culo se lo vamos a tener que rallar porque se mandó cagadas por toda la
república."