Va
un hombre al Colegio de Árbitros y
se dirige al recepcionista:
-Hola... buenas... mire, yo quiero
ser árbitro. ¿Dónde hay que
inscribirse?
El recepcionista se da vuelta y le
grita a alguien en la trastienda:
-¡Che Juan, acá hay un hijo de
puta que quiere ser árbitro! ¡Ven
a tomarle los datos!
-¡Un momento, yo no soy ningún
hijo de puta! -responde el
aspirante.
-¡Deja Juan, no vengas! ¡Este tipo
no sirve!