El
marido sale del baño desnudo y sube
a la cama, cuando su mujer se queja
diciendo como siempre:
- ¡Hay, querido, no sabés cómo me
duele la cabeza!
- ¡No hay problema! Casualmente
estaba en el baño espolvoreándome
el pene
con aspirina. Te la puedo
suministrar por vía oral o como
supositorio...
¡como tu quieras!